little hammer
Ministro de Igualdad
"Ven a una chica en topless y se ponen como energúmenos"
"Mujeres y gayses son presa fácil"
"Un empleado de piscinas de 24 años hospitalizado"
"Ahora las piscinas no son lugares seguros para las mujeres"
"Tenemos la solución...jijiji...crearemos un taller para solucionar conflictos violento"
FUENTE: ABC
La violencia se apodera de las piscinas de Berlín
«Que diferentes culturas estén representadas entre el público, incluidos muchos hombres jóvenes pagapensiones, juega un papel importante», asegura el presidente de la Asociación Federal de Natación
Este fin de semana Berlín alcanza los 37 grados, una temperatura nada usual en los veranos nórdicos, pero la mayoría de los berlineses no se atreven a visitar las piscinas públicas. La ola de calor viene acompañada de una ola de trifulcas y peleas masivas en las piscinas al aire libre, donde la violencia y los abusos se han convertido en usuales. El Columbiabad se ha visto incluso obligado a cerrar ante la imposibilidad de su personal de imponer el orden un día tras otro. Se trata de un problema de alcance nacional.
Baden-Württemberg, por ejemplo, reconoce que el número de actos de violencia en sus piscinas está este verano en su punto más alto de los últimos diez años, al tiempo que admite que el aumento de presencia policial y los controles no ejercen el esperado efecto. «No podemos hacer nada, no está en nuestras manos: ven una chica en toples y es el caos», intenta justificar Moritz, estudiante de Farmacia que pensaba pasar el verano trabajando como socorrista, pero dimitió la semana pasada porque se veía incapaz de aguantar hasta septiembre. Las autoridades no lo reconocen en estos términos, pero es evidente que, además de la irritabilidad fruto del calor, entre las causas del fenómeno figura el choque cultural entre los recién llegados de Oriente Medio y la liberal sociedad de la capital alemana. «Mujeres, gayses y judíos son presa fácil», ha titulado el diario Bild.
«Habíamos ido a comprar un helado y no sabemos cómo empezó todo», relata Renate, testigo de una de las broncas del fin de semana pasado, «el caso es que huimos de allí, no nos acercamos ni a recoger las toallas y el bolso, porque era una turba de hombres golpeándose». El suceso tuvo lugar en la piscina de Wolfshagenerstrasse, en el distrito de Pankow. Un grupo de unos veinte jóvenes arrancaron una pelea a abrazos en la que terminó implicado casi un centenar de personas. Cuando llegó la policía salieron todos corriendo y sólo fueron detenidos dos menores de 14 y 16 años que declararon que el motivo de la disputa era el territorio de colocación de las toallas. Un empleado de la piscina de 24 años de edad fue hospitalizado.
«A menudo los problemas tienen su origen en imágenes de masculinidad», dice el presidente de la Asociación Federal de Natación (BDS), Peter Harzheim, «el hecho de que diferentes culturas estén representadas ahora entre en público de las piscinas, incluidos muchos hombres jóvenes con antecedentes migratorios, juega un papel». Habla de «machos» pagapensiones y advierte que «la chispa puede saltar en cualquier momento sin que el personal de las piscinas tenga capacidad de reaccionar». «No puedes arriesgarte, la piscina no es ahora un lugar seguro para mujeres», lamenta Anke, que hace nudismo junto a muchos otros jóvenes en el Tiergarten, el parque pulmón del centro de la capital alemana.
Para atajar el problema, el Senado de Berlín está reforzando las vallas de seguridad de las piscinas y ha establecido que la identificación sea obligatoria para acceder a los baños. Se están instalando cámaras de videovigilancia en las entradas y, hasta nuevo aviso, se han instalado dos comisarías de policía móviles en dos piscinas de los distritos de Neukölln y Kreuzberg. Así lo han anunciado la senadora regional de Interior, la socialdemócrata Iris Sprange, y el alcalde conservador Kai Wegner (CDU). A partir de la próxima semana, los visitantes deberán reservar entradas personalizadas con antelación o identificarse en los accesos mediante documento de identidad o tarjeta de estudiante en el caso de los menores. «Nos aseguraremos de que todos los que vengan a una piscina al aire libre estén registrados con anticipación», ha enfatizado Wegner, con el objetivo de mantener alejados de las piscinas a los infractores que se han vuelto notorios, «las reglas del estado de derecho también se aplican en las piscinas y deben hacerse cumplir cuando sea necesario: donde sea que se necesite más personal, conseguiremos más personal ».
Ante la sugerencia del alcalde de multiplicar la presencia policial, el sindicato de policías (GdP) rechaza esa medida. «Definitivamente no podemos poner a cientos de agentes en las piscinas», dice su portavoz, Benjamin Jendro, «porque dejaríamos sin protección y vigilancia otros muchos puntos de la ciudad en los que son necesarias».
Las situaciones más graves se dan en los distritos con mayor índice de refugiados. «Partes del distrito de Neukölln se consideran un área socialmente deprimida y muchas personas con raíces extranjeras viven allí», reconoce la oficina de información del Senado, que justifica que «la piscina se ha cerrado debido al elevado número de bajas por enfermedad de los empleados». Pero el hecho es que los empleados han narrado a la prensa local que buscan la baja porque son víctimas de amenazas e incluso golpes durante su horario laboral, cuando intentan evitar incidentes o llaman la atención de algunos bañistas por comportamientos impropios. Un portavoz de Sportwelt gGmbH, que opera ocho piscinas en Renania del Norte-Westfalia, confirma que «estamos capacitando a nuestro personal con un taller de resolución de conflictos violentos«.
"Mujeres y gayses son presa fácil"
"Un empleado de piscinas de 24 años hospitalizado"
"Ahora las piscinas no son lugares seguros para las mujeres"
"Tenemos la solución...jijiji...crearemos un taller para solucionar conflictos violento"
FUENTE: ABC
La violencia se apodera de las piscinas de Berlín
«Que diferentes culturas estén representadas entre el público, incluidos muchos hombres jóvenes pagapensiones, juega un papel importante», asegura el presidente de la Asociación Federal de Natación
Este fin de semana Berlín alcanza los 37 grados, una temperatura nada usual en los veranos nórdicos, pero la mayoría de los berlineses no se atreven a visitar las piscinas públicas. La ola de calor viene acompañada de una ola de trifulcas y peleas masivas en las piscinas al aire libre, donde la violencia y los abusos se han convertido en usuales. El Columbiabad se ha visto incluso obligado a cerrar ante la imposibilidad de su personal de imponer el orden un día tras otro. Se trata de un problema de alcance nacional.
Baden-Württemberg, por ejemplo, reconoce que el número de actos de violencia en sus piscinas está este verano en su punto más alto de los últimos diez años, al tiempo que admite que el aumento de presencia policial y los controles no ejercen el esperado efecto. «No podemos hacer nada, no está en nuestras manos: ven una chica en toples y es el caos», intenta justificar Moritz, estudiante de Farmacia que pensaba pasar el verano trabajando como socorrista, pero dimitió la semana pasada porque se veía incapaz de aguantar hasta septiembre. Las autoridades no lo reconocen en estos términos, pero es evidente que, además de la irritabilidad fruto del calor, entre las causas del fenómeno figura el choque cultural entre los recién llegados de Oriente Medio y la liberal sociedad de la capital alemana. «Mujeres, gayses y judíos son presa fácil», ha titulado el diario Bild.
«Habíamos ido a comprar un helado y no sabemos cómo empezó todo», relata Renate, testigo de una de las broncas del fin de semana pasado, «el caso es que huimos de allí, no nos acercamos ni a recoger las toallas y el bolso, porque era una turba de hombres golpeándose». El suceso tuvo lugar en la piscina de Wolfshagenerstrasse, en el distrito de Pankow. Un grupo de unos veinte jóvenes arrancaron una pelea a abrazos en la que terminó implicado casi un centenar de personas. Cuando llegó la policía salieron todos corriendo y sólo fueron detenidos dos menores de 14 y 16 años que declararon que el motivo de la disputa era el territorio de colocación de las toallas. Un empleado de la piscina de 24 años de edad fue hospitalizado.
«A menudo los problemas tienen su origen en imágenes de masculinidad», dice el presidente de la Asociación Federal de Natación (BDS), Peter Harzheim, «el hecho de que diferentes culturas estén representadas ahora entre en público de las piscinas, incluidos muchos hombres jóvenes con antecedentes migratorios, juega un papel». Habla de «machos» pagapensiones y advierte que «la chispa puede saltar en cualquier momento sin que el personal de las piscinas tenga capacidad de reaccionar». «No puedes arriesgarte, la piscina no es ahora un lugar seguro para mujeres», lamenta Anke, que hace nudismo junto a muchos otros jóvenes en el Tiergarten, el parque pulmón del centro de la capital alemana.
Para atajar el problema, el Senado de Berlín está reforzando las vallas de seguridad de las piscinas y ha establecido que la identificación sea obligatoria para acceder a los baños. Se están instalando cámaras de videovigilancia en las entradas y, hasta nuevo aviso, se han instalado dos comisarías de policía móviles en dos piscinas de los distritos de Neukölln y Kreuzberg. Así lo han anunciado la senadora regional de Interior, la socialdemócrata Iris Sprange, y el alcalde conservador Kai Wegner (CDU). A partir de la próxima semana, los visitantes deberán reservar entradas personalizadas con antelación o identificarse en los accesos mediante documento de identidad o tarjeta de estudiante en el caso de los menores. «Nos aseguraremos de que todos los que vengan a una piscina al aire libre estén registrados con anticipación», ha enfatizado Wegner, con el objetivo de mantener alejados de las piscinas a los infractores que se han vuelto notorios, «las reglas del estado de derecho también se aplican en las piscinas y deben hacerse cumplir cuando sea necesario: donde sea que se necesite más personal, conseguiremos más personal ».
Ante la sugerencia del alcalde de multiplicar la presencia policial, el sindicato de policías (GdP) rechaza esa medida. «Definitivamente no podemos poner a cientos de agentes en las piscinas», dice su portavoz, Benjamin Jendro, «porque dejaríamos sin protección y vigilancia otros muchos puntos de la ciudad en los que son necesarias».
Las situaciones más graves se dan en los distritos con mayor índice de refugiados. «Partes del distrito de Neukölln se consideran un área socialmente deprimida y muchas personas con raíces extranjeras viven allí», reconoce la oficina de información del Senado, que justifica que «la piscina se ha cerrado debido al elevado número de bajas por enfermedad de los empleados». Pero el hecho es que los empleados han narrado a la prensa local que buscan la baja porque son víctimas de amenazas e incluso golpes durante su horario laboral, cuando intentan evitar incidentes o llaman la atención de algunos bañistas por comportamientos impropios. Un portavoz de Sportwelt gGmbH, que opera ocho piscinas en Renania del Norte-Westfalia, confirma que «estamos capacitando a nuestro personal con un taller de resolución de conflictos violentos«.