Uritorco
The White Revolution is the only solution.
En marzo de 2009, el auditorio de Unidad Editorial, grupo empresarial que controla el diario "El Mundo", acogía el acto de presentación del convenio que el periódico dirigido entonces por el muy progresista Pedro J. Ramírez había firmado con el Consistorio gaditano para colaborar e impulsar los actos de celebración de «La Pepa», la primera Constitución española elaborada en 1812. “El Mundo” se sumaba así a la celebración del bicentenario de la masónica Constitución de Cádiz dando todo su apoyo al Ayuntamiento de la ciudad ―que sirvió también de cuna a la Revolución de 1868 (La Gloriosa)― «para conmemorar un acontecimiento clave en la forja del liberalismo español y la creación de la nación española moderna».
En el auditorio de Unidad Editorial (grupo controlado mayoritariamente a su vez por el holding italiano RCS MediaGroup, del que tendremos la oportunidad de hablar en otra ocasión), se dieron cita representantes políticos e institucionales confiados en la impunidad y que como sus «hermanos» de logia y de mandil de antaño jamás han abandonado sus objetivos: el presidente del PP, Mariano Rajoy; el padre de la vigente Constitución e ilustre gaditano de origen marrano José Pedro Pérez-Llorca; y el ex ministro Eduardo Zaplana, entre otros, escucharon las intervenciones de la historiadora, académica y entonces presidenta de Unidad Editorial, María del Carmen Iglesias; de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez; y del director de “El Mundo”, Pedro J. Ramírez, quien explicó que Unidad Editorial es «la primera empresa nacional» en ofrecerse a Cádiz para colaborar en la celebración del bicentenario y reivindicar el «espíritu de 1812», después de haber remarcado que, dentro de la larga lista de virtudes de «La Pepa» y de las ideas que plasmaron en ella los revolucionarios de las Cortes de Cádiz, «está la defensa de la federación y de la unidad nacional». Todos los allí presentes se unieron a periodistas e intelectuales para que, como proclamó Pedro J. Ramírez al concluir su intervención, suene siempre un ¡viva «La Pepa»!
Es el mismo espíritu incendiario que en el pasado vino acompañado de gritos insolentes e injuriosos que se dejaron escuchar por las plazas y las calles como «¡Muera Cristo, viva Luzbel!», que retumbaron en tiempos de «La Pepa». Una adaptación algo más contemporánea de aquel otro «¡Viva la ley de Moisés y muera la de Cristo, que todo es mentira!», que los marranos y judaizantes del s. XVII, en una muestra de burla y provocación a los cristianos viejos, estamparon en carteles y pintadas públicas de escarnio, primero en Madrid y después en otras ciudades y villas de España, sobre todo en su mitad sur.
Quienes allí se congregaron en marzo de 2009 para conmemorar el espíritu de «La Pepa», son las mismas gentes: judíos, masones y marxistas, con la complicidad de la banca y el gran capital (en sus manos), que, amparados en la seguridad que les garantiza la Constitución del 77 de la actual República «coronada» de Sefarad, han vuelto ha extender por todos los rincones de nuestra desolada patria la revolución, las barricadas, la anarquía, el asesinato, el repruebo fratricida y la quema de enseñas nacionales, mientras esperan al Mesías de Israel, porque el mesianismo está en su propio pueblo esparcido por toda la tierra, porque toda ya les pertenece, tal como predicaron sus profetas.
Pedro J. Ramírez y el "ojito" masónico.
Pero detengámonos brevemente en la figura de uno de los allí presentes: María del Carmen Iglesias. En septiembre de 2007, esta señora, feminista, antifranquista, catedrática de historia y condesa de Gisbert, había sido nombrada presidenta de Unidad Editorial, cargo que dejó oficialmente el 2 de diciembre de 2011. Pero la biografía de la Sra. Iglesias viene precedida por un historial similar al de otros muchos patrones de la información en España, a los que hemos (e iremos) pasando revista: sus orígenes raciales y su proximidad a los ambientes masónicos, los cuales, como en tantas ocasiones, han sido garantías más que suficientes para promocionar su ascenso, abrirle paso a las altas esferas y encomendarle tareas de responsabilidad que aseguren el status quo de una élite privilegiada de circuncisos que diseña el nuevo orden mundial. Sus contactos y relaciones preferenciales con el mundo de la alta finanza y los centros de poder mundiales, así lo confirman.
De hecho, esta señora, en su día tutora de la Infanta Cristina en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, y que dice «recordar en su familia el legado y la herencia de la tradición judía»[1], se incorporaba el 25 de junio de 1994 —según informaba "EL PAIS"— a la sección española de la Comision Trilateral en sustitución de Carlos March Delgado, presidente de la Banca March, siendo la primera mujer española que se integraba a dicho organismo, fundado en 1972 por el magnate norteamericano David Rockefeller.
Pero el currículum de Carmen Iglesias está plagado de distinciones, premios y galardones, entre ellos destacar el Premio Correo a los Valores Humanos (1996). «Pero si uno indaga cuál es la figura intelectual que ha tenido más peso en la formación del todavía Príncipe —escribía un diario barcelonés—, los testimonios apuntan a la historiadora madrileña Carmen Iglesias, una de las personas que diseñan la estructura de su educación. Una intelectual de peso que le familiarizará, más allá de la inmediata política, con los ritmos lentos de la historia. Especialista en la Ilustración europea, ha dirigido el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, y fue ennoblecida recientemente con el título de condesa de Gisbert por don Juan Carlos en reconocimiento a su trabajo»[2].
En el año 2014 era elegida directora de la Real Academia de Historia, siendo nuevamente la primera mujer en ocupar tan codiciado cargo. Pero también es miembro del Consejo asesor del BBVA, del Consejo asesor de la Fundación Botín, del Instituto Atlántico de Gobierno, presidenta de la Fundación Ideas, etc, etc, y «miembro de honor» de la Fundación Hispano Judía. Un último apunte: el sábado 13 de octubre 2012, en el Hotel Roma, disertó la máxima autoridad de la Masonería Argentina de la Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain (El Derecho Humano), Luis Acebal, sobre «Masonería mixta: varones y mujeres trabajando fraternalmente en una misma logia». Entre los promotores del evento se encontraba la señora María del Carmen Iglesias.
Pero no quiero cerrar este hilo sin mencionar otro acontecimiento revelador, pues guarda cierta correlación intelectual con el acto anterior. A mediados de 2016, “El Mundo” era galardonado con el Premio Excellens por una institución paramasónica como el Club de los Rotarios de Madrid, quienes se mostraron «orgullosos de otorgarlo al periódico por su lucha por la información veraz e independiente, que comulga con los valores que emanan directamente del Club Rotario». Este diario se ha convertido así en el primer medio de comunicación en recibir tal homenaje. El presumible masón Antonio Fernández-Galiano, presidente de Unidad Editorial[3] (cargo en el que sucedió a la Sra. Iglesias), agradeció este premio que, a su juicio, honra «a todos los que hacen, de un modo u otro, “El Mundo” […] una forma concreta de hacer periodismo: valiente, arriesgado, con código ético y un compromiso insoslayable con la ciudadanía».
Galiano acabó su discurso de agradecimiento valorando del Rotary Club, fundado en EE.UU. en 1905 por los masones Paul Harris y Gustav Loehr, «su mantenimiento en los principios de solidaridad y servicio a los demás», siendo este último, a su parecer, «el fin que también se persigue desde este diario»[4].
Fernández-Galiano es también vicepresidente de la Asociación de Editores de Diarios Españoles ―entidad creada en 1977 y recientemente refundada como Asociación de Medios de Información—, cargo que comparte con el masón Juan Luis Cebrián y Fernando de Yarza. El presidente y director general son, respectivamente, Francisco Javier Moll, máximo responsable del Grupo Prensa Ibérica, y Ramón Alonso Aranegui, hermano del masón Alfonso Alonso, ex ministro de Sanidad del Partido Popular. Finalmente su currículim se completa con la presidencia de Uteca entre 2012-2013. Había sustituido en el cargo a José Miguel Contreras, consejero delegado de La Sexta, siendo sucedido por el grasiento José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta. Como siempre, los de siempre, todos juntos y revueltos.
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[1] “EL PAIS” (Semanal), 4 de febrero de 2015.
[2] “La Vanguardia”, 8 de junio de 2014.
[3] El vicepresidente de Unidad Editorial es el empresario italiano Giampaolo Zambeletti, consejero de Cellnex Telecom, una de las principales empresas del Ibex, entre cuyos accionistas figuran CriteriaCaixa, Wellington y el gigante estadounidense BlackRock, el segundo accionista de referencia, propiedad del multimillonario judío Laurence D. Fink.
[4] «El Rotary Club premia a El Mundo por su independencia» (“El Mundo”, 29-06-2016).
En el auditorio de Unidad Editorial (grupo controlado mayoritariamente a su vez por el holding italiano RCS MediaGroup, del que tendremos la oportunidad de hablar en otra ocasión), se dieron cita representantes políticos e institucionales confiados en la impunidad y que como sus «hermanos» de logia y de mandil de antaño jamás han abandonado sus objetivos: el presidente del PP, Mariano Rajoy; el padre de la vigente Constitución e ilustre gaditano de origen marrano José Pedro Pérez-Llorca; y el ex ministro Eduardo Zaplana, entre otros, escucharon las intervenciones de la historiadora, académica y entonces presidenta de Unidad Editorial, María del Carmen Iglesias; de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez; y del director de “El Mundo”, Pedro J. Ramírez, quien explicó que Unidad Editorial es «la primera empresa nacional» en ofrecerse a Cádiz para colaborar en la celebración del bicentenario y reivindicar el «espíritu de 1812», después de haber remarcado que, dentro de la larga lista de virtudes de «La Pepa» y de las ideas que plasmaron en ella los revolucionarios de las Cortes de Cádiz, «está la defensa de la federación y de la unidad nacional». Todos los allí presentes se unieron a periodistas e intelectuales para que, como proclamó Pedro J. Ramírez al concluir su intervención, suene siempre un ¡viva «La Pepa»!
Es el mismo espíritu incendiario que en el pasado vino acompañado de gritos insolentes e injuriosos que se dejaron escuchar por las plazas y las calles como «¡Muera Cristo, viva Luzbel!», que retumbaron en tiempos de «La Pepa». Una adaptación algo más contemporánea de aquel otro «¡Viva la ley de Moisés y muera la de Cristo, que todo es mentira!», que los marranos y judaizantes del s. XVII, en una muestra de burla y provocación a los cristianos viejos, estamparon en carteles y pintadas públicas de escarnio, primero en Madrid y después en otras ciudades y villas de España, sobre todo en su mitad sur.
Quienes allí se congregaron en marzo de 2009 para conmemorar el espíritu de «La Pepa», son las mismas gentes: judíos, masones y marxistas, con la complicidad de la banca y el gran capital (en sus manos), que, amparados en la seguridad que les garantiza la Constitución del 77 de la actual República «coronada» de Sefarad, han vuelto ha extender por todos los rincones de nuestra desolada patria la revolución, las barricadas, la anarquía, el asesinato, el repruebo fratricida y la quema de enseñas nacionales, mientras esperan al Mesías de Israel, porque el mesianismo está en su propio pueblo esparcido por toda la tierra, porque toda ya les pertenece, tal como predicaron sus profetas.
Pedro J. Ramírez y el "ojito" masónico.
Pero detengámonos brevemente en la figura de uno de los allí presentes: María del Carmen Iglesias. En septiembre de 2007, esta señora, feminista, antifranquista, catedrática de historia y condesa de Gisbert, había sido nombrada presidenta de Unidad Editorial, cargo que dejó oficialmente el 2 de diciembre de 2011. Pero la biografía de la Sra. Iglesias viene precedida por un historial similar al de otros muchos patrones de la información en España, a los que hemos (e iremos) pasando revista: sus orígenes raciales y su proximidad a los ambientes masónicos, los cuales, como en tantas ocasiones, han sido garantías más que suficientes para promocionar su ascenso, abrirle paso a las altas esferas y encomendarle tareas de responsabilidad que aseguren el status quo de una élite privilegiada de circuncisos que diseña el nuevo orden mundial. Sus contactos y relaciones preferenciales con el mundo de la alta finanza y los centros de poder mundiales, así lo confirman.
De hecho, esta señora, en su día tutora de la Infanta Cristina en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, y que dice «recordar en su familia el legado y la herencia de la tradición judía»[1], se incorporaba el 25 de junio de 1994 —según informaba "EL PAIS"— a la sección española de la Comision Trilateral en sustitución de Carlos March Delgado, presidente de la Banca March, siendo la primera mujer española que se integraba a dicho organismo, fundado en 1972 por el magnate norteamericano David Rockefeller.
Pero el currículum de Carmen Iglesias está plagado de distinciones, premios y galardones, entre ellos destacar el Premio Correo a los Valores Humanos (1996). «Pero si uno indaga cuál es la figura intelectual que ha tenido más peso en la formación del todavía Príncipe —escribía un diario barcelonés—, los testimonios apuntan a la historiadora madrileña Carmen Iglesias, una de las personas que diseñan la estructura de su educación. Una intelectual de peso que le familiarizará, más allá de la inmediata política, con los ritmos lentos de la historia. Especialista en la Ilustración europea, ha dirigido el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, y fue ennoblecida recientemente con el título de condesa de Gisbert por don Juan Carlos en reconocimiento a su trabajo»[2].
En el año 2014 era elegida directora de la Real Academia de Historia, siendo nuevamente la primera mujer en ocupar tan codiciado cargo. Pero también es miembro del Consejo asesor del BBVA, del Consejo asesor de la Fundación Botín, del Instituto Atlántico de Gobierno, presidenta de la Fundación Ideas, etc, etc, y «miembro de honor» de la Fundación Hispano Judía. Un último apunte: el sábado 13 de octubre 2012, en el Hotel Roma, disertó la máxima autoridad de la Masonería Argentina de la Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain (El Derecho Humano), Luis Acebal, sobre «Masonería mixta: varones y mujeres trabajando fraternalmente en una misma logia». Entre los promotores del evento se encontraba la señora María del Carmen Iglesias.
Pero no quiero cerrar este hilo sin mencionar otro acontecimiento revelador, pues guarda cierta correlación intelectual con el acto anterior. A mediados de 2016, “El Mundo” era galardonado con el Premio Excellens por una institución paramasónica como el Club de los Rotarios de Madrid, quienes se mostraron «orgullosos de otorgarlo al periódico por su lucha por la información veraz e independiente, que comulga con los valores que emanan directamente del Club Rotario». Este diario se ha convertido así en el primer medio de comunicación en recibir tal homenaje. El presumible masón Antonio Fernández-Galiano, presidente de Unidad Editorial[3] (cargo en el que sucedió a la Sra. Iglesias), agradeció este premio que, a su juicio, honra «a todos los que hacen, de un modo u otro, “El Mundo” […] una forma concreta de hacer periodismo: valiente, arriesgado, con código ético y un compromiso insoslayable con la ciudadanía».
Galiano acabó su discurso de agradecimiento valorando del Rotary Club, fundado en EE.UU. en 1905 por los masones Paul Harris y Gustav Loehr, «su mantenimiento en los principios de solidaridad y servicio a los demás», siendo este último, a su parecer, «el fin que también se persigue desde este diario»[4].
Fernández-Galiano es también vicepresidente de la Asociación de Editores de Diarios Españoles ―entidad creada en 1977 y recientemente refundada como Asociación de Medios de Información—, cargo que comparte con el masón Juan Luis Cebrián y Fernando de Yarza. El presidente y director general son, respectivamente, Francisco Javier Moll, máximo responsable del Grupo Prensa Ibérica, y Ramón Alonso Aranegui, hermano del masón Alfonso Alonso, ex ministro de Sanidad del Partido Popular. Finalmente su currículim se completa con la presidencia de Uteca entre 2012-2013. Había sustituido en el cargo a José Miguel Contreras, consejero delegado de La Sexta, siendo sucedido por el grasiento José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta. Como siempre, los de siempre, todos juntos y revueltos.
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[1] “EL PAIS” (Semanal), 4 de febrero de 2015.
[2] “La Vanguardia”, 8 de junio de 2014.
[3] El vicepresidente de Unidad Editorial es el empresario italiano Giampaolo Zambeletti, consejero de Cellnex Telecom, una de las principales empresas del Ibex, entre cuyos accionistas figuran CriteriaCaixa, Wellington y el gigante estadounidense BlackRock, el segundo accionista de referencia, propiedad del multimillonario judío Laurence D. Fink.
[4] «El Rotary Club premia a El Mundo por su independencia» (“El Mundo”, 29-06-2016).
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