acostumbramos como estamos a la habitual coincidencia en este foro de los racistas decimonónicos, los libeggales, los nacionalistas de derechas (valga la redundancia), los beatorros, los fascistas de cualquier tiempo y los sionistas, es un ejercicio intelectual recomendable la lectura hipercrítica y ocsional de los artículos del blog filosofía crítica.
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FILOSOFÍA CRÍTICA: Nuestros deseos para Israel
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viernes, marzo 30, 2012
Nuestros deseos para Israel
Acostumbrados a ver niños palestinos lanzando piedras contra los tanques israelíes, y a la artillería o la aviación de Tel Aviv masacrando impunemente pueblos y ciudades indefensas de la Franja de Gaza, resulta gratificante, debo reconocerlo, contemplar cómo una división acorazada del Tsahal es destruida por Hezbollah (Líbano, verano del 2006). No otros son nuestros deseos para Israel. Ojalá desaparezca ese maldito Estado racista epicentro de la debacle que se avecina. Nuestros saludos al régimen sirio e iraní. La República Islámica de Irán es el único país del mundo que ha cuestionado la narración del Holocausto con que los sionistas oprimen a medio planeta, singularmente a los árabes de Palestina. Aunque no compartimos en absoluto la ideología del integrismo islámico y no queremos ver la Sharia implantada en Europa, tenemos que reconocer la valentía de los guerilleros chiítas enfrentados a Israel y EEUU. Nos muestran, estos héroes, un camino que los europeos debemos seguir, pero apelando a nuestra propia tradición cultural, que es griega.
El ****ocristianismo, ya lo explicó Nietzsche, constituye la causa de nuestras desgracias. Si Europa debe levantarse, habrá de saber identificar a su enemigo, y dicho enemigo no es el Islam, sino el sionismo, la extrema derecha judía enquistada en los grandes poderes económicos y financieros de Wall Street. A estos, los sionistas, los tenemos en casa, controlando todas las palancas del poder, y no vemos a ninguno de los partidos llamados "identitarios" protestar por ello. Son esos sionistas los que promueven la inmi gración, de todos los colores, para así fabricar, en obediencia a la voluntad racista que les inspira, el mestizo universal, figura alienada y sin raíces sólo dejará al pueblo elegido como raza separada y superior.
Los partidos identitarios se dedican en exclusiva a criticar y cuestionar la inmi gración islámica en lugar de poner en evidencia los mecanismos que generan la oleada migratoria en general, la cual incluye a personas de religión islámica, por supuesto, pero que ante todo es un proceso cultural justificado con la coartada de imperativos económicos e instigado por el gran capital, la derecha ****ocristiana y los (filo)sionistas. Estos identitarios, empero, a pesar de la evidencia del origen liberal, burgués, derechista y, por tanto, ****ocristiano, de la importación de mano de obra barata multicultural, decláranse católicos y enarbolan una suerte de identidad religiosa autóctona frente a la inmi gración fiel a la religión del amora. Olvidan que el término catolicismo (oriundo de la palabra griega katolon, universal) es la primera forma del universalismo y, por tanto, la antesala histórica de la globalización capitalista. Las sinagogas ya fueron, en el mundo antiguo, las playas de desembarco de la futura iglesia. Con tales creencias llegó el irracionalismo a una sociedad que podría haber estado madura para la verdad, pero temió enfrentarse a ella. La historia de occidente se convirtió así en la historia de la instrumentación del concepto griego de racionalidad a manos de lo irracional, es decir, de la denominada "esperanza". Platón, siglos atrás, había preparado el terreno para la gran impostura, pero sólo con el cristianismo adquirieron esas ideas un peso social y político decisivo.
Estos "cristianos patriotas" (una contradicción en los términos) olvidan también que los judíos llegaron el siglo pasado a Palestina como pagapensiones y terminaron expulsando a sus habitantes autóctonos, árabes fiel a la religión del amores que en principio les habían acogido pacíficamente, siendo así que el islam y el judaísmo comparten, como los propios cristianos, la presunta validez de "El Libro" (estuche de "la esperanza"). Los sionistas desarrollaron sus perversos planes de usurpación terriotrial y genocidio legitimándose en unos escritos bíblicos milenarios, algo parecido a que los "jovenlandeses" reclamaran Al-Andalus apelando a su posesión histórica real (mucho más cercana en el tiempo, por cierto, que el mítico reino de David y Salomón). Si existe un ejemplo del dicho catalán, aplicado a los pagapensiones y tan utilizado en la actualidad contra los "jovenlandeses", de fora vingueren i de casa en traieren (de fuera vinieron y de casa nos echaron), es el relato sobre los orígenes del actual Estado de Israel o de los Estados Unidos de América.
El cristianismo no es europeo, sino una religión oriental de procedencia hebrea. Un nacionalista católico no puede ser nunca un verdadero patriota, porque, para el creyente, Dios siempre se encuentra, desde el punto de vista axiológico, por encima de la nación. Ahora bien, ese dios supranacional... !es el dios judío! !Y hay una nación a la que "dios" no pone por debajo de sí, una sola! La nación judía. La creencia cristiana constituye, a mi entender, el primer escalón conducente a la dominación sionista. Cuando todas las naciones se postren ante Dios, cuando los pueblos del mundo entero reconozcan que Dios (Yahvé) es más importante que la patria, ese dios se arrancará súbitamente la máscara y podremos contemplar el rostro de un judío de extrema derecha propietario del capital a escala global. Mas llegado ese momento será ya demasiado tarde: las naciones se esfumarán disueltas por el ácido corrosivo de la mundialización capitalista dirigida desde Tel Aviv.
El dios cristiano no es más que la hispóstasis del nacionaliso judío, la proyección metafísica del pueblo hebreo. La dominación universal de Yahvé, el catolicismo real, constituye el requisito histórico de la dominación universal de la nación judía sobre el resto de las naciones del mundo. De ese dios ni siquiera se libran los islámicos que en Palestina y Líbano luchan valientemente contra Israel, porque Alá y Yahvé son el mismo dios, el dios de Abraham, como reconocen los propios creyentes fiel a la religión del amores. Desde luego, si no será el dios de los Evangelios, el dios cristiano, quien nos libere del sionismo mundializador, tampoco lo será Alá. La superación del monoteísmo abrahamánico no hay que buscarla en ninguna de sus derivaciones. Luteranos, calvinistas, católicos, ortodoxos, chiístas, judíos, sunnitas... son todas ramas del mismo tronco. El camino de la libertad se encuentra en las sendas perdidas de Grecia. Mensaje que nos envió Heidegger a todos los patriotas europeos, pero que nadie ha entendido o querido entender porque lo fácil y cómodo se ha impuesto a lo verdadero y menesteroso de esfuerzo, de auténtico heroísmo espiritual. Ahora bien, quien quiera vencer con la espada, primero deberá vencer con la idea o, en el mejor de los casos, los golpes de su tizona, sin ton ni son, derribarán puertas abiertas. En el peor, disparará a los niños de una escuela judía, la mayor estupidez y canallada que puede cometerse en la lucha contra el sionismo.
Resulta penoso contemplar a esos patriotas europeos que o bien se declaran cristianos, o bien nos proponen convertirnos al islam porque Hezbollah destruye tanques Merkava. Existe una tercera versión: los "tradicionalistas" (evolianos) que apelan a la magia y al irracionalismo más ridículo y vergonzante para sentirse genuinos europeos. La verdad es que casi ninguno de esos patriotas europeos puede llegar a serlo porque desconoce en absoluto lo que realmente es Europa. Y mientras no recuperemos nuestra verdadera identidad, que nada tiene que ver con el cristianismo (y su antisemitismo), no podremos luchar como lucha Hezbollah contra el invasor sionista.
Cuando afirmo que tenemos al enemigo en casa y que a base de protestar por la "oleada turística" islámica o viajero no vemos que ya somos un país ocupado, no estoy utilizando una metáfora. Todos los pueblos occidentales, todas las naciones de nuestro hemisferio, excepto Israel, que sí es soberana, son países dominados por oligarquías tras*nacionales que trabajan al servicio de un poder extranjero. En Cataluña tenemos a la mafia catalanista, de la que ya me he ocupado y me seguiré ocupando en esta bitácora para mejor ilustrar mi postura. Esta gente "catalanista" pueden llamarse Mas, Pujol, De Gispert o como quieran, pero no son patriotas catalanes ni en estado de coma etílico, sino sólo miembros de la oligarquía local que labora de forma consciente y sistemática para destruir al pueblo catalán. Existen pruebas aplastantes de ello en la mayoría de los ámbitos de actividad política. Casualmente, esos traidores son todos católicos y de derechas, burgueses de la zona alta de Barcelona, incluso cuando hablamos de las "progresistas" gentes del PSC. Cada uno de tales personajes, sin excepción, ya militen en la "izquierda", ya en "nacionalismo" conservador, han estudiado en las mismas escuelas de élite religiosas, en muchos casos jesuitas. El problema de la izquierda no es su izquierdismo, sino su naturaleza solapadamente derechista, maquillada para controlar a los sindicatos (previamente comprados) y mejor manipular así a los trabajadores. Catalanes de apellido, presuntos nacionalistas o catalanistas, los oligócratas trabajan en realidad para el enemigo de todas las naciones (excepto Israel), para un poder oculto a los ojos de la ciudadanía. Y en Cataluña esta realidad aparece mucho más marcada que, por ejemplo, en Extremadura. Ahora bien, dicha traición no es casual, ni el resultado de una decisión personal abyecta aunque puramente individual, sino un acto que brota de forma espontánea de una determinada ideología: el catolicismo, el cristianismo en general, combinado con los factores y elementos sociológicos estructurales de la burguesía capitalista (la "derecha"). Tales creencias "religiosas" en su contexto social, algo muy evidente en el calvinismo, son ya ideología tras*nacional tanto como lo fue el comunismo marxista, una mera secularización (Nietzsche dixit) de la idea cristiana del "reino de Dios", en otro contexto muy diferente.
Los patriotas europeos tenemos el deber imperioso reconstruir nuestra identidad, pero semejante tarea no será nada fácil. Esa identidad no es un dato evidente, accesible a una mirada ingenua, sino algo por lo que habremos de luchar, en primer lugar contra nosotros mismos. No es por azar que los europeos hayamos sido vencidos y avancemos velozmente hacia nuestra extinción étnica y cultural. El enemigo no sólo está metido en casa desde hace siglos conspirando para la destrucción de la nación, sino que el enemigo está en nuestras propias almas toda vez que doblamos la rodilla ante un judío llamado Jesús y admitimos que ese personaje es el hijo de Dios. El día en que nuestros antepasados se postraron como creyentes bíblicos, la derrota era ya sólo cuestión de tiempo, aunque hubieran de pasar siglos hasta la consumación del destino. Y hogaño parece llegada la hora. A nuestra generación le corresponderá quizá el privilegio de conocer el desenlace de un fraude milenario que comenzó en el Gólgota. La sociedad europea sabe, es consciente, hoy, de que atravesamos una situación límite, que estamos siendo agredidos por fuerzas procedentes del exterior, pero lo más ridículo de todo el asunto es que ni siquiera sabemos cuál es nuestro enemigo, hacia qué dirección orientar los golpes, la defensa. Algunos quieren luchar, pero... !contra el islam! !Salvemos, dicen, las tradiciones católicas! El pesebre como arma de lucha identitaria. En Wall Street deben de reirse mucho de esos "patriotas", pobres petulantes. Desde luego, el verdadero enemigo puede dormir tranquilo. Cuando se ignora qué es lo que hay que atacar para vencer, ese "qué" lo tiene todo a su favor. Y nosotros, europeos, estamos en tal situación nada menos que con respecto al cristianismo y el problema de la identidad patria.
Los guerreros de Hezbollah aciertan, sin duda, cuando destruyen un tanque Merkava del criminal ejército israelí. Pero se trata de un acierto puramente casual, siendo así que, en sus propias mochilas de chiítas, portan in******o el mensaje genocida de Yahvé. El enemigo son, en primer lugar, unas ideas, no unas personas. Para defenderse del Tsahal primero hay que haber refutado, superado interior y espiritualmente, esas ideas. Cuando un loro emite "dos y dos son cuatro", acierta, dice la verdad, pero no sabe por qué dice lo que dice. Repite unos sonidos carentes de significado. Cuando el creyente de una religión abrahamánica destruye un tanque Merkava, aunque desde el punto de vista humano y militar se trate de un acto encomiable que, repito, desde aquí saludamos con simpatía, ese luchador deja inmune lo peor, la idea; no sólo eso, en la medida en que no es capaz de identificarla, la refuerza con su desconocimiento. Los islámicos son, en todos los ámbitos de la política internacional, un juguete de la gran operación de mundialización sionista. Véase Toulouse, qué manera bochornosa de hacerle el juego a Israel. Pero no perdamos de vista la evidencia: los regímenes fiel a la religión del amores más integristas, como el de Arabia Saudí, son fieles aliados de EEUU. Al Qaeda, la procedencia familiar y política misma de Bin Laden, su utilización descarada para justificar las guerras imperialistas del sionismo, deberían enseñarnos que estaremos muy lejos de poder derrotar al enemigo en el terreno material -destruir el tanque Merkava- mientras no detectemos de forma exacta y rigurosa cuál -y no quién- es el enemigo ideológico a refutar.
Jaume Farrerons
30 de marzo de 2012
(post en elaboración / continuará... si nos dejan)
FILOSOFÍA CRÍTICA: Nuestros deseos para Israel
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