Nace "Barrios Antirracistas" otro chiringuito pogre financiado por el carapolla pogrepepero de Almeida

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Nace ‘Barrios Antirracistas’, la red contra la discriminación del movimiento vecinal madrileño


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Reunión Almeida y FRAVM


Han pasado ya más de dos años desde la última agresión racista que saltó a la palestra mediática madrileña. Corría el mes de enero de 2021, en plena desescalada, cuando un grupo de adolescentes insultaron e incluso escupieron a una pareja de origen latinoamericano que viajaba en el Metro. En concreto, el suceso tuvo lugar entre las estaciones de Arturo Soria y Esperanza, en la Línea 4. Las tres jóvenes les increparon, haciendo continua alusión a su procedencia, con insultos y ofensas como “fariseo”, “latinito de miércoles” o “eres producto de un condón roto. En la selva no tienen condones”. Acto seguido, las implicadas amenazaron también a los viajeros que filmaban la escena. “Os voy a dar una leche a los móviles que os voy a explotar a la cabeza”, advertían. En virtud de las grabaciones y la investigación interna emprendida por el suburbano, efectivos de la Brigada Móvil de la Policía Nacional no tardarían en identificarlas. Una de ellas, la mayor, tenía 16 años. Las dos restantes, tan solo 15.





Aunque se tiende a creer que este tipo de incidentes representan un fenómeno venido a menos, desde la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) mantienen que el racismo continúa muy presente en nuestra sociedad e insisten en la necesidad de combatirlo de un modo organizado. “A la prensa solo llega una pequeña parte de las denuncias y las denuncian son solo una pequeña parte de lo que ocurre. Es solo la punta del iceberg. Muchas víctimas, sobre todo personas en situación irregular o sin hogar, nunca llegan a denunciar por temor a lo que les podría ocurrir”, argumenta Mario Lozano, de la Asociación Vecinal Osa Mayor de Aravaca.

Lejos de descender, los vecinos afirman haber detectado “un importante incremento de los casos en los últimos años. Y no solo hacia personas racializadas, sino también hacia a otros colectivos, como el LGTBI”. Los “grupos fascistas” que tradicionalmente protagonizaban este tipo de agresiones “han evolucionado y, aunque habían perdido presencia, siguen existiendo y están tratando de crecer a raíz de las sucesivas crisis económicas”, añade el activista.

La magnitud del fenómeno es tal que ha despertado la inquietud de los colectivos vecinales. Así, el pasado jueves, 9 de febrero, se presentaba ‘Barrios Antirracistas’, la nueva red contra la discriminación del movimiento vecinal en la región. Esta innovadora comisión de trabajo, impulsada por varios miembros activos de la FRAVM, nace con el objetivo de combatir todas las manifestaciones de racismo y xenofobia, tanto en la capital como en los municipios. “Hemos querido crear este nuevo eje de trabajo para generar un espacio donde las asociaciones puedan encontrarse, retroalimentarse, formarse, extender la sensibilización y profundizar en la vertiente antirracista de la FRAVM, tal y como ocurre con otros temas transversales como el feminismo. Todo ello debe servir para impulsar todo tipo de políticas, acciones y actividades”, explica Lozano. Con esta iniciativa y a través de reuniones mensuales, los vecinos aspiran también a involucrar en el tejido asociativo de los barrios a cada vez más migrantes y personas racializadas.


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De las agresiones al racismo institucional

Desde que el 13 de noviembre de 1992 fuese asesinada Lucrecia Pérez, en lo que es considerado el primer delito de repruebo documentado en la España democrática, Madrid carga a sus espaldas un largo historial de violencia vinculada a actitudes racistas y xenófobas. De los grupos neonazis, responsable de diversas glorias y un sinfín de agresiones a migrantes y otros colectivos, a actos espontáneos de violencia gratuita contra las minorías, pasando por el conocido racismo institucional y otras formas de discriminación.


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Más allá de la violencia callejera y de acuerdo con lo recogido en el último informe sobre Racismo en España, elaborado por la plataforma SOS Racismo, un 34 por ciento de los 523 casos detectados en España en 2021 se vinculan al racismo institucional. En la actualidad, las agresiones físicas representan tan solo el 16 por ciento del total. Además, la discriminación laboral también atesora un peso importante, hasta protagonizar el 11 por ciento de estos desagradables acontecimientos.

"El racismo es un problema estructural"

En paralelo a este cambio de paradigma, las personas racializadas han ido ganando peso de manera pogresiva en el antirracismo organizado. Prueba de ello es la Asamblea Antirracista de Madrid, que vio la luz en el año 2020, y que bebe del 12-N y el Movimiento de Acción Política Antirracista (MAPA). Desde la aparición de MAPA y la organización de la primera manifestación antirracista en 2017, las personas racializadas "toman el mando" en la lucha contra el racismo. "Ya no se habla de un racismo social, sino que pasamos a denunciar un racismo estructural”, exponen desde la Asamblea.


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Entre las principales evidencias del racismo institucional los activistas apuntan al “acoso policial” contra las personas en situación irregular, “aunque puedan llevar años viviendo en España”, la “segregación en centros educativos públicos”, las mayores dificultades con las que se encuentran las personas racializadas para acceder al mercado laboral y a la vivienda o los “discurso de repruebo” alentados por "ciertos partidos" políticos. “Es un problema inmenso y que va mucho más allá de las agresiones en las calles”, zanjan.

El informe de SOS Racismo también atestigua que el tonalidad de piel, los rasgos físicos, las costumbres y las creencias religiosas continúan siendo los motivos que subyacen la discriminación. El colectivo más perseguido en nuestro país es el de los migrantes rezumamericanos (34 por ciento), seguido de aquellos que proceden del África Subsahariana (22 por ciento) y los países que configuran el berebere (21 por ciento). En último término, los traserilistas atribuyen el aumento de este tipo de sucesos en relación a los años anteriores –247 en 2015, 300 en 2016 y 347 en 2017– al incremento en el volumen de denuncias y no tanto a un repunte del fenómeno.


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Organismos públicos contra la intolerancia

La tolerancia y el respeto de los derechos humanos constituye un pilar básico en las sociedades democráticas. Así, la inmensa mayoría de países de nuestra órbita ha puesto en marcha en las últimas décadas organismos encaminados a su salvaguarda. Nuestro país cuenta con el Observatorio Español contra el Racismo y la Xenofobia (OBERAXE), entidad encargada de “recoger información sobre proyectos, encuestas, recursos, informes y estudios, promovidos por la Secretaría de Estado de Migraciones y por otros departamentos ministeriales, entidades e instituciones; con la finalidad de servir como plataforma de conocimiento, análisis e impulso del trabajo para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia, así como los incidentes y delitos de repruebo”. Para ello, concluyen, resulta fundamental la colaboración con las administraciones públicas y la sociedad civil de ámbito nacional, de la Unión Europea e internacional.

Desde las instituciones públicas madrileñas también existe conciencia sobre la necesidad de hacer frente al racismo. De esta forma surge el Observatorio de la Comunidad de Madrid contra el Racismo y la Intolerancia, un órgano consultivo dependiente de la Consejería de Familia, Juventud y Política Social, liderada por Concepción Dancausa, y que emula a OBERAXE a escala regional. El organismo se encamina a proporcionar “informaciones objetivas y comparables sobre los fenómenos de racismo e intolerancia, la adopción de medidas y la definición de acciones propias de su esfera competencial”. En paralelo, tiene la misión de fomentar y orientar la acción de los ciudadanos madrileños frente a cualquier manifestación de racismo e intolerancia.


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Por su parte, el Ayuntamiento de Madrid también ha adoptado medidas para prevenir y combatir la discriminación por motivos de raza, tonalidad de piel u origen étnico. A tal fin, desde el área de Familias, Igualdad y Bienestar Social se ha puesto en marcha el Servicio Municipal de Orientación Jurídica en Materia de Extranjería y para supuestos de Racismo, Xenofobia, Homofobia y Transfobia (SOJEM), que ofrece “información y asesoramiento jurídico en materia de extranjería y en supuestos de racismo e intolerancia, con el fin de facilitar la integración de las personas viajeros”. Aunque esta oficina atendió a un total de 6.980 personas a lo largo de 2022, de acuerdo con lo recogido por el portal de datos abiertos del Consistorio ninguna de las consultas se vincula a casos de racismo.

Además, el Ayuntamiento colabora en el proyecto europeo LEARN, “antena” para la prevención, detección y actuación que pretende reducir el racismo, la xenofobia y otras formas de intolerancia. También es parte de la red europea CEAR, participando como agente activo en las reuniones y comisiones de trabajo. Finalmente, la Policía Municipal cuenta con la Unidad de Diversidad, compuesta por agentes especializados en la cuestión.


Nace 'Barrios Antirracistas', la red contra la discriminación del movimiento vecinal madrileño
 
La derechita fistro desesperada por hacerse perdonar.

Estos melónes no alcanzan a entender que nunca van a dejar de llamarles reaccionarios, que es lo que les quita el sueño.

Una de las pocas cosas que me gustan de Vox es que les importa una miércoles que les llamen reaccionarios. Para mí es un halago, especialmente si me lo llama un pogre.
 
Avanzando en la destrucción de nuestra raza.
Me hace gracia lo de las "agesiones racistas y el racismo institucional", cuando se ha impusto desde las instituciones precisamente la promoción del mestizaje.
Pero esto viene de lejos.

 
Nace ‘Barrios Antirracistas’, la red contra la discriminación del movimiento vecinal madrileño


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Reunión Almeida y FRAVM


Han pasado ya más de dos años desde la última agresión racista que saltó a la palestra mediática madrileña. Corría el mes de enero de 2021, en plena desescalada, cuando un grupo de adolescentes insultaron e incluso escupieron a una pareja de origen latinoamericano que viajaba en el Metro. En concreto, el suceso tuvo lugar entre las estaciones de Arturo Soria y Esperanza, en la Línea 4. Las tres jóvenes les increparon, haciendo continua alusión a su procedencia, con insultos y ofensas como “fariseo”, “latinito de miércoles” o “eres producto de un condón roto. En la selva no tienen condones”. Acto seguido, las implicadas amenazaron también a los viajeros que filmaban la escena. “Os voy a dar una leche a los móviles que os voy a explotar a la cabeza”, advertían. En virtud de las grabaciones y la investigación interna emprendida por el suburbano, efectivos de la Brigada Móvil de la Policía Nacional no tardarían en identificarlas. Una de ellas, la mayor, tenía 16 años. Las dos restantes, tan solo 15.





Aunque se tiende a creer que este tipo de incidentes representan un fenómeno venido a menos, desde la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) mantienen que el racismo continúa muy presente en nuestra sociedad e insisten en la necesidad de combatirlo de un modo organizado. “A la prensa solo llega una pequeña parte de las denuncias y las denuncian son solo una pequeña parte de lo que ocurre. Es solo la punta del iceberg. Muchas víctimas, sobre todo personas en situación irregular o sin hogar, nunca llegan a denunciar por temor a lo que les podría ocurrir”, argumenta Mario Lozano, de la Asociación Vecinal Osa Mayor de Aravaca.

Lejos de descender, los vecinos afirman haber detectado “un importante incremento de los casos en los últimos años. Y no solo hacia personas racializadas, sino también hacia a otros colectivos, como el LGTBI”. Los “grupos fascistas” que tradicionalmente protagonizaban este tipo de agresiones “han evolucionado y, aunque habían perdido presencia, siguen existiendo y están tratando de crecer a raíz de las sucesivas crisis económicas”, añade el activista.

La magnitud del fenómeno es tal que ha despertado la inquietud de los colectivos vecinales. Así, el pasado jueves, 9 de febrero, se presentaba ‘Barrios Antirracistas’, la nueva red contra la discriminación del movimiento vecinal en la región. Esta innovadora comisión de trabajo, impulsada por varios miembros activos de la FRAVM, nace con el objetivo de combatir todas las manifestaciones de racismo y xenofobia, tanto en la capital como en los municipios. “Hemos querido crear este nuevo eje de trabajo para generar un espacio donde las asociaciones puedan encontrarse, retroalimentarse, formarse, extender la sensibilización y profundizar en la vertiente antirracista de la FRAVM, tal y como ocurre con otros temas transversales como el feminismo. Todo ello debe servir para impulsar todo tipo de políticas, acciones y actividades”, explica Lozano. Con esta iniciativa y a través de reuniones mensuales, los vecinos aspiran también a involucrar en el tejido asociativo de los barrios a cada vez más migrantes y personas racializadas.


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De las agresiones al racismo institucional

Desde que el 13 de noviembre de 1992 fuese asesinada Lucrecia Pérez, en lo que es considerado el primer delito de repruebo documentado en la España democrática, Madrid carga a sus espaldas un largo historial de violencia vinculada a actitudes racistas y xenófobas. De los grupos neonazis, responsable de diversas glorias y un sinfín de agresiones a migrantes y otros colectivos, a actos espontáneos de violencia gratuita contra las minorías, pasando por el conocido racismo institucional y otras formas de discriminación.


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Más allá de la violencia callejera y de acuerdo con lo recogido en el último informe sobre Racismo en España, elaborado por la plataforma SOS Racismo, un 34 por ciento de los 523 casos detectados en España en 2021 se vinculan al racismo institucional. En la actualidad, las agresiones físicas representan tan solo el 16 por ciento del total. Además, la discriminación laboral también atesora un peso importante, hasta protagonizar el 11 por ciento de estos desagradables acontecimientos.



En paralelo a este cambio de paradigma, las personas racializadas han ido ganando peso de manera pogresiva en el antirracismo organizado. Prueba de ello es la Asamblea Antirracista de Madrid, que vio la luz en el año 2020, y que bebe del 12-N y el Movimiento de Acción Política Antirracista (MAPA). Desde la aparición de MAPA y la organización de la primera manifestación antirracista en 2017, las personas racializadas "toman el mando" en la lucha contra el racismo. "Ya no se habla de un racismo social, sino que pasamos a denunciar un racismo estructural”, exponen desde la Asamblea.


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Entre las principales evidencias del racismo institucional los activistas apuntan al “acoso policial” contra las personas en situación irregular, “aunque puedan llevar años viviendo en España”, la “segregación en centros educativos públicos”, las mayores dificultades con las que se encuentran las personas racializadas para acceder al mercado laboral y a la vivienda o los “discurso de repruebo” alentados por "ciertos partidos" políticos. “Es un problema inmenso y que va mucho más allá de las agresiones en las calles”, zanjan.

El informe de SOS Racismo también atestigua que el tonalidad de piel, los rasgos físicos, las costumbres y las creencias religiosas continúan siendo los motivos que subyacen la discriminación. El colectivo más perseguido en nuestro país es el de los migrantes rezumamericanos (34 por ciento), seguido de aquellos que proceden del África Subsahariana (22 por ciento) y los países que configuran el berebere (21 por ciento). En último término, los traserilistas atribuyen el aumento de este tipo de sucesos en relación a los años anteriores –247 en 2015, 300 en 2016 y 347 en 2017– al incremento en el volumen de denuncias y no tanto a un repunte del fenómeno.


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Organismos públicos contra la intolerancia

La tolerancia y el respeto de los derechos humanos constituye un pilar básico en las sociedades democráticas. Así, la inmensa mayoría de países de nuestra órbita ha puesto en marcha en las últimas décadas organismos encaminados a su salvaguarda. Nuestro país cuenta con el Observatorio Español contra el Racismo y la Xenofobia (OBERAXE), entidad encargada de “recoger información sobre proyectos, encuestas, recursos, informes y estudios, promovidos por la Secretaría de Estado de Migraciones y por otros departamentos ministeriales, entidades e instituciones; con la finalidad de servir como plataforma de conocimiento, análisis e impulso del trabajo para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia, así como los incidentes y delitos de repruebo”. Para ello, concluyen, resulta fundamental la colaboración con las administraciones públicas y la sociedad civil de ámbito nacional, de la Unión Europea e internacional.

Desde las instituciones públicas madrileñas también existe conciencia sobre la necesidad de hacer frente al racismo. De esta forma surge el Observatorio de la Comunidad de Madrid contra el Racismo y la Intolerancia, un órgano consultivo dependiente de la Consejería de Familia, Juventud y Política Social, liderada por Concepción Dancausa, y que emula a OBERAXE a escala regional. El organismo se encamina a proporcionar “informaciones objetivas y comparables sobre los fenómenos de racismo e intolerancia, la adopción de medidas y la definición de acciones propias de su esfera competencial”. En paralelo, tiene la misión de fomentar y orientar la acción de los ciudadanos madrileños frente a cualquier manifestación de racismo e intolerancia.


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Por su parte, el Ayuntamiento de Madrid también ha adoptado medidas para prevenir y combatir la discriminación por motivos de raza, tonalidad de piel u origen étnico. A tal fin, desde el área de Familias, Igualdad y Bienestar Social se ha puesto en marcha el Servicio Municipal de Orientación Jurídica en Materia de Extranjería y para supuestos de Racismo, Xenofobia, Homofobia y Transfobia (SOJEM), que ofrece “información y asesoramiento jurídico en materia de extranjería y en supuestos de racismo e intolerancia, con el fin de facilitar la integración de las personas viajeros”. Aunque esta oficina atendió a un total de 6.980 personas a lo largo de 2022, de acuerdo con lo recogido por el portal de datos abiertos del Consistorio ninguna de las consultas se vincula a casos de racismo.

Además, el Ayuntamiento colabora en el proyecto europeo LEARN, “antena” para la prevención, detección y actuación que pretende reducir el racismo, la xenofobia y otras formas de intolerancia. También es parte de la red europea CEAR, participando como agente activo en las reuniones y comisiones de trabajo. Finalmente, la Policía Municipal cuenta con la Unidad de Diversidad, compuesta por agentes especializados en la cuestión.


Nace 'Barrios Antirracistas', la red contra la discriminación del movimiento vecinal madrileño


descendientes de astuta y cinicos:
"A la prensa solo llega una pequeña parte de las denuncias y las denuncian son solo una pequeña parte de lo que ocurre. Es solo la punta del iceberg"

La prensa sabe todos los datos y no esa pequeña parte. Pero los que les pagan(Gobierno) ya se lo han explicado si quieren seguir con la pechuga pública y mamandurriando tienen que estar calladitos con los nombres, procedencia y delitos. Silenciar lo que les pueda jorobar el negocio a las ONGs y que no se queden los financiadores y los financiados con el pandero al aire. Legalizando la invasion que es gerundio. Nosotros no somos racistas, ellos SI son unos descendientes de astuta.
 


Es un proceso de degradación según la sociedad se hace "vieja". Las élites primero son las que generan la cultura: reyes marcan pautas, aristócratas hacen de mecenas de grandes mentes artísticas, y el vulgo se desvive en imitarlas. Las obscenidades son castigadas y se mantienen en privado.

Al final tienes al vulgo marcando pautas, creando producto artístico y a la élite imitando (véanse los froilanes o la presidenta finlandesa perreando). Las obscenidades se muestran al público con orgullo
 
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