Chapapote1
Madmaxista
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«Fue un momento muy duro, una decisión difícil, pero creo que acertada. O lo hacía o le mataban». Un agente de la Ertzaintza, que en ese momento se encontraba fuera de servicio, tuvo que abatir a dos perros de raza potencialmente peligrosa, un pit-bull terrier y un staffordshire terrier, tras observar cómo atacaban a mordiscos a un chaval de 16 años el pasado sábado en un camino vecinal de Mungia. Según ha podido saber este periódico, estos dos mismos animales ya causaron heridas a un matrimonio de septuagenarios, que fueron trasladados al hospital de Cruces, hace cuatro años, el 2 de febrero de 2014.
El ataque del pasado sábado se produjo sobre las 15.40 horas en Goikoetxe Bidea, una zona residencial muy tranquila a la entrada del municipio. El chico, vecino de Mungia, paseaba con un patinete y su mascota, un perro pequeño, por un sendero que da acceso a varios chalés, según informó ayer un portavoz del Departamento de Seguridad. Varias personas que frecuentan la zona aseguraban ayer que estos perros «ladraban siempre que pasabas». «A mí me han llegado a seguir por toda la valla hasta que dejaban de verme, daban miedo», admitía una de ellas.
Al parecer, esta vez los dos canes escaparon del caserío de sus propietarios, donde se encontraban sueltos, por un agujero que habían abierto en la alambrada que rodea la finca. Una vez libres, fueron a atacar directamente al menor. Curiosamente, al perro lo dejaron en paz. El patín salió rodando por el camino.
«Sigue recuperándose»
Según explican testigos del incidente, los gritos del chaval alertaron al ertzaina, que vive en la zona. Al ver la escena corrió horrorizado a auxiliar a la víctima. En un primer momento, intentó separarles del joven con una estaca de madera, pero resultó imposible. El pit-bull y el staffordshire causaron lesiones graves al chico en los brazos y en las piernas, informó Seguridad.
El policía decidió entonces coger su escopeta y disparar con acierto a los dos perros, que cayeron muertos. En ese momento, se encontraba también alguno de los dueños de los animales. Mientras esperaban la llegada de una ambulancia, ofrecieron al herido los primeros auxilios y avisaron a los padres, que acudieron hasta allí. El joven fue trasladado al hospital de Cruces, donde fue atendido de las lesiones. Según una nota emitida ayer por el Ayuntamiento de Mungia, su familia desea
agradecer las muestras de apoyo e informó de que el menor «sigue recuperándose de sus heridas».
La Ertzaintza, por su parte, ha abierto diligencias e imputado (investigado en la nueva denominación) a la propietaria de los canes por un delito de lesiones por imprudencia grave. Esta mujer disponía de una licencia para la tenencia de perros de raza peligrosa expedida por el Ayuntamiento de Mungia. Como medida de seguridad, los agentes que acudieron al lugar procedieron al decomiso de una escopeta y algún machete que había en el domicilio de la dueña de los canes.
El Consistorio aseguró ayer, para tranquilizar a los vecinos, que continuará con la vigilancia sobre los propietarios de perros en el municipio. 62 de ellos han sido sancionados por infracciones, 16 desde 2017. Trece de los animales eran perros potencialmente peligrosos. Además, desde 2012 se han retirado de la vía pública más de 700 canes que deambulaban sin control o sueltos.
«O les disparaba o los perros mataban al chaval» | El Correo
El ataque del pasado sábado se produjo sobre las 15.40 horas en Goikoetxe Bidea, una zona residencial muy tranquila a la entrada del municipio. El chico, vecino de Mungia, paseaba con un patinete y su mascota, un perro pequeño, por un sendero que da acceso a varios chalés, según informó ayer un portavoz del Departamento de Seguridad. Varias personas que frecuentan la zona aseguraban ayer que estos perros «ladraban siempre que pasabas». «A mí me han llegado a seguir por toda la valla hasta que dejaban de verme, daban miedo», admitía una de ellas.
Al parecer, esta vez los dos canes escaparon del caserío de sus propietarios, donde se encontraban sueltos, por un agujero que habían abierto en la alambrada que rodea la finca. Una vez libres, fueron a atacar directamente al menor. Curiosamente, al perro lo dejaron en paz. El patín salió rodando por el camino.
«Sigue recuperándose»
Según explican testigos del incidente, los gritos del chaval alertaron al ertzaina, que vive en la zona. Al ver la escena corrió horrorizado a auxiliar a la víctima. En un primer momento, intentó separarles del joven con una estaca de madera, pero resultó imposible. El pit-bull y el staffordshire causaron lesiones graves al chico en los brazos y en las piernas, informó Seguridad.
El policía decidió entonces coger su escopeta y disparar con acierto a los dos perros, que cayeron muertos. En ese momento, se encontraba también alguno de los dueños de los animales. Mientras esperaban la llegada de una ambulancia, ofrecieron al herido los primeros auxilios y avisaron a los padres, que acudieron hasta allí. El joven fue trasladado al hospital de Cruces, donde fue atendido de las lesiones. Según una nota emitida ayer por el Ayuntamiento de Mungia, su familia desea
agradecer las muestras de apoyo e informó de que el menor «sigue recuperándose de sus heridas».
La Ertzaintza, por su parte, ha abierto diligencias e imputado (investigado en la nueva denominación) a la propietaria de los canes por un delito de lesiones por imprudencia grave. Esta mujer disponía de una licencia para la tenencia de perros de raza peligrosa expedida por el Ayuntamiento de Mungia. Como medida de seguridad, los agentes que acudieron al lugar procedieron al decomiso de una escopeta y algún machete que había en el domicilio de la dueña de los canes.
El Consistorio aseguró ayer, para tranquilizar a los vecinos, que continuará con la vigilancia sobre los propietarios de perros en el municipio. 62 de ellos han sido sancionados por infracciones, 16 desde 2017. Trece de los animales eran perros potencialmente peligrosos. Además, desde 2012 se han retirado de la vía pública más de 700 canes que deambulaban sin control o sueltos.
«O les disparaba o los perros mataban al chaval» | El Correo
