̷p̷ɔ̷d̷n̷ ̷nike
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Brutal el artículo.
«De su libro he deducido que es usted, básicamente, un ególatra, un mentiroso y un hipócrita»
Pablo Iglesias.|Europa Press
ras leer su libro Verdades a la cara he de recordarle uno de los axiomas que se estudian en periodismo: «Datos, no opiniones». Su libro, sin embargo, se basa en «opiniones, no datos». Su libro es una pura retahíla de opiniones, opiniones, opiniones y algún que otro rumor, dime y direte.
Sé que usted lee este periódico, al que ha llamado «medio de ultraderecha». Sé que usted jamás reconocerá que leyó este artículo, sé que su «compañera» (así la llama usted) jamás reconocerá que le llegaron miles de mensajes y varias cartas explicándole mi situación y que ella hizo caso omiso porque a Irene Montero se le llena la boca con la palabra sororidad, pero solo la boca. Dios le libre a Irene Montero de mostrar sororidad por una mujer que no sea de su cuerda.
En fin, voy a ser fría y voy a ir rebatiendo punto por punto frases de su libro Verdades a la cara.
Y voy a rebatir sus frases con DATOS, no opiniones
FRASES TEXTUALES DE SU LIBRO: «¿Se imaginan qué ocurriría si yo desde mis redes sociales convocara a mis seguidores a ir a visitar la casa de Carlos Herrera y que él y su compañera tuvieran que vivir lo que vivimos nosotros?». «No dejo de pensar en cómo se sentirían los presentadores o directores de esos programas de televisión si un buen día empezarán a difundir imágenes de su domicilio, día tras día».
Me parece tan hipócrita usted, porque, aunque no utilizó usted sus redes sociales, sí que utilizó usted a compañeros suyos para orquestar un acoso contra mí, y sí que su compañera de usted, Irene Montero, inició un acoso contra mí, entre risas y aplausos.
Le pongo en antecedentes de la historia.
Por qué los de Podemos son unos fascistas
Lucía Etxebarria
Hace casi ya tres años, desde el ministerio que dirige su «compañera», como usted la llama, Irene Montero, se filtró el borrador de la ley tras*. Con sorpresa yo comprobé que era idéntico en muchas cosas a la Bill c-16 canadiense. Entonces empecé a tocar el tema en redes sociales. Siendo fiel a los principios deontológicos de mi profesión, seguí la máxima «datos, no opiniones». Divulgué noticias publicadas en medios canadienses, entrevisté a farmacéuticos, a psicólogos, a detransiciónadoras, a mujeres tras* reasignadas que no estaban de acuerdo con la ley. Todo en un muy modesto perfil de Instagram que no tiene ni 50.000 seguidores. Y repito, siempre con datos, datos y datos. Información. Nunca opiniones.
No existe ningún tipo de tras*fobia en enseñar las consecuencias que una ley ha tenido en otros países y el tipo de secuelas que ya está teniendo cierto corpus jurídico en un país como el nuestro. Un país en el que en las cárceles no hay guardias de seguridad con granadas de mano como es el caso de Canadá – por lo tanto, aquí el riesgo de permitir la entrada en prisiones femeninas de forzadores es mayor, si cabe. Un país en el que la seguridad social sí se cubre los tratamientos de bloqueo de la pubertad (no es el caso de Canadá).
Jamás, nunca, jamás en la vida imaginaba que simplemente por pasar datos – y, repito, NUNCA opinión- sucedería lo que sucedió.
Los sindicatos que no amaban a las mujeres
Lucía Etxebarria
El 18 de diciembre de 2020 la asociación COGAM me concedió el Premio ladrillo a la tras*foba del año entre gritos de «terf» y «plagiadora». Allí estaba su compañera de usted, aplaudiendo y riéndose. Y hay un vídeo que lo prueba. Un vídeo que prueba cómo Irene Montero aplaudía entre risas lo que supuso el pistoletazo de salida para una campaña de desprestigio y acoso.Un acoso que considero que fue bastante peor que él dice que sufrió, y al que le dedica un libro entero.
A partir de entonces, desde un anillo de cuentas de twitter (una comunidad de cuentas agrupadas por contenidos), que actuaban organizadas, se empezaron a difundir tres bulos sobre mí:
Nada estimado señor Iglesias
Tras leer su libro Verdades a la cara he de recordarle uno de los axiomas que se estudian en periodismo: "Datos, no opiniones". Su libro, sin embargo, se
theobjective.com
«De su libro he deducido que es usted, básicamente, un ególatra, un mentiroso y un hipócrita»
Pablo Iglesias.|Europa Press
ras leer su libro Verdades a la cara he de recordarle uno de los axiomas que se estudian en periodismo: «Datos, no opiniones». Su libro, sin embargo, se basa en «opiniones, no datos». Su libro es una pura retahíla de opiniones, opiniones, opiniones y algún que otro rumor, dime y direte.
Sé que usted lee este periódico, al que ha llamado «medio de ultraderecha». Sé que usted jamás reconocerá que leyó este artículo, sé que su «compañera» (así la llama usted) jamás reconocerá que le llegaron miles de mensajes y varias cartas explicándole mi situación y que ella hizo caso omiso porque a Irene Montero se le llena la boca con la palabra sororidad, pero solo la boca. Dios le libre a Irene Montero de mostrar sororidad por una mujer que no sea de su cuerda.
En fin, voy a ser fría y voy a ir rebatiendo punto por punto frases de su libro Verdades a la cara.
Y voy a rebatir sus frases con DATOS, no opiniones
FRASES TEXTUALES DE SU LIBRO: «¿Se imaginan qué ocurriría si yo desde mis redes sociales convocara a mis seguidores a ir a visitar la casa de Carlos Herrera y que él y su compañera tuvieran que vivir lo que vivimos nosotros?». «No dejo de pensar en cómo se sentirían los presentadores o directores de esos programas de televisión si un buen día empezarán a difundir imágenes de su domicilio, día tras día».
Me parece tan hipócrita usted, porque, aunque no utilizó usted sus redes sociales, sí que utilizó usted a compañeros suyos para orquestar un acoso contra mí, y sí que su compañera de usted, Irene Montero, inició un acoso contra mí, entre risas y aplausos.
Le pongo en antecedentes de la historia.
Por qué los de Podemos son unos fascistas
Lucía Etxebarria
Hace casi ya tres años, desde el ministerio que dirige su «compañera», como usted la llama, Irene Montero, se filtró el borrador de la ley tras*. Con sorpresa yo comprobé que era idéntico en muchas cosas a la Bill c-16 canadiense. Entonces empecé a tocar el tema en redes sociales. Siendo fiel a los principios deontológicos de mi profesión, seguí la máxima «datos, no opiniones». Divulgué noticias publicadas en medios canadienses, entrevisté a farmacéuticos, a psicólogos, a detransiciónadoras, a mujeres tras* reasignadas que no estaban de acuerdo con la ley. Todo en un muy modesto perfil de Instagram que no tiene ni 50.000 seguidores. Y repito, siempre con datos, datos y datos. Información. Nunca opiniones.
No existe ningún tipo de tras*fobia en enseñar las consecuencias que una ley ha tenido en otros países y el tipo de secuelas que ya está teniendo cierto corpus jurídico en un país como el nuestro. Un país en el que en las cárceles no hay guardias de seguridad con granadas de mano como es el caso de Canadá – por lo tanto, aquí el riesgo de permitir la entrada en prisiones femeninas de forzadores es mayor, si cabe. Un país en el que la seguridad social sí se cubre los tratamientos de bloqueo de la pubertad (no es el caso de Canadá).
Jamás, nunca, jamás en la vida imaginaba que simplemente por pasar datos – y, repito, NUNCA opinión- sucedería lo que sucedió.
Los sindicatos que no amaban a las mujeres
Lucía Etxebarria
El 18 de diciembre de 2020 la asociación COGAM me concedió el Premio ladrillo a la tras*foba del año entre gritos de «terf» y «plagiadora». Allí estaba su compañera de usted, aplaudiendo y riéndose. Y hay un vídeo que lo prueba. Un vídeo que prueba cómo Irene Montero aplaudía entre risas lo que supuso el pistoletazo de salida para una campaña de desprestigio y acoso.Un acoso que considero que fue bastante peor que él dice que sufrió, y al que le dedica un libro entero.
A partir de entonces, desde un anillo de cuentas de twitter (una comunidad de cuentas agrupadas por contenidos), que actuaban organizadas, se empezaron a difundir tres bulos sobre mí:
- Yo había plagiado mi libro Mujeres extraordinarias. (Libro publicado en diciembre del 2019, que sigue en venta, y que no ha recibido ninguna denuncia por plagio a día de hoy, mayo del 2022).
- Yo había acosado a una mujer tras* y había difundido fotos íntimas de esta persona.
- Yo había iniciado una «campaña de persecución contra las personas tras*».