Elpaisdelasmaravillas
Madmaxista
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El tiempo de vino y rosas se le ha acabado a Santiago Calatrava. El arquitecto valenciano es objeto ahora de suspicacias y no encuentra en la administración valenciana la libertad de la que antes gozaba y que le permitió realizar toda clase de cambios a su proyecto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Calatrava está bajo la lupa y su obstinación se ha enfrentado al primer enemigo que puede vencerle: el escepticismo.
Desde que en marzo el arquitecto adelantó por primera vez en una reunión con los responsables administrativos que su primera opción y única para el Palau de les Arts era reponer el trencadís que se había caído, en la Generalitat supieron que tenían un problema. Así se lo confesó el conseller de Economía, Máximo Buch, a un íntimo. "Con eso vamos a tener un lío y de los buenos", le dijo.
Si bien oficialmente Buch sostiene que su opción favorita es el trencadís porque fue la original, la realidad es otra bien distinta. El informe que realizó a principios de año el Instituto Tecnológico de la Construcción (AIDICO) sobre la caída del trencadís apuntaba a dos culpables: Por un lado el diseño de la obra y la selección de los materiales; por el otro, a la ejecución. Oficialmente se optó por la segunda opción, se aseguró que había sido un fallo del sistema de adherencia, es decir, del pegamento, y Calatrava insistió en que podía encontrar la solución.
Los informes internos que ha manejado siempre la Ciudad de las Artes y las Ciencias apuntaban, desde el primer día, que era imposible poner trencadís sobre acero. O más concretamente, explica una fuente de CACSA, disponer cerámica sobre una superficie tan extensa de acero. En pocas palabras: la culpa era de Calatrava.
"PIDEN EL SEGURO PORQUE CREEN QUE SE CAERÁ"
En este sentido, una de las fuentes consultadas explica que la petición por parte de la Generalitat ahora de un seguro de diez años al arquitecto y a la UTE de constructoras se debe a que en el Consell "están convencidos de que se volverá a caer". De hecho, la petición de un plazo de una década, es porque es el máximo de tiempo que cree que aguantará el trencadís. No es pesimismo, explican; se trata de experiencia.
Desde la administración valenciana quieren que la solución sea lo más amistosa posible, y amistoso significa, sobre todo, que la obra no le cueste un céntimo más a las arcas públicas. El edificio ha supuesto un desembolso para las arcas públicas de 478,5 millones, cuando estaba presupuestado en 97, IVA incluido, y ahora se señala como uno de los ejemplos más evidentes del despilfarro de dinero público por parte de la administración valenciana durante los años de gobierno del PP. En la actual coyuntura de austeridad, invertir un solo euro público en reponer trencadís a sabiendas de que se caerá se considera poco menos que un insulto.
Se da además la circunstancia de que Calatrava no tiene ahora ningún valedor en el Palau de la Generalitat, nadie que le defienda o que le consienta sus peticiones. El actual Consell no incluye a ningún antiguo miembro del Gobierno que aprobó sus obras y sus posteriores rectificados. Son personas que no tuvieron trato con Calatrava en sus tiempos de esplendor. Nadie habla por Calatrava. Está solo. Y nadie quiere defenderle.
SU ÚNICA SOLUCIÓN ES EL TRENCADÍS
La relación entre el arquitecto y la administración no es ahora fluida, se limita a la cortesía justa, y a día de hoy no parece que vaya a cambiar. Es por eso que el conseller Buch no tuvo reparos este miércoles en anunciar medidas legales si Calatrava no ofrece una solución que incluya una cobertura de seguro. "No nos han mandado todavía nada pero tienen de tiempo hasta el viernes", explicaba una persona del equipo de confianza del conseller. Y ese pero es fundamental porque les sorprendería, y mucho, que Calatrava no llegara con una solución esta semana, con la única que contempla: reponer el trencadís.
Buch habló incluso de medidas legales en la reunión del consejo de administración de CACSA, pero en la Conselleria no se quiere llegar a esta solución. "La filosofía es llegar a un acuerdo amistoso", insisten. Y amistoso es coste cero, recuerdan. Es más, lo hacen con el convencimiento de que si se tiene que ir a la vía legal, se ganará. "[Las constructoras y Calatrava] Saben que perderán. Se llegará a una solución amistosa", añaden como vaticinio.
La propuesta de una vía legal, explican desde la Conselleria de Economía, es en realidad "un aviso para navegantes". No es siquiera una bravata sino una convicción; si Calatrava no quiere escuchar a la administración, tendrá que escuchar a los jueces.
La administración valenciana tiene un aliado inesperado: las constructoras tampoco creen a Calatrava, y están convencidas de que la solución del trencadís es inviable. Aún así, se espera a que cedan y den por buena la opción del arquitecto. Hay toda un plan de trabajo que, según adelantó el conseller Buch a principios de mes, contempla reponer primero un lado del trencadís, y después, tras un parón por la temporada operística del complejo lírico, reponer el otro.
En el improbable caso de que imperase la lógica y se reconociese que no se puede garantizar la colocación del trencadís, se tendría que optar por la propuesta inicial de los ingenieros de CACSA, la que menos le gusta a Calatrava, que es la de pintar el edificio, una solución que tampoco convence mucho en la Conselleria de Economía. Y además, al final todos los caminos conducen a la misma Roma: Calatrava sólo quiere trencadís.
EU PIDE AL PP QUE DEJE DE PROTEGER AL ARQUITECTO
El anuncio de Buch vino precedido por una andanada de críticas desde Esquerra Unida. El diputado Ignacio Blanco lanzó una diatriba contra el arquitecto, con quien su formación ha pleiteado por el contenido de la web Calatravatelaclava, que se ha tenido que rebautizar como Calatravanonoscalla. Una vez se supo que en la reunión del consejo de administración de CACSA se planteó este miércoles qué acciones legales se emprenderán contra el arquitecto, Blanco salió a la palestra para señalar con el dedo al arquitecto.
"Parece que los directivos de CACSA por fin se han dado cuenta de lo que Esquerra Unida lleva denunciando desde hace muchos años", aseguraba Blanco. "Y es que Calatrava nos la ha clavado con sus obras llenas de pifias y sobrecostes que pagamos todos los valencianos. Ahora ni siquiera es capaz de garantizar 10 años para el trencadís de la cubierta del Palau de les Arts. El PP lo que tiene que hacer es cambiar absolutamente su política, dejar de proteger a su arquitecto estrella, y defender los intereses generales actuando legalmente contra todos aquellos que nos han hecho perder una cantidad de dinero impresionante en un proyecto megalómano de la Ciudad de las Artes y las Ciencias".
Nadie se fía de Santiago Calatrava: El arquitecto sólo quiere trencadís
"El edificio ha supuesto un desembolso para las arcas públicas de 478,5 millones"
"estaba presupuestado en 97"
"si se tiene que ir a la vía legal"
NO NO NO y NO
Lo que es un escándalo es que TODAVÍA no se haya ido a la vía legal.
Hace tiempo que debería haberse denunciado a Calatrava, y a todo el que apoya los circos que monta. Superar 5 veces el presupuesto, a costa de arcas públicas, NO es algo aceptable.
Desde que en marzo el arquitecto adelantó por primera vez en una reunión con los responsables administrativos que su primera opción y única para el Palau de les Arts era reponer el trencadís que se había caído, en la Generalitat supieron que tenían un problema. Así se lo confesó el conseller de Economía, Máximo Buch, a un íntimo. "Con eso vamos a tener un lío y de los buenos", le dijo.
Si bien oficialmente Buch sostiene que su opción favorita es el trencadís porque fue la original, la realidad es otra bien distinta. El informe que realizó a principios de año el Instituto Tecnológico de la Construcción (AIDICO) sobre la caída del trencadís apuntaba a dos culpables: Por un lado el diseño de la obra y la selección de los materiales; por el otro, a la ejecución. Oficialmente se optó por la segunda opción, se aseguró que había sido un fallo del sistema de adherencia, es decir, del pegamento, y Calatrava insistió en que podía encontrar la solución.
Los informes internos que ha manejado siempre la Ciudad de las Artes y las Ciencias apuntaban, desde el primer día, que era imposible poner trencadís sobre acero. O más concretamente, explica una fuente de CACSA, disponer cerámica sobre una superficie tan extensa de acero. En pocas palabras: la culpa era de Calatrava.
"PIDEN EL SEGURO PORQUE CREEN QUE SE CAERÁ"
En este sentido, una de las fuentes consultadas explica que la petición por parte de la Generalitat ahora de un seguro de diez años al arquitecto y a la UTE de constructoras se debe a que en el Consell "están convencidos de que se volverá a caer". De hecho, la petición de un plazo de una década, es porque es el máximo de tiempo que cree que aguantará el trencadís. No es pesimismo, explican; se trata de experiencia.
Desde la administración valenciana quieren que la solución sea lo más amistosa posible, y amistoso significa, sobre todo, que la obra no le cueste un céntimo más a las arcas públicas. El edificio ha supuesto un desembolso para las arcas públicas de 478,5 millones, cuando estaba presupuestado en 97, IVA incluido, y ahora se señala como uno de los ejemplos más evidentes del despilfarro de dinero público por parte de la administración valenciana durante los años de gobierno del PP. En la actual coyuntura de austeridad, invertir un solo euro público en reponer trencadís a sabiendas de que se caerá se considera poco menos que un insulto.
Se da además la circunstancia de que Calatrava no tiene ahora ningún valedor en el Palau de la Generalitat, nadie que le defienda o que le consienta sus peticiones. El actual Consell no incluye a ningún antiguo miembro del Gobierno que aprobó sus obras y sus posteriores rectificados. Son personas que no tuvieron trato con Calatrava en sus tiempos de esplendor. Nadie habla por Calatrava. Está solo. Y nadie quiere defenderle.
SU ÚNICA SOLUCIÓN ES EL TRENCADÍS
La relación entre el arquitecto y la administración no es ahora fluida, se limita a la cortesía justa, y a día de hoy no parece que vaya a cambiar. Es por eso que el conseller Buch no tuvo reparos este miércoles en anunciar medidas legales si Calatrava no ofrece una solución que incluya una cobertura de seguro. "No nos han mandado todavía nada pero tienen de tiempo hasta el viernes", explicaba una persona del equipo de confianza del conseller. Y ese pero es fundamental porque les sorprendería, y mucho, que Calatrava no llegara con una solución esta semana, con la única que contempla: reponer el trencadís.
Buch habló incluso de medidas legales en la reunión del consejo de administración de CACSA, pero en la Conselleria no se quiere llegar a esta solución. "La filosofía es llegar a un acuerdo amistoso", insisten. Y amistoso es coste cero, recuerdan. Es más, lo hacen con el convencimiento de que si se tiene que ir a la vía legal, se ganará. "[Las constructoras y Calatrava] Saben que perderán. Se llegará a una solución amistosa", añaden como vaticinio.
La propuesta de una vía legal, explican desde la Conselleria de Economía, es en realidad "un aviso para navegantes". No es siquiera una bravata sino una convicción; si Calatrava no quiere escuchar a la administración, tendrá que escuchar a los jueces.
La administración valenciana tiene un aliado inesperado: las constructoras tampoco creen a Calatrava, y están convencidas de que la solución del trencadís es inviable. Aún así, se espera a que cedan y den por buena la opción del arquitecto. Hay toda un plan de trabajo que, según adelantó el conseller Buch a principios de mes, contempla reponer primero un lado del trencadís, y después, tras un parón por la temporada operística del complejo lírico, reponer el otro.
En el improbable caso de que imperase la lógica y se reconociese que no se puede garantizar la colocación del trencadís, se tendría que optar por la propuesta inicial de los ingenieros de CACSA, la que menos le gusta a Calatrava, que es la de pintar el edificio, una solución que tampoco convence mucho en la Conselleria de Economía. Y además, al final todos los caminos conducen a la misma Roma: Calatrava sólo quiere trencadís.
EU PIDE AL PP QUE DEJE DE PROTEGER AL ARQUITECTO
El anuncio de Buch vino precedido por una andanada de críticas desde Esquerra Unida. El diputado Ignacio Blanco lanzó una diatriba contra el arquitecto, con quien su formación ha pleiteado por el contenido de la web Calatravatelaclava, que se ha tenido que rebautizar como Calatravanonoscalla. Una vez se supo que en la reunión del consejo de administración de CACSA se planteó este miércoles qué acciones legales se emprenderán contra el arquitecto, Blanco salió a la palestra para señalar con el dedo al arquitecto.
"Parece que los directivos de CACSA por fin se han dado cuenta de lo que Esquerra Unida lleva denunciando desde hace muchos años", aseguraba Blanco. "Y es que Calatrava nos la ha clavado con sus obras llenas de pifias y sobrecostes que pagamos todos los valencianos. Ahora ni siquiera es capaz de garantizar 10 años para el trencadís de la cubierta del Palau de les Arts. El PP lo que tiene que hacer es cambiar absolutamente su política, dejar de proteger a su arquitecto estrella, y defender los intereses generales actuando legalmente contra todos aquellos que nos han hecho perder una cantidad de dinero impresionante en un proyecto megalómano de la Ciudad de las Artes y las Ciencias".
Nadie se fía de Santiago Calatrava: El arquitecto sólo quiere trencadís
"El edificio ha supuesto un desembolso para las arcas públicas de 478,5 millones"
"estaba presupuestado en 97"
"si se tiene que ir a la vía legal"
NO NO NO y NO
Lo que es un escándalo es que TODAVÍA no se haya ido a la vía legal.
Hace tiempo que debería haberse denunciado a Calatrava, y a todo el que apoya los circos que monta. Superar 5 veces el presupuesto, a costa de arcas públicas, NO es algo aceptable.