Vlad_Empalador
Será en Octubre
Nury Candelaria Valdivia ha logrado comenzar una nueva vida en Galicia después de realizar un microcurso de la mano del programa Arraigo MARTINA MISER
«Esta fórmula nos ayuda a sobrevivir y cubren vacantes», dice Nury
23 dic 2024. Actualizado a las 05:00 h.Comentar · 0
A orillas del Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, nació Nury Candelaria Valdivia. Desde Puno, su ciudad natal en el sur de Perú, se mudó a Arequipa, donde tenía, junto con su esposo, una pequeña empresa de publicidad: «Cuando venían los artistas a la ciudad —la segunda más poblada del país con 692.892 habitantes— hacíamos toda la promoción.... », cuenta. Pero llegó la esa época en el 2020 de la que yo le hablo y la vida que el matrimonio había construido junto a sus dos hijas se desmoronó de repente. La empresa quebró, mientras el país se iba sumiendo «en una gran inestabilidad» política y social. Y decidieron deshacerse de lo que les quedaba para comenzar una vida nueva. «Quería que mis hijas crecieran en un lugar seguro», explica con la nostalgia del que recorre 9.200 kilómetros de distancia sin saber cuándo podrá realizar el camino de vuelta.
Y acabaron en España «por el idioma» y, justo en esta esquina del norte, junto al mar, «porque mi abuela me hablaba siempre de Galicia». ¿Y cómo una señora de la meseta del Collao conocía esta parte del noroeste de la Península? «Es complicado explicarlo porque ella se quedó huérfana a los 4 o 5 años, perdió las fotos que tenía de sus padres, pero hablaba siempre de Galicia», dice Nury, que no sabe más de una historia que también es la suya.
Lo que es verdad es que fueron aquellos relatos difusos sobre Galicia los que hicieron que un 4 de octubre del 2021 esta familia peruana desembarcara en España para empezar de nuevo. Tres años más tarde, lo ha logrado después de realizar un curso de corta duración en el marco del programa Arraigo para la Formación, organizado por la Consellería de Emprego en colaboración con Cáritas y con la Federación de Escuelas Familiares Agrarias de Galicia (EFA). Gracias a esta iniciativa ha obtenido el permiso de estancia y trabajo por medio de la figura del arraigo laboral, recogida en la penúltima reforma del reglamento de Extranjería que entró en vigor en agosto del 2022: «La regularización es un proceso engorroso, doloroso... Estos cursos de corta duración ayudan mucho porque cuando abandonas tu país lo que quieres es trabajar para poder sobrevivir. Son también una fórmula que facilita la cobertura de puestos en empresas que precisan trabajadores aquí, pero para nosotros es una forma de poder salir adelante. Te sientes más integrado».
Ella fue una de las cien personas que participaron en la primera edición de un programa que vuelve a estar vigente este ejercicio 2024-2025, un curso en el que esperan llegar a los 180 participantes. Pero la aprobación del nuevo reglamento de la ley orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, parece haber dejado en el aire el futuro más allá de esta segunda convocatoria de un programa que está teniendo sus efectos en el campo, en la hostelería... Y que, como explican desde la Consellería de Emprego, ha dado la oportunidad de regularizar su estancia en España al 70% de las personas que participaron en la primera edición.«La regularización es un proceso engorroso, doloroso... (...) cuando abandonas tu país lo que quieres es trabajar para poder sobrevivir»
Lo que aclaran desde Emprego es que la reforma no recoge dentro de la nueva figura de arraigo sociolaboral —lo que hasta ahora sería el arraigo laboral que se introdujo en la reforma del 2022— las microformaciones. Estas son experiencias de aprendizaje de corta duración que, como explica la directora xeral de Formación e Cualificación para o Emprego, Zeltia Lado, se adaptan a las demandas de las empresas porque enseñan a los candidatos las habilidades específicas del puesto que han de cubrir.
En el caso del programa Arraigo promovido por la Xunta, estas son impartidas por Cáritas o la Federación de Escuelas de Familias Agrarias de Galicia (EFAs), entidades que en teoría no podrían impartirlas a partir de ahora. Porque el nuevo arraigo sociolaboral exige, según explican fuentes del Ministerio de Inclusión, que sea el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) quien imparta las formaciones para cubrir las vacantes solicitadas por las empresas. Pero es que, además, añaden, los puestos a cubrir deberán estar en el Catálogo de Puestos de Difícil Cobertura, algo que depende del Ministerio de Trabajo.
Carta a Pilar Cancela
La duda que tienen en la Consellería de Emprego es cómo podrán articular a partir del año que viene «un programa que está funcionando» como trampolín para insertar en el mercado laboral a migrantes que están en Galicia de forma irregular.
Para obtener respuestas, el jefe de ese departamento de la Xunta, José González, ha enviado una carta a la secretaria de Estado de Migraciones, la gallega Pilar Cancela, en la que, entre otras cosas, le traslada que «resulta incomprensible» que no se hayan incluido estas microcredenciales, una figura «avalada, no solo por la Unión Europea, sino por la propia experiencia de nuestra comunidad, donde hemos podido acreditar que estas formaciones funcionan». .
«Una formación de meses aboca a muchas de estas personas a trabajar en B»
Adaptar la formación de las personas que están de forma irregular en Galicia a las demandas concretas de las empresas facilitándoles un curso de corta duración adaptado a las especificidades de cada puesto. Ese es el objetivo de este programa avalado por Emprego. Porque de lo que se trata es, como explican fuentes de Cáritas, de «proporcionar al migrante que llega a Galicia un medio de vida», al tiempo que se cubren puestos para los que las empresas no encuentran candidatos. La cuestión es que, a juicio de esas mismas fuentes, «el perfil de estos migrantes es muy determinado. Es gente que precisa trabajar para mantenerse. Los cursos del SEPE son muy genéricos y solo abarcan un perfil determinado. Las microformaciones son adaptadas a cada puesto y cuentan con un programa formativo avalado por la Consellería de Emprego».Por eso, añaden, la principal ventaja de la microformación es que «cuando alguien llega y dice que busca un trabajador para podar setos, se le enseña al migrante a podar setos; lo mismo ocurre en el caso de que alguien busque personal para ordeñar vacas. Lo que se hace es prepararlos para desempeñar esa labor. De ese modo, se acortan tiempos para que esas personas puedan regularizarse y comenzar a cotizar», dicen.
Algo parecido es lo que indican desde la EFAs de Galicia: «Exigir un certificado profesional que puede durar seis o más meses, o un ciclo formativo que dura dos años supone que el migrante no pueda acceder al arraigo porque económicamente no tiene capacidad para sostener una formación tan larga sin poder trabajar. Lo que ocurre es que de ese modo abocamos a estas personas a trabajar en B y a no poder regularizar su situación a través de la formación o del arraigo socioformativo. En la práctica es muy difícil».
Ante las dudas de todas estas entidades sobre cómo podrá mantenerse el programa tras la última reforma normativa, desde el Ministerio de Inclusión apuntan que podrían hacerlo echando mano de la vía del arraigo social. En ese caso, tanto Cáritas como las EFAS podrían impartir esas microformaciones, que luego han de «contemplarse en el informe de integración, que es competencia de la comunidad». Desde Emprego alegan que entonces ya no sería un arraigo para el empleo, sería un arraigo social.
«Al tener documentación, todo cambia»
A Nury Candelaria Valdivia la ayudó mucha gente cuando llegó a Galicia. Y da gracias todos los que le echaron una mano para lograr esa nueva vida que vino a buscar. Desde Raquel, de la Escuela Familia Agraria (EFA); a Gonzalo, el abogado de la asociación Arraianas, o «Uxía, del Concello de Rois». Porque fue en este concello de la provincia de A Coruña donde esta familia recaló al llegar, animada por las mayores facilidades para acceder a la vivienda en comparación con las que se ofrecen en ciudades del Eje atlántico: «Acabamos viviendo en Rois porque después de haber mirado en Vigo y Santiago, fue el único lugar en el que nos alquilaban una vivienda sabiendo que no teníamos papeles. Lo encontramos por un programa que vimos en Youtube que se llamaba Vente a vivir a un pueblo».Y tras estar allí más de un año, acabaron en Vilagarcía, donde ahora tiene un trabajo después de haber realizado una microformación en el marco el programa Arraigo: «El microcurso era de limpieza, hice las prácticas en una empresa y después de terminar han de hacerte un contrato indefinido. A mí me contrataron en un furancho. Estoy tan agradecida... son muy buenas personas. Ahora trabajo en Vilagarcía, en hostelería», cuenta. Y dice que «al tener documentación, todo cambia». Está tranquila y feliz en Galicia, el lugar del que escuchó hablar por primera vez a su abuela.