Gorguera
Madmaxista
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Las asociaciones conservacionistas denuncian que se trata de una práctica sistémica en el entorno rural de la comunidad
L.O.
Es un fraude del que se puede obtener un beneficio fabuloso, con una inversión de 100 euros o menos una ganancia de 800 o quizá algo más. Sucede con caballos y en una frontera en el oeste, entre Asturias y Galicia, aunque aquí se acaban los paralelismos con el western, porque la trama investigada por el Seprona de Vegadeo podría ser sólo una ejemplo de una práctica generalizada en el territorio del Principado y porque además el pagano de toda esta historia no es ningún indio con plumas sino un animal, el lobo, no tan feroz como lo pintan, en un contexto además en el que los planes de reforma estatal para vetar su caza han levantado en armas a las comunidades del noroeste donde habita mayoritariamente.
La operación Colmillo Blanco, del Seprona, culminó con la detención de seis ganaderos asturianos, y también la imputación de tres guardias del Medio Natural del Principado, acusados de participar en un fraude que consistía en abandonar potros en el monte para que fuera atacados por los lobos y luego cobrar la indemnización por daños. El problema se acrecentó cuando los lobos empezaron a ver en la zona un lugar de comida asegurada y se acercaron cada vez más al ganado cuidado realmente. Para deshacerse de la manada, de seis ejemplares, se les drogó con una anestéstico, se les mató a palos, y luego se dejaron en la carretera como si hubieran sufrido un atropello.
«No voy a decir que sea la trama ganadera, porque no lo es, pero es la forma de cobrar daños falsos de lobo habitual de toda Asturias» asegura el presidente del Fondo para la Protección del Fondo Salvaje (FAPAS), Roberto Hartasánchez, quien añade que es «un fraude generalizado en el entorno ganadero de Asturias y es una de las razones por las que el lobo tiene mala imagen».
¿Por qué con potros? Por el precio, desde Galicia llegan, y lo hacen desde hace al menos una década, camiones de crías baratas. Son de raza de caballo garrano, un animal pequeño, de montaña, similar al asturcón; se pueden comprar ejemplares por hasta 50 o 100 euros. Llegados a Asturias pueden morir de forma natural, pueden ser abandonados (como hacía esta trama) en el monte, pueden haber sido atacados por lobos (algo que aquí se buscaba de forma expresa) o pueden haber sido consumidos como carroña por perros (y es algo que la propia FAPAS denunció en una ocasión); una vez reducidos a un puñado de huesos se trata de conseguir que la administración acredite que fue un ataque del lobo y cobrar así la indemnización.
«Son caballos de montaña, los que había antiguamente, que comen tojo desbrozan mucho, que no los quiere nadie. Le dices a un tratante de ganado de la zona de Galicia que te consiga un camión de caballos y te los trae, los va comprando a la gente y te cuestan tres duros», explica Hartasánchez.
Las últimas imágenes de los seis lobos muertos en la trama del fraude
F. SOTOMONTE
La pista de los caballos también llamó la atención de la Asociación que lucha por la defensa de los Derechos de todos los Animales, Anadel, según recalca su responsable Elena López, quien indica que conocen desde al menos 2011 que «venían a Asturias camiones desde Portugal y Galicia con potros muy baratos para este fraude». López asegura que se trata de una práctica sistémica «naturalizada. Y hay que destacar que sólo se ha investigado en una zona pequeña de Asturias y esto ha pasado allí, que durante dos años estamos hablando de 170 potros muertos, es algo muy grave».
La responsable de Anadel señaló que lo que permitió destapar el caso de Vegadeo fue la aparición de los lobos. Su grupo seguía la búsqueda de pruebas para denunciar este fraude y se encontró con que ya había una investigación judicial en curso. Ahora van a personarse como acusación particular. A ellos les llegó de forma anónima un vídeo con la manada de seis ejemplares que fueron muertos y otra de cinco que ha desaparecido y nadie sabe dónde está aunque sospechan que podrían haber sufrido el mismo destino. «Es sistemático, todo un modus operandi que la administración no está persiguiendo. Y luego tienen la poca vergüenza de decir que el lobo no debe estar protegido cuado hay un informe científico que así lo avala y ahora entendemos el por qué no quieren protegerlo, para amparar este fraude».
En términos similares se pronunció Hartasánchez quien cree que se hace la vista subida de peso con este tipo de prácticas porque «la consejería lo sabe perfectamente y lo consiente. Hay guardas que no tras*igen, que son profesionales y otros que se suben al carro de la corrupción. Pero en general el criterio es no tener problemas, que la gente esté contenta porque son votos y los votos rurales son muy importantes, pueden poner o quitar gobiernos en Asturias y el lobo es el cabeza de turco».
Las denuncias por daños en la ganadería atribuidos a ataques de fauna salvaje no son pocas en Asturias. La última estadística revelada por el Principado cifra en 5.068 las presentadas en 2019 y 4.876 en 2020. De las correspondientes a 2019 se resolvieron la gran mayoría, 4.147, con indemnizaciones sumando más de 1,6 millones de euros. 440 fueron denegados, 79 están pendientes de fiscalización para su pago (por casi 31.000 euros) y quedan pendientes de resolver 402 por un monto de más de 192.000 euros.
En la tabla de 2020 se señala que ya se han pagado 1.854 por un monto de casi 700.000 euros. 417 reclamaciones han sido denegadas; 956 están pendientes de fiscalización (por un valor de más de 355.000 euros) y están todavía por ser resueltas 1.649 por algo más de 800.000 euros.
L.O.
Es un fraude del que se puede obtener un beneficio fabuloso, con una inversión de 100 euros o menos una ganancia de 800 o quizá algo más. Sucede con caballos y en una frontera en el oeste, entre Asturias y Galicia, aunque aquí se acaban los paralelismos con el western, porque la trama investigada por el Seprona de Vegadeo podría ser sólo una ejemplo de una práctica generalizada en el territorio del Principado y porque además el pagano de toda esta historia no es ningún indio con plumas sino un animal, el lobo, no tan feroz como lo pintan, en un contexto además en el que los planes de reforma estatal para vetar su caza han levantado en armas a las comunidades del noroeste donde habita mayoritariamente.
La operación Colmillo Blanco, del Seprona, culminó con la detención de seis ganaderos asturianos, y también la imputación de tres guardias del Medio Natural del Principado, acusados de participar en un fraude que consistía en abandonar potros en el monte para que fuera atacados por los lobos y luego cobrar la indemnización por daños. El problema se acrecentó cuando los lobos empezaron a ver en la zona un lugar de comida asegurada y se acercaron cada vez más al ganado cuidado realmente. Para deshacerse de la manada, de seis ejemplares, se les drogó con una anestéstico, se les mató a palos, y luego se dejaron en la carretera como si hubieran sufrido un atropello.
«No voy a decir que sea la trama ganadera, porque no lo es, pero es la forma de cobrar daños falsos de lobo habitual de toda Asturias» asegura el presidente del Fondo para la Protección del Fondo Salvaje (FAPAS), Roberto Hartasánchez, quien añade que es «un fraude generalizado en el entorno ganadero de Asturias y es una de las razones por las que el lobo tiene mala imagen».
¿Por qué con potros? Por el precio, desde Galicia llegan, y lo hacen desde hace al menos una década, camiones de crías baratas. Son de raza de caballo garrano, un animal pequeño, de montaña, similar al asturcón; se pueden comprar ejemplares por hasta 50 o 100 euros. Llegados a Asturias pueden morir de forma natural, pueden ser abandonados (como hacía esta trama) en el monte, pueden haber sido atacados por lobos (algo que aquí se buscaba de forma expresa) o pueden haber sido consumidos como carroña por perros (y es algo que la propia FAPAS denunció en una ocasión); una vez reducidos a un puñado de huesos se trata de conseguir que la administración acredite que fue un ataque del lobo y cobrar así la indemnización.
«Son caballos de montaña, los que había antiguamente, que comen tojo desbrozan mucho, que no los quiere nadie. Le dices a un tratante de ganado de la zona de Galicia que te consiga un camión de caballos y te los trae, los va comprando a la gente y te cuestan tres duros», explica Hartasánchez.
Las últimas imágenes de los seis lobos muertos en la trama del fraude
F. SOTOMONTE
La pista de los caballos también llamó la atención de la Asociación que lucha por la defensa de los Derechos de todos los Animales, Anadel, según recalca su responsable Elena López, quien indica que conocen desde al menos 2011 que «venían a Asturias camiones desde Portugal y Galicia con potros muy baratos para este fraude». López asegura que se trata de una práctica sistémica «naturalizada. Y hay que destacar que sólo se ha investigado en una zona pequeña de Asturias y esto ha pasado allí, que durante dos años estamos hablando de 170 potros muertos, es algo muy grave».
La responsable de Anadel señaló que lo que permitió destapar el caso de Vegadeo fue la aparición de los lobos. Su grupo seguía la búsqueda de pruebas para denunciar este fraude y se encontró con que ya había una investigación judicial en curso. Ahora van a personarse como acusación particular. A ellos les llegó de forma anónima un vídeo con la manada de seis ejemplares que fueron muertos y otra de cinco que ha desaparecido y nadie sabe dónde está aunque sospechan que podrían haber sufrido el mismo destino. «Es sistemático, todo un modus operandi que la administración no está persiguiendo. Y luego tienen la poca vergüenza de decir que el lobo no debe estar protegido cuado hay un informe científico que así lo avala y ahora entendemos el por qué no quieren protegerlo, para amparar este fraude».
En términos similares se pronunció Hartasánchez quien cree que se hace la vista subida de peso con este tipo de prácticas porque «la consejería lo sabe perfectamente y lo consiente. Hay guardas que no tras*igen, que son profesionales y otros que se suben al carro de la corrupción. Pero en general el criterio es no tener problemas, que la gente esté contenta porque son votos y los votos rurales son muy importantes, pueden poner o quitar gobiernos en Asturias y el lobo es el cabeza de turco».
Las denuncias por daños en la ganadería atribuidos a ataques de fauna salvaje no son pocas en Asturias. La última estadística revelada por el Principado cifra en 5.068 las presentadas en 2019 y 4.876 en 2020. De las correspondientes a 2019 se resolvieron la gran mayoría, 4.147, con indemnizaciones sumando más de 1,6 millones de euros. 440 fueron denegados, 79 están pendientes de fiscalización para su pago (por casi 31.000 euros) y quedan pendientes de resolver 402 por un monto de más de 192.000 euros.
En la tabla de 2020 se señala que ya se han pagado 1.854 por un monto de casi 700.000 euros. 417 reclamaciones han sido denegadas; 956 están pendientes de fiscalización (por un valor de más de 355.000 euros) y están todavía por ser resueltas 1.649 por algo más de 800.000 euros.