AryanFront
Amor a la Tierra, Lealtad a la Sangre.
En muchos lugares nada más qué se conoce qué un grupo, formación o partido nacionalsocialista (NS) va ha realizar un acto, reunión, congreso o intervención pública o privada las fuerzas del antifascismo militante se movilizan a toque de corneta.
En Alemania concretamente, la única actividad relevante que realizan los antaño revolucionarios "autónomos" consiste actualmente en enfrentarse a los movimientos nancy-fascistas, en intentar sabotear sus reuniones o impedir sus actos públicos. La lucha "contra el sistema" (el mismo que les nutre y alimenta) parece situarse en un segundo plano.
Pues bien, cuando un grupo nacionalsocialista o problanco anuncia un acto público en un local determinado se suele aplicar el siguiente proceso de coacción y chantaje:
1.-Por parte de la prensa judía y masónica —la prensa "oficial" del Sistema— se inicia la campaña de acoso mediático para soliviantar y/o atemorizar a la población local del lugar en donde se va ha realizar la conferencia o congreso. Editoriales, artículos y entrevistas alertarán a la población local sobre lo que se les avecina. La tele-sión, los "humanitarios" y partidos politicos moderados iniciarán su campaña oficial de indignación, consternación y de "pudor democrático"... Posiblemente convoquen una manifestación institucional de rechazo.
2.- Inmediatamente los medios radicales antifas se suman a la campaña, que desde el primer momento adquirirá caracteres ilegales y semiterroristas. Centran su activismo en un primer momento en amedrentar telefónicamente a los propietarios de la empresa, hotel, cine, o local donde se efectuará la reunión con el fin de que el contratador renuncie a ceder el local o rompa el contrato. Le amenazan de fin a él y su familia y al mismo tiempo con dañar sus bienes o propiedades. En muchas ocasiones esto sólo ya basta para que se eche atrás y anule él contrato con el grupo "fascista" o "neonazi".
3.- En las fechas previas a la reunión se ataca el local en horas nocturnas con pintadas, piedras, cócteles o pequeñas bombas caseras. Señalan con pintadas amenazantes la casa del propietario y dañan sus bienes y propiedades. Si resistió la primera andanada con esta casi siempre tiene bastante y anulan el contrato de cesión del local. Pero a lo mejor no pueden atentar o resulta ser un correligionario de los fascistas que no cede a estas presiones.
4.- Se pasa a la siguiente fase. El acto se va a celebrar y hay fecha ya prevista. Mediante panfletos y pasquines, cartas al director, o llamadas radiofónicas, los grupos radicales antifas anuncian para ese día concentraciones y actos de protesta en las cercanías del acto "fascista". Se trata de "calentar el ambiente". Crear en las personas de a pie, de la calle, un estado de nerviosismo. Anuncian llamamientos a la movilización violenta y a la lucha contra los nazis. Esto suele producir un efecto de temor e inquietud en el hombre pacífico de la clase media que no quiere alteraciones de orden público. Instintivamente culpará a los nazis del ***ón que se pueda montar y no a los radicales que protestan contra ellos. Anuncian concentraciones de antifascistas venidos de todo el estado para demostrar su rechazo. En muchas ocasiones sólo esta circunstancia ha servido para que las autoridades suspendan o prohíban el acto para evitar desórdenes públicos. Se debe recurrir y hacer papeleo. Bien, pongamos que no lo han conseguido. Llega el día del acto público.
5.-Legal o ilegalmente se manifestarán grupos muy violentos y encapuchados qué tratarán de acercarse al lugar donde se celebra la reunión. Si hay alguna convocatoria institucional aprovecharán la misma para manifestarse en la cola. A su paso destrozarán escaparates y coches, arrasarán el mobiliario urbano y las propiedades de esos "burgueses que están en su casa mientras los fascistas dan tranquilamente un mitin".
Seguramente la policía hará acto de presencia y esto generalizará los actos violentos de vandalismo urbano. Su presencia será tomada como una provocación y servirá de excusa para acusarla de "defender a los nazis". Se trata de hacer pagar caro a esa ciudad el hecho de acoger a los fascistas en su seno y no rechazarlos. Cuanta más violencia se ejerza en la calle, mayor serán las posibilidades de que esa ciudad no vuelva a acoger un acto "neonazi" y servirá de aviso a todas las demás. Se trata de difundir este mensaje. Donde los fascistas realicen un acto público nosotros iremos y lo destrozaremos todo. ACTO FASCISTA = VIOLENCIA.
6.- De estos grupos, los menos caracterizados en su aspecto externo, intentarán acosar a los asistentes al mitin situándose en las proximidades del local, les abuchearán, lanzarán objetos, apedrearán o agredirán violentamente. Los simpatizantes NS se ven obligados a desplazarse en grupos numerosos y compactos o sin símbolos externos. Muchos, los de más edad, mujeres y niños, ante este panorama, permanecerán en sus casas.
7.- El ataque directo a la reunión dependerá de la correlación de fuerzas entre policía y servicio de orden por un lado y radicales por otro.
Normalmente, la fuerza pública habrá dispuesto un dispositivo de protección y el acto de los camaradas NS dispondrá de un servicio de seguridad u orden que tendrá instrucciones precisas. Desgraciadamente este servicio de seguridad político estará autorizado a actuar sólo en el interior, y tendrá que expulsar al habitual "superviviente de campo de concentración" que se habrá colado en el interior y montará la bronca indignado. Además deberán hacerlo de forma exquisita puesto que las cámaras de TV y periodistas se encargarán de que sea la única imagen que salga al día siguiente en la prensa nacional. "El servicio de orden del Frente Nacional expulsa violentamente a tres ancianos supervivientes del horror nancy” .
Si los vindicadores antinazis llegan a la proximidad del local y desbordan a la policía atacarán las instalaciones y aquí el servicio de orden deberá intervenir enmascarado con toda la contundencia posible. En la era de la vídeo-vigilancia actuar a cara descubierta es un error gravísimo. Luego los procesados y condenados serán los nacionalsocialistas y no los indignados antifas. Su objetivo será en este estado de cosas agredir a cualquier asistente al acto o a los líderes más conocidos. El servicio de orden deberá actuar para su protección inmediata de manera quirúrgica. Ambulancias, sirenas, humo, heridos: el acto suspendido. Objetivo conseguido.
8. -Al día siguiente la prensa se hará eco exclusivamente de los actos de "violencia que ha generado la presencia de la ultraderecha en la ciudad". Imágenes de escaparates destrozados y vehículos incendiados se tras*mitirán miles de veces al resto del estado. Los pies de foto no distinguirán quienes son los autores del vandalismo. Sólo reflejarán los episodios de violencia. Dos gorilas nazis expulsando a un ancianito indignado será la única imagen gráfica del acto que llegará al resto de compatriotas. Si se ha colado un rapado, un viejo con cara de malo, o un mongol entre varios miles de personas será su cara la elegida para dar una muestra de la catadura de los asistentes al acto en las crónicas de los periodistas. Hasta aquí el trabajo bien hecho de la gente antifa. No siempre les sale bien pero sin duda lo intentan.
Nos hemos centrado exclusivamente en un guión de violencia política que es el pan de cada día para muchos camaradas en el mundo. Lo hemos hecho ante un acto público o mitin pero, con ligeras variaciones se puede extrapolar a manifestaciones o concentraciones al aire libre.
En Alemania concretamente, la única actividad relevante que realizan los antaño revolucionarios "autónomos" consiste actualmente en enfrentarse a los movimientos nancy-fascistas, en intentar sabotear sus reuniones o impedir sus actos públicos. La lucha "contra el sistema" (el mismo que les nutre y alimenta) parece situarse en un segundo plano.
Pues bien, cuando un grupo nacionalsocialista o problanco anuncia un acto público en un local determinado se suele aplicar el siguiente proceso de coacción y chantaje:
1.-Por parte de la prensa judía y masónica —la prensa "oficial" del Sistema— se inicia la campaña de acoso mediático para soliviantar y/o atemorizar a la población local del lugar en donde se va ha realizar la conferencia o congreso. Editoriales, artículos y entrevistas alertarán a la población local sobre lo que se les avecina. La tele-sión, los "humanitarios" y partidos politicos moderados iniciarán su campaña oficial de indignación, consternación y de "pudor democrático"... Posiblemente convoquen una manifestación institucional de rechazo.
2.- Inmediatamente los medios radicales antifas se suman a la campaña, que desde el primer momento adquirirá caracteres ilegales y semiterroristas. Centran su activismo en un primer momento en amedrentar telefónicamente a los propietarios de la empresa, hotel, cine, o local donde se efectuará la reunión con el fin de que el contratador renuncie a ceder el local o rompa el contrato. Le amenazan de fin a él y su familia y al mismo tiempo con dañar sus bienes o propiedades. En muchas ocasiones esto sólo ya basta para que se eche atrás y anule él contrato con el grupo "fascista" o "neonazi".
3.- En las fechas previas a la reunión se ataca el local en horas nocturnas con pintadas, piedras, cócteles o pequeñas bombas caseras. Señalan con pintadas amenazantes la casa del propietario y dañan sus bienes y propiedades. Si resistió la primera andanada con esta casi siempre tiene bastante y anulan el contrato de cesión del local. Pero a lo mejor no pueden atentar o resulta ser un correligionario de los fascistas que no cede a estas presiones.
4.- Se pasa a la siguiente fase. El acto se va a celebrar y hay fecha ya prevista. Mediante panfletos y pasquines, cartas al director, o llamadas radiofónicas, los grupos radicales antifas anuncian para ese día concentraciones y actos de protesta en las cercanías del acto "fascista". Se trata de "calentar el ambiente". Crear en las personas de a pie, de la calle, un estado de nerviosismo. Anuncian llamamientos a la movilización violenta y a la lucha contra los nazis. Esto suele producir un efecto de temor e inquietud en el hombre pacífico de la clase media que no quiere alteraciones de orden público. Instintivamente culpará a los nazis del ***ón que se pueda montar y no a los radicales que protestan contra ellos. Anuncian concentraciones de antifascistas venidos de todo el estado para demostrar su rechazo. En muchas ocasiones sólo esta circunstancia ha servido para que las autoridades suspendan o prohíban el acto para evitar desórdenes públicos. Se debe recurrir y hacer papeleo. Bien, pongamos que no lo han conseguido. Llega el día del acto público.
5.-Legal o ilegalmente se manifestarán grupos muy violentos y encapuchados qué tratarán de acercarse al lugar donde se celebra la reunión. Si hay alguna convocatoria institucional aprovecharán la misma para manifestarse en la cola. A su paso destrozarán escaparates y coches, arrasarán el mobiliario urbano y las propiedades de esos "burgueses que están en su casa mientras los fascistas dan tranquilamente un mitin".
Seguramente la policía hará acto de presencia y esto generalizará los actos violentos de vandalismo urbano. Su presencia será tomada como una provocación y servirá de excusa para acusarla de "defender a los nazis". Se trata de hacer pagar caro a esa ciudad el hecho de acoger a los fascistas en su seno y no rechazarlos. Cuanta más violencia se ejerza en la calle, mayor serán las posibilidades de que esa ciudad no vuelva a acoger un acto "neonazi" y servirá de aviso a todas las demás. Se trata de difundir este mensaje. Donde los fascistas realicen un acto público nosotros iremos y lo destrozaremos todo. ACTO FASCISTA = VIOLENCIA.
6.- De estos grupos, los menos caracterizados en su aspecto externo, intentarán acosar a los asistentes al mitin situándose en las proximidades del local, les abuchearán, lanzarán objetos, apedrearán o agredirán violentamente. Los simpatizantes NS se ven obligados a desplazarse en grupos numerosos y compactos o sin símbolos externos. Muchos, los de más edad, mujeres y niños, ante este panorama, permanecerán en sus casas.
7.- El ataque directo a la reunión dependerá de la correlación de fuerzas entre policía y servicio de orden por un lado y radicales por otro.
Normalmente, la fuerza pública habrá dispuesto un dispositivo de protección y el acto de los camaradas NS dispondrá de un servicio de seguridad u orden que tendrá instrucciones precisas. Desgraciadamente este servicio de seguridad político estará autorizado a actuar sólo en el interior, y tendrá que expulsar al habitual "superviviente de campo de concentración" que se habrá colado en el interior y montará la bronca indignado. Además deberán hacerlo de forma exquisita puesto que las cámaras de TV y periodistas se encargarán de que sea la única imagen que salga al día siguiente en la prensa nacional. "El servicio de orden del Frente Nacional expulsa violentamente a tres ancianos supervivientes del horror nancy” .
Si los vindicadores antinazis llegan a la proximidad del local y desbordan a la policía atacarán las instalaciones y aquí el servicio de orden deberá intervenir enmascarado con toda la contundencia posible. En la era de la vídeo-vigilancia actuar a cara descubierta es un error gravísimo. Luego los procesados y condenados serán los nacionalsocialistas y no los indignados antifas. Su objetivo será en este estado de cosas agredir a cualquier asistente al acto o a los líderes más conocidos. El servicio de orden deberá actuar para su protección inmediata de manera quirúrgica. Ambulancias, sirenas, humo, heridos: el acto suspendido. Objetivo conseguido.
8. -Al día siguiente la prensa se hará eco exclusivamente de los actos de "violencia que ha generado la presencia de la ultraderecha en la ciudad". Imágenes de escaparates destrozados y vehículos incendiados se tras*mitirán miles de veces al resto del estado. Los pies de foto no distinguirán quienes son los autores del vandalismo. Sólo reflejarán los episodios de violencia. Dos gorilas nazis expulsando a un ancianito indignado será la única imagen gráfica del acto que llegará al resto de compatriotas. Si se ha colado un rapado, un viejo con cara de malo, o un mongol entre varios miles de personas será su cara la elegida para dar una muestra de la catadura de los asistentes al acto en las crónicas de los periodistas. Hasta aquí el trabajo bien hecho de la gente antifa. No siempre les sale bien pero sin duda lo intentan.
Nos hemos centrado exclusivamente en un guión de violencia política que es el pan de cada día para muchos camaradas en el mundo. Lo hemos hecho ante un acto público o mitin pero, con ligeras variaciones se puede extrapolar a manifestaciones o concentraciones al aire libre.
