Eric Finch
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No confundir la historia con la histeria | El blog de Santiago González
No confundir la historia con la histeria
Publicado en Lunes, 21 abril 2014
Ayer, domingo, Iñaki Anasagasti escribía en su blog ayer domingo http://blogs.deia.com/anasagasti/2014/04/20/idoia-mendia-insulta-a-los-socialistas-que-celebraron-el-aberri-eguna/, lo que ven. ¿Y cómo les insultó, si puede saberse? Pues diciendo que el Aberri Eguna es una fiesta del santoral nacionalista. Yo estoy completamente de acuerdo. Otra cosa es que Anasagasti acierte cuando en reproche marujón le recuerda: pues tu partido celebró el Aberri Eguna nada menos que 42 años, mona.
Lo celebraban de aquella manera: algún acto uni y minoritario del exilio. Aquí adentro, algún acto simbólico en los comedores de las familias nacionalistas, cuando se quemaba la banderiza de papel a los postres de la comida. Los socialistas y comunistas ni eso.
Anasagasti reprocha a Mendia:
“Como hace el PP para ellos solo hay víctimas de ETA y toda su historia se resume en Ramón Rubial cuando tienen, este sí, todo un santoral de fusilados y reprimidos a los que ignora continuamente, no por mala voluntad sino por una profunda ignorancia y falta de sensibilidad.”
No como el PNV, tan sensible siempre para honrar a todos los fusilados del franquismo. Un ejemplo: el sábado, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, hizo una performance en el Monte Bizkargi, en homenaje a los gudaris. El aberri Eguna se celebró ayer, 20 abril, 51º aniversario de la inicua ejecución de Julián Grimau, el último fusilado de la Guerra Civil, sin que hubiera para él una palabra.
También tiene razón Mendia, al reprochar al PNV haber suprimido lo que debería haber sido fiesta de Euskadi: el aniversario del referéndum en que se aprobó el Estatuto de Autonomía en 25 de octubre de 1979. La confusa parla del senador llama al Estatuto, el segundo, cuando el bueno, al parecer, era “el primero, el de octubre de 1936 adversado por la derecha que levantada en armas estaba a pocos kilómetros de una Gernika en la que el Lehendakari Aguirre juraba su compromiso con su Patria y con aquel gobierno de concentración”.
¿De qué hablamos, Iñaki Mirena, profesor de historia? El Estatuto de octubre de 1936 fue un gesto de la República para evitar, in extremis, que el País vasco se apuntara al bando franquista. El Estatuto del 36 no llegó a estar vigente en todo el País vasco; solamente en Vizcaya y parte de Guipúzcoa. Aquel Estatuto no tuvo un Parlamento, ni existían en aquella virtual autonomía las Juntas Generales. Así lo cuenta Juan Pablo Fusi en ‘El País Vasco: pluralismo y nacionalidad’:
“El País Vasco se rige desde 1979 por instituciones que nunca tuvo, ni siquiera en los siete meses de octubre de 1936 a junio de 1937: un Gobierno unitario para Álava, Guipúzcoa y Vizcaya (el Gobierno de 1936 sólo gobernó en Vizcaya); un Parlamento democrático (inexistente en 1936); Juntas Generales, restauradas como tri*buto a la tradición foral (inexistentes también en 1936). Además, en 1980 se celebraron las primeras elecciones democráticas de ámbito regional en la historia vasca; se han restaurado los Conciertos Económicos —con cupos de 100.000 millones de pesetas frente a los 40 millones de los años treinta— y está en marcha un proceso de tras*ferencias que va a poner en manos de la comunidad vasca la gestión y administración de prácticamente todos los recur*sos y servicios que le interesan y afectan (economía, seguridad social, tras**porte, comunicaciones, policía, universidad, educación, cultura). En suma, en 1979 se aprobó un Estatuto infinitamente superior, por todos los concep*tos, al de 1936. Comparado con el actual estado autonómico vasco, el régimen foral anterior a 1839 se reducía a esporádicas asambleas de aldeanos.”
Respecto a que otros partidos, que formaron parte del añorado Gobierno de José Antonio Aguirre y que antaño celebraban el Aberri Eguna y hoy no, la explicación la tiene en mi artículo de hoy http://paralalibertad.org/aberri-europa/: su vocación para huir de los consensos. En 1977 fueron en sentido estricto el partido-guía de una sociedad, que mayoritariamente les siguió en la manifestación del Aberri Eguna. Aquel mismo año decidieron instituir el Día del Partido (Alderdi Eguna) para irse solos a la campa. Lo mismo que hicieron con el himno: pudieron elegir el Gernikako Arbola, que habrían aceptado todos y eligieron el Gora ta Gora, que era el del partido. Siempre han confundido la patria con el partido; no son los demás los que se equivocan.