Wüstenfuchs
Generalfeldmarschall
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La economía rusa muestra crecimiento a pesar de las sanciones impuestas y las medidas punitivas adoptadas contra la nación en medio del actual conflicto ucraniano.
“El rublo se ha derrumbado. La bolsa rusa cerró por temor a una fuga de capitales. Las tasas de interés se han más que duplicado. Las agencias de calificación crediticia han rebajado significativamente la calificación de Rusia”. Estas fueron esencialmente las declaraciones hechas por Antony Blinken, Secretario de Estado de Estados Unidos, haciéndose eco de los sentimientos de los funcionarios occidentales que contaban con “consecuencias masivas y sin precedentes” para la economía rusa una semana después de que comenzara el conflicto con Ucrania. Se suponía que las sanciones y medidas punitivas impuestas paralizarían la economía rusa. Sin embargo, después de un revés temporal, la economía rusa ha anunciado ahora un crecimiento equivalente al de Francia y el Reino Unido, y mejor que el de Alemania, que se está contrayendo.
Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos
La burocracia rusa ha desafiado las predicciones occidentales que anticipaban un “estrangulamiento” mediante una pesada artillería económica y financiera. Además, el nivel de vida de los ciudadanos rusos, que se esperaba que ejerciera una intensa presión sobre sus líderes para que cambiaran de rumbo, apenas ha disminuido. El Estado ha multiplicado sus estímulos hacia el sector privado, ofreciendo préstamos sin intereses e invirtiendo conjuntamente con determinadas empresas. La única amenaza actual para la economía rusa es la escasez de mano de obra. El cambio gradual de una economía civil a una economía de guerra ha movilizado cada vez a más trabajadores, tanto para unirse a las filas de las fuerzas armadas como para reciclarse en fábricas relacionadas con el ejército. Al final, Rusia disfruta ahora de lo que podría describirse como pleno empleo, con una media de 2,5 puestos vacantes por cada desempleado.
En su punto más bajo en 30 años, la tasa de desempleo está ahora en tres por ciento, causando preocupación entre los sindicatos empresariales y empresarios rusos que deben navegar en un contexto en el que los recursos del país se canalizan hacia el esfuerzo bélico. Las fábricas han vuelto al sistema de turnos de 3/8 que recuerda a la era soviética, y la semana laboral rusa es ahora la más larga en una década. En resumen, tanto la economía como el mercado laboral funcionan a pleno rendimiento y ya no son capaces de producir más de lo que ya se produce a principios de 2024, lo que evidentemente preocupa a los dirigentes. El Ministro de Economía ha identificado la escasez de mano de obra como el “riesgo interno más importante para la economía”.
Según se informa, a la propia industria de defensa le faltan 400.000 trabajadores, a pesar de la reasignación de una parte significativa de empleados de sectores como cajeros y cocineros. El sector altamente sensible de las nuevas tecnologías es el que más sufre, ya que el país carece de alrededor de 700.000 codificadores, programadores y especialistas en ciberseguridad, muy buscados por diversas estructuras gubernamentales. Esta drástica reorganización de Rusia, dedicando seis por ciento de su PIB al sector militar –un nivel sin precedentes desde la era de la URSS– ha ganado apoyo popular. Las industrias dedicadas a la defensa permiten la exención del servicio militar. Además, los subsidios sociales para jubilados, discapacitados, madres solteras, ancianos y familias con más de un hijo se encuentran en sus niveles más altos en la historia del país. A las familias que han perdido a un soldado en el frente se les ofrece vivienda o el equivalente a tres décadas del salario de un soldado.
En cuanto a los magnates del país cuyos superyates han sido confiscados y cuyos activos por un total de 100 mil millones de dólares han sido congelados, todavía tienen alrededor de 400 mil millones de dólares en depósitos repartidos por todo el mundo. Rápidamente han sustituido la Riviera francesa y Courchevel por Dubai y Turquía. Finalmente, ahora giran en torno a pilinguin jóvenes contendientes: los conocidos como los “príncipes”, apoyados por la élite, que asumirán el poder a partir de 2030. Las sanciones impuestas por Occidente han tenido así el efecto colateral del surgimiento de una nueva casta de oligarcas que –ya sin necesitar a Europa ni a Estados Unidos– miran en otras direcciones.
www.luxuo.com
“El rublo se ha derrumbado. La bolsa rusa cerró por temor a una fuga de capitales. Las tasas de interés se han más que duplicado. Las agencias de calificación crediticia han rebajado significativamente la calificación de Rusia”. Estas fueron esencialmente las declaraciones hechas por Antony Blinken, Secretario de Estado de Estados Unidos, haciéndose eco de los sentimientos de los funcionarios occidentales que contaban con “consecuencias masivas y sin precedentes” para la economía rusa una semana después de que comenzara el conflicto con Ucrania. Se suponía que las sanciones y medidas punitivas impuestas paralizarían la economía rusa. Sin embargo, después de un revés temporal, la economía rusa ha anunciado ahora un crecimiento equivalente al de Francia y el Reino Unido, y mejor que el de Alemania, que se está contrayendo.
Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos
La burocracia rusa ha desafiado las predicciones occidentales que anticipaban un “estrangulamiento” mediante una pesada artillería económica y financiera. Además, el nivel de vida de los ciudadanos rusos, que se esperaba que ejerciera una intensa presión sobre sus líderes para que cambiaran de rumbo, apenas ha disminuido. El Estado ha multiplicado sus estímulos hacia el sector privado, ofreciendo préstamos sin intereses e invirtiendo conjuntamente con determinadas empresas. La única amenaza actual para la economía rusa es la escasez de mano de obra. El cambio gradual de una economía civil a una economía de guerra ha movilizado cada vez a más trabajadores, tanto para unirse a las filas de las fuerzas armadas como para reciclarse en fábricas relacionadas con el ejército. Al final, Rusia disfruta ahora de lo que podría describirse como pleno empleo, con una media de 2,5 puestos vacantes por cada desempleado.
En su punto más bajo en 30 años, la tasa de desempleo está ahora en tres por ciento, causando preocupación entre los sindicatos empresariales y empresarios rusos que deben navegar en un contexto en el que los recursos del país se canalizan hacia el esfuerzo bélico. Las fábricas han vuelto al sistema de turnos de 3/8 que recuerda a la era soviética, y la semana laboral rusa es ahora la más larga en una década. En resumen, tanto la economía como el mercado laboral funcionan a pleno rendimiento y ya no son capaces de producir más de lo que ya se produce a principios de 2024, lo que evidentemente preocupa a los dirigentes. El Ministro de Economía ha identificado la escasez de mano de obra como el “riesgo interno más importante para la economía”.
Según se informa, a la propia industria de defensa le faltan 400.000 trabajadores, a pesar de la reasignación de una parte significativa de empleados de sectores como cajeros y cocineros. El sector altamente sensible de las nuevas tecnologías es el que más sufre, ya que el país carece de alrededor de 700.000 codificadores, programadores y especialistas en ciberseguridad, muy buscados por diversas estructuras gubernamentales. Esta drástica reorganización de Rusia, dedicando seis por ciento de su PIB al sector militar –un nivel sin precedentes desde la era de la URSS– ha ganado apoyo popular. Las industrias dedicadas a la defensa permiten la exención del servicio militar. Además, los subsidios sociales para jubilados, discapacitados, madres solteras, ancianos y familias con más de un hijo se encuentran en sus niveles más altos en la historia del país. A las familias que han perdido a un soldado en el frente se les ofrece vivienda o el equivalente a tres décadas del salario de un soldado.
En cuanto a los magnates del país cuyos superyates han sido confiscados y cuyos activos por un total de 100 mil millones de dólares han sido congelados, todavía tienen alrededor de 400 mil millones de dólares en depósitos repartidos por todo el mundo. Rápidamente han sustituido la Riviera francesa y Courchevel por Dubai y Turquía. Finalmente, ahora giran en torno a pilinguin jóvenes contendientes: los conocidos como los “príncipes”, apoyados por la élite, que asumirán el poder a partir de 2030. Las sanciones impuestas por Occidente han tenido así el efecto colateral del surgimiento de una nueva casta de oligarcas que –ya sin necesitar a Europa ni a Estados Unidos– miran en otras direcciones.
Don’t Underestimate the Russian Economy
The Russian economy showcases growth despite imposed sanctions taken against the nation amidst the ongoing Ukrainian conflict.
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