ramon varela
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MEDITERRÁNEO DIGITAL 31 MAYO 2021
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Hace ya casi dos décadas, en septiembre de 1998, en un capítulo de la serie «Los Simpsons» Marge, la progenitora, alertaba sobre el peligro que representaba para las especies autóctonas la puesta en libertad de especies exóticas. Por desgracia, en los últimos meses, este capítulo de dibujos animados se ha hecho realidad y se ha expandido con fuerza en España una especie exótica invasora que está poniendo en alerta no sólo a naturistas y a los cazadores, sino a los propios gobiernos autonómicos, el «cerdolí», la especie de reciente aparición en nuestra fauna que resulta del cruce del lechón vietnamita con el jabalí.
El lechón vietnamita es un animal exótico que no es autóctono de España, ni tan siquiera de Europa, sino que procede de Asia. Al mezclarse con el jabalí se está convirtiendo en una nueva especie exótica. La especie resultante es un animal algo más pequeño que el jabalí que alcanza entre 80 y 100 kilos de peso. Ha adquirido el pelo del jabalí, más largo y abundante que el del lechón vietnamita. Por el contrario, el hocico ha resultado chato, como el de los cerdos.
Pero lo verdaderamente alarmante es que se considera ya una especie invasora. De hecho, el comité científico que asesora al Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, aconsejó en el año 2014 incluirlo como una de las especies exóticas invasoras existentes en España, aunque este paso todavía no se ha dado.
El «cerdolí» ha adquirido la capacidad reproductiva de los cerdos, hasta 16 crías al año, lo que hace que se reproduzcan mucho más que la especie autóctona, los jabalíes, que suelen tener una camada al año de 3 ó 4 jabatos en las hembras jóvenes y 6 en las mayores. Solo en contadas ocasiones tienen dos camadas al año. Además, los genes procedentes del lechón vietnamita, una especie doméstica, hace que estos animales no tengan miedo a acercarse al ser humano, lo que hace que no tengan reparos en acercarse a los campos agrícolas trabajados por el ser humano.
El profesor del Departamento de Patología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, Daniel Fernández de Luco, ya advertía el año pasado en un artículo que «toda introducción de una especie invasora es entrar en un terreno desconocido que no sabemos por dónde puede salir, las enfermedades que puede generar o las afecciones sobre el entorno». Y esa misma confianza en el ser humano le hace acercarse a granjas e, incluso, al entorno urbano.
El origen del 'cerdolí'
Se podría decir que la aparición del «cerdolí» es caprichosa, porque es fruto del capricho del ser humano. Hace unos años se puso de moda tener en las casas una adorable especie exótica como es el lechón vietnamita. La imagen del actor George Clooney, que adoptó un ejemplar de esta especie durante los años 90 y comienzos de los 2000, espoleó la fama de este animal y fueron muchas las personas que se hicieron con uno. Pero estos animales alcanzan los 80 kilos y se hace difícil mantenerlos en las viviendas urbanas convencionales.
Los dueños más sensatos entregaron sus ejemplares a centros de protección animal. Pero hubo otros que directamente abandonaron a sus mascotas en el monte. El lechón vietnamita se asilvestra en pocos meses y sus gustos y necesidades alimenticias les llevan a aproximarse a los jabalíes. Incluso en los centros de protección se están produciendo huidas de estos animales a los montes más cercanos.
En Navarra, por ejemplo, cuya presencia es relativamente reciente, se considera que la especie surgió a raíz de que un grupo de cerdos vietnamitas se escaparan de una «ecoaldea» ilegal establecida en el despoblado de Aizcurgui. De ahí que los primeros ejemplares de «cerdolí» en la Comunidad foral se hayan visto en la localidad de Urraúl Alto.
Medidas contra la plaga
Existen dos tipos de medidas que se están tomando contra la expansión del «cerdolí». Por un lado están las medidas más ecologistas. En Asturias, por ejemplo, el partido Equo, pidió que se prohíba la comercialización de los cerdos vietnamitas para que no se incremente su número como mascota. Y solicitó también la esterilización de los ejemplares que ya se encuentran en manos particulares.
Más radical fue la asociación animalista Alba (Asociación para la Liberación y Bienestar Animal), que pidió la adopción por parte de particulares de los ejemplares salvajes. Esta medida resulta complicada dado que los «cerdolís» se han asilvestrado precisamente por la dificultad que supone tenerlos en el ámbito doméstico.
La preocupación por la expansión del «cerdolí» ha llegado a los gobiernos autonómicos, que están tomando cartas en el asunto. En Ceuta, por ejemplo, se autorizaron el año pasado batidas controladas de jabalíes, cerdos vietnamitas y perros con el fin de mitigar los riesgos producidos por los jabalíes, así como la problemática generada por cerdos vietnamitas asilvestrados y posibles híbridos entre ambos».
En otras regiones donde sí se ha detectado su presencia están tomando medidas similares. Su margen de acción no es demasiado grande dadas las competencias tras*feridas en cuestiones medioambientales. El Gobierno de Aragón ya se permite, como medida preventiva, «la eliminación mediante caza de los híbridos de jabalí y de cerdos vietnamitas asilvestrados». Algo parecido ocurre en Navarra. Según el departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Locala, se ha puesto en contacto con los cazadores para permitir la caza del «cerdolí» a partir de la próxima temporada.
Al mismo tiempo, se ha puesto en contacto con las autoridades de Sanidad Animal «con el fin de que se tomen las medidas que considere convenientes, de manera que quien posea un lechón asiático, sepa que debe evitar que se escape y conozca las responsabilidades de mantenimiento que adquiere desde el punto de vista sanitario, ya que estos animales pueden ser vector de importantes enfermedades».
Caza autorizada de 'cerdolís'
Los cazadores de la Comunidad Valenciana empiezan a estar hartos de encontrarse con esta nueva especie híbrida y también con los cerdos vietnamitas, porque «al ser razas invasoras, no se pueden tocar», se queja Raúl Esteban, de la Federación de Caza, Raúl Esteban. Tan solo si se presenta una denuncia por daños y hay un informe previo de la agencia medioambiental de la Generalitat, en esos casos se autoriza excepcionalmente a dispararles.
«No es puntual, es un problema en claro aumento porque estos animales se adaptan bien, no rehúyen la presencia humana y, en algunas zonas próximas a urbanizaciones, incluso se ha visto una colonia estable, una piara de treinta ejemplares en Jávea, porque la gente les da de comer», relata el portavoz de los cazadores. Esta federación mantiene contactos con la Consejería de Medio Ambiente con el fin de encontrar «soluciones», ya que, además, estos cerdos se están «hibridando» con los jabalíes y eso hace degenerar la raza. Desde Asaja de Alicante, su presidente, Eladio Aniorte, señala que de momento no les han tras*mitido quejas desde el sector, si bien conocen cómo «hay gente que se los trae de mascotas, luego los sueltan en el campo y se reproducen muy rápido».
«Tiene la fuerza en el morro y la inteligencia del jabalí, y la poca vergüenza e ingenuidad para dejarse ver del lechón vietnamita». Así define el cerdolí José Gabriel, guardia rural del Ayuntamiento de Altea y técnico forestal y de conservación, conocedor de este problema. Sus dos perjuicio principales se aprecian en la degeneración de la raza del jabalí, que en la Comunidad Valenciana era «pura» por no haber «ganadería extensiva» y no tenían contacto con cerdos de granja, y también los accidentes de tráfico en carreteras de zonas forestales.
Como anécdotas, este especialista alicantino recuerda cómo algunos cerdolís llegaron a meterse en restaurantes de Benidorm y volcaron bandejas con comidas para grupos, una piara de 70 ejemplares en un barrio habitado por familias de etnia etniana, que los criaban sueltos según sus costumbres y, en el caso de los de tonalidad neցro, por cultura, no los sacrificaban ni comían. También, algunos machos se apareaban con hembras en celo de una granja escuela en Tárbena, ante los visitantes, algo insólito si se tratara de jabalíes, que muy raramente se dejan ver a la luz del día.
Problema en Cataluña
En Cataluña, la problemática se está empezando a percibir. El territorio catalán tiene especiales problemas con la superpoblación de jabalíes en la sierra de Collserola, a tocar de Barcelona, y las administraciones están alerta ante esta nueva especie híbrida, que a pesar de no ser considerada todavía una plaga sí que lleva tiempo viéndose. Los agentes rurales los han encontrado precisamente en Collserola pero también en las zonas de la Garrotxa, el Priorat o la Conca de Barberà.
El departamento de Agricultura, que lleva tiempo siguiendo esta especie aunque todavía no tiene ningún cálculo aproximado de cuántos cerdolís puede haber en Cataluña, tiene campañas periódicas en marcha para recordar a la población que, por un lado, los cerdos vietnamitas son animales domésticos, con lo que no se deben abandonar, y, por el otro, que los jabalíes son salvajes y que, por lo tanto, no hay que darles de comer y domesticarlos.
Debido a la superpoblación, Madrid da permiso para empezar a abatir cerdos salvajes
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Hace ya casi dos décadas, en septiembre de 1998, en un capítulo de la serie «Los Simpsons» Marge, la progenitora, alertaba sobre el peligro que representaba para las especies autóctonas la puesta en libertad de especies exóticas. Por desgracia, en los últimos meses, este capítulo de dibujos animados se ha hecho realidad y se ha expandido con fuerza en España una especie exótica invasora que está poniendo en alerta no sólo a naturistas y a los cazadores, sino a los propios gobiernos autonómicos, el «cerdolí», la especie de reciente aparición en nuestra fauna que resulta del cruce del lechón vietnamita con el jabalí.
El lechón vietnamita es un animal exótico que no es autóctono de España, ni tan siquiera de Europa, sino que procede de Asia. Al mezclarse con el jabalí se está convirtiendo en una nueva especie exótica. La especie resultante es un animal algo más pequeño que el jabalí que alcanza entre 80 y 100 kilos de peso. Ha adquirido el pelo del jabalí, más largo y abundante que el del lechón vietnamita. Por el contrario, el hocico ha resultado chato, como el de los cerdos.
Pero lo verdaderamente alarmante es que se considera ya una especie invasora. De hecho, el comité científico que asesora al Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, aconsejó en el año 2014 incluirlo como una de las especies exóticas invasoras existentes en España, aunque este paso todavía no se ha dado.
El «cerdolí» ha adquirido la capacidad reproductiva de los cerdos, hasta 16 crías al año, lo que hace que se reproduzcan mucho más que la especie autóctona, los jabalíes, que suelen tener una camada al año de 3 ó 4 jabatos en las hembras jóvenes y 6 en las mayores. Solo en contadas ocasiones tienen dos camadas al año. Además, los genes procedentes del lechón vietnamita, una especie doméstica, hace que estos animales no tengan miedo a acercarse al ser humano, lo que hace que no tengan reparos en acercarse a los campos agrícolas trabajados por el ser humano.
El profesor del Departamento de Patología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, Daniel Fernández de Luco, ya advertía el año pasado en un artículo que «toda introducción de una especie invasora es entrar en un terreno desconocido que no sabemos por dónde puede salir, las enfermedades que puede generar o las afecciones sobre el entorno». Y esa misma confianza en el ser humano le hace acercarse a granjas e, incluso, al entorno urbano.
El origen del 'cerdolí'
Se podría decir que la aparición del «cerdolí» es caprichosa, porque es fruto del capricho del ser humano. Hace unos años se puso de moda tener en las casas una adorable especie exótica como es el lechón vietnamita. La imagen del actor George Clooney, que adoptó un ejemplar de esta especie durante los años 90 y comienzos de los 2000, espoleó la fama de este animal y fueron muchas las personas que se hicieron con uno. Pero estos animales alcanzan los 80 kilos y se hace difícil mantenerlos en las viviendas urbanas convencionales.
Los dueños más sensatos entregaron sus ejemplares a centros de protección animal. Pero hubo otros que directamente abandonaron a sus mascotas en el monte. El lechón vietnamita se asilvestra en pocos meses y sus gustos y necesidades alimenticias les llevan a aproximarse a los jabalíes. Incluso en los centros de protección se están produciendo huidas de estos animales a los montes más cercanos.
En Navarra, por ejemplo, cuya presencia es relativamente reciente, se considera que la especie surgió a raíz de que un grupo de cerdos vietnamitas se escaparan de una «ecoaldea» ilegal establecida en el despoblado de Aizcurgui. De ahí que los primeros ejemplares de «cerdolí» en la Comunidad foral se hayan visto en la localidad de Urraúl Alto.
Medidas contra la plaga
Existen dos tipos de medidas que se están tomando contra la expansión del «cerdolí». Por un lado están las medidas más ecologistas. En Asturias, por ejemplo, el partido Equo, pidió que se prohíba la comercialización de los cerdos vietnamitas para que no se incremente su número como mascota. Y solicitó también la esterilización de los ejemplares que ya se encuentran en manos particulares.
Más radical fue la asociación animalista Alba (Asociación para la Liberación y Bienestar Animal), que pidió la adopción por parte de particulares de los ejemplares salvajes. Esta medida resulta complicada dado que los «cerdolís» se han asilvestrado precisamente por la dificultad que supone tenerlos en el ámbito doméstico.
La preocupación por la expansión del «cerdolí» ha llegado a los gobiernos autonómicos, que están tomando cartas en el asunto. En Ceuta, por ejemplo, se autorizaron el año pasado batidas controladas de jabalíes, cerdos vietnamitas y perros con el fin de mitigar los riesgos producidos por los jabalíes, así como la problemática generada por cerdos vietnamitas asilvestrados y posibles híbridos entre ambos».
En otras regiones donde sí se ha detectado su presencia están tomando medidas similares. Su margen de acción no es demasiado grande dadas las competencias tras*feridas en cuestiones medioambientales. El Gobierno de Aragón ya se permite, como medida preventiva, «la eliminación mediante caza de los híbridos de jabalí y de cerdos vietnamitas asilvestrados». Algo parecido ocurre en Navarra. Según el departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Locala, se ha puesto en contacto con los cazadores para permitir la caza del «cerdolí» a partir de la próxima temporada.
Al mismo tiempo, se ha puesto en contacto con las autoridades de Sanidad Animal «con el fin de que se tomen las medidas que considere convenientes, de manera que quien posea un lechón asiático, sepa que debe evitar que se escape y conozca las responsabilidades de mantenimiento que adquiere desde el punto de vista sanitario, ya que estos animales pueden ser vector de importantes enfermedades».
Caza autorizada de 'cerdolís'
Los cazadores de la Comunidad Valenciana empiezan a estar hartos de encontrarse con esta nueva especie híbrida y también con los cerdos vietnamitas, porque «al ser razas invasoras, no se pueden tocar», se queja Raúl Esteban, de la Federación de Caza, Raúl Esteban. Tan solo si se presenta una denuncia por daños y hay un informe previo de la agencia medioambiental de la Generalitat, en esos casos se autoriza excepcionalmente a dispararles.
«No es puntual, es un problema en claro aumento porque estos animales se adaptan bien, no rehúyen la presencia humana y, en algunas zonas próximas a urbanizaciones, incluso se ha visto una colonia estable, una piara de treinta ejemplares en Jávea, porque la gente les da de comer», relata el portavoz de los cazadores. Esta federación mantiene contactos con la Consejería de Medio Ambiente con el fin de encontrar «soluciones», ya que, además, estos cerdos se están «hibridando» con los jabalíes y eso hace degenerar la raza. Desde Asaja de Alicante, su presidente, Eladio Aniorte, señala que de momento no les han tras*mitido quejas desde el sector, si bien conocen cómo «hay gente que se los trae de mascotas, luego los sueltan en el campo y se reproducen muy rápido».
«Tiene la fuerza en el morro y la inteligencia del jabalí, y la poca vergüenza e ingenuidad para dejarse ver del lechón vietnamita». Así define el cerdolí José Gabriel, guardia rural del Ayuntamiento de Altea y técnico forestal y de conservación, conocedor de este problema. Sus dos perjuicio principales se aprecian en la degeneración de la raza del jabalí, que en la Comunidad Valenciana era «pura» por no haber «ganadería extensiva» y no tenían contacto con cerdos de granja, y también los accidentes de tráfico en carreteras de zonas forestales.
Como anécdotas, este especialista alicantino recuerda cómo algunos cerdolís llegaron a meterse en restaurantes de Benidorm y volcaron bandejas con comidas para grupos, una piara de 70 ejemplares en un barrio habitado por familias de etnia etniana, que los criaban sueltos según sus costumbres y, en el caso de los de tonalidad neցro, por cultura, no los sacrificaban ni comían. También, algunos machos se apareaban con hembras en celo de una granja escuela en Tárbena, ante los visitantes, algo insólito si se tratara de jabalíes, que muy raramente se dejan ver a la luz del día.
Problema en Cataluña
En Cataluña, la problemática se está empezando a percibir. El territorio catalán tiene especiales problemas con la superpoblación de jabalíes en la sierra de Collserola, a tocar de Barcelona, y las administraciones están alerta ante esta nueva especie híbrida, que a pesar de no ser considerada todavía una plaga sí que lleva tiempo viéndose. Los agentes rurales los han encontrado precisamente en Collserola pero también en las zonas de la Garrotxa, el Priorat o la Conca de Barberà.
El departamento de Agricultura, que lleva tiempo siguiendo esta especie aunque todavía no tiene ningún cálculo aproximado de cuántos cerdolís puede haber en Cataluña, tiene campañas periódicas en marcha para recordar a la población que, por un lado, los cerdos vietnamitas son animales domésticos, con lo que no se deben abandonar, y, por el otro, que los jabalíes son salvajes y que, por lo tanto, no hay que darles de comer y domesticarlos.
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