anduriña
Madmaxista
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La situación es muy similar a la del centro y antiguas zonas prósperas como A Valenzá pierden el fuelle de años anteriores.
Si la crisis comercial se cronifica en las calles más céntricas de la ciudad, el panorama en los barrios es desolador. La mayoría de bajos en alquiler o venta en zonas como O Couto, San Francisco, A Ponte y Posío están vacíos desde hace tiempo. La esa época en el 2020 de la que yo le hablo y la crisis solo han empeorado una situación que es lejana en el tiempo. La comparativa realizada por este periódico a pie de calle en 12 calles del centro ourensano arrojaba datos preocupantes: el 32% (uno de cada tres locales) está vacío. La radiografía realizada ahora por el mismo método en cinco calles principales de los barrios más populosos de la ciudad es aún más negativa: el 35% no tienen actividad, pero hay vías como Pena Trevinca que tienen casi la mitad de bajos vacíos. En la avenida de Celanova, ya en Barbadás, hay un cambio de tendencia: en el análisis hecho en agosto de 2019 se revelaba como ejemplo de resistencia con solo 14 bajos vacíos: ahora son 52.
Ervedelo, la vía principal de uno de los barrios más populosos (O Couto), tiene 138 locales y 41 (el 29,7%) están vacíos. El análisis realizado por La Región en agosto de 2019 en esta calle apuntaba a 37 locales sin actividad. El cierre de sucursales bancarias es el más notable en esta calle, aunque hay una especie de “zona cero” que concentra hasta 12 del total de locales vacíos. Es la ubicada en el entorno de las galerías de O Couto: en los últimos años cerraron varias tiendas de textil y en los últimos meses se sumaron la despedida de tiendas míticas como una de fotografía, que se trasladó a otro barrio; un comercio de ropa que sufrió un incendio en noviembre de 2021 y no volvió a abrir y una tienda de comestibles que abrió en diciembre de 2020 y no resistió más tiempo en esta calle castigada. Frambuesa, el negocio que ardió el año pasado, anuncia su nueva apertura en un local cercano (en la misma Ervedelo), pero no compensa los cierres: ese local en el que ahora se ubica se vació hace unos meses por el adiós de otra tienda de ropa. Una vez se cruza el puente, el panorama es más alentador: una pastelería que abrió recientemente y nuevos apartamentos turísticos y una cafetería ponen el punto positivo.
En la avenida de As Caldas son 25 los bajos sin actividad, de un total de 78. Además, al igual que en O Couto, en una de las calles más importantes de A Ponte también hay un epicentro que concentra muchos de los locales vacíos: la confluencia con la avenida de Santiago. Algunos de los bajos están completamente en ruinas y llevan décadas cerrados. Con todo, también se ven un par de locales nuevos e incluso algunos que, aún estando cerrados, ya anuncian su inminente apertura.
La avenida de Zamora es una de las más castigadas de este análisis. Del total de 206 bajos comerciales, 84 están vacíos. Resisten las cafeterías y la mayor parte de los locales en alquiler o en venta son negocios que también bajaron la persiana hace décadas.
En la rúa Pena Trevinca, más pequeña, se agrava la situación: 23 bajos vacíos de un total de 50 en esta vía principal del barrio de San Francisco.
Si hace tres años, la avenida de Celanova, en Barbadás, era un ejemplo de resistencia a la crisis comercial, la esa época en el 2020 de la que yo le hablo parece haber contagiado a una de las zonas que mejor aguantaban. “No creo que mejore a corto plazo, irá a peor”, explica Alejandra Rodríguez, presidenta del Centro Comercial Aberto de A Valenzá. Para Rodríguez, la crisis sanitaria, sumada al descenso del nivel económico del barrio y la “total falta de ayudas por parte del Concello” han provocado más cierres. “En la zona de mi negocio tengo 8 locales cerrados, incluso algún bar, eso antes era impensable”, apunta. Pese a este bajón, A Valenzá sigue siendo la zona con un menor porcentaje de locales vacíos, aunque su situación ya es igual que la de las demás calles de la ciudad.
Segundas Calles
La representante del comercio de Barbadás va más allá y prefiere “ni mencionar segundas calles, donde se vive un auténtico drama”, aunque achaca esta complicada situación a un contexto generalizado de bajos recursos y a un “declive generalizado del concello”. También incide Rodríguez en que “no es cuestión de un sector, todos los asociados estamos sufriendo por igual”. Esto tiene muchas explicaciones, aunque la presidenta se queda con “que no hay dinero, por lo que la gente recorta gastos y se tira a las ofertas. Así no hay quien se mantenga”.
A pesar de la decadencia, todavía hay quien tiene ganas de emprender. Es el caso de Rey Chipirón, un gastro-bar que abrió sus puertas el pasado día 1 y que lo tiene claro: “No te puedes dejar llevar por lo que hagan los demás, si no arriesgas no ganas”. Con cuatro empleados, su propietario reconoce que le gustaría “que fueran más, pero por el momento es lo que hay e intentaremos tirar para adelante con lo que se pueda”. También los vecinos palpan esta carencia: “Si é certo que se ve menos vida, cada vez van pechando máis negocios, é unha pena”, cuenta Benito Suárez.
La crisis también hiere a los barrios de Ourense: uno de cada tres bajos está cerrado
La situación es muy similar a la del centro y antiguas zonas prósperas como A Valenzá pierden el fuelle de años anteriores.
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