Nazionalcatolicismo

Mitrofán

Madmaxista
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La Iglesia, cooperadora necesaria.


Desde su terraza ampurdanesa la pintora Dolors Caminal sufre esta visión tan molesta.

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Escribió al cura.

«Monseñor,

Durante la semana del 11 de septiembre la bandera que promueve la independencia de Cataluña ha ondeado en el campanario de la iglesia de Jafre en cuyo pueblo tengo mi residencia. Es exactamente lo mismo que sucedió el pasado año en estas mismas fechas. Sin embargo, esta vez hay que añadir otro hecho insólito, las campanas han tocado quince minutos en el día y la hora que habían decidido las fuerzas políticas que promueven la bandera secesionista y la separación con España.

No puedo comprender como ahora el cristianismo se dedica a publicitar las proclamas de los partidos políticos de una forma tan descarada como es ofrecer el campanario de sus iglesias para que dichos partidos cuelguen sus particulares estandartes y las campanas sean utilizadas con el fin de llamar a sus seguidores a la manifestación. El campanario, símbolo de llamamiento a la oración, se convierte así en objeto de propaganda de una política que promueve la separación y el enfrentamiento entre hermanos de una misma comunidad. A partir de este momento se puede producir una lamentable paradoja; cuando toquen las campanas no sabremos si lo hacen para convocar a un acto religioso o a la revolución.

Esta situación me lleva a considerar que la doctrina universal desarrollada por la Iglesia Católica se encuentra, en este caso, en radical contradicción con sus postulados, ya que se implica en una vía política que fomenta la insolidaridad y el repruebo entre el resto de nuestros hermanos españoles. Resulta incomprensible que la misma Iglesia que fue tan lamentablemente víctima de estos enfrentamientos en la pasada guerra civil no haya extraído una profunda lección de aquella dolorosa experiencia para no volver a inclinarse por esta clase de aventuras. Unas aventuras que pueden ser propias del mundo de la política, pero que utilizadas por una religión contribuyen a la fractura social y la violencia entre los ciudadanos.

Permítame que dude, Monseñor, si en las actuales circunstancias, podría explicarme el mensaje cristiano de estos hechos. Parece que a vuestros ojos no todos somos iguales sino que son preferidos por ustedes aquellos que enarbolan la bandera separatista y al resto les tocará entrar en la iglesia con la cabeza cota.

También en lo personal, me coloca en una situación incómoda al ser contribuyente fiscal de las necesidades materiales de la Institución que preside. En el futuro, no podré jovenlandesalmente continuar participando en dicha contribución, pues me niego a colaborar con este enfrentamiento en el que se encuentra hoy involucrada su iglesia.

Finalmente, quiero expresarle mi repulsa, Monseñor, ante los hechos que le expongo y que lamento especialmente en estos momentos en los que la sociedad cristiana tan necesitada se encuentra de la irradiación del Espíritu Santo sobre sus dirigentes. Lamentablemente, la inspiración divina parece muy alejada de esta sede episcopal.

Cordialmente,

Dolors Caminal»

El cura le respondió así:

«Estimada sra. Mª Dolors:

Le agradezco la confianza de enviarme su carta con las quejas que esta señala y quiero expresarle mi total disponibilidad a escucharla si es necesario personalmente, y exponerle también mi versión y visión de los hechos.

Reciba mi más cordial bendición apostólica,

Francesc Pardo i Artigas

Obispo de Gerona»

Ella estuvo lejos de sentirse satisfecha:

«Monseñor,

Compruebo que usted me despacha el contenido de mi carta con cierta ligereza cuando la cataloga como una simple queja. No me parece la actitud adecuada a mi planteamiento, el cual expresaba una cuestión esencial para la Iglesia como es la difusión de su doctrina. Una doctrina que, precisamente, los obispos tienen la obligación de difundir y ejercer en la plaza pública. La cuestión que le planteaba es la manipulación tendenciosa de este magisterio cuando la Iglesia toma partido de forma exhibicionista por una política gubernamental que divide a la ciudadanía y por tanto, a los feligreses.

No son quejas. Es un planteamiento religioso y jovenlandesal que concierne a su responsabilidad como obispo.

En este sentido, me disculpará que no juzgue necesaria mi visita para que me exponga su personal "Versión y visión de los hechos" tal como me ofrece usted entre las paredes de su palacio. Yo expuse mis razones en una carta dirigida al representante de la Iglesia y lo hice por escrito, o sea, a la luz de la plaza pública. Si el obispo considera que tiene argumentos para justificar los hechos, debería también expresarlos por carta, y quiero decir con ello, en la plaza pública.

De momento, en la plaza, tan solo diviso una bandera independentista promovida por partidos políticos, izada sobre la torre del campanario de su iglesia de Jafre desde hace dos meses, mientras las campanas han redoblado para acudir a las manifestaciones políticas. De momento también, estos son los hechos objetivos. En definitiva, más allá las razones personales que usted pudiera tener, la bandera del campanario sigue representando cual es su criterio.

Por ello, me reitero de nuevo en calificar de lamentables tales hechos y no por usted sino por lo que usted representa: La Iglesia Católica.

Cordialmente,

Dolors Caminal»​


1714: Diario del año de la peste
 
Claro que se puede comentar si se tiene capacidad, cuando no existe se recurre a resucitar a franco. Si franco no hubiera existido lo habrías inventado, es como el ungüento pallesqui.
 
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