Danito10
Madmaxista
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Pablo Iglesias, un lobo de mar en toda regla, hizo dos campañas en Canadá
Pablo Iglesias no pudo evitar que le cayesen las lágrimas al conocer la noticia del naufragio del Villa de Pitanxo. «Eu vivín iso, e por moi curtido que esteas, non podes evitar sentir moita tristeza». Sabe de lo que habla porque durante un cuarto de siglo navegó por mares de todo el mundo en la marina mercante. Pensaba que lo había visto todo, pero ninguna experiencia fue tan dura como la de trabajar en la pesca de altura en Las Malvinas y Terranova. En las playas de Canadá —así se le llama allí a los caladeros— estuvo en dos campañas a principios de los años 80. Lo hizo por hacerle un favor a un amigo, y no le quedaron ganas de repetir. «No inverno, alí o mar é terrible. Hai olas como edificios. Mira que eu pateei tifóns e furacáns, pasei o Hortensia en Biscaia, pero a mala mar de Terranova é algo terrible». ¿Sirve la película La tormenta perfecta para hacerse de una idea de lo que supone navegar por aquellos mares?: «Tal cal, é como se ve na película», apunta Iglesias.
Sobre lo que pudo pasar con el Villa de Pitanxo prefiere no especular, «Iso só o poderán dicir os superviventes», aunque sí da un par de claves. «Puido haber un fallo da máquina, que non aguantou á capa, ou puido ser porque o barco embarrancara», cuenta Iglesias en el argot de los marineros.
Se refiere a que el patrón no fuese capaz de mantener la proa al viento o a que el aparejo hubiera enganchado con el fondo provocando que el buque se fuese a pique. «Cando hai moi mal tempo e non se pode traballar o que hai que conseguir é manter a proa ao vento e a máquina á velocidade xusta para evitar que o barco derive», abunda. Hay que evitar a toda costa que el barco sea atravesado por una de esas olas de hasta 18 metros de altura «que son como montes de mar».
Pablo Iglesias vivió un naufragio en primera persona, motivado a un incendio en el barco, pero, afortunadamente, aquel incidente se saldó sin muertes. Volvió a embarcarse porque, aunque el miedo existe, los marineros aprenden a vivir con él. Lo que no se olvidan son las imágenes y las sensaciones que dejan experiencias de este calibre. «Os que sobreviviron pode que volvan ao mar pero van quedar traumatizados de por vida».
Pablo Iglesias recuerda hoy sus años en Terranova desde la placidez de la ría de Arousa, donde sigue navegando en dorna y a vela, su gran pasión.
Pescar en Terranova «é como se ve na película «La tormenta perfecta
Pablo Iglesias no pudo evitar que le cayesen las lágrimas al conocer la noticia del naufragio del Villa de Pitanxo. «Eu vivín iso, e por moi curtido que esteas, non podes evitar sentir moita tristeza». Sabe de lo que habla porque durante un cuarto de siglo navegó por mares de todo el mundo en la marina mercante. Pensaba que lo había visto todo, pero ninguna experiencia fue tan dura como la de trabajar en la pesca de altura en Las Malvinas y Terranova. En las playas de Canadá —así se le llama allí a los caladeros— estuvo en dos campañas a principios de los años 80. Lo hizo por hacerle un favor a un amigo, y no le quedaron ganas de repetir. «No inverno, alí o mar é terrible. Hai olas como edificios. Mira que eu pateei tifóns e furacáns, pasei o Hortensia en Biscaia, pero a mala mar de Terranova é algo terrible». ¿Sirve la película La tormenta perfecta para hacerse de una idea de lo que supone navegar por aquellos mares?: «Tal cal, é como se ve na película», apunta Iglesias.
Sobre lo que pudo pasar con el Villa de Pitanxo prefiere no especular, «Iso só o poderán dicir os superviventes», aunque sí da un par de claves. «Puido haber un fallo da máquina, que non aguantou á capa, ou puido ser porque o barco embarrancara», cuenta Iglesias en el argot de los marineros.
Se refiere a que el patrón no fuese capaz de mantener la proa al viento o a que el aparejo hubiera enganchado con el fondo provocando que el buque se fuese a pique. «Cando hai moi mal tempo e non se pode traballar o que hai que conseguir é manter a proa ao vento e a máquina á velocidade xusta para evitar que o barco derive», abunda. Hay que evitar a toda costa que el barco sea atravesado por una de esas olas de hasta 18 metros de altura «que son como montes de mar».
Pablo Iglesias vivió un naufragio en primera persona, motivado a un incendio en el barco, pero, afortunadamente, aquel incidente se saldó sin muertes. Volvió a embarcarse porque, aunque el miedo existe, los marineros aprenden a vivir con él. Lo que no se olvidan son las imágenes y las sensaciones que dejan experiencias de este calibre. «Os que sobreviviron pode que volvan ao mar pero van quedar traumatizados de por vida».
Pablo Iglesias recuerda hoy sus años en Terranova desde la placidez de la ría de Arousa, donde sigue navegando en dorna y a vela, su gran pasión.
Pescar en Terranova «é como se ve na película «La tormenta perfecta
