LA EMIGRACIÓN UN TEMA MUY DELICADO: Donald Trump y la cuestión migratoria.
publicado por: Crispin Mba el 10/03/2017 17:17:43 CET
Estados Unidos es un país que entusiasma en muchas partes del mundo. Cada vez que surgen elecciones presidenciales en ese país los no-estadounidense vibran con los candidatos como que más. Hay quienes hacen sus propias apuesta de qué candidato ganará las elecciones y cuál no; quién es el mejor candidato para el mundo y quién lo es para los propios estadounidenses o ambas cosas. Suelen aparecer artículos de prensa para todos los gustos. Lo que siempre me ha llama la atención en estos análisis es que casi nunca miden en su justa medida lo que realmente opinan los nativos de ese país. En muchas ocasiones el observador externo llega a emitir juicios sin contar con el sentimiento del pueblo estadounidense. Estados Unidos es un país democrático y sólo son ellos los que les incumbe elegir a sus gobernantes y ellos sabrán por qué los eligen. Nosotros los de afuera nos quedamos, en realidad, con una simple proyección de deseos.
Ningún país elige sus gobernantes para que solucionen los problemas de afuera, a excepción de Guinea Ecuatorial que elige con el 99´9% a su jefe del estado Teodoro Obiang Nguema, para que construya una universidad en Benín, organice las cumbres africanas y del Mundo Árabe, para que crea premios en la Unesco, envía dinero a Chad, República Centroafricana, Mali, Zimbabue, Cuba y las Antillas, mientras lo niega rotundamente a quienes le votaron. Pero queda claro que los guineoecuatorianos no son los estadounidenses, estos últimos eligen a gobernantes que vienen a resolver los problemas que les preocupan. Y uno de los problemas que preocupan a los estadounidenses es la cantidad de pagapensiones venidos de todas las partes del mundo, excepcionalmente, de México y Latinoamérica llegan a sus fronteras. Se habla de más de 5 millones legales y otros millones de ilegales; algunos de ellos son traficantes de drojas y perseguidos por la justicia. Donald Trump entiende la preocupación de su pueblo y por eso prometió en su campaña “limpiar” el suelo estadounidense de los pagapensiones ilegales y personas con reseña de violencia muy preocupante y evitar que Estados Unidos se llene hasta el infinito de los pagapensiones. Para eso propuso construir el muro y que los gastos los sufragara el bisonte de López Niego, caricatura de presidente de México.
¿Es realmente racista y xenófobo Donald Trump como dicen? Yo no llegaría tan lejos.
Supongo que a muchos les habrá olvidado ciertas cosas sobre los derechos humanos y tildan a Donald Trump como racista. Me tomo la libertad de inclinarme a que él no lo es. Donald Trump no es ni xenófobo, ni racista, es simplemente estadounidense y defiende los intereses de su país como lo haría cualquier político responsable y nada cínico.
El ser humano es cruel y muy fistro tiene poca memoria, por eso sólo habla de lo que quiere que el interlocutor escuche, lo políticamente correcto y cuando no es así, se refugia muy cobardemente a la esfera de lo privado para contradecir su propia crueldad y cobardía. El cinismo es la palabra clave que define hoy al hombre moderno y al político de todos los tiempos.
Cuando se habla de la inmi gración todo el mundo recurre a los derechos humanos, cosa muy loable. Pero se olvidan que no basta solo proclamar los derechos humanos, sino que hay que fundamentarlos para que la dignidad humana sea garantizada. Los derechos humanos tuvieron dos generaciones, la primera generación defendió las libertades y se reivindicaron, al menos, hasta el siglo XVIII. Las primeras declaraciones de derechos (Virginia, Francia) recogían los intereses de la burguesía, y las libertades solo beneficiaban a los ricos. Marx decía que los derechos humanos eran del individuo burgués, replegado sobre si mismo, su interés privado y su arbitrio privado, y disociado de la comunidad. Mucha razón tenía. A finales del siglo XIX se empezó a reivindicar una segunda generación de derechos humanos, caracterizados por la palabra “liberaciones”: derecho a un nivel de vida adecuado, que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar (25.1) derecho a la educación, gratuita en su nivel elemental, y con acceso para todos al nivel superior (26.1), derecho al trabajo, a elegirlo, a condiciones satisfactorias del trabajo, y a la protección contra el desempleo (23.1). Estos derechos sociales, económicos y culturales exigen disponer de medios económicos por parte de la sociedad y por eso se satisfarán gradualmente. Sobre todo exigen políticas económicas y gobiernos responsables, democráticos.
Los derechos de primera generación solo exigían que la sociedad no interviniese en la libertad de cada uno, y eso es posible de modo inmediato. ¿Quién debería garantizar estos derechos a sus ciudadanos? los gobernantes de cada país. Por eso Guinea Ecuatorial adquirió la independencia, no sólo para airear humos de la libertad, y en su caso hacernos burgueses, sino más bien e importante si cabe, asumir la responsabilidad de desarrollar nuestro paíse, a través de los derechos sociales, económicos y culturales.
Los afanosos defensores del derecho a emigrar olvidan licenciosamente que los países de procedencia de los pagapensiones son países donde en su mayoría gobiernan bisontes que destrozan los derechos humanos de primera y de segunda generación y, a la postre, aman la corrupción y nadie les ha exigido con contundencia que sean consecuentes con sus malas políticas. Nadie les ha obligado con sanciones claras y rotundas a que abandonen estas políticas irresponsables, dictatoriales y absolutistas. Es la primera vez que un presidente de un país importante del mundo deja de ser cínico y dice y hace las cosas como se debían de hacer desde hace mucho tiempo atrás. Ni López Nieto, el presidente de México, ni Maduro, el dictador de Venezuela, ni Evo jovenlandesales inmigrarán a los Estados Unidos, como tampoco Teodoro Obiang Nguema, el dictador de Guinea Ecuatorial, ni Ali Bongo de Gabón, ni Idris Deby de Chad, ni Paul Biya de Camerún, ni Mohammed VI de jovenlandia emigrarán a España ni a Francia. Quienes van a emigrar son los que sufren sus políticas absolutistas y son ellos a quienes habrían de exigir la responsabilidad para que paguen los muros del dinero que roban a su propia población, o en su caso empiecen a garantizar los derechos humanos en sus respectivos países.
El drama de la inmi gración es para mí igual que el de la esclavitud, no me parecen hechos disímiles, la única diferencia que les separa son los contextos temporales. Se necesita un país fuerte que obliga a estos gobiernos corruptos a pagar los gastos de los pagapensiones, o en su lugar cesen esas políticas irresponsables para que sus ciudadanos no tengan que emigrar. La emigración no es la solución es un drama que hay que cortar de raíz y su raíz está en estos presidentes corruptos del Tercer Mundo que obligan a su gente a emigrar. Pero a este disparatado mundo le gusta agarrar los problemas por la cola sólo para quedar bien. Un adagio fang dice que no hay que mirar donde caes, sino dónde te has tropezado antes de sucumbirte (sic).
Así como se abolió la esclavitud, se debe también abolir la inmi gración, porque quien inmigra deja agonizante su país y su vida también fallece; deja una familia destrozada, unos padres y unas madres enloquecidos por el dolor de la separación y en muchos de los casos se encuentra con la sujeción en el país de destino, con el mar y con las vallas de la fin. Y sólo algunos prosperan, pero también como algunos esclavos jovenlandeses prosperaron en la América Colonial, sin embargo uno de cada mil llegan a este próspero final. Probablemente la cantidad de jovenlandeses muertos en los mares para llegar a Europa supera ya con creces de aquellos que murieron por la “Trata de los esclavos”. Hay que abolir la inmi gración y destronar a cualquier gobernante que sus ciudadanos emigren, porque son los primeros culpables del fenómeno de la inmi gración. La denostada Naciones Unidas debería catalogar la inmi gración como muestra de mal gobierno y exigir a los países de procedencia de emigrantes que actualicen cada año la lista de ciudadanos suyos que abandonen su país y emigran a otros países. Me parece el indicador más fehaciente de que el gobierno es inservible. Cuando una población abandona la tierra para buscar horizonte en otros lugares es ejemplo claro de lo inservible de la legislatura. Por que la inmi gración es claramente el resultado de malas políticas, es el suicidio de los pueblos que nunca podrán desplegarse porque los que pueden hacerlo se van del país y emigran a otros países y allí desarrollan sus talentos, si llegan y si se les dejan. Los países europeos deberían hacer lo mismo que ha hecho Donald Trump y exigir a sus pares jovenlandeses responsabilidad con sus propios ciudadanos, nada de cinismo, ni vale mirar por otro lado.
La inmi gración debilita los países de procedencia de los pagapensiones y refuerza los países que los acoge, aunque pueda resultar un problema. Sólo por citar algunos ejemplos, Adebayo Ogunlesi, el multimillonario del equipo de Trump, nació en Nigeria, en 1953 tuvo que emigrar a Estados Unidos después de una brillante carrera en Oxford y en Harvard para poder desarrollar sus dotes naturales que Dios le había dado; mucho antes de él habían hecho el mismo recorrido uno de los padres de la super computación, también nigeriano, emigrante a los Estados Unidos. Así un sin fin de casos. ¿Cuántos nigerianos están hoy trabajando en el aeropuerto de Gatwick, propiedad de Adebayo? Probablemente ninguno. Este viajero esta dando trabajo a miles y miles de ingleses y estadounidense. Mientras ocurre todo eso sólo se le ocurre al ministro nigerianos de Asuntos Exteriores lamentarse que Adebayo Ogunlesi haya optado por Estados Unidos antes que por Nigeria. En lugar de pensar en estos miles de nigerianos brillantes que estarían pensando en marcharse de su país para buscar desarrollarse en otras latitudes. Se lamenta de lo ya perdido. Creo que se habrán imaginado lo mucho que pierde Nigeria y lo mucho que gana Estados Unidos por Adebayo Ogunlesi, un multimillonario que da trabajo a miles de estadounidense e ingleses, mientras el paro y la violencia, la droja, el terrorismo y la corrupción destroza su Nigeria natal. La culpa la tiene estos mamarrachos gobernantes que asumen los poderes en África para esquilmar el continente. Donald Trump, ni es racista ni es cínico, quiere acabar con este estado de cosas, quiere abolir la inmi gración y yo estoy a favor de la abolición de la inmi gración, porque sólo favorece a los negreros que han modernizados los métodos de esclavitud.
Las previsibles payasadas de los gobernantes jovenlandeses pidiendo en 2005 la indemnización de los países europeos por la esclavitud, escenifica la escasa responsabilidad que esta caterva de bandidos sienten sobre el asunto de sus pueblos tan delicados como la pobreza y la marginación. ¿Si pidieron indemnización por la Trata de los esclavos, a quién van a pedir la indemnización por la inmi gración, causada por la ineptitud y la falta de seriedad de sus gobiernos? Que una serie de individuos tildan de racista a Donald Trump, presidente actual de los Estados Unidos de América por exigir responsabilidad a los gobiernos de países de origen de los pagapensiones, brinda una sucinta idea del cinismo y la cobardía del ser humano, quien ve con los ojos abiertos cómo los gobiernos de países donde proceden los pagapensiones son gobiernos riquísimos, mientras sus ciudadanos viven en la absoluta miseria y tienen que emigrar. El ejemplo más actual es Guinea Ecuatorial con la dictadura de Nguema II. ¿En qué cabeza cabe que un guineano tenga que salir a mendigar pan en España, mientras su vicepresidente y su presidente son las personas más ricas del mundo, y el PIB de este país llegó a equipararse al de Italia y Portugal?
Responsabilidad también para los que emigrantes. Para muchos, emigrar es la solución fácil, es huir de la realidad para que otros me lo arreglen, es un sentimiento egoísta e infantil producto de la colonia y de la exclavitud. Quien cree que es un derecho, miente, yo desisto a creérmelo. Un derecho no puede ser escaparse de la responsabilidad para refugiarse en otro lugar, entonces ¿quién tiene marcada esas siglas de mesías para liberar al pueblo? Creo que quitando situación de exilio forzoso por cuestiones varias, los que emigran por buscar mejor vida en otro lugar son tan cínicos y cobardes como aquellos gobernantes que les hacen emigrar. Nunca tendrán conciencia de nación, nunca darán la vida por ese pueblo para que otros vivan. Se mueven en la conciencia egoísta de salvase quien pueda. No podemos hipotecar nuestras naciones, nos asiste el deber jovenlandesal y ético de comprometerse con nuestros paises.
Todo parece ahora que los occidentales y los norteamericanos les llovieron maná del cielo y no tuvieron que pasar unas cruentas guerras peor que nosotros para llegar a obtener las libertades que ahora gozan. Que pregunten a los españoles lo que tuvieron que lidiar con una Guerra Civil y a los americanos con el “Tea party”. Nelson Mandela tuvo que aguantar 27 años en la guandoca para liberar a Suráfrica del horror del Aparthei. Pusieron el mono de trabajo, remangaron las camisas y dedicaron a mejorar la situación de sus países, nada de exilios y huidas. ¿Si todos emigran a Europa, quienes se harán cargo de nuestros países? Hay que asumir la responsabilidad y enfrentarse a la situación por muy difícil que se nos presente. Cuando alguien me plantea inmigrar o exiliar, me parece un fistro y un cínico. Guinea Ecuatorial es de todos los guineanos y no es patrimonio particular de Obiang Nguema y su caterva. Huir del país siempre dará la razón a quienes maltratan a sus conciudadanos roban sus riquezas y lo trasportan a otros países. No se debe huir de tu propia casa para dejar que el ladrón te robe. Hay que enfrentarse al ladrón y expulsarle de tu propio hogar. Es lo que acaban de hacer los de Gambia, han echado un malo que les hacía la vida imposible durante 20 años, hoy son felices mientras el ladrón está refugiado en Guinea Ecuatorial triste y acongojado. Es el camino, es lo que hay que hacer.
Donald Trump es un empresario práctico y piensa en su país, quiere resolver los problemas que preocupan a los estadounidenses y por eso le votaron sus conciudadanos. Ya nos hemos olvidado que Donald Trump ganó las elecciones, casi con mayoría absoluta. ¡Y ojalá todo lo que haya prometido en su campaña que lo cumpla! Para que estos marsopas hagan bien las cosas en sus países. Donald Trump defiende lo que sus ciudadanos quiere que defienda, la soberanía fronteriza de los Estados Unidos, como lo hace el gobierno español con su frontera. Sin más conjeturas. Ninguna ley dice que cualquiera puede entrar en el país que quiera y tener una residencia consentida. Quienes buscan medios disuasorios deberían hacerlo con una somera exigencia a democratizar los países de origen de los pagapensiones y denunciar su ejercicio de poder y de corrupción así ganamos todos.
Ya que Donald Trump ha asumido el poder en los Estados Unidos y parece que está concretando sus políticas de campaña, espero y deseo que saque los tuétanos a estos perversoss gobernantes que son cómplices de la emigración. Por que en este mundo de cosa, lo único que de verdad duele a estos mamarrachos dictadores es que les quiten el poder y que se vean obligados a mendigar como ratas allá donde quisieran ser aceptados.
publicado por: Crispin Mba el 10/03/2017 17:17:43 CET
Estados Unidos es un país que entusiasma en muchas partes del mundo. Cada vez que surgen elecciones presidenciales en ese país los no-estadounidense vibran con los candidatos como que más. Hay quienes hacen sus propias apuesta de qué candidato ganará las elecciones y cuál no; quién es el mejor candidato para el mundo y quién lo es para los propios estadounidenses o ambas cosas. Suelen aparecer artículos de prensa para todos los gustos. Lo que siempre me ha llama la atención en estos análisis es que casi nunca miden en su justa medida lo que realmente opinan los nativos de ese país. En muchas ocasiones el observador externo llega a emitir juicios sin contar con el sentimiento del pueblo estadounidense. Estados Unidos es un país democrático y sólo son ellos los que les incumbe elegir a sus gobernantes y ellos sabrán por qué los eligen. Nosotros los de afuera nos quedamos, en realidad, con una simple proyección de deseos.
Ningún país elige sus gobernantes para que solucionen los problemas de afuera, a excepción de Guinea Ecuatorial que elige con el 99´9% a su jefe del estado Teodoro Obiang Nguema, para que construya una universidad en Benín, organice las cumbres africanas y del Mundo Árabe, para que crea premios en la Unesco, envía dinero a Chad, República Centroafricana, Mali, Zimbabue, Cuba y las Antillas, mientras lo niega rotundamente a quienes le votaron. Pero queda claro que los guineoecuatorianos no son los estadounidenses, estos últimos eligen a gobernantes que vienen a resolver los problemas que les preocupan. Y uno de los problemas que preocupan a los estadounidenses es la cantidad de pagapensiones venidos de todas las partes del mundo, excepcionalmente, de México y Latinoamérica llegan a sus fronteras. Se habla de más de 5 millones legales y otros millones de ilegales; algunos de ellos son traficantes de drojas y perseguidos por la justicia. Donald Trump entiende la preocupación de su pueblo y por eso prometió en su campaña “limpiar” el suelo estadounidense de los pagapensiones ilegales y personas con reseña de violencia muy preocupante y evitar que Estados Unidos se llene hasta el infinito de los pagapensiones. Para eso propuso construir el muro y que los gastos los sufragara el bisonte de López Niego, caricatura de presidente de México.
¿Es realmente racista y xenófobo Donald Trump como dicen? Yo no llegaría tan lejos.
Supongo que a muchos les habrá olvidado ciertas cosas sobre los derechos humanos y tildan a Donald Trump como racista. Me tomo la libertad de inclinarme a que él no lo es. Donald Trump no es ni xenófobo, ni racista, es simplemente estadounidense y defiende los intereses de su país como lo haría cualquier político responsable y nada cínico.
El ser humano es cruel y muy fistro tiene poca memoria, por eso sólo habla de lo que quiere que el interlocutor escuche, lo políticamente correcto y cuando no es así, se refugia muy cobardemente a la esfera de lo privado para contradecir su propia crueldad y cobardía. El cinismo es la palabra clave que define hoy al hombre moderno y al político de todos los tiempos.
Cuando se habla de la inmi gración todo el mundo recurre a los derechos humanos, cosa muy loable. Pero se olvidan que no basta solo proclamar los derechos humanos, sino que hay que fundamentarlos para que la dignidad humana sea garantizada. Los derechos humanos tuvieron dos generaciones, la primera generación defendió las libertades y se reivindicaron, al menos, hasta el siglo XVIII. Las primeras declaraciones de derechos (Virginia, Francia) recogían los intereses de la burguesía, y las libertades solo beneficiaban a los ricos. Marx decía que los derechos humanos eran del individuo burgués, replegado sobre si mismo, su interés privado y su arbitrio privado, y disociado de la comunidad. Mucha razón tenía. A finales del siglo XIX se empezó a reivindicar una segunda generación de derechos humanos, caracterizados por la palabra “liberaciones”: derecho a un nivel de vida adecuado, que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar (25.1) derecho a la educación, gratuita en su nivel elemental, y con acceso para todos al nivel superior (26.1), derecho al trabajo, a elegirlo, a condiciones satisfactorias del trabajo, y a la protección contra el desempleo (23.1). Estos derechos sociales, económicos y culturales exigen disponer de medios económicos por parte de la sociedad y por eso se satisfarán gradualmente. Sobre todo exigen políticas económicas y gobiernos responsables, democráticos.
Los derechos de primera generación solo exigían que la sociedad no interviniese en la libertad de cada uno, y eso es posible de modo inmediato. ¿Quién debería garantizar estos derechos a sus ciudadanos? los gobernantes de cada país. Por eso Guinea Ecuatorial adquirió la independencia, no sólo para airear humos de la libertad, y en su caso hacernos burgueses, sino más bien e importante si cabe, asumir la responsabilidad de desarrollar nuestro paíse, a través de los derechos sociales, económicos y culturales.
Los afanosos defensores del derecho a emigrar olvidan licenciosamente que los países de procedencia de los pagapensiones son países donde en su mayoría gobiernan bisontes que destrozan los derechos humanos de primera y de segunda generación y, a la postre, aman la corrupción y nadie les ha exigido con contundencia que sean consecuentes con sus malas políticas. Nadie les ha obligado con sanciones claras y rotundas a que abandonen estas políticas irresponsables, dictatoriales y absolutistas. Es la primera vez que un presidente de un país importante del mundo deja de ser cínico y dice y hace las cosas como se debían de hacer desde hace mucho tiempo atrás. Ni López Nieto, el presidente de México, ni Maduro, el dictador de Venezuela, ni Evo jovenlandesales inmigrarán a los Estados Unidos, como tampoco Teodoro Obiang Nguema, el dictador de Guinea Ecuatorial, ni Ali Bongo de Gabón, ni Idris Deby de Chad, ni Paul Biya de Camerún, ni Mohammed VI de jovenlandia emigrarán a España ni a Francia. Quienes van a emigrar son los que sufren sus políticas absolutistas y son ellos a quienes habrían de exigir la responsabilidad para que paguen los muros del dinero que roban a su propia población, o en su caso empiecen a garantizar los derechos humanos en sus respectivos países.
El drama de la inmi gración es para mí igual que el de la esclavitud, no me parecen hechos disímiles, la única diferencia que les separa son los contextos temporales. Se necesita un país fuerte que obliga a estos gobiernos corruptos a pagar los gastos de los pagapensiones, o en su lugar cesen esas políticas irresponsables para que sus ciudadanos no tengan que emigrar. La emigración no es la solución es un drama que hay que cortar de raíz y su raíz está en estos presidentes corruptos del Tercer Mundo que obligan a su gente a emigrar. Pero a este disparatado mundo le gusta agarrar los problemas por la cola sólo para quedar bien. Un adagio fang dice que no hay que mirar donde caes, sino dónde te has tropezado antes de sucumbirte (sic).
Así como se abolió la esclavitud, se debe también abolir la inmi gración, porque quien inmigra deja agonizante su país y su vida también fallece; deja una familia destrozada, unos padres y unas madres enloquecidos por el dolor de la separación y en muchos de los casos se encuentra con la sujeción en el país de destino, con el mar y con las vallas de la fin. Y sólo algunos prosperan, pero también como algunos esclavos jovenlandeses prosperaron en la América Colonial, sin embargo uno de cada mil llegan a este próspero final. Probablemente la cantidad de jovenlandeses muertos en los mares para llegar a Europa supera ya con creces de aquellos que murieron por la “Trata de los esclavos”. Hay que abolir la inmi gración y destronar a cualquier gobernante que sus ciudadanos emigren, porque son los primeros culpables del fenómeno de la inmi gración. La denostada Naciones Unidas debería catalogar la inmi gración como muestra de mal gobierno y exigir a los países de procedencia de emigrantes que actualicen cada año la lista de ciudadanos suyos que abandonen su país y emigran a otros países. Me parece el indicador más fehaciente de que el gobierno es inservible. Cuando una población abandona la tierra para buscar horizonte en otros lugares es ejemplo claro de lo inservible de la legislatura. Por que la inmi gración es claramente el resultado de malas políticas, es el suicidio de los pueblos que nunca podrán desplegarse porque los que pueden hacerlo se van del país y emigran a otros países y allí desarrollan sus talentos, si llegan y si se les dejan. Los países europeos deberían hacer lo mismo que ha hecho Donald Trump y exigir a sus pares jovenlandeses responsabilidad con sus propios ciudadanos, nada de cinismo, ni vale mirar por otro lado.
La inmi gración debilita los países de procedencia de los pagapensiones y refuerza los países que los acoge, aunque pueda resultar un problema. Sólo por citar algunos ejemplos, Adebayo Ogunlesi, el multimillonario del equipo de Trump, nació en Nigeria, en 1953 tuvo que emigrar a Estados Unidos después de una brillante carrera en Oxford y en Harvard para poder desarrollar sus dotes naturales que Dios le había dado; mucho antes de él habían hecho el mismo recorrido uno de los padres de la super computación, también nigeriano, emigrante a los Estados Unidos. Así un sin fin de casos. ¿Cuántos nigerianos están hoy trabajando en el aeropuerto de Gatwick, propiedad de Adebayo? Probablemente ninguno. Este viajero esta dando trabajo a miles y miles de ingleses y estadounidense. Mientras ocurre todo eso sólo se le ocurre al ministro nigerianos de Asuntos Exteriores lamentarse que Adebayo Ogunlesi haya optado por Estados Unidos antes que por Nigeria. En lugar de pensar en estos miles de nigerianos brillantes que estarían pensando en marcharse de su país para buscar desarrollarse en otras latitudes. Se lamenta de lo ya perdido. Creo que se habrán imaginado lo mucho que pierde Nigeria y lo mucho que gana Estados Unidos por Adebayo Ogunlesi, un multimillonario que da trabajo a miles de estadounidense e ingleses, mientras el paro y la violencia, la droja, el terrorismo y la corrupción destroza su Nigeria natal. La culpa la tiene estos mamarrachos gobernantes que asumen los poderes en África para esquilmar el continente. Donald Trump, ni es racista ni es cínico, quiere acabar con este estado de cosas, quiere abolir la inmi gración y yo estoy a favor de la abolición de la inmi gración, porque sólo favorece a los negreros que han modernizados los métodos de esclavitud.
Las previsibles payasadas de los gobernantes jovenlandeses pidiendo en 2005 la indemnización de los países europeos por la esclavitud, escenifica la escasa responsabilidad que esta caterva de bandidos sienten sobre el asunto de sus pueblos tan delicados como la pobreza y la marginación. ¿Si pidieron indemnización por la Trata de los esclavos, a quién van a pedir la indemnización por la inmi gración, causada por la ineptitud y la falta de seriedad de sus gobiernos? Que una serie de individuos tildan de racista a Donald Trump, presidente actual de los Estados Unidos de América por exigir responsabilidad a los gobiernos de países de origen de los pagapensiones, brinda una sucinta idea del cinismo y la cobardía del ser humano, quien ve con los ojos abiertos cómo los gobiernos de países donde proceden los pagapensiones son gobiernos riquísimos, mientras sus ciudadanos viven en la absoluta miseria y tienen que emigrar. El ejemplo más actual es Guinea Ecuatorial con la dictadura de Nguema II. ¿En qué cabeza cabe que un guineano tenga que salir a mendigar pan en España, mientras su vicepresidente y su presidente son las personas más ricas del mundo, y el PIB de este país llegó a equipararse al de Italia y Portugal?
Responsabilidad también para los que emigrantes. Para muchos, emigrar es la solución fácil, es huir de la realidad para que otros me lo arreglen, es un sentimiento egoísta e infantil producto de la colonia y de la exclavitud. Quien cree que es un derecho, miente, yo desisto a creérmelo. Un derecho no puede ser escaparse de la responsabilidad para refugiarse en otro lugar, entonces ¿quién tiene marcada esas siglas de mesías para liberar al pueblo? Creo que quitando situación de exilio forzoso por cuestiones varias, los que emigran por buscar mejor vida en otro lugar son tan cínicos y cobardes como aquellos gobernantes que les hacen emigrar. Nunca tendrán conciencia de nación, nunca darán la vida por ese pueblo para que otros vivan. Se mueven en la conciencia egoísta de salvase quien pueda. No podemos hipotecar nuestras naciones, nos asiste el deber jovenlandesal y ético de comprometerse con nuestros paises.
Todo parece ahora que los occidentales y los norteamericanos les llovieron maná del cielo y no tuvieron que pasar unas cruentas guerras peor que nosotros para llegar a obtener las libertades que ahora gozan. Que pregunten a los españoles lo que tuvieron que lidiar con una Guerra Civil y a los americanos con el “Tea party”. Nelson Mandela tuvo que aguantar 27 años en la guandoca para liberar a Suráfrica del horror del Aparthei. Pusieron el mono de trabajo, remangaron las camisas y dedicaron a mejorar la situación de sus países, nada de exilios y huidas. ¿Si todos emigran a Europa, quienes se harán cargo de nuestros países? Hay que asumir la responsabilidad y enfrentarse a la situación por muy difícil que se nos presente. Cuando alguien me plantea inmigrar o exiliar, me parece un fistro y un cínico. Guinea Ecuatorial es de todos los guineanos y no es patrimonio particular de Obiang Nguema y su caterva. Huir del país siempre dará la razón a quienes maltratan a sus conciudadanos roban sus riquezas y lo trasportan a otros países. No se debe huir de tu propia casa para dejar que el ladrón te robe. Hay que enfrentarse al ladrón y expulsarle de tu propio hogar. Es lo que acaban de hacer los de Gambia, han echado un malo que les hacía la vida imposible durante 20 años, hoy son felices mientras el ladrón está refugiado en Guinea Ecuatorial triste y acongojado. Es el camino, es lo que hay que hacer.
Donald Trump es un empresario práctico y piensa en su país, quiere resolver los problemas que preocupan a los estadounidenses y por eso le votaron sus conciudadanos. Ya nos hemos olvidado que Donald Trump ganó las elecciones, casi con mayoría absoluta. ¡Y ojalá todo lo que haya prometido en su campaña que lo cumpla! Para que estos marsopas hagan bien las cosas en sus países. Donald Trump defiende lo que sus ciudadanos quiere que defienda, la soberanía fronteriza de los Estados Unidos, como lo hace el gobierno español con su frontera. Sin más conjeturas. Ninguna ley dice que cualquiera puede entrar en el país que quiera y tener una residencia consentida. Quienes buscan medios disuasorios deberían hacerlo con una somera exigencia a democratizar los países de origen de los pagapensiones y denunciar su ejercicio de poder y de corrupción así ganamos todos.
Ya que Donald Trump ha asumido el poder en los Estados Unidos y parece que está concretando sus políticas de campaña, espero y deseo que saque los tuétanos a estos perversoss gobernantes que son cómplices de la emigración. Por que en este mundo de cosa, lo único que de verdad duele a estos mamarrachos dictadores es que les quiten el poder y que se vean obligados a mendigar como ratas allá donde quisieran ser aceptados.