Muñoz Grandes se presentó con la esvástica y la Cruz de Hierro en EEUU para recibir la máxima distinción militar de ese país a manos de su presidente

El Gran Cid

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*Que mejor día que hoy, 18 de julio, para recordar a este héroe español cuyos méritos militares fueron reconocidos por sus enemigos.

Allí, en EEUU, se entrevistó con los generales Ridgway y McArthur y el 23 de octubre de 1954 fue condecorado con la Cruz de la Legión del Mérito en el grado de Comendador personalmente por el presidente Eisenhower, que, para hacerlo, interrumpió su campaña electoral.

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Aquí se explica:

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Sacado de este libro:

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Cruz de Hierro con Hojas de Roble:

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Agustín Muñoz Grandes

Biografía

Muñoz Grandes, Agustín. Madrid, 27.I.1896 – 11.VII.1970. Militar, capitán general del Ejército, ministro.

*He recortado la primera parte de su biografía:


El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española. Muchas cosas cambiaron en España que afectaron en forma especial al Ejército. El 25 de abril la mayor parte de los jefes y oficiales de la Fuerzas Armadas españolas, en cumplimiento del Decreto del Ministerio de la Guerra del 22 de dicho mes, prometieron servir bien y fielmente a la recién nacida República; palabra que fue dada de buena fe, aunque con diferente entusiasmo, por muchos militares destacados, como Queipo de Llano, Cabanellas, Mola, Aranda, Franco, Yagüe y el propio Muñoz Grandes. El 3 de febrero de 1932, tras diez meses de servicio en jovenlandia, quedó en situación de disponible en Guadalajara, incorporándose a la Caja de Reclutas n.º 3 de Toledo, donde permaneció olvidado durante casi un año y medio.
El 12 de septiembre de 1933 cayó el cuarto gobierno republicano y el tercero de Azaña, formando gobierno Lerroux. El 23 de septiembre de 1933, Muñoz Grandes fue destinado a mandar los Guardias de Asalto. Los Guardias de Asalto fueron una unidad de orden público fundamental, que llegaría a estar compuesta por varias decenas de miles de hombres bien seleccionados, que tuvieron una participación muy activa en el mantenimiento del orden, durante aquellos turbulentos días, incluida la represión de la Revolución de Asturias de 1934.
Por su falta de sintonía con el tercer gobierno de Lerroux y con el rumbo que tomaba la Segunda República, el 1 de enero de 1935, Muñoz Grandes fue apartado del mando de los Guardias de Asalto. Quedó en situación de disponible, para ser destinado en septiembre al Regimiento de Infantería Galicia n.º 19, de servicio en Asturias. En noviembre volvió de nuevo a África como delegado de Asuntos Indígenas de la Alta Comisaría de España en jovenlandia e interventor general del Rif. El 31 de diciembre ascendió a coronel quedando disponible en jovenlandia «al servicio del Protectorado». El 7 de julio de 1936, a petición propia, pasó a la situación de disponible forzoso en la 5.ª División de Sigüenza-Guadalajara. En estas fechas parece que formó parte del grupo de oficiales que en Madrid preparaban el levantamiento contra el Gobierno del Frente Popular que habría de estallar el 18 de julio de ese mismo año.
Su fracaso en Madrid supuso para los militares desafectos al Gobierno la persecución y detención por las fuerzas de orden público fieles al recién nacido Gobierno Giral y por las milicias políticas anarquistas, comunistas y socialistas que se hicieron con el control de la España frentepopulista. El 24 de julio, Muñoz Grandes fue detenido en Madrid e internado en la guandoca Modelo, en la que salvó la vida, a pesar de los numerosos fusilamientos que mermaron la población carcelaria. El 21 de marzo de 1937, tras nueve meses de prisión, logró evadirse con la más que probable ayuda de su buen amigo el doctor Gómez Ulla, impulsor de la cirugía de guerra, que le había operado de varias de sus graves heridas de jovenlandia, para llegar el día 25, a través de Valencia, a la llamada zona nacional.
A los cinco días se hizo cargo del mando de la 2.ª Brigada Navarra perteneciente a la Agrupación que mandaba Solchaga, con la que operó los meses siguientes en el frente norte, participando en la liberación de Santander, para después dominar los puertos de Reinosa y El Escudo, abriendo la vía hacia Asturias, para entrar en Oviedo y Gijón. Con la 2.ª y 3.ª Brigadas Navarras bajo su mando, enlazó el VIII Cuerpo de Ejército con la División de Navarra, ocupando Cangas de Onís y Villaviciosa. En Asturias lograron romper las líneas del Ejercito Popular e hicieron varios miles de prisioneros. Posteriormente, desempeñó Muñoz Grandes un papel destacado en la batalla de Teruel, participando en los combates que se desarrollaron con temperaturas extremadamente bajas, hasta bien entrado el mes de febrero de 1938.
El 1 de marzo de 1938 fue nombrado jefe de la 150.ª División jovenlandés, con la que participó en la ruptura del frente de Aragón, entrando en Belchite y llegando hasta Lérida. En abril de 1938 se hizo cargo del mando del Cuerpo de Ejército de Navarra, que, junto con las fuerzas mandadas por Moscardó y Solchaga, aniquiló la resistencia de la bolsa del valle de Bielsa defendida por la 43.ª División republicana del coronel Beltrán.
El 12 de mayo ascendió a general de brigada por méritos de guerra para, a finales de junio, hacerse cargo del mando del Cuerpo de Ejército de Urgel, con el que participó en la crucial batalla del Ebro. Las fuerzas de Muñoz Grandes, en unión con las de García Valiño, Solchaga y Gambara —doscientos sesenta mil hombres— iniciaron la victoria en Cataluña, llegando hasta la frontera con Francia.
Terminada la guerra, pasó a formar parte del Gobierno, siendo nombrado, el 9 de agosto de 1939, secretario general de Falange Española Tradicionalista (FET) y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS), cargo del que dimitió el 15 de marzo de 1940. Durante su corta estancia como ministro, destacaron sus circulares n.º 74, en la que exigió austeridad, y la n.º 75, en la que pidió generosidad en el acogimiento de los combatientes del bando contrario que no hubieran cometido delitos de sangre. Buena muestra de su forma de ser.
El 12 de julio, fue nombrado jefe de la 22.ª División y gobernador militar del Campo de Gibraltar, participando activamente en los planes desarrollados por el Ejército español en torno a la colonia británica, como consecuencia de la guerra que ya enfrentaba a Gran Bretaña con Alemania e Italia. El 21 de enero de 1941, ascendió a general de división, siéndole conferido a los pocos meses el mando de la que fue denominada División Azul. A instancias de Serrano Suñer, se había iniciado el 28 de junio de 1941 el alistamiento de voluntarios españoles para luchar en el frente ruso contra el comunismo, siete días después de haber comenzado la oleada turística de Rusia por parte alemana. Los cuadros de mando, oficiales y suboficiales, fueron elegidos dentro del Ejército, así como buena parte de la tropa, siendo los voluntarios falangistas un tercio del total. Franco, su jefe de Alhucemas, confió el mando de esta Gran Unidad a Muñoz Grandes, que compartía con él el motivo por el que se enviaba a los soldados españoles a luchar contra los bolcheviques.
Tras una corta estancia en el campamento de Grafenwöhr, donde se equipó y organizó la División, emprendió una durísima marcha a pie de casi mil kilómetros para incorporarse al Grupo de Ejército Norte de la Wehrmacht, mandado por Von Leeb, en la zona de Leningrado. Durante los diecisiete meses que estuvo mandada por Muñoz Grandes, la División Azul participó en los violentos combates que lograron establecer una cabeza de puente en las orillas del río Volchov que se mantuvo hasta diciembre de 1941. Durante el terrible invierno ruso, los españoles combatieron en condiciones extremas, con temperaturas que sobrepasaron los 50° bajo cero. Como ejemplo de las muchas acciones realizadas puede servir la que protagonizó el capitán Ordás, al mando de la compañía de esquiadores, que recibió la orden directa del general de socorrer a una unidad alemana cercada en Wswad, misión que exigió cruzar el helado lago Ilmen entre continuos combates. El general y Ordás mantuvieron un continuo cruce de mensajes de radio. Ordás rompió el cerco y llegó a Wswad. Esta acción (de doscientos seis hombres iniciales, quedaron doce), junto a otras muchas, granjeó a los hombres de la División fama de bravos y duros soldados, tanto entre los alemanes como entre sus enemigos soviéticos.
En marzo de 1942 los rusos rompieron el frente alemán entre las Divisiones 215 y 116, llegando en su avance hasta su retaguardia. La Wehrmacht reaccionó, embolsando y eliminando a las fuerzas soviéticas en la zona del Volchov. En esta operación, que se desarrolló a lo largo de cuatro meses, hasta junio de 1942, la División Azul tuvo un papel muy destacado, para en agosto ser trasladada al frente de Leningrado con el fin de participar en la conquista de la ciudad. El desastre de Stalingrado obligó a suspender esta operación, teniendo que guarnecer los españoles el frente entre Pushkin y Kolpino, un sector en el que los combates fueron muy duros, provocando numerosas bajas entre los divisionarios. El 12 de diciembre de 1942, Muñoz Grandes fue ascendido por méritos de guerra a teniente general, y el 19 de ese mes entregó el mando de la División al general Esteban Infantes. Entre otras condecoraciones alemanas, el Fürher le concedió el 13 de marzo de 1942 la Insignia de Caballero de la Orden de la Cruz de Hierro con las Hojas de Roble.
Tras ser designado procurador en Cortes, el 2 de marzo 1943 fue nombrado jefe de la Casa Militar del Jefe del Estado, para dos años después, hacerse cargo de la Capitanía General de la 1.ª Región Militar, mando que ejerció hasta el 19 de julio de 1952, entrando de nuevo en el Gobierno como ministro del Ejército. Previamente había sido nombrado consejero del reino. Permaneció como ministro hasta el 25 de febrero de 1957; a su cese, por Decreto de 27 de ese mes, se le exalta a la categoría de capitán general del Ejército, empleo que ostentará hasta su fin.
Durante su segunda etapa en el Gobierno, fue un decidido impulsor del entendimiento con los Estados Unidos, hasta lograr un acuerdo que rompió el bloqueo que había sufrido España desde el final de la Segunda Guerra Mundial y que permitió iniciar la modernización de los Ejércitos españoles. Su esfuerzo fue reconocido por los americanos, que recibieron con expectación al antiguo jefe de la División Azul en la visita oficial que en el 1954 realizó a Estados Unidos. Allí se entrevistó con los generales Ridgway y McArthur y el 23 de octubre fue condecorado con la Cruz de la Legión del Mérito en el grado de Comendador personalmente por el presidente Eisenhower, que, para hacerlo, interrumpió su campaña electoral.
Muchas fueron las condecoraciones, españolas y extranjeras, que se otorgaron a Muñoz Grandes en los años siguientes, pero es de destacar que, además de esta alta distinción americana, en el año 1961 recibió la Gran Cruz de la Legión de Honor en grado de Gran Oficial que le concedió el general De Gaulle, presidente de la República Francesa, y la Gran Cruz del Mérito Civil de la República Federal Alemana, que le concedió su presidente Adenauer. Posiblemente fue uno de los muy pocos casos en que, habiendo sido condecorado por Hitler, lo fue también por sus directos oponentes en la Segunda Guerra Mundial: Eisenhower, De Gaulle y Adenauer, lo que prueba el reconocimiento a la vida de un soldado que luchó siempre por su país (en su última campaña en Rusia), y en defensa de sus ideas como militar.
El 6 de junio de 1958 fue nombrado jefe del Alto Estado Mayor, y el 10 de julio de 1962 entró por tercera vez en el Gobierno como vicepresidente. Representó a España en el funeral por el asesinado presidente Kennedy, celebrado en Washington. Cesó el 27 de enero de 1966, siendo relevado por el almirante Carrero Blanco, y continuando hasta su fin como jefe del Alto Estado Mayor. Franco, conocedor de que ya estaba gravemente enfermo, no quiso relevarlo, aunque el 27 de enero de 1966 había pasado a la situación de retiro por haber cumplido la edad reglamentaria. Previamente, en 1964, había sido nombrado Consejero Nacional del Movimiento y, en diciembre de 1967, vicepresidente del Consejo del Reino. En su última etapa política, luchó por impulsar una línea de honestidad y austeridad en la Administración y por la creación de una estructura que sobreviviese a la fin de Franco.
A las Grandes Cruces de Isabel la Católica, de Guerra y Palma de Plata de Falange (1944), Cisneros y Carlos III, (años 1956 y 1957), Gran Collar de la Orden Imperial del Yugo y de las Flechas (1967) y a la Orden Piana, que le concedió Su Santidad Pablo VI (1967), se unió el Gran Collar de la Orden de Cisneros, que recibió en 1970. Este militar tantas veces galardonado, nunca exhibió distintivos, pasadores ni condecoración alguna, salvo la Medalla Militar individual en ocasiones de gala. Falleció a los setenta y cuatro años. Su vida militar al servicio de España se puede resumir en nueve heridas de bala, recibidas en siete diferentes acciones de combate y en cuatro ascensos por méritos de guerra. Su entierro fue presidido por el entonces príncipe de España y su funeral oficial, por el jefe del Estado, generalísimo Franco.

Agustín Muñoz Grandes | Real Academia de la Historia


PD: UN VERDADERO SEMIDIÓS ESPAÑOL. Debemos recuperar ese orgullo español, muy típico de nuestra forma de ser, hasta que el marxismo cultural ha penetrado en nuestra educación para adoctrinar a las generaciones post 75.
 
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Ese es el orgullo español que hemos perdido por los enemigos de España.

Cuando estudié la asignatura de Historia Moderna I de España, me encontré con este relato de un viajero extranjero por España en el siglo XVII. La verdad es que me resultó muy divertido cómo explica nuestro mítico orgullo que la antiEspaña nos ha quitado:

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Eso es cierto, lo que no ha cambiado es el pagafantismo sano, que ahora no solo es social, sino doctrinal, forma parte de la ideologia politica de este pais
 
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