M. Priede
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Lo comprobaréis por vosotros mismos. Bien es verdad que al menos no cae tan bajo como el evangelista de Vallecas, que no fue capaz de otra cosa más que de insultarla.
PR se ve en la obligación de responder, puesto que ha sido citado de manera crítica por Roca Barea en sus libros; pero no rebate, contesta, que no es exactamente lo mismo.
«Con la Ilustración, el extranjerismo y las malsanas doctrinas se infiltraron en nuestra patria»… Esa frase, leída en 1958 en mi libro escolar de Historia de España, figura con palabras casi idénticas en Fracasología, de María Elvira Roca Barea, que acabo de leer con más estupor que indignación. En su anterior libro Imperiofobia y leyenda de color, donde reivindicaba lo mejor de nuestra historia a costa de ocultar estragos y sombras, [No se entera: el libro de Roca Barea no es un tratado, sino una réplica a tanta infamia como nos han echado encima. De esos "estragos y sombras" elevados a la décima potencia ya se encargaron otros durante siglos, y no ha sido Pérez Reverte y su reducción de lo español al huevonismo de taberna quien se ha esforzado en rebatirlos. Más bien al contrario: confirma todo el oscurantismo del que nos acusan también hoy nuestros 'amigos y aliados' (amigos y aliados a la fuerza, claro)] Roca Barea dedicó una mención poco simpática a las novelas del capitán Alatriste: criticar a la Inquisición le parecía antipatriótico. [Alatriste, de profesión sicario, malo a sueldo; ése es el héroe. El problema de Pérez Reverte es que imita el cine de Hollywood con sus patriotas correspondientes, generalmente criminales; pero lo que nunca verá en ese cine, ni él ni nadie, es una denuncia del sistema que opera detrás, cosa que sí traslucen las novelas de Pérez Reverte, donde el oscurantismo de los enemigos de España no aparece por ningún lado, como sí lo hace, y continuamente, el español. De ahí su éxito en el extranjero, como muy bien dice Roca Barea. Pérez Reverte sabe muy bien elegir qué ambiente ha de rodear a sus personajes para ser aceptado dentro y fuera de España] En su momento no le di importancia, pues novelistas como Pérez Galdós, Baroja y Blasco Ibáñez, de más talla que la mía, hacen innecesario rebatir esa estupidez. [Sus personajes no eran como los de PR, y efectivamente, el ambiente opresivo era real, y la leyenda de color hacía mucho que había penetrado también en España] Pero en su nuevo libro, furibundo ataque contra la Enciclopedia y la Ilustración española del XVIII, Roca Barea vuelve a darme un pellizquito de monja, esta vez con Hombres buenos: precisamente una novela que escribí sobre el difícil empeño de los ilustrados en España, con el resultado de un siglo XIX infame y un XX trágico. [Todo en España es trágico, un error. Todo. El XIX y el XX lo son, pero los anteriores, donde se inscribe el personaje de Alatriste, no lo son menos, según PR, claro. Lo cual conecta muy bien con el progretariado y el cosmopaleto anglómano español, generalmente liberal].
Así que, en vista de su insistencia y confiando en que me dé nuevos motivos, voy a ocuparme de Roca Barea; cuyo argumento en ambos libros, aplaudidos por lectores respetables –cada cual es muy dueño, y ahí no me meto– pero sobre todo por una derecha política necesitada de vitaminas para su anemia intelectual, es que nuestros males no provienen de gobernantes ni súbditos, sino de la conjura de otros imperios –****omasónica, falta decir– que nos tenían envidia cochina. [Los gobernantes europeos que llevaron a sus pueblos a matarse por decenas de millones y esos súbditos obedientes en ir al matadero, y no una ni dos veces sino las que hiciera falta durante siglos, tanto en conflictos civiles como entre reinos o imperios, son un verdadero ejemplo a seguir por los españoles, tanto por el pueblo como por sus gobernantes] Montesquieu, Voltaire son culpables, y la España de los Austrias fue más moderna que la Francia ilustrada. [Por supuesto; ambos demuestran desconocer por completo la historia de España; y los Austrias fueron mejores reyes que los Borbones, sin duda]En su doble, caprichosa y desordenada obra, donde mezcla hechos irrefutables con turbios escamoteos y desvergonzados autoelogios, Roca Barea llama «catetos» a los afrancesados, se chotea de Jovellanos, se pasa por la bisectriz o ignora el pesimismo de Galdós, la trágica dualidad de Goya («Dibuja lo que nunca ha visto»), la triste suerte de jovenlandesatín, la mirada de Larra, los juicios a fray Luis de Granada y fray Luis de León, el vitriolo de Quevedo, la melancolía de Cervantes, el Índice de libros prohibidos, el drama de los liberales perseguidos, el proceso Olavide, las universidades que, mientras la Ilustración cambiaba Europa, discutían si el purgatorio era sólido, líquido o gaseoso y forzaban a Jorge Juan, que trajo el cálculo infinitesimal de Newton, a escribir en sus libros: «Esto, que parece probado científicamente, no debe creerse por contrario a la doctrina de la Iglesia». [Todo en España ha sido perversos e indigno, de ahí que sea lo mismo hablar del proceso a Fray Luis de León que de la melancolía de Cervantes o del pesimismo de Galdós. Sólo falta la ironía de PR, que de ironía tiene poco, más bien es el vivo retrato de una España de trabuco y violencia que a él tanto le atrae; hoy mascador de olivitas con espuma de cerveza en el bigote perorando de lo divino y lo humano en la barra de un bar. Eso es PR, sólo que en restaurante caro. Porque justamente es lo que vemos y leemos cada día firmado por PR]
Y así, todo. Cuando afirma «la resistencia que el desarrollo científico encontró en España fue la misma que en todas partes», Roca Barea niega la tenaza de oligarcas y obispos que nos mantuvo analfabetos y atrasados durante siglos. Y al criticar el «cientifismo» con torpes argumentos («Cristina de Suecia era ilustrada pero insoportable») prescinde de lo escrito por historiadores serios, ["Serios"... Le falta decir de todos ellos "nosotros, los historiadores de verdad" Siempre, cada día, escuchamos a sujetos así, que tienen que defender sus argumentos exhibiendo títulos, aunque jamás digan cómo los obtienen, dado que cualquier disidencia con el progretariado o el nacionalismo te deja sin titulación. Sí, la España de los oligarcas y de los obispos que tienen como encargados de propaganda a sus "historiadores serios" Ésa es la España de hoy] culpa de la independencia de América a las reformas ilustradas, menosprecia a Las Casas, [un fulastre que atacó la obra de España con el único fin de conseguir que el rey favoreciese a los dominicos en perjuicio de los franciscanos. En sus descripciones de lo que denuncia llega a decir del Caribe que aquellas son "las tierras más pobladas del mundo"; "una colmena de gentes (...) que parece que puso Dios en aquellas tierras todo el golpe o la mayor cantidad de todo el linaje humano". Describe Nicaragua como una región riquísima: "Era cosa verdaderamente de admiración ver cuán poblada de pueblos [estaba], que casi duraban tres y cuatro leguas en luengo" y las islas de las Antillas con ríos inmensos que sólo existen en su imaginación, como todo lo que escribe: (La población de América al llegar los españoles ). En España ha habido siempre muchos Las Casas; incluso el secretario de Felipe II se pasa al enemigo por asuntos personales, entre ellos robar. Es el problema: el personalismo, el huevonismo. Si en la defensa de España obtienen beneficio y fama, ahí estarán, si la obtiene el vecino y ellos no, el hijo de mi progenitora, que vale más que nada en el mundo, no puede tolerar semejante infamia. Ni el rey está por encima de ellos. Si existe esa España cazcarriosa capaz de cualquier cosa, incluso de quemar su propia casa con tal de quedar por encima, PR no anda lejos de ella, porque es el vivo retrato de lo que denuncia, como por otra parte vemos a diario: cuando ves a alguien echar pestes contra España, y sobre todo contra los españoles, observad detenidamente cómo ese sujeto es el vivo retrato de lo que denuncia] olvida las revueltas indias aplastadas, sostiene que expulsar a los judíos no fue para tanto, [que en pleno siglo XXI Israel sólo conceda la nacionalidad -otra cosa es la ciudadanía, porque han separado ambas condiciones- a los nacidos de progenitora judía, a PR no le merece comentario alguno, ahora bien, que en siglo XV, cuando la religión era la única ideología posible, le parece deleznable. Ni palabra de lo que en otras naciones europeas se les hizo a los judíos, ni de que en España se les diera la opción de convertirse, cosa que jamás les concedieron en ningún otro país; ni tampoco de la segregación de los judíos en guetos exigida por ellos mismos a sus gobernantes para no convivir con los gentiles de clase baja, a quienes luego había que saquear en nombre de la ley y de la nobleza a base de impuestos, siendo los judíos encargados de recaudarlos a cambio de las comisiones correspondientes, lo cual le venía de perlas a la clase alta al interponer un pueblo diferente entre la base social y la élite dirigente y que cargara con todas las culpas cuando venían mal dadas] atribuye la decadencia a conspiraciones francesas, inglesas y protestantes, [claro, como que nunca las hubo, ¿verdad? Durante todo el XIX España permanece a merced de los intereses británicos y franceses. Durante la guerra de la Independencia ambos se esmeraron en masacrar españoles, en el caso de los británicos 'para apoyar a España' frente a Napoleón, y posteriormente armando a los dos bancos, isabelinos y carlistas. Podría decir, y con razón, que los españoles también conspiraron contra los intereses de esos países. Esto último seguro que le gusta, con los obispos y la Inquisición por el medio]descalifica a los intelectuales españoles, perdona la vida a Ganivet, Unamuno y Ortega, afirma que el problema de España son los autores que no la aplauden, [No, los que hacen lo mismo que PR. Y no los descalifica en todo, sólo en eso] y, lo que ya es el colmo, acusa a Menéndez Pelayo de dar munición al enemigo con su Historia de los heterodoxos españoles. Para rematar con algo inaudito: «España no ha sabido aceptar su posición subsidiaria en el imperio hegemónico que es EE.UU.». [No recuerdo esa frase en ninguno de sus libros. Aparece en una entrevista en El Mundo, y se refiere a Europa, no a España: P: ¿Cuál es el problema de Europa? R:No ha sabido aceptar su posición subsidiaria en el imperio hegemónico que es EEUU. También que se ha acabado con la gran educación europea que producía ese sustrato de clase media culta que garantizaba la pervivencia de la democracia. Siempre ha habido analfabetos pero ahora salen de las universidades.
Si Imperiofobia y Fracasología no fuesen monumento sincero al antieuropeísmo y la vanidad sin complejos de la autora («¿Alguien ha leído despacio a Max Weber?»), [Éste como César Vidal llamándole vieja, cuando resulta que es ocho años más joven que él. De vanidad habla PR... lo que hay que leer] podrían atribuirse a mala fe. Para quien conoce las fuentes documentales que utiliza o esconde, su lectura produce vergüenza ajena: ninguna culpa tienen el gobernante corrupto ni el vulgo analfabeto. [Ahí lo tenemos: España ha sido obra de gobernantes corruptos y un vulgo analfabeto. ¿Y cómo un pedante de esta envergadura tiene crédito? Pues porque da con un pueblo intoxicado y manipulado con mentiras desde hace siglos, las cuales él tanto contribuye a difundir] Los suyos son libros exculpatorios, no para mejorar lo que podríamos ser, sino para justificar lo que somos. [Es justo al revés: el que reduce ser español a tener los huevones muy grandes y pensar poco o nada] Detalle clave es que pase de puntillas por algo fundamental: el Estado español nunca fue capaz de oponer un relato alternativo al de sus enemigos, pero no por causa de éstos, sino por incompetencia y dejación propias. [Será mentiroso: eso precisamente es lo que continuamente señala Roca Barea, la incapacidad para defenderse, para organizar una defensa y un ataque con las mismas armas que tu enemigo: la divulgación, incluso la propaganda] Eso hizo que nuestra imagen exterior la modelasen quienes la autora llama «cotarro intelectual protestante». [Y dentro de España por gente como PR. De ésos aun tenemos legiones, puede que más que nunca. El problema con el que se encuentran, tanto los Vidal, Pérez Reverte o Villacañas, es que ahora tienen que argumentar, porque hasta fecha reciente nadie les rebatía, y no porque no hubiera quienes lo pudieran hacer sino gracias a la prensa. Internet ha jugado a nuestro favor mucho más que al suyo, porque tenían y tienen el monopolio de la educación y de casi todos los medios de comunicación, de ahí que el silenciamiento ya no les sirva de nada y tengan que salir al campo de juego a mostrar la nula capacidad de la que disponen a la hora de rebatir al adversario ] Y qué triste casualidad: ya no existen Isabel de Inglaterra ni Luis XIV, pero lo mismo ocurre hoy con la imagen de España que el separatismo catalán impone en Europa. [Tampoco existen Alemania, Francia, Bélgica, GB. Son invenciones de Roca Barea. Lo de Puigdemont amparado en Europa es invención de fascistas y de la España más de color] Y si lo que podemos oponer a tal desafío es el relato reaccionario, ajeno a la ética y a la historia real, que Roca Barea propone, culpando de nuestro mal no a los españoles sino a Lutero, a Voltaire o a una conspiración de marcianos venidos en platillos volantes, que el Dios imperial y católico que tanto le gusta nos coja confesados. [Replicar a quienes a todas horas acuden al mantra de la España de color, bien de manera clara o encubierta, -y llevamos con esto siglos-, es propio de quienes, según PR, sólo pueden tejer un "relato reaccionario"; lo correcto es lo que hace él, faltaría más.
QUÉ HUECO MÁS BIEN ELEGIDO SE HA BUSCADO PR.: ATIZO A IZQUIERDA Y DERECHA, PERO LA DERECHA ES PEOR QUE LA IZQUIERDA, PORQUE AUNQUE NO SOY DE DERECHA NI DE IZQUIERDA, LO QUE SÍ SOY ES PROGRESISTA, DEL PROGRESISMO DE LA ILUSTRACIÓN Y LA MODERNIDAD, LO CUAL HARÁ QUE TANTO LA IZQUIERDA COMO LA DERECHA MARINECIA, ANGLÓMANA, ME VEAN COMO UN 'ENFANT TERRIBLE'. ¡Y QUÉ BIEN SE JUEGA EN ESE CAMPO!
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