Olentzero. El peligroso acechador que va a llevar regalos a los niños vascos en Nochebuena.

txusky_g

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Ya os he contado alguna vez que mi familia es de los montes perdidos de Vizcaya. De donde se casaban los de un caserío con los de enfrente durante generaciones. John Down hizo allí su tesis doctoral. Pues bien, en esos caseríos durante tantos y tantos años jamás entró un regalo de Navidad que no fuera traído por los Reyes Magos.

Pero entonces llegó el infame nacionalismo vasco a evitar a toda costa que unos maketos que además tenían título de realeza controlaran la felicidad de los niños euskadunes. Los Reyes son erdara y eso en la ikastola se castigaba. Euskal Herrian Euskaraz, a toda costa.

Papa Noel no servía porque sonaba demasiado capitalista y no casaba bien con la retórica marxista de los hijos de los militantes del PNV que terminaron fundando ETA. Descartado.

Así que algunos lumbreras, mientras destruían el poco puro Euskera Vizcaíno en favor de un Batúa que no suena tanto a eñe, encontraron un mito en algún sitio de Navarra que convirtieron en el Santa Claus que le hubiera gustado al Padre Barandiarán: dolicocéfalo, euskaldún y RH negativo: el mito de Olentzero.

olentzero.png


El problema viene cuando te paras a pensar cómo describen el personaje. Veamos quién es Olentzero. Hablamos de un Señor que supera los 50 años, de profesión carbonero que vive aislado del resto de la sociedad. Otras características del personaje son que come demasiado, está muy rellenito y no se lava nunca. También dice tener la cabeza muy grande, evidenciando la dolicocefalia propia del ADN de Euskal Herria. Tampoco importa mucho porque, en el propio mito, su imagen es sucia y descuidada. Debe de oler a muerto al no haberse dado una ducha en su vida.

Olentzero baja en el solsticio de invierno a los valles para buscar niños a los que llevar regalos. Os podéis imaginar que las sospechas de pederastia son evidentes. Ningún padre responsable dejaría que ese personaje mitológico se acercara a sus hijos. ¿Por qué esa obsesión por los niños? ¿Por qué lleva regalos? ¿Qué espera conseguir de los niños?

Tan sospechosa es toda la historia que a finales del s. XX, tuvieron que inventarle una pareja femenina: Mari Domingi (pronunciado domingui). Si estaba felizmente casado no tendría ese deseo sensual irrefrenable de un año sin relaciones y los padres no sospecharían tanto. Cualquier observador racional se daría cuenta de que Mari Domingi es una coartada y el tipo es igual de lascivo y peligroso para los niños. Pero por desgracia en el País Vasco es más importante ser aceptado como vasco pleno que los problemas que conlleva. En Nochebuena, el mito de Olentzero habrá remplazado en las casas del País Vasco a Santa Claus y a los Reyes Magos en la ilusión de los niños. Tampoco es tan grave porque en el País Vasco ya no hay niños.

Aquellos que leéis esto y aún estáis a tiempo. Cerrad la puerta de casa, no dejéis que el niño vaya al desfile y escribid la carta a los Reyes Magos que es lo que se ha hecho en el País Vasco toda la vida.
 
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Ya os he contado alguna vez que mi familia es de los montes perdidos de Vizcaya. De donde se casaban los de un caserío con los de enfrente durante generaciones. John Down hizo allí su tesis doctoral. Pues bien, en esos caseríos durante tantos y tantos años jamás entró un regalo de Navidad que no fuera traído por los Reyes Magos.

Pero entonces llegó el infame nacionalismo vasco a evitar a toda costa que unos maketos que además tenían título de realeza controlaran la felicidad de los niños euskadunes. Los Reyes son erdara y eso en la ikastola se castigaba. Euskal Herrian Euskaraz, a toda costa.

Papa Noel no servía porque sonaba demasiado capitalista y no casaba bien con la retórica marxista de los hijos de los militantes del PNV que terminaron fundando ETA. Descartado.

Así que algunos lumbreras, mientras destruían el poco puro Euskera Vizcaíno en favor de un Batúa que no suena tanto a eñe, encontraron un mito en algún sitio de Navarra que convirtieron en el Santa Claus que le hubiera gustado al Padre Barandiarán: dolicocéfalo, euskaldún y RH negativo: el mito de Olentzero.

olentzero.png


El problema viene cuando te paras a pensar cómo describen el personaje. Veamos quién es Olentzero. Hablamos de un Señor que supera los 50 años, de profesión carbonero que vive aislado del resto de la sociedad. Otras características del personaje son que come demasiado, está muy rellenito y no se lava nunca. También dice tener la cabeza muy grande, evidenciando la dolicocefalia propia del ADN de Euskal Herria. Tampoco importa mucho porque, en el propio mito, su imagen es sucia y descuidada. Debe de oler a muerto al no haberse dado una ducha en su vida.

Olentzero baja en el solsticio de invierno a los valles para buscar niños, a los que llevar regalos. Os podéis imaginar que las sospechas de pederastia son evidentes. Ningún padre responsable dejaría que ese personaje mitológico se acercara a sus hijos. ¿Por qué esa obsesión por los niños? ¿Por qué lleva regalos? ¿Qué espera conseguir de los niños?

Tan sospechosa es toda la historia que a finales del s. XX, tuvieron que inventarle una pareja femenina: Mari Domingi (pronunciado domingui). Si estaba felizmente casado no tendría ese deseo sensual irrefrenable de un año sin relaciones y los padres no sospecharían tanto. Cualquier observador racional se daría cuenta de que Mari Domingi es una coartada y el tipo es igual de lascivo y peligroso para los niños, pero por desgracia en el País Vasco es más importante ser aceptado como vasco pleno que los problemas que conlleva. En Nochebuena, el mito de Olentzero habrá remplazado en las casas del País Vasco a Santa Claus y a los Reyes Magos en la ilusión de los niños. Tampoco es tan grave porque en el País Vasco ya no hay niños.

Aquellos que leéis esto y aún estáis a tiempo. Cerrad la puerta de casa, no dejéis que el niño vaya al desfile y escribid la carta a los Reyes Magos que es lo que se ha hecho en el País Vasco toda la vida.

Pues en Galicia le llaman 'el apalpador', lo que viene ser 'el toqueteador'.

Supera eso.
 
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