Los motores económicos de bajo valor añadido (construcción y turismo) de los que ha abusado España en los últimos años están al borde de la pana total. Han sido años donde mucha gente se ha enriquecido fácilmente sin pegar un palo al agua. Aquí todos han ganado; desde el "hay untamiento" corrupto que recalificaba lo que se le pusiera por delante hasta el pasapisero más pardillo. Todo ello, ha redundado en un sobredimensionamiento del no-valor-añadido que justo ahora se ha esfumado bruscamente. Y es ahora cuando nuestra oprtunista clase política, la misma que se ha estado financiando a base de pelotazos urbanísticas, pone el grito en el cielo recordardando la necesidad de apostar por la inversión en I+D, para de esta forma crear alternativas a la construccion que sean más productivas y de mayor valor añadido. No obstante, la teoría es una cosa y llevarlo a la práctica otra muy distinta. La I+D no es terreno para cualquiera, requiere cualificación profesional, formación continua, inversión a largo plazo, paciencia y sus beneficios sólo pueden serlo al largo plazo. No es un terreno en el que se puedan sumergir nuestros politicuchos y demás listillos de tres al cuarto que pululan a su alrededor, por eso nunca ha interesado en este país, porque es un motor que ni entienden ni les interesa entender. En este modelo económico del valor añadido, la mediocridad perece, y en nuestro pais, nuestra clase política va muy sobrado de ella. A más a más ya es tarde para rectificar, esta crisis nos la comemos con patatas..., tan solo esperamos que haga la purga necesaria en nuestro sistema económico para así efectuar las reformas estructurales precisas para preparar nuestra economía española para un nuevo ciclo más global y convalidable con los modelos de crecimiento sostenido de los países europeos.
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