Pakistán se va a la cosa por culpa… de Europa

Con el fin de evitar apagones durante las vacaciones de Eid del mes pasado, el gobierno de Pakistán pagó casi 100 millones de dólares para adquirir un solo envío de GNL del mercado al contado



Un apagón en Karachi. Foto: Bloomberg

La campaña europea para abandonar el combustible ruso está diseñada para castigar a Moscú por su oleada turística de Ucrania. También está causando estragos a miles de millas del conflicto, hundiendo a Pakistán en la oscuridad, socavando a un régimen y amenazando la estabilidad de los nuevos líderes del país.

Hace una década, el quinto país más poblado del mundo tomó medidas específicas para aislarse de los tipos de violentos picos de precios que están agitando el mercado hoy en día. Hizo una inversión masiva en gas natural licuado y firmó contratos a largo plazo con proveedores de Italia y Qatar. Ahora algunos de esos proveedores han incumplido, aunque siguen vendiendo en el mercado europeo más lucrativo, dejando a Pakistán exactamente en la posición que tanto se esforzó por evitar.

Con el fin de evitar apagones durante las vacaciones de Eid del mes pasado, el gobierno pagó casi 100 millones de dólares para adquirir un solo envío de GNL del mercado al contado, un récord para la nación con escasez de efectivo. En el año fiscal que termina en julio, los costos del país para el GNL podrían superar los 5000 millones de dólares, el doble de lo que eran hace un año. Aun así, el gobierno no puede amortiguar el golpe para sus ciudadanos: el Fondo Monetario Internacional está en conversaciones para rescatar a la nación con la condición clave de que reduzca los subsidios al combustible y la electricidad.

Ahora algunas partes de Pakistán están experimentando apagones planificados de más de 12 horas, lo que limita la eficacia del aire acondicionado para ofrecer alivio durante la ola de calor en curso. El primer ministro anterior sigue atrayendo a grandes multitudes a mítines y protestas, amplificando la ira de los ciudadanos por la inflación que está aumentando en un 13,8 por ciento. Los presentadores de programas de entrevistas en horario estelar discuten regularmente cómo Pakistán recibirá el combustible que necesita y cuánto tendrá que pagar.

La semana pasada, el gobierno anunció una nueva serie de medidas de ahorro de energía. Los funcionarios públicos fueron liberados de los turnos regulares de los sábados, y el presupuesto para el personal de seguridad se redujo drásticamente en un 50 por ciento.

"Soy muy consciente de las dificultades a las que se enfrenta la gente", dijo el primer ministro Shehbaz Sharif en un tuit en abril antes de las vacaciones de Eid. Ordenó a su gobierno que reanudara la compra de costosos envíos de gas natural en el extranjero esa misma semana. Y a principios de este mes advirtió que no tienen suficiente dinero para seguir comprando gasolina en el extranjero.

La crisis de la oferta irá más allá de los apagones. El gobierno ha redirigido los suministros de gas natural existentes a las centrales eléctricas, fabricantes de fertilizantes que cambian de forma de corta calidad que dependen del combustible como materia prima. Esa medida podría amenazar la próxima cosecha, lo que llevaría a costos de alimentos aún más altos el próximo año. Las torres de telefonía móvil están utilizando generadores de respaldo para mantener el servicio a través de los apagones, pero también se están quedando sin combustible.

Hay poco indulto en el horizonte. El coste del GNL ha aumentado en más del 1000 por ciento en los últimos dos años, primero en la demanda posterior a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo y luego a la oleada turística rusa de Ucrania. Rusia es el mayor proveedor de gas natural de Europa, y la amenaza de interrupciones del suministro envió tarifas al contado a un récord en marzo.

Mientras tanto, Europa ha estado exigiendo cada vez más GNL. En lo que va de año, las importaciones de GNL de Europa han aumentado un 50 por ciento con respecto al mismo período del año pasado y no muestran ningún signo de desaceleración. Los responsables políticos de la Unión Europea redactaron un plan para aumentar significativamente las entregas de GNL como alternativa al gas ruso a medida que rompen los lazos con el régimen del presidente Vladimir pilinguin sobre la guerra en Ucrania. Países como Alemania y los Países Bajos están acelerando la construcción de terminales de importación flotantes, y las primeras están programadas para comenzar en los próximos seis meses.

"Europa está masajeando GNL" del mundo, dijo Steve Hill, vicepresidente ejecutivo de Shell Plc, el principal comerciante mundial de combustible. "Pero eso significa que se destinará menos GNL a los mercados en desarrollo".



No hace mucho tiempo, Pakistán representaba el futuro de la industria del GNL. A mediados de la década de 2010, la demanda de combustible, gas enfriado a -162 grados centígrados para que pueda enviarse a todo el mundo a través de camiones cisterna, se había estancado en los mercados desarrollados. Pero los avances tecnológicos habían reducido los costos y los tiempos de construcción de las terminales de importación, y los nuevos campos de gas redujeron los precios del propio combustible.

A los nuevos precios más bajos, los países más pobres podrían finalmente considerar el combustible. Los proveedores fijaron su mirada en estos nuevos mercados, y cuando Pakistán emitió una licitación para suministros de GNL a largo plazo, más de una docena de empresas pujan por su negocio.

En 2017, Pakistán seleccionó a la italiana Eni SpA y a la casa comercial Gunvor Group Ltd para suministrar GNL al país en la próxima década. En ese momento, los términos se consideraban buenos y los precios eran más bajos que un contrato similar firmado con Qatar el año anterior.

Ahora, sin embargo, los dos proveedores han cancelado más de una docena de envíos programados para su entrega desde octubre de 2021 hasta junio de 2022, coincidiendo con el aumento de los precios europeos del gas.

Tales incumplimientos son casi inauditos en la industria del GNL, dijo Bruce Robertson, analista del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero. Los comerciantes y los expertos de la industria entrevistados por Bloomberg no podían recordar la última vez que se desecharon tantas cargas sin estar directamente relacionadas con una interrupción importante en una instalación de exportación.

Eni y Gunvor han dicho que tuvieron que cancelar porque se enfrentan a su propia escasez y no tienen el GNL para enviar a Pakistán. Por lo general, cuando los exportadores se enfrentan a ese tipo de desafíos, reemplazan las entregas comprando un envío en el mercado al contado, pero Eni y Gunvor no lo han hecho.

Gunvor se negó a comentar esta historia. El proveedor de Eni no cumplió con su obligación y, por lo tanto, se vio obligado a incumplir los envíos a Pakistán, dijo la empresa italiana en una declaración enviada por correo electrónico, señalando también que no se aprovechó ni se benefició de las cancelaciones y aplicó todas las disposiciones contractuales para gestionar dichas interrupciones.

Los proveedores suelen reprobar la cancelación. Daña la relación comercial y, a menudo, es muy, muy cara. Los mercados desarrollados suelen exigir sanciones de "incumplimiento" de hasta el 100 %. Según Valery Chow, analista de Wood Mackenzie Ltd., "es muy raro que los proveedores de GNL renuncien de contratos a largo plazo más allá de los eventos de fuerza mayor".

Los contratos de Pakistán exigían una penalización más modesta del 30 por ciento por cancelación, muy probablemente a cambio de precios más bajos en general. En este punto, los precios en el mercado al contado europeo son lo suficientemente altos como para compensar con creces esas sanciones. Un envío de GNL para la entrega en mayo a Pakistán a través de un contrato a largo plazo costaría 12 dólares por millón de unidades térmicas británicas, según los cálculos de Bloomberg. A modo de comparación, una entrega de carga al contado de mayo a Europa se estaba negociando a más de 30 dólares. Eni y Gunvor han seguido cumpliendo sus compromisos con los clientes allí.

Así que ahora Pakistán ha vuelto a la mesa de dibujo, en una posición de negociación peor que antes. El primer ministro Imran Khan fue derrocado en abril después de una lluvia radiactiva con el ejército de Pakistán sobre una serie de cuestiones, incluida su gestión de los suministros de energía y la economía en general.

El nuevo primer ministro, Shehbaz Sharif, ha ordenado al importador estatal que adquiera el combustible a cualquier precio para detener los paralizantes apagones. También está tratando de negociar nuevos acuerdos de compra de GNL a largo plazo, aunque los términos sin duda serán peores de lo que eran hace seis años. El gobierno "proverá el acuerdo más favorable", dijo el Ministerio de Energía en un comunicado a Bloomberg News.

El gasto es crear sus propios efectos en cadena. El país está ahora "en alto riesgo de impago", dijo el Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero en una nota publicada el mes pasado. Moody's Investors Service degradó su perspectiva sobre Pakistán a negativa a estable, citando preocupaciones financieras que incluyen un retraso en un rescate del FMI.

La dependencia de Pakistán del GNL, y la voluntad de sus proveedores de incumplir, han empeorado la crisis energética en el país. Y Pakistán no está solo. Las naciones emergentes de todo el mundo están luchando por satisfacer las necesidades de sus ciudadanos dentro de las limitaciones de sus presupuestos.

También los ha llevado a comprar energía a Rusia, amortiguando los efectos de los esfuerzos de Europa para cortarlos.

Ante la crisis financiera y la escasez masiva de petróleo, Sri Lanka ha recurrido a Rusia para adquirir combustible. Pakistán también está explorando contratos a largo plazo con proveedores rusos de GNL. La India ya ha impulsado las compras a Rusia, una tendencia que puede acelerarse. En respuesta al abrasador calor del verano, el gobierno ha ordenado a las centrales eléctricas que compren combustible en el extranjero.

Los problemas de Pakistán también son un mal augurio para otros importadores con escasez de efectivo, incluidos Bangladesh y Myanmar. La empresa de servicios públicos de propiedad estatal de Bangladesh adquirió recientemente los envíos de GNL más caros de la nación desde el mercado al contado para mantener las redes en funcionamiento y las industrias almacenadas, mientras que Myanmar ha detenido las importaciones durante el último año debido al aumento de los precios.

El cambio masivo de Europa puede llevar a otros países, como la India y Ghana, a repensar los planes de larga data para aumentar la dependencia del combustible súper frío. En su lugar, los gobiernos duplicarían el carbón o el petróleo más sucios, frustrando los esfuerzos para alcanzar ambiciosos objetivos de reducción de la contaminación esta década.

En una nota reciente, Fereidun Fesharaki, presidente del consultor de la industria FGE, criticó duramente las políticas energéticas europeas por crear "precios más altos, escasez económica y miseria económica" en todo el mundo. "Está bien que Europa decida lo que quiere dentro de sus fronteras", escribió. "Pero es injusto e irrazonable exportar el desastre al extranjero, especialmente al mundo en desarrollo".

El que tengan una brutal explosión demográfica con 250 millones de habitantes (y subiendo rápidamente) no tiene nada que ver.