Goyim desobediente
Madmaxista
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Os voy a narrar la heroica historia de cómo un héroe, servidor, a derroido a lo que solo puedo calificar como "el Big Boss" de las charomierdas pestosas insufribles ex-defensoras hasta la fin del trapo, en todo el tras*curso de tiempo que ha pasado desde que su amo y señor Telecirco se lo ha ordenado incansablemente hasta que el tema ya no dió para más y pasaron a lo de rusos malos de golpe y porrazo.
Anduviera yo haciendo mis compras y metiéndome en mis propios asuntos, cuando no puedo evitar la conversación entre la típica trabajadora del super Charogorda cuerpobotijo con cara de holer cosa y brazacos de Hulk Hogan comenta con su amiga de cotilleos, llamémosle la Paqui, otro ser equitativamente deleznable a la vista con la forma anatómica de una mantis, que la alergia la está reventando de dentro a afuera y que no ve el momento de pirarse a su casa.
Capto también sin quererlo que la Charogorda argumenta que no toma medicación porque la deja echa polvo, y que tiene que acudir a su médico para una nueva revisión de su ya de por sí deplorable estado.
Pues bien, el motivo de este hilo que no es otro sino del de dejar constancia en escrito de la humillacion a dicho sub-ser, una "sargento de la justicia y bienestar social" como lo es la típica Charogorda cuerpobotijo con cara de holer cosa y brazacos de Hulk Hogan que hasta hace no mucho te chillaba y te señalaba criminalmente ante la osadía de entrar en su cosa de lugar de trabajo sin ir embozalado, sin duda para ridiculizarte y menospreciarte delante de todos los allí presentes, no es que sea extremadamente alérgica al polen, pues sería hipócrita por mi parte ya que yo padezco del mismo mal, en este secarral de cosa repleto de olivos en donde me hallo, sino lo que pasa a continuación.
Pues como iba diciendo ando yo a lo mío en mis compras cuando como no podría ser de otro modo y ya he mencionado, me empieza a dar el chungo que le da a uno con la alergia al polen del olivo en esta fantastica época del año para vivir en el puñetero sur de Hezpaña y, dado que soy habido lector de este foro desde hace ya tiempo mis magufadas no hacen sino ir en aumento, por lo que la medicación contra los síntomas de la alergia me la tomo solo cuando sea única y estrictamente necesario para no morirme del ardor de estomago durante horas en plena calle, como le está ocurriendo a nuestra simpática Charogorda de supermercado.
Pues ante tamaño picor, estornudos y ganas de morirme procedo a ponerme la mascarilla, si, nuestro nemesis que, en esta ocasión y época del año, cumple su función.
Aquí viene el momento más dramático de vuestro narrador que es cuando a la hora de pagar la misma Charo de los huevones es la responsable de atenderme y, en un momento de debilidad empatizo con ella y procedo a contarle mi pequeño pero eficaz consejo:
"Yo también ando fatal de la alergia como tú y vengo sin tomar nada pero ¿sabes? Con la mascarilla puesta se lleva mucho mejor" comenté.
La reacción de la charomierda no tardó en hacerse notar, es lo que cabría esperar de un ser vacío, mezquino, hueco de criterio propio y en su lugar lleno de la maldad, rinquina y envidia más da repelúsntes en la psique del ser humano.
En un alarde de indignación su mirada se desvió de mi, y giro de forma enérgica su cabeza con una torcida mueca, haciendome entender en su silencio el absoluto desprecio hacia mi comentario de buena fue y en su acción puede leer claramente que
"ya ejj de orateh ponerje lha majhkarilla mah"
Fué en ese instante, ese breve período de tiempo que no debió de durar ni tan siquiera un segundo en el que comprendí cual era la naturaleza barbarica y prepotente del ser que delante de mí se hallaba, con el que yo trataba vanamente de empatizar ayudandolo a sobrellevar su malestar.
Mi respuesta tampoco se hizo esperar,
"Si total hace nada andabais como locos llevándola todo el santo día que ni a comprar dejabais entrar a nadie sin ella, ya que más te da si además el bichito sigue por ahí suelto aunque ya no os lo digan por la tele"
El silencio se hizo aún mayor, detrás mío pude notar la tensión y las miradas al suelo de la notable cola de gente detrás de mi, sin duda por sus pobres mentes se revivió todo ese recuerdo, esos años distópicos donde nadie fué libre seguido inmediatamente del sabor amargo por la más que evidente incongruencia de simplemente volver a sus nimias vidas normales como si nada fuera pasado y solo porque la tele así se los permite.
Atrás dejé sus amargos rostros y miradas esquivas al pagar y marcharme con desden, dejándoles saber con mi silencio la prepotencia y soberbia que en mi habían proyectado escasos momentos antes.
NI OLVIDO NI PERDON.
Anduviera yo haciendo mis compras y metiéndome en mis propios asuntos, cuando no puedo evitar la conversación entre la típica trabajadora del super Charogorda cuerpobotijo con cara de holer cosa y brazacos de Hulk Hogan comenta con su amiga de cotilleos, llamémosle la Paqui, otro ser equitativamente deleznable a la vista con la forma anatómica de una mantis, que la alergia la está reventando de dentro a afuera y que no ve el momento de pirarse a su casa.
Capto también sin quererlo que la Charogorda argumenta que no toma medicación porque la deja echa polvo, y que tiene que acudir a su médico para una nueva revisión de su ya de por sí deplorable estado.
Pues bien, el motivo de este hilo que no es otro sino del de dejar constancia en escrito de la humillacion a dicho sub-ser, una "sargento de la justicia y bienestar social" como lo es la típica Charogorda cuerpobotijo con cara de holer cosa y brazacos de Hulk Hogan que hasta hace no mucho te chillaba y te señalaba criminalmente ante la osadía de entrar en su cosa de lugar de trabajo sin ir embozalado, sin duda para ridiculizarte y menospreciarte delante de todos los allí presentes, no es que sea extremadamente alérgica al polen, pues sería hipócrita por mi parte ya que yo padezco del mismo mal, en este secarral de cosa repleto de olivos en donde me hallo, sino lo que pasa a continuación.
Pues como iba diciendo ando yo a lo mío en mis compras cuando como no podría ser de otro modo y ya he mencionado, me empieza a dar el chungo que le da a uno con la alergia al polen del olivo en esta fantastica época del año para vivir en el puñetero sur de Hezpaña y, dado que soy habido lector de este foro desde hace ya tiempo mis magufadas no hacen sino ir en aumento, por lo que la medicación contra los síntomas de la alergia me la tomo solo cuando sea única y estrictamente necesario para no morirme del ardor de estomago durante horas en plena calle, como le está ocurriendo a nuestra simpática Charogorda de supermercado.
Pues ante tamaño picor, estornudos y ganas de morirme procedo a ponerme la mascarilla, si, nuestro nemesis que, en esta ocasión y época del año, cumple su función.
Aquí viene el momento más dramático de vuestro narrador que es cuando a la hora de pagar la misma Charo de los huevones es la responsable de atenderme y, en un momento de debilidad empatizo con ella y procedo a contarle mi pequeño pero eficaz consejo:
"Yo también ando fatal de la alergia como tú y vengo sin tomar nada pero ¿sabes? Con la mascarilla puesta se lleva mucho mejor" comenté.
La reacción de la charomierda no tardó en hacerse notar, es lo que cabría esperar de un ser vacío, mezquino, hueco de criterio propio y en su lugar lleno de la maldad, rinquina y envidia más da repelúsntes en la psique del ser humano.
En un alarde de indignación su mirada se desvió de mi, y giro de forma enérgica su cabeza con una torcida mueca, haciendome entender en su silencio el absoluto desprecio hacia mi comentario de buena fue y en su acción puede leer claramente que
"ya ejj de orateh ponerje lha majhkarilla mah"
Fué en ese instante, ese breve período de tiempo que no debió de durar ni tan siquiera un segundo en el que comprendí cual era la naturaleza barbarica y prepotente del ser que delante de mí se hallaba, con el que yo trataba vanamente de empatizar ayudandolo a sobrellevar su malestar.
Mi respuesta tampoco se hizo esperar,
"Si total hace nada andabais como locos llevándola todo el santo día que ni a comprar dejabais entrar a nadie sin ella, ya que más te da si además el bichito sigue por ahí suelto aunque ya no os lo digan por la tele"
El silencio se hizo aún mayor, detrás mío pude notar la tensión y las miradas al suelo de la notable cola de gente detrás de mi, sin duda por sus pobres mentes se revivió todo ese recuerdo, esos años distópicos donde nadie fué libre seguido inmediatamente del sabor amargo por la más que evidente incongruencia de simplemente volver a sus nimias vidas normales como si nada fuera pasado y solo porque la tele así se los permite.
Atrás dejé sus amargos rostros y miradas esquivas al pagar y marcharme con desden, dejándoles saber con mi silencio la prepotencia y soberbia que en mi habían proyectado escasos momentos antes.
NI OLVIDO NI PERDON.