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Madmaxista
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La historia del Esperanto, creado por un ruso-polaco de origen judío llamado Zamenhof, es un ejemplo de que no siempre ganan los mismos.
Zamenhof fue también uno de los líderes sionistas de primera hora en Rusia. Que fuera nacionalista para su gente mientras promovía internacionalismo para el resto no pareció importar a sus seguidores.
Por lo general nos ponen el Esperanto como una idea nueva y genial, nunca pensada antes. Sin embargo eso es mentira.
Igual que Marx con el comunismo, Freud con la psicología o Einstein con la Relatividad, Zamenhof no creó nada nuevo sino que plagió y tras*formó algo ya existente: El Volapük.
Pero mientras el Volapük no pudo crecer (por su complejidad), el Esperanto tuvo un gran apoyo internacional desde el primer momento. Aunque muchos de los que en un primer momento lo apoyaron eran del mismo origen que Zamenhof, luego se fue sumando más gente de diversos origenes y creencias.
En 1920, el Esperanto parecía no tener fronteras en su éxito. Comunistas internacionalistas lo promocionaban y lo veían como el futuro para la humanidad LINK. Anarquistas la consideraron su lengua natural LINK . Grandes capitalistas de Nueva York financiaban sus congresos e iniciativas. En general el Esperanto era la lengua preferida del internacionalismo LINK
En 1922 la Liga de Naciones (precursor de la ONU tras la IGM) estableció entre sus objetivos la educación de los niños del mundo entero en Esperanto para convertirlo en la nueva lengua global. LINK
El término “Fina Venko” (victoria final) se popularzó entre los esperantistas y su significado expresaba el objetivo de que el Esperanto se convirtiera en la lengua que dominara el mundo.
Sin embargo las cosas no fueron como se planearon. A partir de los años 20 cambió la tendencia en Europa (en aquel entonces faro del mundo). Una nueva ideología nació en Italia como reacción al creciente internacionalismo nacido despues de la IGM y esta ideología comenzó a extenderse por todos los países en sus diversas formas.
Desde esta nueva fuerte corriente antiinternacionalista se comenzó a atacar al Esperanto como una lengua sin raices controlada por un pequeño grupo de internacionalistas. Que la mayor parte de los miembros de ese pequeño grupo fueran judíos no ayudó en el clima de aquel tiempo. El antiinternacionalismo en el que Europa fue entrando a finales de los años 20 y durante los años 30 atacó al Esperanto por verlo como la herramienta de una conspiración amenazante.
Aún así, uno de los primeros en poner barreras a la lengua vino precisamente del líder de un movimiento internacionalista: Tras imponerse a Trotsky y tomar el poder en la URSS, Stalin dió un cambio de rumbo y discriminó el esperanto en favor del ruso como lengua común: fue la rusificación de la revolución.
Más adelante en Alemania se prohibió el Esperanto inmediatamente tras el ascenso de los nazis al poder (Hitler ya había denunciado al Esperanto como herramienta de dominación mundial en su libro Mein Kampf).
En España Franco lo discriminó al verlo como algo relacionado con anarquismo e internacionalismo socialista .
Francia e Inglaterra a su vez volvieron a su antiguo imperialismo lingüístico y continuaron con su lucha por la primacía como lengua internacional: un enfrentamiento que como todos sabemos acabó ganando el inglés.
Es escenario post IIGM cambió las cosas definitivamente: el Esperanto había perdido casi todas sus cartas. Ni siquiera los Sionistas de primera hora se interesaban ya por esta lengua, ahora estaban demasiado concentrados en la creación del Estado de Israel y en resucitar el hebreo como lengua nacional.
Los únicos que todavía se mantuvieron fieles al Esperanto fueron los anarquistas, pero ellos solos eran del todo insuficientes para poder completar los ambiciosos objetivos de los esperantistas de los años 20.
Hoy en día el idioma internacional es el Inglés. Esto puede gustar más o menos, pero al menos es una lengua con una historia, una cultura y cuya generación se ha ido formando a lo largo de los siglos, trasformada y creada por sus millones de hablantes de forma más o menos natural.
Una lengua artificial, controlada por unos pocos lingüistas, hubiera podido ser un escenario muchísimo peor que el que tenemos ahora.
Zamenhof fue también uno de los líderes sionistas de primera hora en Rusia. Que fuera nacionalista para su gente mientras promovía internacionalismo para el resto no pareció importar a sus seguidores.
Por lo general nos ponen el Esperanto como una idea nueva y genial, nunca pensada antes. Sin embargo eso es mentira.
Igual que Marx con el comunismo, Freud con la psicología o Einstein con la Relatividad, Zamenhof no creó nada nuevo sino que plagió y tras*formó algo ya existente: El Volapük.
Pero mientras el Volapük no pudo crecer (por su complejidad), el Esperanto tuvo un gran apoyo internacional desde el primer momento. Aunque muchos de los que en un primer momento lo apoyaron eran del mismo origen que Zamenhof, luego se fue sumando más gente de diversos origenes y creencias.
En 1920, el Esperanto parecía no tener fronteras en su éxito. Comunistas internacionalistas lo promocionaban y lo veían como el futuro para la humanidad LINK. Anarquistas la consideraron su lengua natural LINK . Grandes capitalistas de Nueva York financiaban sus congresos e iniciativas. En general el Esperanto era la lengua preferida del internacionalismo LINK
En 1922 la Liga de Naciones (precursor de la ONU tras la IGM) estableció entre sus objetivos la educación de los niños del mundo entero en Esperanto para convertirlo en la nueva lengua global. LINK
El término “Fina Venko” (victoria final) se popularzó entre los esperantistas y su significado expresaba el objetivo de que el Esperanto se convirtiera en la lengua que dominara el mundo.
Sin embargo las cosas no fueron como se planearon. A partir de los años 20 cambió la tendencia en Europa (en aquel entonces faro del mundo). Una nueva ideología nació en Italia como reacción al creciente internacionalismo nacido despues de la IGM y esta ideología comenzó a extenderse por todos los países en sus diversas formas.
Desde esta nueva fuerte corriente antiinternacionalista se comenzó a atacar al Esperanto como una lengua sin raices controlada por un pequeño grupo de internacionalistas. Que la mayor parte de los miembros de ese pequeño grupo fueran judíos no ayudó en el clima de aquel tiempo. El antiinternacionalismo en el que Europa fue entrando a finales de los años 20 y durante los años 30 atacó al Esperanto por verlo como la herramienta de una conspiración amenazante.
Aún así, uno de los primeros en poner barreras a la lengua vino precisamente del líder de un movimiento internacionalista: Tras imponerse a Trotsky y tomar el poder en la URSS, Stalin dió un cambio de rumbo y discriminó el esperanto en favor del ruso como lengua común: fue la rusificación de la revolución.
Más adelante en Alemania se prohibió el Esperanto inmediatamente tras el ascenso de los nazis al poder (Hitler ya había denunciado al Esperanto como herramienta de dominación mundial en su libro Mein Kampf).
En España Franco lo discriminó al verlo como algo relacionado con anarquismo e internacionalismo socialista .
Francia e Inglaterra a su vez volvieron a su antiguo imperialismo lingüístico y continuaron con su lucha por la primacía como lengua internacional: un enfrentamiento que como todos sabemos acabó ganando el inglés.
Es escenario post IIGM cambió las cosas definitivamente: el Esperanto había perdido casi todas sus cartas. Ni siquiera los Sionistas de primera hora se interesaban ya por esta lengua, ahora estaban demasiado concentrados en la creación del Estado de Israel y en resucitar el hebreo como lengua nacional.
Los únicos que todavía se mantuvieron fieles al Esperanto fueron los anarquistas, pero ellos solos eran del todo insuficientes para poder completar los ambiciosos objetivos de los esperantistas de los años 20.
Hoy en día el idioma internacional es el Inglés. Esto puede gustar más o menos, pero al menos es una lengua con una historia, una cultura y cuya generación se ha ido formando a lo largo de los siglos, trasformada y creada por sus millones de hablantes de forma más o menos natural.
Una lengua artificial, controlada por unos pocos lingüistas, hubiera podido ser un escenario muchísimo peor que el que tenemos ahora.
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