Clavisto
Será en Octubre
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- 10 Sep 2013
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"Corazón salvaje" me dejó buen tonalidad en los ojos: la golférrima progenitora, el siempre correcto Harry Dean Stanton interpretando a Harry Dean Stanton (esa última mirada antes de su ejecución), el gran Dafoe y su Bobby Perú (tan superior al muy sobrevalorado Dennis Hopper de "Terciopelo azul"), incluso la pareja protagonista no lo hace mal; de hecho la mejor escena de la película es suya, esa en la que se encuentran con un accidente en la carretera.
"Carretera perdida" y Bill Pullman y Patricia Arquette. Hasta que no vi a esta creí que era su hermana, Rosanna, la de "mejora la felación" a cuenta de un piercing lingual en "Pulp Fiction" Recuerdo que al verla me desanimé en un primer momento. Un corto, cortísimo, primer momento. ¿Bill Pullman? ¿pero ese tío no es el de "Dos orates muy orates"? La primera parte del magnífico thriller avanza hasta desembocar en "una cosa de fantasmas", como dice el guardián de la prisión. Y entonces desaparece un buen Pullman y aparece Robert Loggia, ese grandísimo actor. Y después (casi hipnotizado tras el polvo en el desierto) uno ve como la historia termina como empezó, con la voz de Bowie doliéndose de estar hecho caldo mientras un coche avanza a toda velocidad entre las amarillas y entrecortadas líneas de una carretera perdida. No has entendido nada de lo ocurrido pero te gusta.
Reconozco que llegué hasta "Mulholland drive" con ciertas reservas. Realmente es dramático lo que están consiguiendo estos hijos de pilinguis que mandan lo que no y lo que sí. Era la historia de dos chicas y no me apetecía nada perder el tiempo en rollos feministas, aún siendo la película del 2001 (¡qué curioso!) pero bueno...Salí del bar, llegué a casa, me cambié, le pegué al saco durante una hora, me duché, merendé algo, le eché de comer a la gata, fui al salón, bajé la persiana, corrí las cortinas y tras mirar durante un buen rato algunas otras opciones, ya con el sol caído tras el edificio de enfrente, vi que no quedaba otra más que hacer el esfuerzo y darle una oportunidad a esa película que no me apetecía ver.
Sentado en el sillón, la botella de agua a mano, me rulé un cigarrillo, lo encendí, me incorporé y con la ayuda del ratón accioné el play de la dudosa imagen que veía en la pantalla del ordenador: era una especie de puñetero baile yanqui.
- Oh, Dios...
Y así empezó la película. Con el puñetero baile yanqui.
Con el puñetero baile yanki...
Dos horas y media más tarde, emocionado hasta casi soltar las lágrimas, busqué información en Internet acerca de lo que acababa de ver. Y entonces fue cuando lo entendí todo.
En la vida, de pura pereza, muchas veces uno se dice que lo entiende todo sin entender nada. Yo mismo, en aquella memorable noche, me fui a dormir sin entender nada. No ya de lo visto, ni siquiera de la explicación. Con todo, y haciendo un gran esfuerzo para no verla otra vez a pesar de la hora, me fui a la cama.
Aquella noche fue la primera en la que me dormí con "Mulholland drive"
Ha pasado una semana larga desde entonces. En ella han habido días en las que la he visto dos veces. Sólo un día dejé de verla, un día después de una madrugada en la que desperté en estado de pánico. Yo estaba casi despierto y alguien estaba encima de mi queriéndome hacer daño. Y justo cuando iba a gritar, desperté.
Quizá llegué a gritar. Pero no llegué a oírme.
"Mulholland drive" es una historia de amor y de sueños rotos.
Y aquí lo dejo. Pronto cerraremos el bar. Antes cumpliré cincuenta años. Bukowski tenía los mismos cuando, desesperado, escribió "Cartero"
El camarero.
"Carretera perdida" y Bill Pullman y Patricia Arquette. Hasta que no vi a esta creí que era su hermana, Rosanna, la de "mejora la felación" a cuenta de un piercing lingual en "Pulp Fiction" Recuerdo que al verla me desanimé en un primer momento. Un corto, cortísimo, primer momento. ¿Bill Pullman? ¿pero ese tío no es el de "Dos orates muy orates"? La primera parte del magnífico thriller avanza hasta desembocar en "una cosa de fantasmas", como dice el guardián de la prisión. Y entonces desaparece un buen Pullman y aparece Robert Loggia, ese grandísimo actor. Y después (casi hipnotizado tras el polvo en el desierto) uno ve como la historia termina como empezó, con la voz de Bowie doliéndose de estar hecho caldo mientras un coche avanza a toda velocidad entre las amarillas y entrecortadas líneas de una carretera perdida. No has entendido nada de lo ocurrido pero te gusta.
Reconozco que llegué hasta "Mulholland drive" con ciertas reservas. Realmente es dramático lo que están consiguiendo estos hijos de pilinguis que mandan lo que no y lo que sí. Era la historia de dos chicas y no me apetecía nada perder el tiempo en rollos feministas, aún siendo la película del 2001 (¡qué curioso!) pero bueno...Salí del bar, llegué a casa, me cambié, le pegué al saco durante una hora, me duché, merendé algo, le eché de comer a la gata, fui al salón, bajé la persiana, corrí las cortinas y tras mirar durante un buen rato algunas otras opciones, ya con el sol caído tras el edificio de enfrente, vi que no quedaba otra más que hacer el esfuerzo y darle una oportunidad a esa película que no me apetecía ver.
Sentado en el sillón, la botella de agua a mano, me rulé un cigarrillo, lo encendí, me incorporé y con la ayuda del ratón accioné el play de la dudosa imagen que veía en la pantalla del ordenador: era una especie de puñetero baile yanqui.
- Oh, Dios...
Y así empezó la película. Con el puñetero baile yanqui.
Con el puñetero baile yanki...
Dos horas y media más tarde, emocionado hasta casi soltar las lágrimas, busqué información en Internet acerca de lo que acababa de ver. Y entonces fue cuando lo entendí todo.
En la vida, de pura pereza, muchas veces uno se dice que lo entiende todo sin entender nada. Yo mismo, en aquella memorable noche, me fui a dormir sin entender nada. No ya de lo visto, ni siquiera de la explicación. Con todo, y haciendo un gran esfuerzo para no verla otra vez a pesar de la hora, me fui a la cama.
Aquella noche fue la primera en la que me dormí con "Mulholland drive"
Ha pasado una semana larga desde entonces. En ella han habido días en las que la he visto dos veces. Sólo un día dejé de verla, un día después de una madrugada en la que desperté en estado de pánico. Yo estaba casi despierto y alguien estaba encima de mi queriéndome hacer daño. Y justo cuando iba a gritar, desperté.
Quizá llegué a gritar. Pero no llegué a oírme.
"Mulholland drive" es una historia de amor y de sueños rotos.
Y aquí lo dejo. Pronto cerraremos el bar. Antes cumpliré cincuenta años. Bukowski tenía los mismos cuando, desesperado, escribió "Cartero"
El camarero.