Por cierto, hay que reconocer el aguante que está teniendo el ABC con De Prada.
Noticias de Siria - Juan Manuel de Prada | Fundación para la Libertad
da repelús sobremanera el chalaneo que las colonias del pudridero europeo han mantenido y mantienen para evitar el paso a sus territorios de los llamados equívocamente «refugiados sirios». Pero no es sino un eslabón más en la cadena de crímenes que se inicia cuando Bush II declara a Siria parte de aquel demente «eje del mal», prosigue con las primaveritas árabes y los intentos de enzarzar a Siria en diversos conflictos (a veces mediante agresiones al Líbano), alcanza su crisis con la pretensión de Estados Unidos de lanzar una operación militar contra Al Assad (frenada por Rusia) y se desmadra definitivamente con la aparición de la marioneta del mundialismo llamada Daesh o Estado Islámico, que sólo empezó a flaquear cuando se produjo la intervención militar rusa.
Durante todo este arco temporal, siempre nos tropezamos con Estados Unidos, Israel, Turquía y Arabia Saudita manejando los hilos del desastre; y, en algunos casos, financiando y armando directamente a la marioneta llamada Daesh. En toda esta escalada criminal las colonias del pudridero europeo han desempeñado, ciertamente, un papel vicario, más no por ello venial: han tratado de desestabilizar a Rusia, sumándose cipayamente a las sanciones decretadas por el tío Sam; han vendido armas a los abastecedores del Estado Islámico (España, sin ir más lejos, vendió a Riad en el primer semestre de 2015 material bélico por valor de 450 millones de euros que, por supuesto, Riad distribuye entre sus marionetas); y han respaldado las acciones más da repelúsntes de Turquía, el mayor enemigo de la Cristiandad que vieron los siglos y hoy, bajo la presidencia del protervo Erdogan, la principal amenaza para Europa.
Pues se ha demostrado fehacientemente que en Turquía se han entrenado las fieras del Daesh, que en Turquía se han refugiado las fieras del Daesh, que Turquía ha comerciado con el petróleo que las fieras del Daesh han extraído de suelo sirio.
Pues a Turquía, unos de los principales valedores del Daesh y nuestro mayor enemigo histórico, vamos a pagar 3.000 millones de euros al año, para que impide la avalancha de «refugiados» en Europa. Pero esa avalancha ha sido provocada por los Estados criminales que han promovido, financiado y abastecido de armas al Daesh; y, de forma vicaria, por las colonias del pudridero europeo, que han mantenido su alianza con esos Estados criminales, siguiendo las consignas del mundialismo.
La única solución a la crisis siria es el restablecimiento de la autoridad en el país, que hoy por hoy sólo Al Assad puede garantizar. Así lo acaba de recordar Antoine Audo, obispo católico de Alepo, quien ha anunciado que la inmensa mayoría de cristianos sirios apoyarán al presidente Al Assad en las elecciones del próximo 13 de abril. Y así lo acaba de afirmar también Jacques Benham Hindo, arzobispo de la archieparquía de Hassaké-Nísibis, quien ha pedido a sus fieles que no olviden los procesos que llevaron a la creación del monstruo yihadista, desde la guerra librada en Afganistán contra los soviéticos hasta la aparición repentina y anómala del Daesh.
Claro que no todos opinan lo mismo que estos obispos sirios. Por ejemplo, Michael Oren, embajador de Israel en Estados Unidos hasta 2013, acaba de afirmar: «Si tuviéramos que escoger entre Daesh y Al Assad, escogeríamos Daesh». Que es, exactamente, lo mismo que dijo Moshé Yalón, ministro de defensa israelí, hace un par de meses.
Quien con niños se acuesta, mojado se levanta. Quien se convierte en el felpudo del mundialismo y de su marioneta Daesh se levanta con problemas migratorios irresolubles. Las colonias del pudridero europeo llevan en el pecado la penitencia.
Noticias de Siria - Juan Manuel de Prada | Fundación para la Libertad
da repelús sobremanera el chalaneo que las colonias del pudridero europeo han mantenido y mantienen para evitar el paso a sus territorios de los llamados equívocamente «refugiados sirios». Pero no es sino un eslabón más en la cadena de crímenes que se inicia cuando Bush II declara a Siria parte de aquel demente «eje del mal», prosigue con las primaveritas árabes y los intentos de enzarzar a Siria en diversos conflictos (a veces mediante agresiones al Líbano), alcanza su crisis con la pretensión de Estados Unidos de lanzar una operación militar contra Al Assad (frenada por Rusia) y se desmadra definitivamente con la aparición de la marioneta del mundialismo llamada Daesh o Estado Islámico, que sólo empezó a flaquear cuando se produjo la intervención militar rusa.
Durante todo este arco temporal, siempre nos tropezamos con Estados Unidos, Israel, Turquía y Arabia Saudita manejando los hilos del desastre; y, en algunos casos, financiando y armando directamente a la marioneta llamada Daesh. En toda esta escalada criminal las colonias del pudridero europeo han desempeñado, ciertamente, un papel vicario, más no por ello venial: han tratado de desestabilizar a Rusia, sumándose cipayamente a las sanciones decretadas por el tío Sam; han vendido armas a los abastecedores del Estado Islámico (España, sin ir más lejos, vendió a Riad en el primer semestre de 2015 material bélico por valor de 450 millones de euros que, por supuesto, Riad distribuye entre sus marionetas); y han respaldado las acciones más da repelúsntes de Turquía, el mayor enemigo de la Cristiandad que vieron los siglos y hoy, bajo la presidencia del protervo Erdogan, la principal amenaza para Europa.
Pues se ha demostrado fehacientemente que en Turquía se han entrenado las fieras del Daesh, que en Turquía se han refugiado las fieras del Daesh, que Turquía ha comerciado con el petróleo que las fieras del Daesh han extraído de suelo sirio.
Pues a Turquía, unos de los principales valedores del Daesh y nuestro mayor enemigo histórico, vamos a pagar 3.000 millones de euros al año, para que impide la avalancha de «refugiados» en Europa. Pero esa avalancha ha sido provocada por los Estados criminales que han promovido, financiado y abastecido de armas al Daesh; y, de forma vicaria, por las colonias del pudridero europeo, que han mantenido su alianza con esos Estados criminales, siguiendo las consignas del mundialismo.
La única solución a la crisis siria es el restablecimiento de la autoridad en el país, que hoy por hoy sólo Al Assad puede garantizar. Así lo acaba de recordar Antoine Audo, obispo católico de Alepo, quien ha anunciado que la inmensa mayoría de cristianos sirios apoyarán al presidente Al Assad en las elecciones del próximo 13 de abril. Y así lo acaba de afirmar también Jacques Benham Hindo, arzobispo de la archieparquía de Hassaké-Nísibis, quien ha pedido a sus fieles que no olviden los procesos que llevaron a la creación del monstruo yihadista, desde la guerra librada en Afganistán contra los soviéticos hasta la aparición repentina y anómala del Daesh.
Claro que no todos opinan lo mismo que estos obispos sirios. Por ejemplo, Michael Oren, embajador de Israel en Estados Unidos hasta 2013, acaba de afirmar: «Si tuviéramos que escoger entre Daesh y Al Assad, escogeríamos Daesh». Que es, exactamente, lo mismo que dijo Moshé Yalón, ministro de defensa israelí, hace un par de meses.
Quien con niños se acuesta, mojado se levanta. Quien se convierte en el felpudo del mundialismo y de su marioneta Daesh se levanta con problemas migratorios irresolubles. Las colonias del pudridero europeo llevan en el pecado la penitencia.