de lo malo lo mejor
Madmaxista
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Periodistas, de 26 y 31 años, Marta y Arancha comparten en un blog los trucos que encontraban en la red para llegar a fin de mes sin privarse de casi nada
Ahora ahondan en un libro en el modelo low cost que practican, del que hablarán hoy en el Aula CAM.
TEXTO DE ÁFRICA PRADO FFOTO DE J. M. CADENAS
Un libro muy apropiado para los tiempos que corren. ¿Cómo surgió?
La verdad es que el blog que teníamos (Vida Low Cost, desde julio de 2010) sí lo hicimos a propósito de la crisis pero nosotras siempre hemos vivido de una determinada manera, intentando pillar las ofertas para llegar a fin de mes y se nos ocurrió proponer nuestros truquillos en un blog y el año pasado nos llamaron de la editorial y nos propusieron lanzar el libro.
¿El libro también tiene precio low cost?
(risas) Bueno, es una pequeña inversión del lector. Son 15,90 euros, pero en Amazon es más barato en formato electrónico. Al final es una inversión que te ayuda a descubrir otro mundo.
En su blog dan consejos sobre cómo conseguir un iPhone gratis, buscar las aplicaciones más baratas o las ofertas para viajar en Carnaval. ¿Para vivir low cost hay que saber buscarlo?
Sí, aunque para nosotras eso no es un esfuerzo titánico porque siempre hemos buscado el viaje o el alojamiento más barato. A veces nos dicen que esto requiere esfuerzo pero para nosotras es una rutina que tiene su recompensa si conseguimos no quitarnos de nada sin salirnos del presupuesto.
¿Qué diferencias hay entre el blog y el libro?
En el blog proponemos trucos, planes, escapadas, pero en el libro destripamos el modelo low cost con el modelo tradicional para que sea el consumidor el que decida qué le interesa: un modo de vida más práctico y barato u otro más cómodo que conlleva mayor coste. No nos queremos meter en el criterio de la gente, pero sí que sepa que pagar menos no tiene que significar vivir peor.
¿El low cost sirve para seguir viviendo como antes pero con menos dinero?
Sí, se podría definir un poco así, y ahora muchas empresas te proponen ese modelo: las compañías aéreas, las telefónicas, las de coches que los venden sin tantos extras... Te proponen un consumo más práctico.
¿Y no sería más lógico cambiar nuestro modo de vida en tiempos de crisis o eso cuesta más?
Sí, aunque al final el ser humano se adapta bien a los cambios y si la crisis te afecta mucho al bolsillo, tienes que cambiar tu forma de consumir.
¿Hay mucho engaño en el low cost?
Sí, hay muchas empresas que se hacen llamar low cost y que luego al final no lo son, que hacen que la gente desconfíe del modelo. En el libro damos algunas claves para distinguir una empresa low cost falsa de la verdadera, en la que apenas hay intermediarios, tiene una logística inteligente y opera básicamente por Internet para que la factura final sea menos abultada. Hay que distinguir entre low cost y low price, porque si tienes una oferta para una habitación de hotel y luego el desayuno va aparte y te cuesta más que la habitación, no sirve.
¿Este modo de consumo solo existe en Internet o también fuera de la red?
Fuera también, nosotras lo ilustramos con los típicos bares de barrio que te sirven una caña y una tapa a un euro, que se especializan en eso y no tienen desayunos ni otras comidas que servir. Mercadona, por ejemplo, no se considera low cost pero es fiel a sus marcas blancas.
¿Ryanair es el rey de este mercado?
No fue el primero, pero lo ha sabido aprovechar. El primero fue Southwest Airlines, que en 1971 cambió su modelo de negocio para ver qué segmento de mercado no podía viajar en avión, así que redujo su flota y sus rutas y ofertó billetes más baratos entre dos destinos para que la gente pudiera volar. Y Ryanair ha exprimido el concepto al máximo en su afán de reducir costes, cuando plantea cobrar por ir al baño o volar de pie, que lo hace más por provocar y llamar la atención para salir en los medios gratis.
¿No deberíamos desconfiar de quien nos propone viajar en avión por 1 euro?
No, porque los aviones funcionan con un algoritmo, teniendo en cuenta la capacidad del avión, la ruta, y si compras un vuelo a tres meses vista sale más barato porque ellos lo que quieren es ocupar el avión y garantizar que el 30% de vuelos sean los más baratos del mercado, pero para volar a un euro, otros vuelan a 50 en el mismo avión.
¿Cómo es el consumidor low cost?
Suele estar familiarizado con las nuevas tecnologías, no le asusta comprar en Internet e intenta ser práctico para gestionar su dinero
¿Qué es lo más low cost que habéis hecho?
Volar por dos euros a Europa, ir al cine por un euro, comprar cupones por 8 euros de fotodepilación o cenar en un vegetariano un 40% más barato.
´Pagar menos no tiene que significar vivir peor´ - Informacion.es
Ahora ahondan en un libro en el modelo low cost que practican, del que hablarán hoy en el Aula CAM.
TEXTO DE ÁFRICA PRADO FFOTO DE J. M. CADENAS
Un libro muy apropiado para los tiempos que corren. ¿Cómo surgió?
La verdad es que el blog que teníamos (Vida Low Cost, desde julio de 2010) sí lo hicimos a propósito de la crisis pero nosotras siempre hemos vivido de una determinada manera, intentando pillar las ofertas para llegar a fin de mes y se nos ocurrió proponer nuestros truquillos en un blog y el año pasado nos llamaron de la editorial y nos propusieron lanzar el libro.
¿El libro también tiene precio low cost?
(risas) Bueno, es una pequeña inversión del lector. Son 15,90 euros, pero en Amazon es más barato en formato electrónico. Al final es una inversión que te ayuda a descubrir otro mundo.
En su blog dan consejos sobre cómo conseguir un iPhone gratis, buscar las aplicaciones más baratas o las ofertas para viajar en Carnaval. ¿Para vivir low cost hay que saber buscarlo?
Sí, aunque para nosotras eso no es un esfuerzo titánico porque siempre hemos buscado el viaje o el alojamiento más barato. A veces nos dicen que esto requiere esfuerzo pero para nosotras es una rutina que tiene su recompensa si conseguimos no quitarnos de nada sin salirnos del presupuesto.
¿Qué diferencias hay entre el blog y el libro?
En el blog proponemos trucos, planes, escapadas, pero en el libro destripamos el modelo low cost con el modelo tradicional para que sea el consumidor el que decida qué le interesa: un modo de vida más práctico y barato u otro más cómodo que conlleva mayor coste. No nos queremos meter en el criterio de la gente, pero sí que sepa que pagar menos no tiene que significar vivir peor.
¿El low cost sirve para seguir viviendo como antes pero con menos dinero?
Sí, se podría definir un poco así, y ahora muchas empresas te proponen ese modelo: las compañías aéreas, las telefónicas, las de coches que los venden sin tantos extras... Te proponen un consumo más práctico.
¿Y no sería más lógico cambiar nuestro modo de vida en tiempos de crisis o eso cuesta más?
Sí, aunque al final el ser humano se adapta bien a los cambios y si la crisis te afecta mucho al bolsillo, tienes que cambiar tu forma de consumir.
¿Hay mucho engaño en el low cost?
Sí, hay muchas empresas que se hacen llamar low cost y que luego al final no lo son, que hacen que la gente desconfíe del modelo. En el libro damos algunas claves para distinguir una empresa low cost falsa de la verdadera, en la que apenas hay intermediarios, tiene una logística inteligente y opera básicamente por Internet para que la factura final sea menos abultada. Hay que distinguir entre low cost y low price, porque si tienes una oferta para una habitación de hotel y luego el desayuno va aparte y te cuesta más que la habitación, no sirve.
¿Este modo de consumo solo existe en Internet o también fuera de la red?
Fuera también, nosotras lo ilustramos con los típicos bares de barrio que te sirven una caña y una tapa a un euro, que se especializan en eso y no tienen desayunos ni otras comidas que servir. Mercadona, por ejemplo, no se considera low cost pero es fiel a sus marcas blancas.
¿Ryanair es el rey de este mercado?
No fue el primero, pero lo ha sabido aprovechar. El primero fue Southwest Airlines, que en 1971 cambió su modelo de negocio para ver qué segmento de mercado no podía viajar en avión, así que redujo su flota y sus rutas y ofertó billetes más baratos entre dos destinos para que la gente pudiera volar. Y Ryanair ha exprimido el concepto al máximo en su afán de reducir costes, cuando plantea cobrar por ir al baño o volar de pie, que lo hace más por provocar y llamar la atención para salir en los medios gratis.
¿No deberíamos desconfiar de quien nos propone viajar en avión por 1 euro?
No, porque los aviones funcionan con un algoritmo, teniendo en cuenta la capacidad del avión, la ruta, y si compras un vuelo a tres meses vista sale más barato porque ellos lo que quieren es ocupar el avión y garantizar que el 30% de vuelos sean los más baratos del mercado, pero para volar a un euro, otros vuelan a 50 en el mismo avión.
¿Cómo es el consumidor low cost?
Suele estar familiarizado con las nuevas tecnologías, no le asusta comprar en Internet e intenta ser práctico para gestionar su dinero
¿Qué es lo más low cost que habéis hecho?
Volar por dos euros a Europa, ir al cine por un euro, comprar cupones por 8 euros de fotodepilación o cenar en un vegetariano un 40% más barato.
´Pagar menos no tiene que significar vivir peor´ - Informacion.es