El Conde del Alfoz
Madmaxista
Pedro Sánchez llama a Deutsche Bank para salvar a Celsa como solicita el presidente de la Generalitat
El presidente del Gobierno interviene para que la siderúrgica catalana pueda ser rescatada por la Sepi
El presidente del Gobierno, Pedro SánchezGABRIEL BOUYSAFP
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha intervenido personalmente, de forma inusual, para la salvación del grupo siderúrgico catalán Celsa en cooperación con la Generalitat de Cataluña. Sánchez ha telefoneado al presidente de Deutsche Bank, Christian Sewing, para pedirle que alcance un acuerdo con Celsa que permita al Consejo de Ministros inyectar dinero en la compañía catalana con cargo al llamado Fondo de Solvencia de Empresas Estratégicas.
Se trata del gestionado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) y que plantea una ayuda pública de 550 millones a Celsa tras una larga negociación. La intervención personal de Sánchez ha sido adelantada por la agencia Bloomberg y fuentes de Moncloa han eludido hacer comentarios a este diario. Otras fuentes conocedoras señalan que la llamada se produjo pero que no ha movido por ahora la posición de Deutsche Bank sobre el caso.
Deutsche Bank es el principal acreedor de Celsa dentro de un grupo de fondos internacionales que se encuentran en pleno pulso con el presidente de Celsa, Francesc Rubiralta, sobre cómo repartirse la ayuda pública. Deutsche y los fondos defienden hasta ahora que la inyección que va a recibir Celsa no debe conllevar mayores quitas de deuda y Rubiralta les acusa de "fondos buitre" en comunicados oficiales.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, presenta también como "especuladores" a Deutsche y el resto de fondos acreedores y quiere que el Gobierno central reflote la compañía.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, presenta también como «especuladores» a Deutsche y el resto de fondos acreedores y quiere que el Gobierno central reflote la compañía.
El conseller de Economía de la Generalitat, Jaume Giró, habló este martes sobre la importancia de salvar a esta empresa con la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, presente en Barcelona.
Por su parte, fuentes del banco alemán citadas de Bloomberg mostraron sorpresa por la inusual llamada de Sánchez a su presidente por una cuestión que no es de las operaciones más importantes del gigante europeo en la actualidad. Otros acreedores son Cross Ocean Partners, Goldman Sachs o SVPGlobal.
Rubiralta mantiene el pulso y ha emitido un nuevo comunicado en el que asegura que los fondos acreedores de la empresa «nunca han financiado a la compañía ni se han interesado por su plan estratégico». Los fondos, por su parte, sostienen que «los intereses económicos de la familia Rubiralta son el único impedimento a un rescate de la Sepi».
Celsa sostiene que los fondos acreedores adquirieron a la banca la deuda de la compañía con hasta un 80% de quita en el caso del instrumento convertible y de un 20% en la deuda senior, por lo que pretender más dinero es, a su juicio, «la extracción y expropiación del valor de la compañía a través de una rentabilidad del 80% anual», que obtendría soportada sobre la ayuda pública y a costa de trabajadores, proveedores y clientes, de su actividad industrial, y de las inversiones necesarias para la tras*ición energética.
Asimismo, Celsa recuerda que siete comunidades autónomas, los comités de empresa de todos los centros fabriles de la empresa en España, los sindicatos estatales y la patronal han manifestado en los últimos días «su apoyo a la posición del Grupo Celsa y a su proyecto estratégico, industrial y a largo plazo, y en defensa de la economía industrial frente a la economía especulativa».
Los fondos replican que, ante la nueva viabilidad de la empresa gracias a la Sepi, quieren convertir su deuda en acciones, pero reprochan a la familia Rubiralta no querer compartir el capital ni la creación de valor que va a implicar la inyección estatal. De los 2.200 millones de deuda, 1.400 millones son convertibles lo que situaría a los fondos con un mínimo del 49% del capital de la nueva Celsa.
- CARLOS SEGOVIA
Madrid
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El presidente del Gobierno interviene para que la siderúrgica catalana pueda ser rescatada por la Sepi
El presidente del Gobierno, Pedro SánchezGABRIEL BOUYSAFP
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha intervenido personalmente, de forma inusual, para la salvación del grupo siderúrgico catalán Celsa en cooperación con la Generalitat de Cataluña. Sánchez ha telefoneado al presidente de Deutsche Bank, Christian Sewing, para pedirle que alcance un acuerdo con Celsa que permita al Consejo de Ministros inyectar dinero en la compañía catalana con cargo al llamado Fondo de Solvencia de Empresas Estratégicas.
Se trata del gestionado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) y que plantea una ayuda pública de 550 millones a Celsa tras una larga negociación. La intervención personal de Sánchez ha sido adelantada por la agencia Bloomberg y fuentes de Moncloa han eludido hacer comentarios a este diario. Otras fuentes conocedoras señalan que la llamada se produjo pero que no ha movido por ahora la posición de Deutsche Bank sobre el caso.
Deutsche Bank es el principal acreedor de Celsa dentro de un grupo de fondos internacionales que se encuentran en pleno pulso con el presidente de Celsa, Francesc Rubiralta, sobre cómo repartirse la ayuda pública. Deutsche y los fondos defienden hasta ahora que la inyección que va a recibir Celsa no debe conllevar mayores quitas de deuda y Rubiralta les acusa de "fondos buitre" en comunicados oficiales.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, presenta también como "especuladores" a Deutsche y el resto de fondos acreedores y quiere que el Gobierno central reflote la compañía.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, presenta también como «especuladores» a Deutsche y el resto de fondos acreedores y quiere que el Gobierno central reflote la compañía.
El conseller de Economía de la Generalitat, Jaume Giró, habló este martes sobre la importancia de salvar a esta empresa con la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, presente en Barcelona.
Por su parte, fuentes del banco alemán citadas de Bloomberg mostraron sorpresa por la inusual llamada de Sánchez a su presidente por una cuestión que no es de las operaciones más importantes del gigante europeo en la actualidad. Otros acreedores son Cross Ocean Partners, Goldman Sachs o SVPGlobal.
Rubiralta mantiene el pulso y ha emitido un nuevo comunicado en el que asegura que los fondos acreedores de la empresa «nunca han financiado a la compañía ni se han interesado por su plan estratégico». Los fondos, por su parte, sostienen que «los intereses económicos de la familia Rubiralta son el único impedimento a un rescate de la Sepi».
Celsa sostiene que los fondos acreedores adquirieron a la banca la deuda de la compañía con hasta un 80% de quita en el caso del instrumento convertible y de un 20% en la deuda senior, por lo que pretender más dinero es, a su juicio, «la extracción y expropiación del valor de la compañía a través de una rentabilidad del 80% anual», que obtendría soportada sobre la ayuda pública y a costa de trabajadores, proveedores y clientes, de su actividad industrial, y de las inversiones necesarias para la tras*ición energética.
Asimismo, Celsa recuerda que siete comunidades autónomas, los comités de empresa de todos los centros fabriles de la empresa en España, los sindicatos estatales y la patronal han manifestado en los últimos días «su apoyo a la posición del Grupo Celsa y a su proyecto estratégico, industrial y a largo plazo, y en defensa de la economía industrial frente a la economía especulativa».
Los fondos replican que, ante la nueva viabilidad de la empresa gracias a la Sepi, quieren convertir su deuda en acciones, pero reprochan a la familia Rubiralta no querer compartir el capital ni la creación de valor que va a implicar la inyección estatal. De los 2.200 millones de deuda, 1.400 millones son convertibles lo que situaría a los fondos con un mínimo del 49% del capital de la nueva Celsa.