JAGGER
Mossad - NAFO
El vicedirector general de la Cancillería israelí, Ygal Caspi, desestimó que la construcción de nuevos asentamientos en Jerusalén Oriental por parte de colonos judíos sea un obstáculo para la paz. Y convocó a los palestinos a un diálogo sincero: “Vengan, sentémonos a la mesa y basta de buscar excusas”.
“Ya dijimos que se trata de una negociación sin condicionamiento previo. Me gustaría recordar que evacuamos asentamientos en la Península de Sinaí por el tratado con Egipto. Y nos fuimos unilateralmente de asentamientos de Gaza, pero tampoco eso ayudó -le dijo Caspi a Clarín.com de paso por Buenos Aires-; decidimos una jovenlandesatoria de 11 meses por propia iniciativa, pero no vimos respuestas del lado palestino. Percibimos que buscan excusas para no llegar a un diálogo. Es una lástima, porque este Gobierno ya dijo que acepta el postulado de dos Estados para dos pueblos”.
¿No es contradictorio buscar la paz y avalar las nuevas construcciones en zonas en litigio? “Hay 250 mil israelíes judíos viviendo allí, no cambiarán la ecuación 200 viviendas más. No podemos congelar la vida cotidiana hasta que los palestinos se decidan a conversar con nosotros. Levantar una casa lleva tiempo, pero esta cuestión se resuelve como mucho en un año si los palestinos están interesados en resolverla. No hay milagros ni soluciones mágicas. Todos tenemos en claro los límites de 1967 y cómo está dibujado el Estado palestino”, dijo el ex embajador israelí en Corea del Sur.
Caspi, que lleva tres décadas trabajando en la Cancillería de Israel, está a cargo de la información, el esclarecimiento y la diplomacia pública, rubros en los que el Estado hebreo, como él mismo admite, “encara una tarea que no tiene final”.
“La nuestra es una nación en guerra y tenemos una tarea interminable en cuanto a imagen. Nuestros representantes deben explicar todo el tiempo lo que hace su gobierno”, dijo.
Consultado respecto de si los cambios de orientación del gobierno israelí –que giró a la derecha con el acceso al poder de Benjamin Netanyahu- modifican su tarea y su discurso, el funcionario explicó: “Tengo la impresión de que aquello que une a las distintas posturas internas en Israel es mayor que aquello que las separa. En oposición a lo que se pensaba de Netanyahu, él insiste en que está a favor de dos Estados para dos pueblos”.
“Y en cuanto al canciller (el ultraderechista Avigdor Lieberman), mi jefe directo, él habla de su postura personal, no de la del Gobierno. Siempre lo aclara. Claro que sería mejor que todos pensáramos igual, pero en una coalición hay pensamientos diferentes. Ya nos pasó en los 80, con (Shimon) Peres de primer ministro y con (Ytzhak) Shamir de canciller. Así estamos constituidos políticamente, para bien y para mal… así es el juego político en Israel”.
La imagen de Israel en el mundo es la de un Estado fuerte ante un enemigo obligado a plantearle batalla desde lugares no convencionales. Para Caspi, “el conflicto de Medio Oriente es problemático y requiere de un conocimiento histórico amplio. Nuestros rivales son duros: 21 países árabes, más los islámicos, más otros no alineados. Ante eso, nuestro mensaje es claro: Somos un Estado democrático, compuesto por comunidades diversas, y con voluntad férrea y sincera de alcanzar la paz”.
El funcionario reivindicó la necesidad de Israel de fortalecerse militarmente: “Somos un Estado fuerte porque la alternativa es la no existencia". Esta definición de país fuerte es la que evita nuevos enfrentamientos o sirve de advertencia a nuestros enemigos de que no vuelvan a intentarlo. A pesar de nosotros el mundo cambió, hay grupos fundamentalistas que quieren progresar en su agenda, y el mundo nunca pensó en un fenómeno así y no sabe cómo enfrentarlo desde la legislación internacional. Eso nos pone en una situación de conflicto cuando debemos salir a explicar, por ejemplo, que un niño con una piedra en la mano puede apiolar”.
Acerca de la polémica instalada a partir de la controvertida propuesta gubernamental de exigirles a los aspirantes a la ciudadanía israelí jurar fidelidad al Estado “judío y democrático”, Caspi dio su explicación: “En los últimos años, integrantes de la población árabe israelí expresaron posturas que no estaban de acuerdo con el reconocimiento de la condición de Estado judío del Estado de Israel. Por eso surgió esta propuesta de juramento de fidelidad que existe en cualquier lugar del mundo. En el aspecto práctico no recae sobre los que ya son ciudadanos, sino sobre los que lo serían en el futuro, como obreros extranjeros. No demasiada gente estará ante esta situación”.
El funcionario reivindicó la política israelí de no difundir imágenes de víctimas israelíes de atentados, pese a la profusión de fotos y videos de víctimas de bombardeos del Estado hebreo. “No estamos dispuestos a difundir fotos de horror vinculadas con atentados, gente con miembros amputados. Esto no se debe hacer. Y las tenemos, ¿eh? Nuestra gente del Ejército y de seguridad son los primeros en llegar. Pero no nos interesa. No va con nuestro carácter”, explicó.
“Sabemos que hay una relación asimétrica de fuerzas. Somos el fuerte, tenemos más aviones, y por lo tanto causaremos más daño del que se nos causa. La prensa sí se ocupa de esto, pero de los tres años en los que ocho mil misiles cayeron en territorio israelí, lamentablemente no se ocuparon”, concluyó Caspi.
Israel defiende su política de asentamientos, pero llama a los palestinos a la paz
“Ya dijimos que se trata de una negociación sin condicionamiento previo. Me gustaría recordar que evacuamos asentamientos en la Península de Sinaí por el tratado con Egipto. Y nos fuimos unilateralmente de asentamientos de Gaza, pero tampoco eso ayudó -le dijo Caspi a Clarín.com de paso por Buenos Aires-; decidimos una jovenlandesatoria de 11 meses por propia iniciativa, pero no vimos respuestas del lado palestino. Percibimos que buscan excusas para no llegar a un diálogo. Es una lástima, porque este Gobierno ya dijo que acepta el postulado de dos Estados para dos pueblos”.
¿No es contradictorio buscar la paz y avalar las nuevas construcciones en zonas en litigio? “Hay 250 mil israelíes judíos viviendo allí, no cambiarán la ecuación 200 viviendas más. No podemos congelar la vida cotidiana hasta que los palestinos se decidan a conversar con nosotros. Levantar una casa lleva tiempo, pero esta cuestión se resuelve como mucho en un año si los palestinos están interesados en resolverla. No hay milagros ni soluciones mágicas. Todos tenemos en claro los límites de 1967 y cómo está dibujado el Estado palestino”, dijo el ex embajador israelí en Corea del Sur.
Caspi, que lleva tres décadas trabajando en la Cancillería de Israel, está a cargo de la información, el esclarecimiento y la diplomacia pública, rubros en los que el Estado hebreo, como él mismo admite, “encara una tarea que no tiene final”.
“La nuestra es una nación en guerra y tenemos una tarea interminable en cuanto a imagen. Nuestros representantes deben explicar todo el tiempo lo que hace su gobierno”, dijo.
Consultado respecto de si los cambios de orientación del gobierno israelí –que giró a la derecha con el acceso al poder de Benjamin Netanyahu- modifican su tarea y su discurso, el funcionario explicó: “Tengo la impresión de que aquello que une a las distintas posturas internas en Israel es mayor que aquello que las separa. En oposición a lo que se pensaba de Netanyahu, él insiste en que está a favor de dos Estados para dos pueblos”.
“Y en cuanto al canciller (el ultraderechista Avigdor Lieberman), mi jefe directo, él habla de su postura personal, no de la del Gobierno. Siempre lo aclara. Claro que sería mejor que todos pensáramos igual, pero en una coalición hay pensamientos diferentes. Ya nos pasó en los 80, con (Shimon) Peres de primer ministro y con (Ytzhak) Shamir de canciller. Así estamos constituidos políticamente, para bien y para mal… así es el juego político en Israel”.
La imagen de Israel en el mundo es la de un Estado fuerte ante un enemigo obligado a plantearle batalla desde lugares no convencionales. Para Caspi, “el conflicto de Medio Oriente es problemático y requiere de un conocimiento histórico amplio. Nuestros rivales son duros: 21 países árabes, más los islámicos, más otros no alineados. Ante eso, nuestro mensaje es claro: Somos un Estado democrático, compuesto por comunidades diversas, y con voluntad férrea y sincera de alcanzar la paz”.
El funcionario reivindicó la necesidad de Israel de fortalecerse militarmente: “Somos un Estado fuerte porque la alternativa es la no existencia". Esta definición de país fuerte es la que evita nuevos enfrentamientos o sirve de advertencia a nuestros enemigos de que no vuelvan a intentarlo. A pesar de nosotros el mundo cambió, hay grupos fundamentalistas que quieren progresar en su agenda, y el mundo nunca pensó en un fenómeno así y no sabe cómo enfrentarlo desde la legislación internacional. Eso nos pone en una situación de conflicto cuando debemos salir a explicar, por ejemplo, que un niño con una piedra en la mano puede apiolar”.
Acerca de la polémica instalada a partir de la controvertida propuesta gubernamental de exigirles a los aspirantes a la ciudadanía israelí jurar fidelidad al Estado “judío y democrático”, Caspi dio su explicación: “En los últimos años, integrantes de la población árabe israelí expresaron posturas que no estaban de acuerdo con el reconocimiento de la condición de Estado judío del Estado de Israel. Por eso surgió esta propuesta de juramento de fidelidad que existe en cualquier lugar del mundo. En el aspecto práctico no recae sobre los que ya son ciudadanos, sino sobre los que lo serían en el futuro, como obreros extranjeros. No demasiada gente estará ante esta situación”.
El funcionario reivindicó la política israelí de no difundir imágenes de víctimas israelíes de atentados, pese a la profusión de fotos y videos de víctimas de bombardeos del Estado hebreo. “No estamos dispuestos a difundir fotos de horror vinculadas con atentados, gente con miembros amputados. Esto no se debe hacer. Y las tenemos, ¿eh? Nuestra gente del Ejército y de seguridad son los primeros en llegar. Pero no nos interesa. No va con nuestro carácter”, explicó.
“Sabemos que hay una relación asimétrica de fuerzas. Somos el fuerte, tenemos más aviones, y por lo tanto causaremos más daño del que se nos causa. La prensa sí se ocupa de esto, pero de los tres años en los que ocho mil misiles cayeron en territorio israelí, lamentablemente no se ocuparon”, concluyó Caspi.
Israel defiende su política de asentamientos, pero llama a los palestinos a la paz