Operación jovenlandia 2030

Don Pimpón Vacilón

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Extracto de la "novela" de Fernando San Agustín titulada "LA TRASTIENDA DE LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA"

Operación jovenlandia 2030

La cita más decisiva de mi vida fue en el parador nacional de Gredos. Cuando acabé de desayunar, pasé al salón de la chimenea. Vi que entraba y me saludaba el jefe de Operaciones sin que nadie lo acompañara; entonces supe que iba a recibir instrucciones para la reunión a la que estaba convocado. Fueron breves:​
  • El Gobierno no tiene ni quiere tener conocimiento de todo lo que vais a tratar.
  • Ni el director ni yo conocemos a las personas que participarán en la reunión.
  • Por adelantado te diré que ni el Gobierno ni nosotros debemos dar credibilidad a los documentos que te van a presentar.
  • El embajador español en Rabat manifiesta que esas personas jamás pisaron la Embajada, ni se mantuvo ninguna conversación con ellos.
Tras aclarar estos requisitos previos, pasó a definir mi encargo:​
—Con estos antecedentes, dejamos el toro en tu plaza. Busca la forma de apoyarlos sin comprometer al Gobierno ni al servicio. Se trata de un varón de rasgos rifeños y una mujer como de película romántica americana. No tardarán en venir a este salón. Te identificarán por la cazadora de ante. Los acompañará el señor Bonin, al que probablemente conoces. Se hicieron cargo en Rabat de la pareja, y gracias a ellos están vivos, y esto no sé si es una suerte o una desgracia. Los gastos de este alojamiento y viajes de los invitados correrán a cargo de tu presupuesto, sin poderse reflejar en el nuestro.​
Nos dimos un abrazo y me repitió que no quería ni respuestas, ni explicaciones, ni informes, únicamente saber que seguía vivo cuando el problema desapareciera.​
—La suerte de ellos nos da igual.​
Esperé junto a la chimenea. Unas dos horas después se plantaron delante de mí una mujer de unos treinta y tantos años, elegante, que en la cara reflejaba inquietud y miedo, hablando un deficiente castellano, y un hombre que debía rondar los cincuenta, bien trajeado, con una cartera en la mano y rasgos netamente rifeños, incluido su cabello rubio, y que hablaba un castellano perfecto.​
Nos sentamos en los sillones de un rincón próximos a las ventanas. Ella se presentó como Ava Collins, de soltera Cohen, estadounidense con residencia en Boston hasta un año antes. Su acompañante lo hizo como Abdul Said, comandante del Ejército real jovenlandés, destinado hasta hacía unos días en los servicios secretos, no de su país sino exclusivamente del rey.​
Tras las presentaciones, solicitaron tener la entrevista en un lugar más reservado. Solicité una pequeña sala y bajé de mi habitación el equipo de detección de micros.​
Quizás para que tuvieran confianza en mí, les dije que en mi criterio el rey de jovenlandia no merecía el título pues no ejercía como tal, no era el equilibrador entre las diferencias políticas de su pueblo, sino que personificaba el poder absoluto disfrazado, era el limitador de las libertades de su pueblo, o sea que ejercía como un sultán y por eso un día decidí que lo llamaría Sultán, a él y antes a su padre.​
Al ir a cerrar la puerta, vi al señor Bonin. Nos saludamos. Me dijo que merecía estar en la sala, pues de no ser por ellos esta reunión no existiría; añadió que conocía parte de lo que iban a exponer los marroquíes. Le di la razón y entramos.​
Ya más tranquilos, los fugitivos iniciaron su relato.​
Ava era la esposa del profesor Collins, experto en Demografía y Sociología en una universidad de Boston. En enero de 1975 recibió la oferta del Gobierno de jovenlandia para trabajar conjuntamente con el señor Thompson, un hombre muy reconocido por haber sido consejero y asesor en la descolonización de varios países de África central. El señor Collins aceptó la oferta durante tres meses. En octubre lo llamó de nuevo el señor Thompson para actualizar el trabajo, y a mediados de noviembre volvió a su universidad en Boston.​
En noviembre de 1975 se inició la Marcha Verde para ocupar pacíficamente el Sáhara español. Una marcha tan perfecta en su organización como secreta en su preparación. Más de 50.000 personas, 12.000 soldados de protección y cientos de camiones de aprovisionamiento avanzaron con el Corán en la mano para atravesar la frontera e invadir territorio español.​
El mérito de la planificación y preparación de la operación se debía a la mente privilegiada del señor Thompson, con la parte correspondiente a las personas que componían su equipo. El más importante de ellos fue el señor Collins, quien planificó el itinerario, los participantes y la logística de la Marcha Verde.​
Hasán II, a quien yo apodaba el Sultán, tras el gran éxito de esa oleada turística pacífica, le regaló a Thompson una casa de lujo en una bella ciudad en la costa próxima a Marrakech y le aseguró unos ingresos anuales muy generosos, así como la tolerancia policial sobre las denuncias por su conducta sensual y por el consumo de drojas. A cambio, el señor Thompson le entregó su pasaporte y otros documentos de identidad como garantía de que no abandonaría jovenlandia. Si se le ocurría hacerlo, los servicios secretos del Sultán lo buscarían hasta llevarlo al agujero neցro de Tazmamart.​
Años más tarde, el señor Thompson invitó de nuevo al señor Collins a trabajar conjuntamente. La oferta económica era mucho más importante que la anterior. Le sugirió que se trasladara a jovenlandia con su mujer, pues tenían una casa reservada próxima a la suya e inmediata a la playa.​
El señor y la señora Collins se instalaron en la casa que les habían asignado y recibieron la primera nómina; a cambio, entregaron sus pasaportes y documentos que acreditaban su identidad, se comprometieron a no salir de la ciudad sin permiso del oficial del Ejército que hacía las funciones de protección, de guía y de enlace con las autoridades marroquíes. Y ese oficial era el comandante Abdul Said.​
Ava Cohen terminó de contarnos la peripecia hasta donde ella la conocía de primera mano:​
—Mi esposo me dijo que la petición de Hasán consistía en que entre Thompson y él diseñaran un plan de acción para completar la integridad de jovenlandia, o sea, incorporar al reino alauita Ceuta, Melilla y las islas de La Palma, El Hierro, La Gomera, Fuerteventura, Lanzarote y algún islote adyacente. Solo reconocería la soberanía española sobre las islas de Gran Canaria y Tenerife.​
»El secreto era tan fundamental que tanto el señor Thompson como mi marido y yo debíamos quedarnos hasta que la Operación jovenlandia 2030 estuviera en marcha. Según mi esposo, era una operación de larga duración y con intensidad creciente. Hasán había marcado como objetivo que a finales de 2030 debería haberse consumado la integración de esos territorios a su reino, tras los consiguientes pactos y acuerdos entre España y jovenlandia.​
El comandante Abdul Said tomó el relevo para completar los datos de su misión:​
—Se me encargó que los señores Collins no se movieran ni tuvieran contacto con otros extranjeros. Yo los acompañaba cada mañana a casa del señor Thompson, donde tenían los despachos y salas de reuniones de trabajo; también cuando salían a cenar, a comer y a la playa. Las casas de ambos estaban vigiladas por hombres y mujeres del servicio secreto.​
»La seguridad y tutela del señor Thompson estaba en manos del comandante del servicio secreto, señor Dagach. Antes de la llegada de los señores Collins, ese era mi destino. Ocho meses después, antes de que presentaran el anteproyecto, al señor Thompson y al señor Collins los invitaron a visitar el Tazmamart, un presidio prácticamente subterráneo que carece de las mínimas condiciones para sobrevivir; en ese momento, las celdas estaban ocupadas por los militares que en 1971 trataron de destronar al rey mediante un golpe de Estado en Sjirat. El trato y las condiciones de vida en el presidio no solo eran inhumanas, sino indescriptibles.​
»Recibí la orden de mostrarles su destino de por vida si tenían la tentación de romper el compromiso del secreto que habían adquirido con Hasán II. Tras un trayecto de una hora aproximadamente, les vendamos los ojos hasta llegar a un edificio oficial y, dentro de él, a una pequeña sala de conferencias. Frente al estrado, un cristal opaco sugería que alguien observaba sin ser visto. Con toda seguridad era Hasán II, el mismo monarca. Ni Dagach ni yo tuvimos acceso a la reunión.​
Con intervenciones alternas del matrimonio Collins, recompusimos el contenido de aquella reunión, en la que Thompson señaló estas líneas generales:​
  • La gran fuerza de jovenlandia estaba en su población, numerosa, joven, fiel a su rey, a su religión, y con deseo de un futuro provechoso. Esta era el arma que utilizarían y con la que confiaban vencer.
  • La gran debilidad de España —como antes de Al Ándalus— era que se estaba dividiendo en reinos de taifas que cada vez querrían ser más independientes, y por tanto insolidarios con los demás.
  • En función de estas premisas, iniciarían una campaña progresiva para reivindicar en primer lugar la soberanía de Ceuta y Melilla.
  • Todo el plan se ejecutaría cuando España estuviese sufriendo una grave crisis, bien debido al terrorismo, a los desafíos independentistas, a problemas políticos que pusieran en duda la autoridad del rey Juan Carlos y de su Gobierno, u otra crisis que dejase en segundo lugar esas invasiones civiles para dedicarse prioritariamente a resolver sus problemas internos.
  • En los primeros días de ocupación, el Gobierno español se limitaría a convocar con urgencia unas conversaciones de paz, presentaría peticiones a las Naciones Unidas, etcétera, pero con su crisis interna encima no tendrían ni tiempo, ni fuerza ni consenso para ordenar al Ejército o a la Armada que intervinieran con la rapidez que exigiría la neutralización de las acciones que el pueblo jovenlandés llevaría a cabo, y tampoco el Ejército podría hacer nada contra una masa de miles de hombres desarmados.
El comandante Abdul Said recordó que Thompson repetía sin cesar que era fundamental llevar a cabor la operación cuando España estuviera sumida en una crisis grave, como sucedió con la Marcha Verde, que se hizo coincidir con el periodo de la agonía de Franco.​
—Hasta el momento de la reconquista de esos territorios, jovenlandia debe fomentar la emigración de marroquíes a España, a Ceuta, Melilla y a las islas Canarias. Una vez allí, deben solicitar, además de las ayudas económicas, la residencia o en su caso la nacionalidad, a fin de poder votar y hacerse cargo de concejalías o alcaldías en ayuntamientos, especialmente en las zonas a invadir.​
»También deben incrementarse las peticiones al Gobierno español para la construcción de mezquitas, la enseñanza del Corán en las escuelas y el control de los alimentos en los comedores públicos para que ofrezcan un menú apto para los fieles fiel a la religión del amores. Con y sin permiso, se celebrarán las festividades religiosas islámicas en las calles, como los cristianos celebran las suyas. Y se exigirá que los libros de texto incluyan la historia y cultura de los árabes de Al Ándalus, recalcando que su dominio fue más largo que el de los cristianos.​
Parece que el señor Thompson insistió en el deber de los nuevos emigrantes marroquíes en España:​
 
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El traidor de tik tok Pacotanjawi ( se hace pasar por patriota y trabaja desmoralizando a los Españoles ) describe perfectamente esto . Siempre se refiere a los españoles como cristianos , dice que no vamos a luchar por ceuta y melilla los Españoles , que se las regalaremos ..etc etc 100% veridico lo que dice este escrito
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