Carlos R.
Himbersor
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Todavía hay gente que no entiende los resultados electorales. Todos los que defendían esta cosa, también VOTAN.
Los contagios de cobi19 siguen disparados en buena parte del mundo. En Europa, Alemania ha registrado hoy su incidencia más alta, con más de 190.000 casos, con lo que el país roza ya los 9,5 millones de positivos desde el inicio de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
De hecho, las autoridades del país germano se plantean la banderilla obligatoria para los mayores de 18 años. "No conozco a ningún científico a nivel internacional que asegure que la variante ómicron va a ser la última. Tenemos que estar preparados y la única forma es protegernos unos a otros con las banderillas", ha matizado el ministro de Salud, Karl Lauterbach.
Cerco a los antivacunas
A principios de enero el presidente galo, Emmanuel Macron, lo dejó claro: "A los no medicados, tengo muchas ganas de fastidiarles. Y eso es lo que continuaremos haciendo hasta el final. Es esta la estrategia".
Además, adelantó que presionaría a aquellos que voluntariamente rechazaran inmunizarse frente a la el bichito-19 "limitando para ellos, en la medida de lo posible, el acceso a las actividades de la vida social".
En ese sentido, y aplicado a nuestro caso, las personas no banderilladas afectan al reparto equitativo de los recursos escasos porque, al existir y estar disponibles banderillas seguras y eficaces que pueden evitar su ingreso hospitalario, con su decisión están poniendo en peligro a otras personas que no pueden evitar tener que requerir esos mismos recursos. Dado que hay un aumento del número de contagios por Sars-Cov-2 y que las personas no banderilladas tienen mayor riesgo de desarrollar síntomas más graves de el bichito-19, requiriendo en su caso hospitalización e ingreso en las unidades de cuidados intensivos, la medida de confinamiento domiciliario podría estar ética y legalmente justificada, siempre que fuera temporal, porque se mantiene intacto el derecho a no recibir banderillación pero se limita el coste social de su ejercicio, tratando de evitar que las personas no banderilladas se contagien y acaben ingresadas en el hospital, y logrando que no se produzca un colapso de los servicios sanitarios.
https://www.antena3.com/noticias/mu...ratuita_2022012861f40c63334ddc00011873b6.html
Los contagios de cobi19 siguen disparados en buena parte del mundo. En Europa, Alemania ha registrado hoy su incidencia más alta, con más de 190.000 casos, con lo que el país roza ya los 9,5 millones de positivos desde el inicio de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
De hecho, las autoridades del país germano se plantean la banderilla obligatoria para los mayores de 18 años. "No conozco a ningún científico a nivel internacional que asegure que la variante ómicron va a ser la última. Tenemos que estar preparados y la única forma es protegernos unos a otros con las banderillas", ha matizado el ministro de Salud, Karl Lauterbach.
Cerco a los antivacunas
A principios de enero el presidente galo, Emmanuel Macron, lo dejó claro: "A los no medicados, tengo muchas ganas de fastidiarles. Y eso es lo que continuaremos haciendo hasta el final. Es esta la estrategia".
Además, adelantó que presionaría a aquellos que voluntariamente rechazaran inmunizarse frente a la el bichito-19 "limitando para ellos, en la medida de lo posible, el acceso a las actividades de la vida social".
https://agendapublica.elpais.com/noticia/13493/qu-hacemos-con-no-medicados/
En ese sentido, y aplicado a nuestro caso, las personas no banderilladas afectan al reparto equitativo de los recursos escasos porque, al existir y estar disponibles banderillas seguras y eficaces que pueden evitar su ingreso hospitalario, con su decisión están poniendo en peligro a otras personas que no pueden evitar tener que requerir esos mismos recursos. Dado que hay un aumento del número de contagios por Sars-Cov-2 y que las personas no banderilladas tienen mayor riesgo de desarrollar síntomas más graves de el bichito-19, requiriendo en su caso hospitalización e ingreso en las unidades de cuidados intensivos, la medida de confinamiento domiciliario podría estar ética y legalmente justificada, siempre que fuera temporal, porque se mantiene intacto el derecho a no recibir banderillación pero se limita el coste social de su ejercicio, tratando de evitar que las personas no banderilladas se contagien y acaben ingresadas en el hospital, y logrando que no se produzca un colapso de los servicios sanitarios.