Nicors
Madmaxista
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Las Islas Canarias estaban en el punto de mira de los aliados si Franco hubiese dejado pasar a los alemanes.
ANTONIO HERRERO | SANTA CRUZ DE TENERIFE Dentro de los preparativos de la oleada turística de las dos islas principales del Archipiélago, Gran Canaria, que sería el recambio natural de base naval si Gibraltar hubiese caído en manos alemanas y Tenerife, donde se concentraba la mayor parte de la guarnición militar, el capitán Austin Baillon, nacido en Puerto de la Cruz, de padres británicos que se había alistado en el Ejército de su país, tuvo un papel destacado ya que por su conocimiento del idioma español fue uno de la treintena de comandos que fueron preparados para saltar en paracaídas y sabotear instalaciones de vital importancia, en el caso de Tenerife, la Refinería y el aeropuerto de Los Rodeos. El propio Baillon en unas declaraciones en 1994 narraba que: "Nuestra misión fue bautizada Ojo Dorado (Goldeneye) y partiría de Gibraltar a territorio español, donde tomaríamos posiciones estratégicas en Andalucía con el fin de interrumpir las vías de comunicación y demorar el avance de las tropas alemanas hacia Gibraltar. De los 36 oficiales presentes, 18 aceptamos. Poco tiempo después fuimos informados de que la operación Félix (plan de oleada turística alemán de Gibraltar a través de la Península Ibérica), había sido cancelada por el alto mando alemán, dándole prioridad a la operación Barbarroja, el ataque a Rusia, y nuestro grupo fue dispersado por varios frentes".
acantonados en
inveraray, escocia
Durante el II Seminario Eco-histórico Multidisciplinar organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, "Espejismos y realidades en la exploración y geopolíticas atlánticas", llevado a cabo en 1994 en la capital tinerfeña, Austin Baillon, capitán del Special Operation Executive (SOE), del Ejército Británico durante la II Guerra Mundial, impartió una conferencia bajo el título "Canarias y la operación Pilgrim", en la cual relató como el y el resto de compañeros que decidieron continuar adelante fueron trasladados a Gibraltar, tras recibir enseñanzas para saltar en paracaídas en Escocia. Una vez en la Roca fueron desprovistos de todo tipo de insignias en el uniforme para que los numerosos espías alemanes que operaban en La Línea de la Concepción, Cádiz, no pudiesen averiguar que aquellos jóvenes eran comandos que tenían la misión de sabotear instalaciones vitales para el avance nancy en caso de oleada turística.
Winston Churchill comunicó a los EE UU que pensaba invadir Canarias a mediados de septiembre de 1941. Ante ello, Franco había decidido el 9 de julio de 1940 que el general Ricardo Serrador Santés fuese nombrado General Jefe de todas las Fuerzas de Tierra Mar y Aire e Inspector de las tropas del África Occidental Española (AOE). Finalmente, el 5 de agosto de 1941 se creó el Mando Económico y Militar del Archipiélago, que recayó primeramente en el propio Serrador Santés y a su fallecimiento le sucedió el general García Escámez.
Durante los dos años que duró la amenaza de oleada turística de Canarias por parte de Inglaterra se levantaron numerosas construcciones defensivas en Las Palmas de Gran Canaria y Tenerife principalmente. Como prueba de ello están las casamatas que pueblan las estribaciones de la capital tinerfeña desde la costa de San Andrés hasta la montaña de Paso Alto, donde se situaban cinco búnkers de observación que servían no sólo de vigía sobre el puerto tinerfeño, sino que corregían el tiro de las baterías de costa, las antiaéreas, así como los dos reflectores de los que todavía queda como mudo testigo la galería donde se ocultaban y los raíles por donde se les hacía circular para sacarlos al exterior. Todavía recuerdan los tinerfeños como iluminaban de noche al paso de algún avión. Estas instalaciones contaron con una exigua guarnición militar hasta principios de los años 70.
Conviene recordar que en esas fechas eran frecuentes los vuelos de aviones americanos y franceses, concretamente la Fleet Air Wing (FAW) 15 de la USNavy, en Kenitra (jovenlandia) con sus aviones Catalina, así como la Aeronavale de la Francia Libre que lo hacía desde Agadir y que violaban constantemente el espacio aéreo español.
Naufragio en Tijarafe
En todos los casos, las violaciones fueron contestadas bien por los disparos de la baterías antiaéreas o fueron repelidas por los cazas Fiat CR-32 (ataque a un Catalina el 10 de octubre de 1943, combate con dos PV-1 el 28 de octubre y derribo de un Catalina el 1 de noviembre).
El 31 de mayo de 1944, el minador Tritón de la Armada española buscó sin éxito a los náufragos de un avión de la USNavy caído en 28º 45´ de latitud Norte y 18º 5´ de longitud Oeste, cerca de La Palma. Tan solo una lancha, que salió de Tazacorte expresamente con tal fin, logró encontrar ese mismo día a un náufrago cerca de Tijarafe, pero sin hallar ni rastro de los otros cinco tripulantes del avión. El náufrago dijo ser el oficial aviador John F. Carr, afirmó que habían naufragado a las 23:50 horas del 29 de mayo por falta de gasolina, desconociendo donde habían caído, pues pensaron que La Palma era Madeira. Señalar que el oficial del batallón español ubicado en Argual, Conrado Guimerá, le prestó sus ropas dado que por su gran complexión era el único que podía dejársela, hasta que pudo ser sacado a través del puerto de La Palma, con destino a Gibraltar.
La defensa de Tenerife estaba basada en la protección de las zonas por donde podía producirse un desembarco anfibio. A saber, Güímar, El Médano, Los Cristianos, Guía de Isora, la playa de San Marcos, en Icod y Puerto de la Cruz.
Numerosos emplazamientos de artillería fueron colocados a lo largo de la Isla.Así en Los Moriscos, San Andrés, el Bufadero, el barranco del Hierro, Almeida, Paso Alto y la Quinta Roja, en Santa Úrsula fueron los lugares elegidos.Precisamente, sobre esta localidad norteña se producía el 10 de abril de 1944 el vuelo de un hidroavión Catalina americano, desconociéndose si la defensa antiaérea respondió.
Los vuelos de la aviación aliada fueron una constante a lo largo del período comprendido entre 1941-1944. Como nota curiosa destaca el aterrizaje el 23 de octubre de 1942 de un aparato Vickers Wellington británico en el cruce de Sardina, en Santa Lucía, en Gran Canaria. A bordo viajaban seis tripulantes quienes prendieron fuego al aparato.
informe alemán
Los ingenieros militares determinaron que los nidos de ametralladora en donde hubiesen cañones debían de abrir fuego cuando los lanchones de desembarco se encontrasen a 600 metros de la orilla. Los nidos debían ser capaces de resistir impactos directos de 150 milímetros. Si aún el enemigo lograba sortear estas defensas se encontraría con una segunda donde pozos de tirador, puesto de mando y trincheras servirían para detener el avance de los británicos. Al final quedaron divididas en posiciones defensivas, donde se colocó una posición de resistencia, mientras que las otras fueron de vigilancia y de observatorio.
El apoyo alemán llegó a las islas en forma de piezas de artillería y junto a ellas vino una comisión técnica alemana, que pronto se dio cuenta de la escasez defensiva que presentaba el Archipiélago Canario. Alemania solicitó a España la cesión de una de las islas, todo ello con el pretendido disimulo de garantizar su defensa en caso de un ataque contra Gibraltar. Tras la negativa del Gobierno Español, el capitán de corbeta Krauss, enviado por la Alemania nancy se encargaría de elaborar el pertinente informe sobre la situación militar del Archipiélago Canario.
La otra parte del conflicto la desarrollaron los agentes de los servicios secretos británicos y alemanes que vivían en Tenerife y Gran Canaria empleando para ello como tapadera las consignatarias o las navieras para las cuales trabajaban.
Ambos bandos se concentraban en las dos principales capitales. En Santa Cruz no era extraño ver a los anglófilos en el British Bar, donde comentaban el avance de la guerra. Además, era muy común que se reuniesen para los oficios religiosos en alguna de las dos iglesias anglicanas existentes en la Isla en aquellos momentos, la de la plaza de Los Patos, denominada de San Jorge, en Santa Cruz de Tenerife y dedicada hoy al culto católico y la ubicada en Puerto de la Cruz, junto a los jardines de Taoro, lugares donde no entraban los alemanes.
Lugares como el Balayo, en Igueste de San Andrés sirvieron para vigilar el paso de los navíos de ambos bandos contendientes.
Pero si algún bando destacó en las labores de espionaje, sin lugar a dudas estos fueron los alemanes, el Abwehr. Como botón de muestra, a partir de 1940 los U-Boote alemanes, más conocidos como "manada de lobos" amenazaron sensiblemente el tráfico marítimo aliados desde Groenlandia, pasando por la ruta Azores-Canarias y la de Sudáfrica entre Freetown y Ciudad del Cabo Era lo que se conoció como la Batalla del Atlántico.
La presencia de al menos seis submarinos del Eje en aguas cercanas al Archipiélago se hicieron constantes. Pero estos necesitaban avituallamiento, agua y víveres así como información puntual y en alguno de los casos hasta suministro de combustible.
Submarinos
En Gran Canaria, el vapor argentino Corrientes abastecía a los submarinos germanos hasta que fue torpedeado, según la versión británica, frente a la playa de Las Alcaravaneras. Muy probablemente, el servicio de abastecimiento de las unidades navales alemanas, la agencia denominada Etappendienst, tuvo que ver durante el tiempo que duró esta estrategia. Los Unterseeboote reaprovisionados en el puerto de La Luz bajo el nombre clave de operación Culebra, fueron el U.124, entre los días 4-5 marzo de 1941, el U.105, los días 5-6 de marzo, el U.106, los días 6-7 marzo, el U.123, entre el 25-26 de junio, el U.69, el 30 de junio y el U.103, los días 6-7 julio.
Estos sumergibles hundieron numerosos barcos aliados durante su permanencia en aguas canarias. Seis de ellos fueron echados a pique por aviones americanos y británicos. Incluso, uno de ellos que fue hundido por su propia tripulación en aguas de la playa del Burrero, en Gran Canaria sería reflotado años después. Tan solo se pudo salvar los torpedos que aún tras*portaba.
El Join Staff del Gabinete de Guerra presidido por Churchill, convencido de que la ocupación de la Península Ibérica a manos de los alemanes, operación Félix-Isabella, se iba a producir de un momento a otro, movieron a que el Almirantazgo británico preparase la oleada turística del Archipiélago.
"En cualquier momento Hitler puede obtener bases aéreas en el sur de España o en el norte de África, desde las cuales inutilizar la bahía de Gibraltar para nuestra flota. En cuanto esto ocurra, puesto que estamos seguros que ocurrirá, enviaremos nuestras fuerzas expedicionarias, preparadas desde hace tiempo y esperando a ser embarcadas para ocupar Gran Canaria, las islas de Cabo Verde y una de las Azores". Winston Churchill.
Parte de la tropa que debería participar en la oleada turística de Canarias había participado en el intento de ocupar la base aeronaval francesa de Dakar, los días 23 y 24 de 1940, operación que recibió el nombre de "
Objetivo: Canarias - La Opinión de Tenerife
ANTONIO HERRERO | SANTA CRUZ DE TENERIFE Dentro de los preparativos de la oleada turística de las dos islas principales del Archipiélago, Gran Canaria, que sería el recambio natural de base naval si Gibraltar hubiese caído en manos alemanas y Tenerife, donde se concentraba la mayor parte de la guarnición militar, el capitán Austin Baillon, nacido en Puerto de la Cruz, de padres británicos que se había alistado en el Ejército de su país, tuvo un papel destacado ya que por su conocimiento del idioma español fue uno de la treintena de comandos que fueron preparados para saltar en paracaídas y sabotear instalaciones de vital importancia, en el caso de Tenerife, la Refinería y el aeropuerto de Los Rodeos. El propio Baillon en unas declaraciones en 1994 narraba que: "Nuestra misión fue bautizada Ojo Dorado (Goldeneye) y partiría de Gibraltar a territorio español, donde tomaríamos posiciones estratégicas en Andalucía con el fin de interrumpir las vías de comunicación y demorar el avance de las tropas alemanas hacia Gibraltar. De los 36 oficiales presentes, 18 aceptamos. Poco tiempo después fuimos informados de que la operación Félix (plan de oleada turística alemán de Gibraltar a través de la Península Ibérica), había sido cancelada por el alto mando alemán, dándole prioridad a la operación Barbarroja, el ataque a Rusia, y nuestro grupo fue dispersado por varios frentes".
acantonados en
inveraray, escocia
Durante el II Seminario Eco-histórico Multidisciplinar organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, "Espejismos y realidades en la exploración y geopolíticas atlánticas", llevado a cabo en 1994 en la capital tinerfeña, Austin Baillon, capitán del Special Operation Executive (SOE), del Ejército Británico durante la II Guerra Mundial, impartió una conferencia bajo el título "Canarias y la operación Pilgrim", en la cual relató como el y el resto de compañeros que decidieron continuar adelante fueron trasladados a Gibraltar, tras recibir enseñanzas para saltar en paracaídas en Escocia. Una vez en la Roca fueron desprovistos de todo tipo de insignias en el uniforme para que los numerosos espías alemanes que operaban en La Línea de la Concepción, Cádiz, no pudiesen averiguar que aquellos jóvenes eran comandos que tenían la misión de sabotear instalaciones vitales para el avance nancy en caso de oleada turística.
Winston Churchill comunicó a los EE UU que pensaba invadir Canarias a mediados de septiembre de 1941. Ante ello, Franco había decidido el 9 de julio de 1940 que el general Ricardo Serrador Santés fuese nombrado General Jefe de todas las Fuerzas de Tierra Mar y Aire e Inspector de las tropas del África Occidental Española (AOE). Finalmente, el 5 de agosto de 1941 se creó el Mando Económico y Militar del Archipiélago, que recayó primeramente en el propio Serrador Santés y a su fallecimiento le sucedió el general García Escámez.
Durante los dos años que duró la amenaza de oleada turística de Canarias por parte de Inglaterra se levantaron numerosas construcciones defensivas en Las Palmas de Gran Canaria y Tenerife principalmente. Como prueba de ello están las casamatas que pueblan las estribaciones de la capital tinerfeña desde la costa de San Andrés hasta la montaña de Paso Alto, donde se situaban cinco búnkers de observación que servían no sólo de vigía sobre el puerto tinerfeño, sino que corregían el tiro de las baterías de costa, las antiaéreas, así como los dos reflectores de los que todavía queda como mudo testigo la galería donde se ocultaban y los raíles por donde se les hacía circular para sacarlos al exterior. Todavía recuerdan los tinerfeños como iluminaban de noche al paso de algún avión. Estas instalaciones contaron con una exigua guarnición militar hasta principios de los años 70.
Conviene recordar que en esas fechas eran frecuentes los vuelos de aviones americanos y franceses, concretamente la Fleet Air Wing (FAW) 15 de la USNavy, en Kenitra (jovenlandia) con sus aviones Catalina, así como la Aeronavale de la Francia Libre que lo hacía desde Agadir y que violaban constantemente el espacio aéreo español.
Naufragio en Tijarafe
En todos los casos, las violaciones fueron contestadas bien por los disparos de la baterías antiaéreas o fueron repelidas por los cazas Fiat CR-32 (ataque a un Catalina el 10 de octubre de 1943, combate con dos PV-1 el 28 de octubre y derribo de un Catalina el 1 de noviembre).
El 31 de mayo de 1944, el minador Tritón de la Armada española buscó sin éxito a los náufragos de un avión de la USNavy caído en 28º 45´ de latitud Norte y 18º 5´ de longitud Oeste, cerca de La Palma. Tan solo una lancha, que salió de Tazacorte expresamente con tal fin, logró encontrar ese mismo día a un náufrago cerca de Tijarafe, pero sin hallar ni rastro de los otros cinco tripulantes del avión. El náufrago dijo ser el oficial aviador John F. Carr, afirmó que habían naufragado a las 23:50 horas del 29 de mayo por falta de gasolina, desconociendo donde habían caído, pues pensaron que La Palma era Madeira. Señalar que el oficial del batallón español ubicado en Argual, Conrado Guimerá, le prestó sus ropas dado que por su gran complexión era el único que podía dejársela, hasta que pudo ser sacado a través del puerto de La Palma, con destino a Gibraltar.
La defensa de Tenerife estaba basada en la protección de las zonas por donde podía producirse un desembarco anfibio. A saber, Güímar, El Médano, Los Cristianos, Guía de Isora, la playa de San Marcos, en Icod y Puerto de la Cruz.
Numerosos emplazamientos de artillería fueron colocados a lo largo de la Isla.Así en Los Moriscos, San Andrés, el Bufadero, el barranco del Hierro, Almeida, Paso Alto y la Quinta Roja, en Santa Úrsula fueron los lugares elegidos.Precisamente, sobre esta localidad norteña se producía el 10 de abril de 1944 el vuelo de un hidroavión Catalina americano, desconociéndose si la defensa antiaérea respondió.
Los vuelos de la aviación aliada fueron una constante a lo largo del período comprendido entre 1941-1944. Como nota curiosa destaca el aterrizaje el 23 de octubre de 1942 de un aparato Vickers Wellington británico en el cruce de Sardina, en Santa Lucía, en Gran Canaria. A bordo viajaban seis tripulantes quienes prendieron fuego al aparato.
informe alemán
Los ingenieros militares determinaron que los nidos de ametralladora en donde hubiesen cañones debían de abrir fuego cuando los lanchones de desembarco se encontrasen a 600 metros de la orilla. Los nidos debían ser capaces de resistir impactos directos de 150 milímetros. Si aún el enemigo lograba sortear estas defensas se encontraría con una segunda donde pozos de tirador, puesto de mando y trincheras servirían para detener el avance de los británicos. Al final quedaron divididas en posiciones defensivas, donde se colocó una posición de resistencia, mientras que las otras fueron de vigilancia y de observatorio.
El apoyo alemán llegó a las islas en forma de piezas de artillería y junto a ellas vino una comisión técnica alemana, que pronto se dio cuenta de la escasez defensiva que presentaba el Archipiélago Canario. Alemania solicitó a España la cesión de una de las islas, todo ello con el pretendido disimulo de garantizar su defensa en caso de un ataque contra Gibraltar. Tras la negativa del Gobierno Español, el capitán de corbeta Krauss, enviado por la Alemania nancy se encargaría de elaborar el pertinente informe sobre la situación militar del Archipiélago Canario.
La otra parte del conflicto la desarrollaron los agentes de los servicios secretos británicos y alemanes que vivían en Tenerife y Gran Canaria empleando para ello como tapadera las consignatarias o las navieras para las cuales trabajaban.
Ambos bandos se concentraban en las dos principales capitales. En Santa Cruz no era extraño ver a los anglófilos en el British Bar, donde comentaban el avance de la guerra. Además, era muy común que se reuniesen para los oficios religiosos en alguna de las dos iglesias anglicanas existentes en la Isla en aquellos momentos, la de la plaza de Los Patos, denominada de San Jorge, en Santa Cruz de Tenerife y dedicada hoy al culto católico y la ubicada en Puerto de la Cruz, junto a los jardines de Taoro, lugares donde no entraban los alemanes.
Lugares como el Balayo, en Igueste de San Andrés sirvieron para vigilar el paso de los navíos de ambos bandos contendientes.
Pero si algún bando destacó en las labores de espionaje, sin lugar a dudas estos fueron los alemanes, el Abwehr. Como botón de muestra, a partir de 1940 los U-Boote alemanes, más conocidos como "manada de lobos" amenazaron sensiblemente el tráfico marítimo aliados desde Groenlandia, pasando por la ruta Azores-Canarias y la de Sudáfrica entre Freetown y Ciudad del Cabo Era lo que se conoció como la Batalla del Atlántico.
La presencia de al menos seis submarinos del Eje en aguas cercanas al Archipiélago se hicieron constantes. Pero estos necesitaban avituallamiento, agua y víveres así como información puntual y en alguno de los casos hasta suministro de combustible.
Submarinos
En Gran Canaria, el vapor argentino Corrientes abastecía a los submarinos germanos hasta que fue torpedeado, según la versión británica, frente a la playa de Las Alcaravaneras. Muy probablemente, el servicio de abastecimiento de las unidades navales alemanas, la agencia denominada Etappendienst, tuvo que ver durante el tiempo que duró esta estrategia. Los Unterseeboote reaprovisionados en el puerto de La Luz bajo el nombre clave de operación Culebra, fueron el U.124, entre los días 4-5 marzo de 1941, el U.105, los días 5-6 de marzo, el U.106, los días 6-7 marzo, el U.123, entre el 25-26 de junio, el U.69, el 30 de junio y el U.103, los días 6-7 julio.
Estos sumergibles hundieron numerosos barcos aliados durante su permanencia en aguas canarias. Seis de ellos fueron echados a pique por aviones americanos y británicos. Incluso, uno de ellos que fue hundido por su propia tripulación en aguas de la playa del Burrero, en Gran Canaria sería reflotado años después. Tan solo se pudo salvar los torpedos que aún tras*portaba.
El Join Staff del Gabinete de Guerra presidido por Churchill, convencido de que la ocupación de la Península Ibérica a manos de los alemanes, operación Félix-Isabella, se iba a producir de un momento a otro, movieron a que el Almirantazgo británico preparase la oleada turística del Archipiélago.
"En cualquier momento Hitler puede obtener bases aéreas en el sur de España o en el norte de África, desde las cuales inutilizar la bahía de Gibraltar para nuestra flota. En cuanto esto ocurra, puesto que estamos seguros que ocurrirá, enviaremos nuestras fuerzas expedicionarias, preparadas desde hace tiempo y esperando a ser embarcadas para ocupar Gran Canaria, las islas de Cabo Verde y una de las Azores". Winston Churchill.
Parte de la tropa que debería participar en la oleada turística de Canarias había participado en el intento de ocupar la base aeronaval francesa de Dakar, los días 23 y 24 de 1940, operación que recibió el nombre de "
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