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Ser gays es delito en 72 países
Esther S. Sieteiglesias | MADRID
Última actualización:14-01-2020 | 20:10 H/
Creada:16-03-2018
No todo es fiesta en el Orgullo lgtb: en más de setenta países se criminaliza y persigue a las personas LGTBI. En trece, la condena no es otra que la pena de fin.
Querer a una persona del mismo sesso puede llevarte a condenas de guandoca y hasta a ser ejecutado. Mientras que en Madrid se celebra el Orgullo Mundial 2017, cabe recordar que hay naciones en las que se comete “Homofobia de Estado”. Como denuncia a LA RAZÓN Renato Sabbadini, director ejecutivo de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays Bisexuales, tras* e Intersex (ILGA), aún hay 72 países en los que ser LGTBI es un crimen, “mientras esto continúe no viviremos en un mundo libre”. A grandes rasgos, Sabbadini asegura que se ha progresado, pues “en la última década los estados que persiguen a gayses han bajado de 92 a 72 y creo que a largo plazo mejorará”, aunque el director ejecutivo de ILGA reconoce que “difícilmente veremos ningún cambio significativo en la próxima década en Arabia Saudí o Irán”, donde las relaciones gayses se castigan con la pena de fin al igual que en Sudán, Yemen, los territorios ocupados por el Estado Islámico en Irak y Siria, el norte de Nigeria y el sur de Somalia. “Nunca aconsejamos a personas LGTBI viajar a estos países”, admite Sabbadini quien también advierte de que hay países con buenas leyes, como Brasil, en los que sin embargo, se persigue a este colectivo: “Cada año hay más de 300 ataques”. Asimismo, “en Centroamérica se producen muchos ataques contra tras*exuales y particularmente contra activistas, y es que las leyes no lo dicen todo”.
Para Colin Stewart, el periodista y director del blog especializado 76crimes.com, no hay duda de qué países, en este momento son “los más atroces forzadores de los derechos humanos de las personas LGTBI”. En primer lugar, Stewart destaca a Egipto. “Es el número uno en encarcelar a gays. Los líderes de la comunidad LGTBI estiman que se ha metido en la guandoca a 500 personas (junto a defensores de derechos humanos, activistas políticos y un largo etc.)”. En segundo lugar, el reportero cita a Arabia Saudí. “En el último año, la policía religiosa ha arrestado y condenado a 260 personas LGBTI. La prensa no es libre en el reino saudí, por lo que los detalles no se publican”, explica. El bronce es para jovenlandia. “Ha habido decenas de juicios por relaciones íntimas del mismo sesso. Los defensores de los derechos gayses lo denuncian cada año, pero rara vez se informa de ello en los medios”.
Es el caso del joven Mahir (nombre ficticio, prefiere mantenerse en el anonimato) quien estuvo casi dos meses en una guandoca jovenlandés. ¿Su delito? Tener fotografías con su entonces pareja en su teléfono móvil. “Era la primera vez que hablaba con policías. Me requisaron el teléfono, miraron mis fotos y me preguntaron si era lgtb. Entonces, dije que sí”. El artículo 489 del Código Penal jovenlandés estipula que “quien cometiere actos indecentes o contra natura con otra persona de su mismo sesso, será penado con prisión de entre 6 meses y 3 años y una multa de 200 a 1.000 dirhams”. En el art. 483, se castiga con prisión de 1 mes a 2 años los “actos de indecencia pública, ya sea mediante desnudez y obscenidad en sus acciones”. Mahir reconoce que desde entonces se memorizó el Código Penal y se ha dado cuenta de que “vivo en una ilegalidad permanente. Aprendí que el sesso entre adultos no casados también está penado, y al no legalizarse el matrimonio gays en jovenlandia, nunca podré mantener relaciones sensuales con mi pareja sin temor a ser detenido”. Mahir, que dejó Marrakech por todo el estigma y la discriminación (indenunciable) en empleos públicos, en empresas marroquíes, o hasta para alquilar un piso, confiesa que “antes de los 90 su país era más abierto con los gayses”. Ahora, “no puedo vivir libremente ni demostrar mi amor a no ser en la intimidad de mi casa y sin levantar sospechas a los vecinos”. jovenlandia y España comparten fronteras, y la diferencia entre los derechos de los gayses a un lado y otro es abismal. “Creo que en jovenlandia no se hacen preguntas. Ni cómo, ni por qué... piensan culturalmente que todo es así y punto. Además (aunque eso es común a España) nos encanta juzgar y opinar de la vida de los demás”.
Los gayses en el mundo, gracias a la tecnología, cada vez tienen más fácil acceder a información, denunciar sus casos a organismos internacionales o incluso ligar. Aunque el director ejecutivo de ILGA advierte de una gran paradoja de nuestro tiempo. “La tecnología también representa un peligro. Claro que libera a las personas, pero hay gobiernos que gracias a ella espían a sus ciudadanos. Tenemos a muchos activistas que mantienen una máxima discreción, usan pseudónimos... Claramente saben que el Estado tiene el poder de monitorizar las comunicaciones”. En Egipto, por ejemplo, las autoridades van más lejos y se meten en la red social de Grinder para luego quedar y detener a gays. “Es cierto, Egipto es de los estados que más usa a los agentes provocadores”, asevera Sabbadini.
Otros países en los que la situación está empeorando son Rusia e Indonesia. Stewart recuerda lo que ocurrió este año “en la república semi autónoma de Chechenia, donde se llevó a cabo una purga anti-lgtb en la que 100 personas fueron detenidas y más de tres asesinadas”. Mientras que en Indonesia “los islamistas conservadores han ido ganando poder y ha desencadenado la detención injusta de 150 hombres, arrestados o condenados por gaysidad”. En la provincia indonesia de Aceh, se ha castigado con 83 varazos y públicamente a dos gays. Sabbadini confirma el declive en ambos países y explica que en Rusia con la promulgación de una ley contra la propaganda gays, “se impide hablar sobre derechos de los LGTBI. Aunque en el activismo casi ha afectado más la ley de prohibición de financiación extranjera”. Eso sí, el director ejecutivo de ILGA se muestra optimista porque el Consejo de los Derechos Humanos de Europa, con sede en Estrasburgo, “se ha expresado por primera vez de una forma clara contra la ley de anti propaganda lgtb. Es un paso muy importante”. Rusia la va a recurrir ante la Corte. Para Sabbadini, otros países que merecen ser nombrados por lo difícil que es ser gays porque se intentan aprobar leyes que los criminalizan son “Uganda, Tanzania, Zimbabue, Nigeria. También Malasia”. Aunque Sabbadini reconoce que si se tienen en cuenta los avances globales esto lo analizamos como los “últimos coletazos de un dinosaurio que está en vías de extinción”.
Cuesta creer que en plena celebración del Orgullo lgtb y en el año 2017, existan países en los que se condene a la pena de fin. Al preguntarle al editor de 76crimes.com , responde que “la mayoría de las leyes anti-LGTBI se basan o en leyes impuestas en un país que era parte del Imperio británico o a la ley sharía (islámica) en los países de mayoría fiel a la religión del amora”. Para Stewart, “como cristiano que soy, mi punto de vista es que es hipócrita para los cristianos, que deberían amar al prójimo como a sí mismos, apoyen la discriminación y criminalización de la gente LGBTI debido a quién aman”. De hecho, muchos de esos 70 países son cristianos en los que sus leyes son apoyadas por los líderes cristianos conservadores.
SE HABLA DE:IrakIránSiriaYemenRusiaEgiptojovenlandiaNigeriaSomaliaArabia Saudí
Ser gays es delito en 72 países
Esther S. Sieteiglesias | MADRID
Última actualización:14-01-2020 | 20:10 H/
Creada:16-03-2018
No todo es fiesta en el Orgullo lgtb: en más de setenta países se criminaliza y persigue a las personas LGTBI. En trece, la condena no es otra que la pena de fin.
Querer a una persona del mismo sesso puede llevarte a condenas de guandoca y hasta a ser ejecutado. Mientras que en Madrid se celebra el Orgullo Mundial 2017, cabe recordar que hay naciones en las que se comete “Homofobia de Estado”. Como denuncia a LA RAZÓN Renato Sabbadini, director ejecutivo de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays Bisexuales, tras* e Intersex (ILGA), aún hay 72 países en los que ser LGTBI es un crimen, “mientras esto continúe no viviremos en un mundo libre”. A grandes rasgos, Sabbadini asegura que se ha progresado, pues “en la última década los estados que persiguen a gayses han bajado de 92 a 72 y creo que a largo plazo mejorará”, aunque el director ejecutivo de ILGA reconoce que “difícilmente veremos ningún cambio significativo en la próxima década en Arabia Saudí o Irán”, donde las relaciones gayses se castigan con la pena de fin al igual que en Sudán, Yemen, los territorios ocupados por el Estado Islámico en Irak y Siria, el norte de Nigeria y el sur de Somalia. “Nunca aconsejamos a personas LGTBI viajar a estos países”, admite Sabbadini quien también advierte de que hay países con buenas leyes, como Brasil, en los que sin embargo, se persigue a este colectivo: “Cada año hay más de 300 ataques”. Asimismo, “en Centroamérica se producen muchos ataques contra tras*exuales y particularmente contra activistas, y es que las leyes no lo dicen todo”.
Para Colin Stewart, el periodista y director del blog especializado 76crimes.com, no hay duda de qué países, en este momento son “los más atroces forzadores de los derechos humanos de las personas LGTBI”. En primer lugar, Stewart destaca a Egipto. “Es el número uno en encarcelar a gays. Los líderes de la comunidad LGTBI estiman que se ha metido en la guandoca a 500 personas (junto a defensores de derechos humanos, activistas políticos y un largo etc.)”. En segundo lugar, el reportero cita a Arabia Saudí. “En el último año, la policía religiosa ha arrestado y condenado a 260 personas LGBTI. La prensa no es libre en el reino saudí, por lo que los detalles no se publican”, explica. El bronce es para jovenlandia. “Ha habido decenas de juicios por relaciones íntimas del mismo sesso. Los defensores de los derechos gayses lo denuncian cada año, pero rara vez se informa de ello en los medios”.
Es el caso del joven Mahir (nombre ficticio, prefiere mantenerse en el anonimato) quien estuvo casi dos meses en una guandoca jovenlandés. ¿Su delito? Tener fotografías con su entonces pareja en su teléfono móvil. “Era la primera vez que hablaba con policías. Me requisaron el teléfono, miraron mis fotos y me preguntaron si era lgtb. Entonces, dije que sí”. El artículo 489 del Código Penal jovenlandés estipula que “quien cometiere actos indecentes o contra natura con otra persona de su mismo sesso, será penado con prisión de entre 6 meses y 3 años y una multa de 200 a 1.000 dirhams”. En el art. 483, se castiga con prisión de 1 mes a 2 años los “actos de indecencia pública, ya sea mediante desnudez y obscenidad en sus acciones”. Mahir reconoce que desde entonces se memorizó el Código Penal y se ha dado cuenta de que “vivo en una ilegalidad permanente. Aprendí que el sesso entre adultos no casados también está penado, y al no legalizarse el matrimonio gays en jovenlandia, nunca podré mantener relaciones sensuales con mi pareja sin temor a ser detenido”. Mahir, que dejó Marrakech por todo el estigma y la discriminación (indenunciable) en empleos públicos, en empresas marroquíes, o hasta para alquilar un piso, confiesa que “antes de los 90 su país era más abierto con los gayses”. Ahora, “no puedo vivir libremente ni demostrar mi amor a no ser en la intimidad de mi casa y sin levantar sospechas a los vecinos”. jovenlandia y España comparten fronteras, y la diferencia entre los derechos de los gayses a un lado y otro es abismal. “Creo que en jovenlandia no se hacen preguntas. Ni cómo, ni por qué... piensan culturalmente que todo es así y punto. Además (aunque eso es común a España) nos encanta juzgar y opinar de la vida de los demás”.
Los gayses en el mundo, gracias a la tecnología, cada vez tienen más fácil acceder a información, denunciar sus casos a organismos internacionales o incluso ligar. Aunque el director ejecutivo de ILGA advierte de una gran paradoja de nuestro tiempo. “La tecnología también representa un peligro. Claro que libera a las personas, pero hay gobiernos que gracias a ella espían a sus ciudadanos. Tenemos a muchos activistas que mantienen una máxima discreción, usan pseudónimos... Claramente saben que el Estado tiene el poder de monitorizar las comunicaciones”. En Egipto, por ejemplo, las autoridades van más lejos y se meten en la red social de Grinder para luego quedar y detener a gays. “Es cierto, Egipto es de los estados que más usa a los agentes provocadores”, asevera Sabbadini.
Otros países en los que la situación está empeorando son Rusia e Indonesia. Stewart recuerda lo que ocurrió este año “en la república semi autónoma de Chechenia, donde se llevó a cabo una purga anti-lgtb en la que 100 personas fueron detenidas y más de tres asesinadas”. Mientras que en Indonesia “los islamistas conservadores han ido ganando poder y ha desencadenado la detención injusta de 150 hombres, arrestados o condenados por gaysidad”. En la provincia indonesia de Aceh, se ha castigado con 83 varazos y públicamente a dos gays. Sabbadini confirma el declive en ambos países y explica que en Rusia con la promulgación de una ley contra la propaganda gays, “se impide hablar sobre derechos de los LGTBI. Aunque en el activismo casi ha afectado más la ley de prohibición de financiación extranjera”. Eso sí, el director ejecutivo de ILGA se muestra optimista porque el Consejo de los Derechos Humanos de Europa, con sede en Estrasburgo, “se ha expresado por primera vez de una forma clara contra la ley de anti propaganda lgtb. Es un paso muy importante”. Rusia la va a recurrir ante la Corte. Para Sabbadini, otros países que merecen ser nombrados por lo difícil que es ser gays porque se intentan aprobar leyes que los criminalizan son “Uganda, Tanzania, Zimbabue, Nigeria. También Malasia”. Aunque Sabbadini reconoce que si se tienen en cuenta los avances globales esto lo analizamos como los “últimos coletazos de un dinosaurio que está en vías de extinción”.
Cuesta creer que en plena celebración del Orgullo lgtb y en el año 2017, existan países en los que se condene a la pena de fin. Al preguntarle al editor de 76crimes.com , responde que “la mayoría de las leyes anti-LGTBI se basan o en leyes impuestas en un país que era parte del Imperio británico o a la ley sharía (islámica) en los países de mayoría fiel a la religión del amora”. Para Stewart, “como cristiano que soy, mi punto de vista es que es hipócrita para los cristianos, que deberían amar al prójimo como a sí mismos, apoyen la discriminación y criminalización de la gente LGBTI debido a quién aman”. De hecho, muchos de esos 70 países son cristianos en los que sus leyes son apoyadas por los líderes cristianos conservadores.
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Ser gays es delito en 72 países