Nechayev, Bakunin y los demonios revolucionarios

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Era la segunda mitad del siglo XIX en Rusia. Mientras en Occidente sueña con la revolución industrial, en Rusia se está incubando un tipo de socialismo especialmente virulento.

Los intelectuales rusos--una minoría en el país pero muy inquieta-- se sienten fustrados en el régimen cuasifeudal zarista, que no reconoce derechos que se han asumido en Europa Occidental. Anhelan horizontes más amplios, anhelan la revolución.

Un joven idealista llamado Fiodor Dostoyevski se ha unido a un grupo conspirador que ha pasado a la Historia por el nombre de su líder Petrashevski, que se reune para plantear un mundo nuevo y mejor que la miseria y el embotamiento que creen que les rodea. Está influenciado por un liberalismo radical heredero de los valores de la Ilustración y también por un incipiente o primerizo socialismo utópico.

Cuando la policía política zarista descubre al grupo --que la único que hace es reunirse para soñar con otro tipo de sociedad mejor-- gracias a un chivatazo, los revolucionarios recibirán un castigo ejemplar. El joven Dostoyevski es condenado a fin por manifestar ideas opositoras. Se le hará un simulacro de ejecución y luego será enviado a cumplir condena a Siberia.

Dos o tres décadas más tarde, otro pequeño grupo de jóvenes revolucionarios se ha formado en Rusia. Se autodenomina con un nombre dramático y grandilocuente La Venganza Inapelable del Pueblo (Narodnaya Rasprava), usurpando una representación imaginaria.
El que va de líder, un tal Serguéi Nechayev, ha convencido al resto de que tienen un traidor infiltrado en el grupo y de que deben matarlo.
En realidad no es así, el estudiante Ivanov lo único que ha hecho es cuestionar su liderazgo y las mentiras delirantes que ha contado para darse importancia y dominar a los demás.
Citan en secreto a Ivanov con la excusa de que les entregue una imprenta clandestina y sus en principio camaradas lo asesinan.

El crimen pronto saldrá a la luz, los autores materiales pronto serán arrestados, pero el líder y autor intelectual del asesinato conseguirá escapar a Europa Occidental. Una vez condenados los asesinos recapacitarán camino de Siberia y llegarán a la conclusión de que realmente Ivanov no era un traidor y que Nechayev los había liado malévolamente y empujado a cometer un acto da repelúsnte.

En el exilio, Nechayev sigue deplegando sus al parecer grandes dotes de seducción y de mistificación. Se relaciona con la flor y nata de los revolucionarios antizaristas rusos. Herzen, Ogarev y especialmente Bakunin, ese príncipe extremista que con el tiempo llegaría a ser el máximo representante del socialismo en su vertiente más radical, el anarquismo.

A mi modo de ver, Serguéi Necháyev tenía rasgos claros de un trastorno psicopático de la personalidad, lo que suponía por un lado un gran encanto personal y por otro una falta de escrúpulos o de ética aguda.

El rostro de Nechayev--según los retratos que nos han llegado-me parece poco atractivo, incluso diría que tras*mite algo que me parece desagradable. Imagino que lo debía compensar con una labia galopante y envolvente, que engañaba con facilidad.

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Hay quien a comparado la relación entre Bakunin y Nechayev con la que tuvieron Verlaine y Rimbaud, en el plano emocional y intelectual. El revolucionario mayor se sentía entusiasmado apadrinando a un joven que era como a él le hubiese gustado ser. Implacable, sin dudas ni sentimentalismos.

Juntos al parecer escribieron una extraña obra que se titulaba El catecismo revolucionario. Que proclamaba que el único sentido de la vida era entregarse a la revolución, que era el bien supremo y que por lo tanto justificaba todo. Incluso acciones que podían parecer inmorales desde otras perspectivas, pues el fin justifica los medios.

Mi opinión es que Bakunin pecó gravemente de ingenuo dejándose embaucar por alguien así. Bueno, en general pienso que Bakunin era un tipo bastante ingenuo. Su teoría del anarquismo me parece racionalmente insostenible, aunque sugerente, hermosa, a un nivel emocional.

Con el tiempo, Bakunin se daría cuenta de que Nechayev lo estaba tratando como aconsejaba el Catecismo revolucionario con los orates útiles, con los revolucionarios que consideraba de baja categoría. Como había hecho con sus antiguos compañeros de la Narodnaya Rasprava. Como un instrumento que oportunamente había que utilizar y luego desechar sin escrúpulos jovenlandesales. Cuando el pobre Bakunin se dió cuenta empezó a avisar a sus amigos de que tuviesen cuidado y de que no confiasen en Nechayev.

Ya alejado de Bakunin, Nechayev se decía inspirado por el principal rival de éste en el campo revolucionario, por Karl Marx. Pero éste ya había tenido noticias de sus fechorías anteriores, de su infame papel en la Narodnaya Rasprava, de sus equívocas relaciones anteriores con Bakunin y no quería saber nada con él.

Poco después sería detenido en Zúrich por agentes zaristas, por su participación en el crimen y deportado de nuevo a Rusia. Donde sería encarcelado y moriría poco tiempo después, en la fortaleza de Pedro y Pablo de Moscú. No sin haber logrado efímeramente desde la prisión involucrar a algunos carceleros en un intento de atentado contra el zar, que fue descubierto y desarticulado.

Fiodor Dostoyevski, inspirándose en el crimen de la Narodnya Rasprava y en las andanzas de Nechayev, escribió una novela true crime que se titularía Los demonios. Que resulta curiosa de leer aunque tampoco es que muestre una versión realista de lo que pasó. Para entonces Dostoyevski había abandonado los ensueños revolucionarios de su juventud y se había vuelto un contrarrevolucionario.

El personaje que supuestamente representa a Nechayev en la novela--Piort Verjovenski--a mí me parece demasiado caricaturizado, demasiado abyecto, demasiado estereotipo negativo para ser creíble. Nechayev podía ser malo, pero indudablemente también tenía un encanto que no le reconoce Dostoyevski.
El valor de la novela, para mí, reside más bien en otros personajes. En Stavroguin--un dandy amoral que parece que se ha metido a revolucionario más que por conciencia social en busca de emociones fuertes. O en Kirilov--un filósofo existencialista ateo que planea suicidarse como protesta contra el dolor de la existencia, al que no le importa que ese suicidio sea aprovechado por la revolución de Verjovenski-Nechayev.
Hay también un personaje, un tal Shatov, que se convierte en la víctima por haber dudado del líder Verjovenski-Nechayev dentro del círculo revolucionario. Que expone las nueva ideas reaccionarias de Dostoyevski, ahora opuesto a la revolución y que se proclama fiel al zar y a Dios.

Andrej Wajda ha hecho una buena versión cinematográfica de la novela de Dostoyevski. A mí me parece que recoge lo bueno de esta y que esquiva lo que me parecen sus defectos.


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Wallstreet, dinero, comunistas, revolución rusa. ¡Alehh, ya te he resuelto el misterio!.
 
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