Vlad_Empalador
Será en Octubre
Nacidos en el 85: Nos educaron para un mundo que ya no existe. Noticias de Cultura
Ah, la generación X. Todos hemos oído hablar de ellos. Los que vivieron intensamente los 80, y después el grunge, el indie. Kevin Smith, Historias del Kronen.
Ah, los 'millenials'. Todos hemos oído hablar de ellos. Ya sabéis, los NATIVOS DIGITALES que crecieron con un dispositivo en la mano. Youtubers, selfies. Taylor Swift, PXXR GVNG.
Y en medio nosotros, los descolgados. Los nacidos a mediados de los 80 que fuimos niños y adolescentes en el viejo mundo analógico y tratamos de ser adultos en el nuevo mundo digital. Buscando una identidad entre los señores que se frustran con los avances tecnológicos y los chavales que ya ni siquiera ven la tele. Y quizá los únicos capaces de aunar lo mejor de ambas épocas: una generación puente.
Unos adultos jóvenes condenados a ser infelices -eso dicen- por la diferencia entre las expectativas con las que crecimos y la realidad que nos encontramos. Nuestros padres fueron educados en la dureza por nuestros abuelos que habían vivido la posguerra, y al llegar a la vida adulta se encontraron el desarrollo y la bonanza económica. Lo nuestro fue al revés: fuimos criados en esos días de vacas obesas sin que nos faltara de nada... para salir a un panorama inhóspito en el que las cosas no funcionaban como nos habían contado. Con una juventud atravesada por dos cambios de paradigma: la llegada de la era digital y la crisis económica.
Estamos hablando de la generación que tuvo su despertar sensual con Quimi y Valle, que pasó media hora expectante en la butaca del cine para ver aparecer al primer dinosaurio de Parque Jurásico, que tuvo que elegir en el recreo qué Spice Girl era. Los que crecieron en una España noventera que iba tan a tope que lo mismo montaba unos Juegos Olímpicos que una Exposición Universal sin dejar de gritar "Fistro pecadorrrr".
Lo habíamos visto en la tele desde niños: si nos portábamos bien y estudiábamos mucho nos íbamos a comer el mundo. Dos carreras, dos idiomas, y ya seríamos JASP, jóvenes aunque sobradamente preparados. La historia estaba clarísima, vean el vídeo debajo de este párrafo: cuando quedara un puesto directivo vacante se lo darían a la chica joven. "No he tenido más remedio. Es la que mejor ha pasado las pruebas de selección".
Hablamos también de la generación que fue por primera vez a una manifestación en el invierno del 'No a la Guerra', los que se estrenaron como votantes tras el 11-M y tuvieron como primer presidente de su vida adulta a Zapatero. Los que contemplaron el estadillo de la crisis justo cuando salían de la facultad con el título en la mano.
Nos hemos reunido para hablar de todo esto, así que vamos con las presentaciones: Noel Ceballos (articulista, autor del ensayo Internet Safari), Sole Parody (música), Juan Soto Ivars (novelista y reportero en El Confidencial) y Miriam Muñoz (diseñadora gráfica y autora de cómics). Todos ellos nacidos en 1985, igual que el reportero que firma estas líneas, todos cruzando la barrera psicológica de los 30 años. Que empiece la charla.
De "un trabajo seguro" a "un trabajo que te guste"
Arrancamos citando a Juan: "Construimos proyectos vitales en una época que se extinguía. Pedrito quería ser médico y acabó haciendo guardias de 30 horas sin contrato fijo y por un salario perversos. Andrea iba para profesora de Filosofía y hoy tiene suerte porque le permiten impartir clases particulares de inglés. Manuela aseguraba que se haría arquitecta y la línea más sólida que ha dibujado es de la cola del INEM".
Juan: En ese artículo hablaba de que cuando yo era pequeño había unas cosas que podías hacer. Te preguntaban: "¿Qué quieres ser?". Y tú construías todo ese proyecto en torno a una serie de caminos que parecían invulnerables al tiempo. En esa época nos decían que los escritores eran importantes y nos lo creíamos. Ahora llegamos al siglo XXI y parece que ya no.
Álvaro: Te puedo decir lo mismo de los periodistas.
Yo hice la carrera entera y luego fue: “¿Y ahora qué, un máster? Esto es absurdo. No voy a hacer más, voy a cortar este sinsentido de prepararse para la nada“.
Sole: En mi caso, casi lo veo al revés. Toda hecatombe tiene sus grietas y por esas grietas se puede colar la gente 'poco integrada', entre los cuales me incluyo. Yo no tenía muchos planes. Con lo cual ahora que no hay trabajo, si tú no tienes trabajo, no desentonas. Yo ahora vivo de la música, me gano la vida como puedo, vivo en sitios baratos, como poco... Yo lo de ahora lo veo como una ventaja: antes tenías la necesidad de justificar una cierta vida seria.
Juan: Pero yo te hablo de niños, del camino al que parecía que íbamos andando.
Sole: Sí, eso sí, a mí eso me duró hasta la facultad, pero luego... Yo hice la universidad entera y luego fue: "¿Y ahora qué voy a hacer, un máster? Esto es absurdo. No voy a hacer nada más, voy a cortar aquí este sinsentido de prepararse para la nada".
Noel: Nosotros entramos en la facultad en 2003 y salimos en 2008, justo con la crisis. Se hundió todo nada más salir de la universidad.
Álvaro: Cuando teníamos 18 años, en el momento de tomar la decisión más importante, la de "qué estudio"... ahí no había crisis, todo iba guay, no tenías en cuenta ese factor.
Sole: Yo recuerdo que se encontraban curros para estudiantes sin problemas, de camarera o de lo que fuera. Había mogollón de becas, yo estuve toda la carrera con becas.
Juan: Fíjate, cuando empezamos a estudiar había carreras con más salidas o con menos salidas... pero en las que tenían menos salidas te decían: "Bueno, pero te podrás hacer una oposición"
.
Álvaro: Hay un estudio usando Google Ngram que dice que en los últimos veinte años la frase "una carrera segura" ha caído en desuso, mientras que lo que ha aumentado es "una carrera que te llene". Cuesta un poco recordar cómo era todo antes de la crisis, pero yo sí tengo la impresión de que se daba por hecho que cuando salieras de la carrera tendrías un trabajo.
Noel: Sí, te podía costar más o menos, se podía ajustar más o menos a lo que tú querías, pero sí.
Miriam: La cuestión no era encontrar un trabajo, era encontrar un trabajo que te fuera a gustar.
Noel: El drama era "igual no me gusta mi curro".
Juan: (Con voz de queja) "¡Yo no quiero estar toda la vida en un trabajo indefinido!" (Risas) Ahora no conozco a nadie de nuestra edad que piense que, aun cotizando, va a tener jubilación. (Se acaba la risa)
Juan Soto Ivars descubriendo que no va a tener pensión cuando sea anciano
Álvaro: ¿Creéis que habríais tomado las mismas decisiones de haber terminado la carrera en mitad de la crisis?
Juan: En 2012 mis decisiones habrían sido totalmente distintas. El otro día di una charla en un instituto, con chicos que están terminando el Bachillerato. Y los planes de muchos son: "Yo voy a estudiar tal carrera para irme fuera", de forma muy natural. Había uno que quería estudiar arquitectura y le tomaban el pelo, en nuestra época el que estudiaba arquitectura era el más listo, el de padres forraos... era una especie de casta y ahora son los pringaos, ¿quién se hace arquitecto?
Miriam: Yo he vivido en Inglaterra dos años. Yo empecé haciendo Filosofía, pero por amor al arte, no porque me plantease una salidad profesional vinculada a la Filosofía. Y cuando estaba a la mitad fue como: "Ostras, hay que currar". Así que me salí e hice diseño gráfico, que también me gustaba. Pero mi primer planteamiento no había sido laboral para nada.
La crisis nos ha dejado una marca de incertidumbre. No haremos las locuras de pedir hipotecas, de comprarnos un piso a lo loco
Sole: A mí me preguntan ahora en las entrevistas sobre la situación de los jóvenes, que la cosa está muy mal... Yo es que no he conocido otra cosa.
Juan: ¡Eso es! Es que por lo menos somos afortunados porque no conocimos lo anterior. En los 90, mi escritor más admirado tenía anticipos de 20.000 euros antes de empezar a escribir. El tío le decía a Planeta: "El año que viene voy a escribir una novela de los tártaros". Y Planeta decía: "20.000 euros". Y ese tío, que vivía así, de pronto se encontró en los años 2000 con que los anticipos empezaban a bajar, a bajar, a bajar... Con 60 años le han desahuciado de su casa y de vivir en el centro de Madrid se ha tenido que mudar a Valladolid y está en la cosa.
Álvaro: O sea que tenemos la suerte de que nuestro primer trabajo ya fue una cosa.
Noel: En el Audiovisual ni te cuento. En los buenos tiempos, por un tratamiento de guión la gente podía vivir cinco años, aunque luego no se hiciera la película.
Sole: Es que era burbuja todo, es lo que estaba creando la crisis. En la cultura era una burbuja obscena.
Noel: Ahora ha salido lo del taquillazo en el cine, es que esto funcionaba así. Con lo que timabas de una película hacías la siguiente y la cosa se iba metiendo debajo de la alfombra. Eso funciona mientras seguía habiendo una industria, pero en el momento que la industria se viene abajo, ya la alfombra rebosa.
Sole: En los buenos tiempos no desarrollas conciencia política.
Noel: Creo que eso nos pasó un poco a todos. Quiero decir, yo igual sí tenía conciencia de antes, pero no 'ejercía'.
Álvaro: La primera vez que yo fui a una manifestación fue...
Sole: ... la del 'No a la guerra'.
Álvaro: Justo.
Noel: Sí, yo también.
Álvaro: ¿Os acordáis de la primera vez que votásteis?
Miriam: ¡Las autonómicas que repitieron! ¡Las del Tamayazo! De hecho yo soy de julio y no voté en las primeras, voté por primera vez en la repetición.
Álvaro: Nuestras primeras generales fueron las primeras de Zapatero.
Juan: Yo fui a Ferraz a celebrarlo.
Noel: Yo no fui pero recuerdo la alegría, porque no se esperaba. Luego vino el desencanto.
Álvaro: Yo me acuerdo de ver todos los días su cartel electoral en el metro, con los ojos exageradamente azules, y el invento de las siglas ZP. Es que Zapatero tenía muchísimo tirón entre los jóvenes en aquella época, de hecho se merendó a IU: después de la primera legislatura les dejó en dos escaños.
Noel: Es que en la primera legislatura de Zapatero, en tiempos de bonanza, hizo cosas buenas. Lo del matrimonio lgtb, la ley de igualdad... el hundimiento vino en la segunda cuando no supo enfrentarse a la crisis.
Según datos del último CIS, Podemos es la primera fuerza entre los nacidos en los 80, con cinco puntos de diferencia sobre el PSOE y Ciudadanos. Quizá sea complicado pedir confianza en los políticos tradicionales a una generación que debutó como votante en unas elecciones repetidas por tras*fuguismo y vio a su primer presidente del Gobierno renegar en el Congreso de todo su ideario.
De hecho, como ya han señalado otros, para entender gran parte de los 8,6 millones de votos de Podemos y Ciudadanos se puede tirar una línea de tiempo: las manifestaciones contra la LOU, el No al guerra, el mileurismo, el "no vas a tener casa en la fruta vida", los minijobs, el 15-M... el 20-D.
'Hay cultura de la juventud, se retrasa la madurez'
Noel: La crisis nos ha dejado marca, una marca de incertidumbre. Nunca creo que hagamos las locuras de pedir hipotecas, de comprarnos un piso a lo loco. Todos sabemos cuál es el precio de eso porque lo hemos visto. Cuando, según nos habían educado, deberíamos estar haciendo todas esas cosas, el panorama estaba fatal y no lo hemos hecho. Los de nuestra generación tenemos esa cicatriz psicológica, no olvidaremos los años duros.
Juan: Nuestros padres nos ensañaron a tener un plan, y lo que nosotros hemos aprendido es que no podemos tener un plan.
Sole: Bueno, yo no tengo ninguna cicatriz. Lo que tampoco tengo es dinero ni estabilidad.
Noel: Ahora todavía hay gente de nuestra edad que se está metiendo en hipotecas, pero ahora nos parece lo raro, cuando en la época de nuestros padres era lo normal.
Juan: Mis amigos de Águilas (Murcia), los del invernadero, los albañiles... son la gente que conozco personalmente que peor ha pasado la crisis con diferencia, yendo a Cáritas. Es gente que dejó el colegio gritándole al profesor a la cara "Gano más dinero que tú".
Noel: Otra cosa es que nuestra generación tardó mucho más en independizarse que las anteriores. Esto lo que crea es una cultura de la adolescencia, o por lo menos retrasa la edad de ingreso en la madurez.
Sole: ¿A qué llamas madurez? A nosotros nos han dicho que madurar es tener un pareja, una casa e hijos. Yo estoy conociendo una madurez de lugares colectivos, de economía compartida, pero al principio pensaba que a lo mejor era infantil porque no se parecía nada a lo de mis padres.
Sole Parody (d) y Miriam Muñoz (i), contentas de no tener que vivir como sus madresSole Parody (d) y Miriam Muñoz (i), contentas de no tener que vivir como sus madres
Noel: Ha nacido una cultura de la juventud. Una de las películas que más me ha gustado este año ha sido 'Mientras seamos jóvenes' de Noah Baumbach. Trata de un matrimonio de cuarentones que conocen a dos veinteañeros y empiezan a actuar como ellos. Yo creo que es un problema de la sociedad, hay un culto a la juventud eterna que en la época de nuestros padres no existía.
Álvaro: En la época de nuestros padres, nadie de 30 años podía ser como somos nosotros ahora a los 30.
Sole: No, ¡pero yo doy gracias! Mi progenitora tenía unas inquietudes y de pronto a los 27 años se casa, me tiene a mí y se acaban las inquietudes.
Miriam: Yo quiero agarrarme a la juventud al máximo. Yo cumplí treinta y dije "Me voy a teñir el pelo de azul".
Juan: Yo la madurez la noto por ejemplo en las tareas del hogar, en el feminismo. Yo en casa de mis padres nunca he fregado un plato. Mi progenitora fregaba y mi padre trabajaba. Mi hermano y yo no hacíamos nada. En mi primer piso compartido no hacía nada. Luego vas teniendo novias, broncas, excusas... van pasando los años y hace mucho que vivo con una chica y ahora soy hiper responsable en ese sentido.
Noel: Eso a nosotros nos ha pillado enmedio. Los de las generaciones anteriores no hacían nada y los de las posteriores ya van a venir al mundo sabiendo que lo normal es hacer ese tipo de tareas. Pero nosotros lo estamos aprendiendo sobre la marcha.
Juan: Yo al principio era un rebotado con el feminismo, de los que dicen: "jorobar con las feminista radicals estas que nos dicen que somos todos unos asesinos". Me sentía interpelado con los asesinatos y la violencia de género. Y no entendía lo básico: "Tío, que tú no friegas". Pero creo que los tíos de diez años más esto lo entienden peor.
Álvaro: Yo también creo que en nuestra generación sí hay una cultura de prolongar la juventud y retrasar la madurez, sobre todo en los tíos. Que se resisten a dejar de vivir como cuando estaban en la universidad, porque la época anterior era mejor.
Noel: Es que también los procesos nostágicos se aceleran. Antes tener 30 años y tener nostalgia de algo anterior no tenía sentido. Ahora ya sí, porque ha cambiado todo tanto... y eso está relacionado con la llegada de internet.
Los últimos adolescentes sin internet
'Escríbele tú, que yo no tengo saldo'
'Escríbele tú, que yo no tengo saldo'
Ni nativos digitales ni adultos peleándose con los avances tecnológicos. La generación del 85 pasó de una infancia analógica a que de repente fuera imprescindible conectarse al Messenger todas las tardes y darse toques con un One Touch Easy en el que seleccionábamos cuidadosamente los pocos SMS que podíamos almacenar.
Sole: El cambio fue instantáneo. Un día sabías por dónde ibas a encontrar a tus amigos y al día siguiente, sin el móvil o el Messenger era imposible quedar.
Álvaro: En el libro de Noel se habla de que nosotros no tenemos nombre porque somos demasiado jóvenes para ser de la generación X, pero, aceptémoslo, somos viejos para ser 'millenials', porque a ver, ¿quién usa Snapchat?
Noel: Yo lo intenté... os juro que lo intenté de verdad.
Sole: ¿Qué es Snapchat?
Álvaro: Diría que es la primera red social que no entendemos.
Juan: Mi padre se ha abierto Facebook y es el despiporre total. Yo espero que no nos pase eso a nosotros con el Facebook del futuro.
Álvaro: El caso es que nosotros somos la última generación que fue adolescente sin internet. La gente más joven que nosotros no sabe lo que es mandar una carta o comprar un disco. Jonás Trueba, que también es de los 80, decía en una entrevista que nuestra misión es enseñar a los chavales que hay cosas anteriores a internet que estaban bien y pueden seguir estándolo.
Noel: En Buzzfeed hicieron un artículo sobre que el nuevo disco de Adele ha sido un fenómeno y mucha gente joven se lo ha querido comprar en CD... y no tenían reproductor en casa o ni siquiera sabían lo que era eso. El artículo enseñaba cómo quitar el celofán... era satírico pero tenía un fondo de verdad: ponían los tuits de chicos diciendo "Me he comprado un CD-ROM, ¿cómo se hace? No tengo donde oírlo".
Noel Ceballos se refugia en la cerveza tras asomarse a los abismos de Snapchat y Tinder
Noel Ceballos se refugia en la cerveza tras asomarse a los abismos de Snapchat y Tinder
Sole: Yo saco mis discos en formato físico, pero porque hay una cosa muy de otra época que es que a los periodistas y a las radios hay que mandárselo para que te hagan caso. Los discos los compran los fans en los conciertos pero en plan fetiche: mi edición en CD son quinientos, que es ridículo comparado con lo de antes.
Miriam: Quinientos es un montón ahora.
Sole: Yo confío en venderlos en un par de años.
Álvaro: A mí es que comprar discos me gustaba mucho.
Noel: E ir al videoclub.
Juan: Antes te comprabas un disco y escuchabas cada canción cien veces y te lo aprendías de memoria.
Miriam: ¿Ahora quién se escucha un disco entero?
Sole: Esto influye hasta en la propia creación. En una sola canción se cambia de ritmo varias veces, meten muchos cortes distintos, no hay estribillo... pero pasa incluso en el mainstream, en Beyoncé. Y en el periodismo también se nota, ¿no? Nadie se va a leer un periódico de papel entero, venga, titulares.
Noel: La parte buena es que con Spotify cualquiera puede tener una cultura musical mucho más amplia, descubres muchas más cosas que antes.
Sole: Sí, a mí me gusta mucho comprar un disco, pero me gusta más escuchar diez.
Juan: Yo ahora en lo musical vivo de las recomendaciones automáticas de la máquina. Lo curioso es que me las apunto en un cuaderno (Risas).
"De niño no habría leído libros teniendo Twitter"
Juan: Yo tengo la sensación de que hay cosas en las que no me voy a poder entender con las nuevas generaciones, porque por ejemplo, libros no leen, y yo quiero escribir libros.
Sole: Sí leen, pero sagas.
Noel: Leen lo que les interesa.
Juan: Ya, el libro del Rubius. Bueno, nosotros leíamos la 'Guía para la vida de Bart Simpson'.
'25 cosas enrolladas que ser de mayor'
'25 cosas enrolladas que ser de mayor'
Álvaro: Yo leía mucho en mi infancia y mi adolescencia hasta que tuve internet. Sospecho que si con diez años hubiera tenido un smartphone con internet, no hubiera pillado un libro de 'Los Cinco' ni de coña. No sé si lo de ahora es mejor o peor.
Noel: Sí, yo leía en verano cuando nos íbamos a una casa y no tenía nada que hacer. Pero si hubiera tenido Twitter, esos libros se quedaban en la estantería.
Sole: Hay que tener cuidado, porque también se dice: "Ya no va gente a los conciertos". Bueno, no van a los tuyos de pop, pero hay otros que se petan. Pero tú no lo ves porque estás haciendo lo tuyo, con el paradigma anterior. Con lo cual igual los chavales de 15 años no leen novelas pero leen blogs o lo que sea. (O Wattpad, cabría añadir)
Álvaro: Juan, tú has escrito artículos contra la piratería.
Juan: Cada vez me cabrea menos. Yo pago por contenidos en internet porque creo que es lo correcto, yo pago Filmin. Lo que me cabrea de la piratería es... a ver, a mí la editorial me decía: lo vamos a sacar en e-book a 10 euros. Y yo decía: "No, sacadlo a un euro porque si lo pones a 10 euros lo van a piratear". Y a un euro lo pirateaban igual.
Álvaro: Bueno, pero quizá a ti te parezca normal pagar porque creciste sabiendo que lo normal era pagar 15 o 20 euros por un CD. Pero, ¿los que desde el principio han podido bajarse todo gratis, los que nunca han pagado? ¿Qué les estás contando?
Sole: Es verdad que la gente no está acostumbrada: yo he dado talleres a niños de 11 años y les decía: "Traed vuestra canción favorita". Y luego llegaban, no la habían traído y te decían: "Eso se baja enseguida". Y en un momento se la habían bajado. Y yo les decía: "Bueno chicos, esto es un poco ilegal", y me ponían una cara...
Noel: Antes la gente iba al cine como acto de ocio. Al cine, en abstracto. Por eso había tantos, era una actividad social. Ahora sólo van a tiro hecho, tres veces al año. Y la gente que va al cine un sábado por la tarde, paga la entrada y no le gusta la película, se coge un cabreo y no vuelve a ir al cine más que a películas que sabe que le van a gustar, el resto se las baja. Si es una peli un poco arriesgada, se la baja.
Sole: Esto ya ha pasado antes, es como en la Edad Media. No siempre el artista ha vivido de lo que le daba el consumidor, había mecenas... o el artista vivía como un mendigo. Esto de que algo va a desaparecer porque la gente no paga por ello no lo tengo tan claro. Yo busco la pasta por donde puedo, mecenazgo o lo que sea, pero es ya una cuestión de supervivencia.
Hay una idea que vuelve una y otra vez durante toda la conversación: la dualidad entre lo limitado 'sólido' y lo infinito 'líquido': los discos vs Spotify, las cartas vs los whatsapp, la peli que pagas por ver en el cine vs Popcorn Time, incluso los tuits que permanecen vs. los efímeros snaps. Un mundo viejo donde las cosas se valoraban más porque costaban tiempo, dinero o sacrificio... pero en el que éramos mucho más ignorantes que en el mundo nuevo.
El último ejemplo de este antagonismo es Tinder: relaciones románticas difíciles de conseguir vs mercado infinito donde siempre tenemos un ojo puesto por si sale algo mejor de lo que tenemos.
Noel: Yo miré Tinder cuando estaba soltero y me dio miedo.
Miriam: Es muy divertido. Y te permite asegurarte algo, no es como ir a una discoteca. Estás viendo un perfil, tienes amigos en común, aficiones...
Juan: La gente sigue siendo celosa, aunque use Tinder.
Sole: También se decía que la Ley del Divorcio iba a provocar muchas más rupturas.
Habrá pues que esperar para saber si Tinder es a las relaciones de los jóvenes lo que la Ley del Divorcio fue al matrimonio.
"No es casualidad que los tíos prefieran lo viejo"
Álvaro: Si decimos que nuestra generación está con un pie en cada campo... ¿vosotros dónde estáis más?
Sole: Yo estoy en el ahora, lo nuevo lo veo como liberación.
Miriam: Sí, yo también.
Juan: Yo creo que estoy más en lo antiguo.
Noel: Yo siempre me he movido en círculos donde yo era el más joven, pero a partir de este año me he dado cuenta de que igual quiero ser viejo. Pero no me va nada la manera en la que la gente mayor trata a la juventud con desprecio. Eso de ridiculizar a las fans de One Direction, o el fan-art de Tumblr... Yo no quiero seguir identificándome con los jóvenes, pero desde luego no les voy a mirar por encima del hombro.
Sole: Igual no es casual que los queréis ser viejos seáis los tíos y no las tías. Mis referentes son mujeres que estudiaron y en cuanto se casaron se acabó. Ahora no se ve raro que yo no tenga hijos a los 30. Para nosotras ha ido a mejor.
Ah, la generación X. Todos hemos oído hablar de ellos. Los que vivieron intensamente los 80, y después el grunge, el indie. Kevin Smith, Historias del Kronen.
Ah, los 'millenials'. Todos hemos oído hablar de ellos. Ya sabéis, los NATIVOS DIGITALES que crecieron con un dispositivo en la mano. Youtubers, selfies. Taylor Swift, PXXR GVNG.
Y en medio nosotros, los descolgados. Los nacidos a mediados de los 80 que fuimos niños y adolescentes en el viejo mundo analógico y tratamos de ser adultos en el nuevo mundo digital. Buscando una identidad entre los señores que se frustran con los avances tecnológicos y los chavales que ya ni siquiera ven la tele. Y quizá los únicos capaces de aunar lo mejor de ambas épocas: una generación puente.
Unos adultos jóvenes condenados a ser infelices -eso dicen- por la diferencia entre las expectativas con las que crecimos y la realidad que nos encontramos. Nuestros padres fueron educados en la dureza por nuestros abuelos que habían vivido la posguerra, y al llegar a la vida adulta se encontraron el desarrollo y la bonanza económica. Lo nuestro fue al revés: fuimos criados en esos días de vacas obesas sin que nos faltara de nada... para salir a un panorama inhóspito en el que las cosas no funcionaban como nos habían contado. Con una juventud atravesada por dos cambios de paradigma: la llegada de la era digital y la crisis económica.
Estamos hablando de la generación que tuvo su despertar sensual con Quimi y Valle, que pasó media hora expectante en la butaca del cine para ver aparecer al primer dinosaurio de Parque Jurásico, que tuvo que elegir en el recreo qué Spice Girl era. Los que crecieron en una España noventera que iba tan a tope que lo mismo montaba unos Juegos Olímpicos que una Exposición Universal sin dejar de gritar "Fistro pecadorrrr".
Lo habíamos visto en la tele desde niños: si nos portábamos bien y estudiábamos mucho nos íbamos a comer el mundo. Dos carreras, dos idiomas, y ya seríamos JASP, jóvenes aunque sobradamente preparados. La historia estaba clarísima, vean el vídeo debajo de este párrafo: cuando quedara un puesto directivo vacante se lo darían a la chica joven. "No he tenido más remedio. Es la que mejor ha pasado las pruebas de selección".
Hablamos también de la generación que fue por primera vez a una manifestación en el invierno del 'No a la Guerra', los que se estrenaron como votantes tras el 11-M y tuvieron como primer presidente de su vida adulta a Zapatero. Los que contemplaron el estadillo de la crisis justo cuando salían de la facultad con el título en la mano.
Nos hemos reunido para hablar de todo esto, así que vamos con las presentaciones: Noel Ceballos (articulista, autor del ensayo Internet Safari), Sole Parody (música), Juan Soto Ivars (novelista y reportero en El Confidencial) y Miriam Muñoz (diseñadora gráfica y autora de cómics). Todos ellos nacidos en 1985, igual que el reportero que firma estas líneas, todos cruzando la barrera psicológica de los 30 años. Que empiece la charla.
De "un trabajo seguro" a "un trabajo que te guste"
Arrancamos citando a Juan: "Construimos proyectos vitales en una época que se extinguía. Pedrito quería ser médico y acabó haciendo guardias de 30 horas sin contrato fijo y por un salario perversos. Andrea iba para profesora de Filosofía y hoy tiene suerte porque le permiten impartir clases particulares de inglés. Manuela aseguraba que se haría arquitecta y la línea más sólida que ha dibujado es de la cola del INEM".
Juan: En ese artículo hablaba de que cuando yo era pequeño había unas cosas que podías hacer. Te preguntaban: "¿Qué quieres ser?". Y tú construías todo ese proyecto en torno a una serie de caminos que parecían invulnerables al tiempo. En esa época nos decían que los escritores eran importantes y nos lo creíamos. Ahora llegamos al siglo XXI y parece que ya no.
Álvaro: Te puedo decir lo mismo de los periodistas.
Yo hice la carrera entera y luego fue: “¿Y ahora qué, un máster? Esto es absurdo. No voy a hacer más, voy a cortar este sinsentido de prepararse para la nada“.
Sole: En mi caso, casi lo veo al revés. Toda hecatombe tiene sus grietas y por esas grietas se puede colar la gente 'poco integrada', entre los cuales me incluyo. Yo no tenía muchos planes. Con lo cual ahora que no hay trabajo, si tú no tienes trabajo, no desentonas. Yo ahora vivo de la música, me gano la vida como puedo, vivo en sitios baratos, como poco... Yo lo de ahora lo veo como una ventaja: antes tenías la necesidad de justificar una cierta vida seria.
Juan: Pero yo te hablo de niños, del camino al que parecía que íbamos andando.
Sole: Sí, eso sí, a mí eso me duró hasta la facultad, pero luego... Yo hice la universidad entera y luego fue: "¿Y ahora qué voy a hacer, un máster? Esto es absurdo. No voy a hacer nada más, voy a cortar aquí este sinsentido de prepararse para la nada".
Noel: Nosotros entramos en la facultad en 2003 y salimos en 2008, justo con la crisis. Se hundió todo nada más salir de la universidad.
Álvaro: Cuando teníamos 18 años, en el momento de tomar la decisión más importante, la de "qué estudio"... ahí no había crisis, todo iba guay, no tenías en cuenta ese factor.
Sole: Yo recuerdo que se encontraban curros para estudiantes sin problemas, de camarera o de lo que fuera. Había mogollón de becas, yo estuve toda la carrera con becas.
Juan: Fíjate, cuando empezamos a estudiar había carreras con más salidas o con menos salidas... pero en las que tenían menos salidas te decían: "Bueno, pero te podrás hacer una oposición"
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Álvaro: Hay un estudio usando Google Ngram que dice que en los últimos veinte años la frase "una carrera segura" ha caído en desuso, mientras que lo que ha aumentado es "una carrera que te llene". Cuesta un poco recordar cómo era todo antes de la crisis, pero yo sí tengo la impresión de que se daba por hecho que cuando salieras de la carrera tendrías un trabajo.
Noel: Sí, te podía costar más o menos, se podía ajustar más o menos a lo que tú querías, pero sí.
Miriam: La cuestión no era encontrar un trabajo, era encontrar un trabajo que te fuera a gustar.
Noel: El drama era "igual no me gusta mi curro".
Juan: (Con voz de queja) "¡Yo no quiero estar toda la vida en un trabajo indefinido!" (Risas) Ahora no conozco a nadie de nuestra edad que piense que, aun cotizando, va a tener jubilación. (Se acaba la risa)
Juan Soto Ivars descubriendo que no va a tener pensión cuando sea anciano
Álvaro: ¿Creéis que habríais tomado las mismas decisiones de haber terminado la carrera en mitad de la crisis?
Juan: En 2012 mis decisiones habrían sido totalmente distintas. El otro día di una charla en un instituto, con chicos que están terminando el Bachillerato. Y los planes de muchos son: "Yo voy a estudiar tal carrera para irme fuera", de forma muy natural. Había uno que quería estudiar arquitectura y le tomaban el pelo, en nuestra época el que estudiaba arquitectura era el más listo, el de padres forraos... era una especie de casta y ahora son los pringaos, ¿quién se hace arquitecto?
Miriam: Yo he vivido en Inglaterra dos años. Yo empecé haciendo Filosofía, pero por amor al arte, no porque me plantease una salidad profesional vinculada a la Filosofía. Y cuando estaba a la mitad fue como: "Ostras, hay que currar". Así que me salí e hice diseño gráfico, que también me gustaba. Pero mi primer planteamiento no había sido laboral para nada.
La crisis nos ha dejado una marca de incertidumbre. No haremos las locuras de pedir hipotecas, de comprarnos un piso a lo loco
Sole: A mí me preguntan ahora en las entrevistas sobre la situación de los jóvenes, que la cosa está muy mal... Yo es que no he conocido otra cosa.
Juan: ¡Eso es! Es que por lo menos somos afortunados porque no conocimos lo anterior. En los 90, mi escritor más admirado tenía anticipos de 20.000 euros antes de empezar a escribir. El tío le decía a Planeta: "El año que viene voy a escribir una novela de los tártaros". Y Planeta decía: "20.000 euros". Y ese tío, que vivía así, de pronto se encontró en los años 2000 con que los anticipos empezaban a bajar, a bajar, a bajar... Con 60 años le han desahuciado de su casa y de vivir en el centro de Madrid se ha tenido que mudar a Valladolid y está en la cosa.
Álvaro: O sea que tenemos la suerte de que nuestro primer trabajo ya fue una cosa.
Noel: En el Audiovisual ni te cuento. En los buenos tiempos, por un tratamiento de guión la gente podía vivir cinco años, aunque luego no se hiciera la película.
Sole: Es que era burbuja todo, es lo que estaba creando la crisis. En la cultura era una burbuja obscena.
Noel: Ahora ha salido lo del taquillazo en el cine, es que esto funcionaba así. Con lo que timabas de una película hacías la siguiente y la cosa se iba metiendo debajo de la alfombra. Eso funciona mientras seguía habiendo una industria, pero en el momento que la industria se viene abajo, ya la alfombra rebosa.
Sole: En los buenos tiempos no desarrollas conciencia política.
Noel: Creo que eso nos pasó un poco a todos. Quiero decir, yo igual sí tenía conciencia de antes, pero no 'ejercía'.
Álvaro: La primera vez que yo fui a una manifestación fue...
Sole: ... la del 'No a la guerra'.
Álvaro: Justo.
Noel: Sí, yo también.
Álvaro: ¿Os acordáis de la primera vez que votásteis?
Miriam: ¡Las autonómicas que repitieron! ¡Las del Tamayazo! De hecho yo soy de julio y no voté en las primeras, voté por primera vez en la repetición.
Álvaro: Nuestras primeras generales fueron las primeras de Zapatero.
Juan: Yo fui a Ferraz a celebrarlo.
Noel: Yo no fui pero recuerdo la alegría, porque no se esperaba. Luego vino el desencanto.
Álvaro: Yo me acuerdo de ver todos los días su cartel electoral en el metro, con los ojos exageradamente azules, y el invento de las siglas ZP. Es que Zapatero tenía muchísimo tirón entre los jóvenes en aquella época, de hecho se merendó a IU: después de la primera legislatura les dejó en dos escaños.
Noel: Es que en la primera legislatura de Zapatero, en tiempos de bonanza, hizo cosas buenas. Lo del matrimonio lgtb, la ley de igualdad... el hundimiento vino en la segunda cuando no supo enfrentarse a la crisis.
Según datos del último CIS, Podemos es la primera fuerza entre los nacidos en los 80, con cinco puntos de diferencia sobre el PSOE y Ciudadanos. Quizá sea complicado pedir confianza en los políticos tradicionales a una generación que debutó como votante en unas elecciones repetidas por tras*fuguismo y vio a su primer presidente del Gobierno renegar en el Congreso de todo su ideario.
De hecho, como ya han señalado otros, para entender gran parte de los 8,6 millones de votos de Podemos y Ciudadanos se puede tirar una línea de tiempo: las manifestaciones contra la LOU, el No al guerra, el mileurismo, el "no vas a tener casa en la fruta vida", los minijobs, el 15-M... el 20-D.
'Hay cultura de la juventud, se retrasa la madurez'
Noel: La crisis nos ha dejado marca, una marca de incertidumbre. Nunca creo que hagamos las locuras de pedir hipotecas, de comprarnos un piso a lo loco. Todos sabemos cuál es el precio de eso porque lo hemos visto. Cuando, según nos habían educado, deberíamos estar haciendo todas esas cosas, el panorama estaba fatal y no lo hemos hecho. Los de nuestra generación tenemos esa cicatriz psicológica, no olvidaremos los años duros.
Juan: Nuestros padres nos ensañaron a tener un plan, y lo que nosotros hemos aprendido es que no podemos tener un plan.
Sole: Bueno, yo no tengo ninguna cicatriz. Lo que tampoco tengo es dinero ni estabilidad.
Noel: Ahora todavía hay gente de nuestra edad que se está metiendo en hipotecas, pero ahora nos parece lo raro, cuando en la época de nuestros padres era lo normal.
Juan: Mis amigos de Águilas (Murcia), los del invernadero, los albañiles... son la gente que conozco personalmente que peor ha pasado la crisis con diferencia, yendo a Cáritas. Es gente que dejó el colegio gritándole al profesor a la cara "Gano más dinero que tú".
Noel: Otra cosa es que nuestra generación tardó mucho más en independizarse que las anteriores. Esto lo que crea es una cultura de la adolescencia, o por lo menos retrasa la edad de ingreso en la madurez.
Sole: ¿A qué llamas madurez? A nosotros nos han dicho que madurar es tener un pareja, una casa e hijos. Yo estoy conociendo una madurez de lugares colectivos, de economía compartida, pero al principio pensaba que a lo mejor era infantil porque no se parecía nada a lo de mis padres.
Sole Parody (d) y Miriam Muñoz (i), contentas de no tener que vivir como sus madresSole Parody (d) y Miriam Muñoz (i), contentas de no tener que vivir como sus madres
Noel: Ha nacido una cultura de la juventud. Una de las películas que más me ha gustado este año ha sido 'Mientras seamos jóvenes' de Noah Baumbach. Trata de un matrimonio de cuarentones que conocen a dos veinteañeros y empiezan a actuar como ellos. Yo creo que es un problema de la sociedad, hay un culto a la juventud eterna que en la época de nuestros padres no existía.
Álvaro: En la época de nuestros padres, nadie de 30 años podía ser como somos nosotros ahora a los 30.
Sole: No, ¡pero yo doy gracias! Mi progenitora tenía unas inquietudes y de pronto a los 27 años se casa, me tiene a mí y se acaban las inquietudes.
Miriam: Yo quiero agarrarme a la juventud al máximo. Yo cumplí treinta y dije "Me voy a teñir el pelo de azul".
Juan: Yo la madurez la noto por ejemplo en las tareas del hogar, en el feminismo. Yo en casa de mis padres nunca he fregado un plato. Mi progenitora fregaba y mi padre trabajaba. Mi hermano y yo no hacíamos nada. En mi primer piso compartido no hacía nada. Luego vas teniendo novias, broncas, excusas... van pasando los años y hace mucho que vivo con una chica y ahora soy hiper responsable en ese sentido.
Noel: Eso a nosotros nos ha pillado enmedio. Los de las generaciones anteriores no hacían nada y los de las posteriores ya van a venir al mundo sabiendo que lo normal es hacer ese tipo de tareas. Pero nosotros lo estamos aprendiendo sobre la marcha.
Juan: Yo al principio era un rebotado con el feminismo, de los que dicen: "jorobar con las feminista radicals estas que nos dicen que somos todos unos asesinos". Me sentía interpelado con los asesinatos y la violencia de género. Y no entendía lo básico: "Tío, que tú no friegas". Pero creo que los tíos de diez años más esto lo entienden peor.
Álvaro: Yo también creo que en nuestra generación sí hay una cultura de prolongar la juventud y retrasar la madurez, sobre todo en los tíos. Que se resisten a dejar de vivir como cuando estaban en la universidad, porque la época anterior era mejor.
Noel: Es que también los procesos nostágicos se aceleran. Antes tener 30 años y tener nostalgia de algo anterior no tenía sentido. Ahora ya sí, porque ha cambiado todo tanto... y eso está relacionado con la llegada de internet.
Los últimos adolescentes sin internet
'Escríbele tú, que yo no tengo saldo'
'Escríbele tú, que yo no tengo saldo'
Ni nativos digitales ni adultos peleándose con los avances tecnológicos. La generación del 85 pasó de una infancia analógica a que de repente fuera imprescindible conectarse al Messenger todas las tardes y darse toques con un One Touch Easy en el que seleccionábamos cuidadosamente los pocos SMS que podíamos almacenar.
Sole: El cambio fue instantáneo. Un día sabías por dónde ibas a encontrar a tus amigos y al día siguiente, sin el móvil o el Messenger era imposible quedar.
Álvaro: En el libro de Noel se habla de que nosotros no tenemos nombre porque somos demasiado jóvenes para ser de la generación X, pero, aceptémoslo, somos viejos para ser 'millenials', porque a ver, ¿quién usa Snapchat?
Noel: Yo lo intenté... os juro que lo intenté de verdad.
Sole: ¿Qué es Snapchat?
Álvaro: Diría que es la primera red social que no entendemos.
Juan: Mi padre se ha abierto Facebook y es el despiporre total. Yo espero que no nos pase eso a nosotros con el Facebook del futuro.
Álvaro: El caso es que nosotros somos la última generación que fue adolescente sin internet. La gente más joven que nosotros no sabe lo que es mandar una carta o comprar un disco. Jonás Trueba, que también es de los 80, decía en una entrevista que nuestra misión es enseñar a los chavales que hay cosas anteriores a internet que estaban bien y pueden seguir estándolo.
Noel: En Buzzfeed hicieron un artículo sobre que el nuevo disco de Adele ha sido un fenómeno y mucha gente joven se lo ha querido comprar en CD... y no tenían reproductor en casa o ni siquiera sabían lo que era eso. El artículo enseñaba cómo quitar el celofán... era satírico pero tenía un fondo de verdad: ponían los tuits de chicos diciendo "Me he comprado un CD-ROM, ¿cómo se hace? No tengo donde oírlo".
Noel Ceballos se refugia en la cerveza tras asomarse a los abismos de Snapchat y Tinder
Noel Ceballos se refugia en la cerveza tras asomarse a los abismos de Snapchat y Tinder
Sole: Yo saco mis discos en formato físico, pero porque hay una cosa muy de otra época que es que a los periodistas y a las radios hay que mandárselo para que te hagan caso. Los discos los compran los fans en los conciertos pero en plan fetiche: mi edición en CD son quinientos, que es ridículo comparado con lo de antes.
Miriam: Quinientos es un montón ahora.
Sole: Yo confío en venderlos en un par de años.
Álvaro: A mí es que comprar discos me gustaba mucho.
Noel: E ir al videoclub.
Juan: Antes te comprabas un disco y escuchabas cada canción cien veces y te lo aprendías de memoria.
Miriam: ¿Ahora quién se escucha un disco entero?
Sole: Esto influye hasta en la propia creación. En una sola canción se cambia de ritmo varias veces, meten muchos cortes distintos, no hay estribillo... pero pasa incluso en el mainstream, en Beyoncé. Y en el periodismo también se nota, ¿no? Nadie se va a leer un periódico de papel entero, venga, titulares.
Noel: La parte buena es que con Spotify cualquiera puede tener una cultura musical mucho más amplia, descubres muchas más cosas que antes.
Sole: Sí, a mí me gusta mucho comprar un disco, pero me gusta más escuchar diez.
Juan: Yo ahora en lo musical vivo de las recomendaciones automáticas de la máquina. Lo curioso es que me las apunto en un cuaderno (Risas).
"De niño no habría leído libros teniendo Twitter"
Juan: Yo tengo la sensación de que hay cosas en las que no me voy a poder entender con las nuevas generaciones, porque por ejemplo, libros no leen, y yo quiero escribir libros.
Sole: Sí leen, pero sagas.
Noel: Leen lo que les interesa.
Juan: Ya, el libro del Rubius. Bueno, nosotros leíamos la 'Guía para la vida de Bart Simpson'.
'25 cosas enrolladas que ser de mayor'
'25 cosas enrolladas que ser de mayor'
Álvaro: Yo leía mucho en mi infancia y mi adolescencia hasta que tuve internet. Sospecho que si con diez años hubiera tenido un smartphone con internet, no hubiera pillado un libro de 'Los Cinco' ni de coña. No sé si lo de ahora es mejor o peor.
Noel: Sí, yo leía en verano cuando nos íbamos a una casa y no tenía nada que hacer. Pero si hubiera tenido Twitter, esos libros se quedaban en la estantería.
Sole: Hay que tener cuidado, porque también se dice: "Ya no va gente a los conciertos". Bueno, no van a los tuyos de pop, pero hay otros que se petan. Pero tú no lo ves porque estás haciendo lo tuyo, con el paradigma anterior. Con lo cual igual los chavales de 15 años no leen novelas pero leen blogs o lo que sea. (O Wattpad, cabría añadir)
Álvaro: Juan, tú has escrito artículos contra la piratería.
Juan: Cada vez me cabrea menos. Yo pago por contenidos en internet porque creo que es lo correcto, yo pago Filmin. Lo que me cabrea de la piratería es... a ver, a mí la editorial me decía: lo vamos a sacar en e-book a 10 euros. Y yo decía: "No, sacadlo a un euro porque si lo pones a 10 euros lo van a piratear". Y a un euro lo pirateaban igual.
Álvaro: Bueno, pero quizá a ti te parezca normal pagar porque creciste sabiendo que lo normal era pagar 15 o 20 euros por un CD. Pero, ¿los que desde el principio han podido bajarse todo gratis, los que nunca han pagado? ¿Qué les estás contando?
Sole: Es verdad que la gente no está acostumbrada: yo he dado talleres a niños de 11 años y les decía: "Traed vuestra canción favorita". Y luego llegaban, no la habían traído y te decían: "Eso se baja enseguida". Y en un momento se la habían bajado. Y yo les decía: "Bueno chicos, esto es un poco ilegal", y me ponían una cara...
Noel: Antes la gente iba al cine como acto de ocio. Al cine, en abstracto. Por eso había tantos, era una actividad social. Ahora sólo van a tiro hecho, tres veces al año. Y la gente que va al cine un sábado por la tarde, paga la entrada y no le gusta la película, se coge un cabreo y no vuelve a ir al cine más que a películas que sabe que le van a gustar, el resto se las baja. Si es una peli un poco arriesgada, se la baja.
Sole: Esto ya ha pasado antes, es como en la Edad Media. No siempre el artista ha vivido de lo que le daba el consumidor, había mecenas... o el artista vivía como un mendigo. Esto de que algo va a desaparecer porque la gente no paga por ello no lo tengo tan claro. Yo busco la pasta por donde puedo, mecenazgo o lo que sea, pero es ya una cuestión de supervivencia.
Hay una idea que vuelve una y otra vez durante toda la conversación: la dualidad entre lo limitado 'sólido' y lo infinito 'líquido': los discos vs Spotify, las cartas vs los whatsapp, la peli que pagas por ver en el cine vs Popcorn Time, incluso los tuits que permanecen vs. los efímeros snaps. Un mundo viejo donde las cosas se valoraban más porque costaban tiempo, dinero o sacrificio... pero en el que éramos mucho más ignorantes que en el mundo nuevo.
El último ejemplo de este antagonismo es Tinder: relaciones románticas difíciles de conseguir vs mercado infinito donde siempre tenemos un ojo puesto por si sale algo mejor de lo que tenemos.
Noel: Yo miré Tinder cuando estaba soltero y me dio miedo.
Miriam: Es muy divertido. Y te permite asegurarte algo, no es como ir a una discoteca. Estás viendo un perfil, tienes amigos en común, aficiones...
Juan: La gente sigue siendo celosa, aunque use Tinder.
Sole: También se decía que la Ley del Divorcio iba a provocar muchas más rupturas.
Habrá pues que esperar para saber si Tinder es a las relaciones de los jóvenes lo que la Ley del Divorcio fue al matrimonio.
"No es casualidad que los tíos prefieran lo viejo"
Álvaro: Si decimos que nuestra generación está con un pie en cada campo... ¿vosotros dónde estáis más?
Sole: Yo estoy en el ahora, lo nuevo lo veo como liberación.
Miriam: Sí, yo también.
Juan: Yo creo que estoy más en lo antiguo.
Noel: Yo siempre me he movido en círculos donde yo era el más joven, pero a partir de este año me he dado cuenta de que igual quiero ser viejo. Pero no me va nada la manera en la que la gente mayor trata a la juventud con desprecio. Eso de ridiculizar a las fans de One Direction, o el fan-art de Tumblr... Yo no quiero seguir identificándome con los jóvenes, pero desde luego no les voy a mirar por encima del hombro.
Sole: Igual no es casual que los queréis ser viejos seáis los tíos y no las tías. Mis referentes son mujeres que estudiaron y en cuanto se casaron se acabó. Ahora no se ve raro que yo no tenga hijos a los 30. Para nosotras ha ido a mejor.