LibertarioCéltico
Forero Paco Demier
Hola, perdón si no tengo mucho tiempo para participar en este foro, pero hoy tuve algo de tiempo y les dejo este artículo mío. Que lo disfruten (o lo odien):
Lunes, 8 de marzo de 2021 ADAT
Mujeres acosadoras, forzadoras, abusadoras y golpeadoras.
MUJERES ACOSADORAS, forzadORAS, ABUSADORAS Y GOLPEADORAS.
(Artículo de opinión y análisis científico).
Por Lord Stob.
Introducción.
De acuerdo con el feminismo, la violencia sensual—llamada erróneamente como violencia “de género”—es unidireccional, y siempre del varón hacia la mujer, puesto que para el feminismo la mujer es un ser superior, puro e inocente, incapaz de hacer ningún mal. De acuerdo con el feminismo, pasa algo muy curioso, pues la mujer es autosuficiente, pero sin embargo, no quiere perder los privilegios que le concede la caballerosidad de los varones, al mismo tiempo que despotrican contra ese mismo “heteropatriarcado opresor”. Además, el feminismo alega defender a las mujeres, pero las convierten en bestias poco femeninas, que odian a los varones, quieren trabajar fuera del hogar—pero sin perder sus privilegios—, desprecian las tareas domésticas propias de su sesso (como cocinar, y lavar la loza y la ropa), son insolentes y maleducadas, no se depilan, y en definitiva, atentan contra todos los principios más básicos de la feminidad. En otras palabras, las feministas son bestias; y como veremos en este artículo, bestias acosadoras, forzadoras, abusadoras y golpeadoras, tanto de varones como de otras mujeres.
Infelizmente, la violencia es algo bastante común e intrínseco del ser humano, y por supuesto que hay varones acosadores, forzadores, abusadores y golpeadores; no niego eso. Sin embargo, nadie parece estar preocupado en tratar el asunto de que también existe un gran porcentaje de mujeres acosadoras, forzadoras, abusadoras y golpeadoras. Sencillamente la violencia perpetrada por la mujer hacia el varón, se invisibiliza e incluso se llega a tomar como burla, ya sea en programas de televisión, películas, series y también dibujos animados. Los medios se burlan de la violencia contra el varón; un caso muy conocido, por ejemplo, era la vieja serie cómica del Chavo del Ocho, cuando doña Florinda se la pasaba golpeando a don Ramón, y eso a la gente le resultaba chistoso; otro ejemplo típico es cuando en Naruto, Sakura le pasa golpeando a Naruto, y no en el ámbito de una amistosa pelea ninja, sino que simplemente se trata de abuso físico, mostrado de una forma chistosa. Y así los ejemplos podrían seguir y seguir, mostrando como siempre que una mujer golpea a un varón, eso es presentado por los medios como si fuera algo “chistoso”. Al contrario, si un varón golpea a una mujer en un programa de televisión, eso es presentado como algo poco apreciable. Y en verdad, tanto cuando un varón golpea a una mujer como en el caso contrario, ambas cosas son igualmente poco apreciables; no tienen ninguna gracia.
Naturaleza posesiva de las mujeres.
Algunos analistas como Pulido Mendoza, insinúan que sólo el llamado feminismo de la tercera ola es malo, porque se trata de un feminismo radical o misándrico (1); sin embargo, la realidad es que todo el feminismo es negativo. La mayoría de la gente suele creer que antes del advenimiento del feminismo, existía una especie de “machismo” institucionalizado, donde los varones tenían sometidas a todas las mujeres: ¡nada más lejos de la realidad! La verdad es que, a lo largo de la historia, las mujeres siempre fueron bastante privilegiadas y muchas veces, hasta sobreprotegidas; y de ningún modo, antes del feminismo, las mujeres estaban sometidas al varón. Simplemente el feminismo surgió para impulsar una economía socialista y aumentar el poder del control estatal; el feminismo impulsó el supuesto “derecho” al voto, y las mujeres tienen por lo general una naturaleza más sentimentalista y sensible, por lo cual, siempre votarán más hacia la izquierda, dejándose llevar por los engaños. Por eso es que el feminismo sufragista surgió con la intención de que las mujeres votasen, pero para que votasen hacia la izquierda, es decir, para promover políticas socialistas, para incrementar el poder del Estado; para que las mujeres dejen de trabajar en el hogar, cuidando de su familia, y pasen a trabajar para el Estado, al servicio de éste.
En resumen, el feminismo sólo existe para promover una agenda, en contra de la familia y en pro de otorgarle más poder al Estado local y al Estado global, es decir, el mundialismo. Pero para que funcione la ideología del feminismo—como toda ideología—necesita de un enemigo; ese enemigo ficticio, el cual lo han creado para presentarlo como la antítesis o el adversario, es el denominado “machismo”. Pero antes del feminismo, no existía machismo; sino que éste en realidad no existe. No pasa de una construcción social impuesta por el propio feminismo, para tener un motivo por el cual justificar su violencia.
Según Pulido Mendoza, “hay una contradicción entre la demanda femenina por el control de su cuerpo y su exigencia a los hombres para que asuman las consecuencias del ejercicio de su sexualidad” (1); esto es una confesión de que las feministas desean controlar el cuerpo y las acciones de los varones, por lo cual, esto demuestra que el feminismo es un supremacismo, derivado del supremacismo judío, como explica el doctor David Duke. (2) Además, por supuesto que es un absurdo eso de afirmar que las mujeres no puedan controlar su propio cuerpo, cosa que siempre lo hicieron.
El hecho es que las mujeres en general siempre han sido bastante posesivas y obsesivas por controlarlo todo, al punto de creer que los niños tenidos por ellas, son como si fueran una extensión de su propio cuerpo. Por eso, es que las feministas cuando defienden el asesinato de un bebé no nato—un feto o embrión—ellas no lo defienden a ese asesinato de forma explícita, sino que lo disfrazan bajo la falacia del “derecho” de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. Eso es porque para la mentalidad femenina genérica, el embrión, feto o incluso el niño ya nacido, no es un individuo independiente, sino que no pasa de una cosa, una parte más del cuerpo de la mujer. Por eso es que la propaganda a favor del genocidio del aborto inducido, tiene tanto éxito: porque sencillamente, el mundo se ha dejado dominar por la mentalidad posesiva común de las mujeres. El feminismo no ha hecho más que exacerbar esa mentalidad posesiva típica de las mujeres en general.
De hecho, yo de niño, siempre recuerdo en cuanto a mis dos progenitores, que la persona más posesiva y controladora era mi progenitora, no mi padre. Recuerdo una anécdota de una vez cuando era joven menor de edad—lo que se llama vulgarmente como “adolescente”—y fuimos con unos amigos a pescar a la orilla de un río, y volvimos tarde, ya de noche; habíamos ido a unos montes y recuerdo que mi progenitora se preocupó mucho, por algo tan trivial como eso; e incluso recuerdo que la progenitora de un amigo fue peor y se preocupó todavía más. Algo que francamente no tenía ningún sentido, puesto que otros compañeros nuestros concurrían a esos antros de perdición a los cuales se les llama “bailes”, cosa que yo nunca fui; pero el punto es que esos “bailes” terminan a la mañana siguiente, y nosotros sólo habíamos ido humildemente con unos amigos a pescar; además, para una tarea del liceo, no era por bobear ni nada; y regresamos si mal lo recuerdo a eso de las diez de la noche. Entonces, ¿no notan la contradicción maternal aquí? Las madres comunes no se preocupan por que su hijo menor de edad concurra a esos antros de perdición denominados “bailes”, pero sí se enloquecen de preocupación, cuando vienen de noche de un monte, a la orilla de un río, sólo porque fueron a pescar, y todavía, para hacer una tarea del liceo. Obviamente, cae de maduro que los peligros de que unos jóvenes varones pesquen por la noche, a la orilla de un río, alrededor de una fogata, son mínimos comparados con el hecho de que unos jóvenes varones concurran a esos antros llamados “bailes”, para moverse de forma demoníaca, bajo el ritmo de música africanizada y diabólica, al tiempo que consumen alcohol, drojas y entran en riesgo de fornicar con mujeres, menores o mayores de edad.
La mujer común, en general, eso es lo único que le interesa: centra toda su vida en torno a su vagina; al tiempo que luego tiene la caradura de acusar a los varones de lujuriosos. Las niñas de nueve años ya tienen ganas de concurrir a “bailes”, mientras que los niños de esa edad, sólo tienen ganas de jugar a las batallas, sea con soldaditos o con unas armas de juguete. Incluso, cuando los niños varones entran a la secundaria, ellos siguen siendo niños; pero las niñas de la secundaria, ya no son tales, sino que son mujeres, porque ya menstrúan y piensan de forma lujuriosa. Es muy evidente que la secundaria uruguaya, está pensada y centrada en función de la mujer, no del varón.
Además, tengamos en cuenta un hecho muy típico y común: las madres son las mayorías de las que pegan a sus hijos, y no los padres. Según las películas y principalmente las telenovelas, se supone que el golpeador de niños es el padre; pero la realidad más común de todas, es que las que suelen no tener paciencia con los niños y golpearlos, son las madres. Yo me imaginaba—pues según lo decía la televisión—que, en tiempos pretéritos, eran los padres, quienes disciplinaban a sus hijos; pero ahora veo que quizás eso nunca haya sido tan así. Pues es como dije anteriormente: las mujeres ven a sus hijos como sus posesiones, e incluso, como partes de ella misma; mientras que los varones no, sino que los padres ven a sus hijos como seres individuales e independientes. ¿Quién no sabe que el padre siempre suele decir “déjalo que lo intente sólo, a ver si aprende”, mientras que la progenitora suele decir “no, que no lo intente, pobrecito, que es peligroso”? La progenitora pues, siempre tiende a la sobreprotección del niño y esa sobreprotección y control, se da en virtud de que ella piensa inconscientemente que su hijo es una parte integral de ella.
Pero aclaro que esto todo, la mujer no lo hace por mal. No estoy diciendo que ese comportamiento femenino sea intrínsecamente malo, sino que meramente estoy describiendo la naturaleza posesiva femenina. Tampoco estoy afirmando que esté mal que los padres deban disciplinar a sus hijos, en ocasiones llegando al punto de darles palmadas. Yo personalmente, prefiero evitar esas cosas a toda costa, porque pienso que, si el niño se porta mal, hay que hablarle y educarlo con ternura; pero comprendo que a veces, pueden hacer cosas muy graves y es necesario disciplinarlos.
Con los ejemplos antes mencionados, vemos un caso normal de madres que cuidan bien de sus hijos, aún teniendo su típica mentalidad femenina posesiva de “pobrecito mi hijo, que no le vaya a pasar nada, porque si no yo me muero”. Y yo pienso en general, dirigiéndome a todas las madres: “no, señora progenitora, si le pasa algo malo a su hijo, usted se va a sentir muy triste, pero no se morirá; su hijo y usted, son dos personas distintas”. Así pues, vemos que la ligazón o apego entre progenitora e hijo o hija, es bastante mayor al apego entre padre e hijo o hija.
Sigue...
Lunes, 8 de marzo de 2021 ADAT
Mujeres acosadoras, forzadoras, abusadoras y golpeadoras.
MUJERES ACOSADORAS, forzadORAS, ABUSADORAS Y GOLPEADORAS.
(Artículo de opinión y análisis científico).
Por Lord Stob.
Introducción.
De acuerdo con el feminismo, la violencia sensual—llamada erróneamente como violencia “de género”—es unidireccional, y siempre del varón hacia la mujer, puesto que para el feminismo la mujer es un ser superior, puro e inocente, incapaz de hacer ningún mal. De acuerdo con el feminismo, pasa algo muy curioso, pues la mujer es autosuficiente, pero sin embargo, no quiere perder los privilegios que le concede la caballerosidad de los varones, al mismo tiempo que despotrican contra ese mismo “heteropatriarcado opresor”. Además, el feminismo alega defender a las mujeres, pero las convierten en bestias poco femeninas, que odian a los varones, quieren trabajar fuera del hogar—pero sin perder sus privilegios—, desprecian las tareas domésticas propias de su sesso (como cocinar, y lavar la loza y la ropa), son insolentes y maleducadas, no se depilan, y en definitiva, atentan contra todos los principios más básicos de la feminidad. En otras palabras, las feministas son bestias; y como veremos en este artículo, bestias acosadoras, forzadoras, abusadoras y golpeadoras, tanto de varones como de otras mujeres.
Infelizmente, la violencia es algo bastante común e intrínseco del ser humano, y por supuesto que hay varones acosadores, forzadores, abusadores y golpeadores; no niego eso. Sin embargo, nadie parece estar preocupado en tratar el asunto de que también existe un gran porcentaje de mujeres acosadoras, forzadoras, abusadoras y golpeadoras. Sencillamente la violencia perpetrada por la mujer hacia el varón, se invisibiliza e incluso se llega a tomar como burla, ya sea en programas de televisión, películas, series y también dibujos animados. Los medios se burlan de la violencia contra el varón; un caso muy conocido, por ejemplo, era la vieja serie cómica del Chavo del Ocho, cuando doña Florinda se la pasaba golpeando a don Ramón, y eso a la gente le resultaba chistoso; otro ejemplo típico es cuando en Naruto, Sakura le pasa golpeando a Naruto, y no en el ámbito de una amistosa pelea ninja, sino que simplemente se trata de abuso físico, mostrado de una forma chistosa. Y así los ejemplos podrían seguir y seguir, mostrando como siempre que una mujer golpea a un varón, eso es presentado por los medios como si fuera algo “chistoso”. Al contrario, si un varón golpea a una mujer en un programa de televisión, eso es presentado como algo poco apreciable. Y en verdad, tanto cuando un varón golpea a una mujer como en el caso contrario, ambas cosas son igualmente poco apreciables; no tienen ninguna gracia.
Naturaleza posesiva de las mujeres.
Algunos analistas como Pulido Mendoza, insinúan que sólo el llamado feminismo de la tercera ola es malo, porque se trata de un feminismo radical o misándrico (1); sin embargo, la realidad es que todo el feminismo es negativo. La mayoría de la gente suele creer que antes del advenimiento del feminismo, existía una especie de “machismo” institucionalizado, donde los varones tenían sometidas a todas las mujeres: ¡nada más lejos de la realidad! La verdad es que, a lo largo de la historia, las mujeres siempre fueron bastante privilegiadas y muchas veces, hasta sobreprotegidas; y de ningún modo, antes del feminismo, las mujeres estaban sometidas al varón. Simplemente el feminismo surgió para impulsar una economía socialista y aumentar el poder del control estatal; el feminismo impulsó el supuesto “derecho” al voto, y las mujeres tienen por lo general una naturaleza más sentimentalista y sensible, por lo cual, siempre votarán más hacia la izquierda, dejándose llevar por los engaños. Por eso es que el feminismo sufragista surgió con la intención de que las mujeres votasen, pero para que votasen hacia la izquierda, es decir, para promover políticas socialistas, para incrementar el poder del Estado; para que las mujeres dejen de trabajar en el hogar, cuidando de su familia, y pasen a trabajar para el Estado, al servicio de éste.
En resumen, el feminismo sólo existe para promover una agenda, en contra de la familia y en pro de otorgarle más poder al Estado local y al Estado global, es decir, el mundialismo. Pero para que funcione la ideología del feminismo—como toda ideología—necesita de un enemigo; ese enemigo ficticio, el cual lo han creado para presentarlo como la antítesis o el adversario, es el denominado “machismo”. Pero antes del feminismo, no existía machismo; sino que éste en realidad no existe. No pasa de una construcción social impuesta por el propio feminismo, para tener un motivo por el cual justificar su violencia.
Según Pulido Mendoza, “hay una contradicción entre la demanda femenina por el control de su cuerpo y su exigencia a los hombres para que asuman las consecuencias del ejercicio de su sexualidad” (1); esto es una confesión de que las feministas desean controlar el cuerpo y las acciones de los varones, por lo cual, esto demuestra que el feminismo es un supremacismo, derivado del supremacismo judío, como explica el doctor David Duke. (2) Además, por supuesto que es un absurdo eso de afirmar que las mujeres no puedan controlar su propio cuerpo, cosa que siempre lo hicieron.
El hecho es que las mujeres en general siempre han sido bastante posesivas y obsesivas por controlarlo todo, al punto de creer que los niños tenidos por ellas, son como si fueran una extensión de su propio cuerpo. Por eso, es que las feministas cuando defienden el asesinato de un bebé no nato—un feto o embrión—ellas no lo defienden a ese asesinato de forma explícita, sino que lo disfrazan bajo la falacia del “derecho” de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. Eso es porque para la mentalidad femenina genérica, el embrión, feto o incluso el niño ya nacido, no es un individuo independiente, sino que no pasa de una cosa, una parte más del cuerpo de la mujer. Por eso es que la propaganda a favor del genocidio del aborto inducido, tiene tanto éxito: porque sencillamente, el mundo se ha dejado dominar por la mentalidad posesiva común de las mujeres. El feminismo no ha hecho más que exacerbar esa mentalidad posesiva típica de las mujeres en general.
De hecho, yo de niño, siempre recuerdo en cuanto a mis dos progenitores, que la persona más posesiva y controladora era mi progenitora, no mi padre. Recuerdo una anécdota de una vez cuando era joven menor de edad—lo que se llama vulgarmente como “adolescente”—y fuimos con unos amigos a pescar a la orilla de un río, y volvimos tarde, ya de noche; habíamos ido a unos montes y recuerdo que mi progenitora se preocupó mucho, por algo tan trivial como eso; e incluso recuerdo que la progenitora de un amigo fue peor y se preocupó todavía más. Algo que francamente no tenía ningún sentido, puesto que otros compañeros nuestros concurrían a esos antros de perdición a los cuales se les llama “bailes”, cosa que yo nunca fui; pero el punto es que esos “bailes” terminan a la mañana siguiente, y nosotros sólo habíamos ido humildemente con unos amigos a pescar; además, para una tarea del liceo, no era por bobear ni nada; y regresamos si mal lo recuerdo a eso de las diez de la noche. Entonces, ¿no notan la contradicción maternal aquí? Las madres comunes no se preocupan por que su hijo menor de edad concurra a esos antros de perdición denominados “bailes”, pero sí se enloquecen de preocupación, cuando vienen de noche de un monte, a la orilla de un río, sólo porque fueron a pescar, y todavía, para hacer una tarea del liceo. Obviamente, cae de maduro que los peligros de que unos jóvenes varones pesquen por la noche, a la orilla de un río, alrededor de una fogata, son mínimos comparados con el hecho de que unos jóvenes varones concurran a esos antros llamados “bailes”, para moverse de forma demoníaca, bajo el ritmo de música africanizada y diabólica, al tiempo que consumen alcohol, drojas y entran en riesgo de fornicar con mujeres, menores o mayores de edad.
La mujer común, en general, eso es lo único que le interesa: centra toda su vida en torno a su vagina; al tiempo que luego tiene la caradura de acusar a los varones de lujuriosos. Las niñas de nueve años ya tienen ganas de concurrir a “bailes”, mientras que los niños de esa edad, sólo tienen ganas de jugar a las batallas, sea con soldaditos o con unas armas de juguete. Incluso, cuando los niños varones entran a la secundaria, ellos siguen siendo niños; pero las niñas de la secundaria, ya no son tales, sino que son mujeres, porque ya menstrúan y piensan de forma lujuriosa. Es muy evidente que la secundaria uruguaya, está pensada y centrada en función de la mujer, no del varón.
Además, tengamos en cuenta un hecho muy típico y común: las madres son las mayorías de las que pegan a sus hijos, y no los padres. Según las películas y principalmente las telenovelas, se supone que el golpeador de niños es el padre; pero la realidad más común de todas, es que las que suelen no tener paciencia con los niños y golpearlos, son las madres. Yo me imaginaba—pues según lo decía la televisión—que, en tiempos pretéritos, eran los padres, quienes disciplinaban a sus hijos; pero ahora veo que quizás eso nunca haya sido tan así. Pues es como dije anteriormente: las mujeres ven a sus hijos como sus posesiones, e incluso, como partes de ella misma; mientras que los varones no, sino que los padres ven a sus hijos como seres individuales e independientes. ¿Quién no sabe que el padre siempre suele decir “déjalo que lo intente sólo, a ver si aprende”, mientras que la progenitora suele decir “no, que no lo intente, pobrecito, que es peligroso”? La progenitora pues, siempre tiende a la sobreprotección del niño y esa sobreprotección y control, se da en virtud de que ella piensa inconscientemente que su hijo es una parte integral de ella.
Pero aclaro que esto todo, la mujer no lo hace por mal. No estoy diciendo que ese comportamiento femenino sea intrínsecamente malo, sino que meramente estoy describiendo la naturaleza posesiva femenina. Tampoco estoy afirmando que esté mal que los padres deban disciplinar a sus hijos, en ocasiones llegando al punto de darles palmadas. Yo personalmente, prefiero evitar esas cosas a toda costa, porque pienso que, si el niño se porta mal, hay que hablarle y educarlo con ternura; pero comprendo que a veces, pueden hacer cosas muy graves y es necesario disciplinarlos.
Con los ejemplos antes mencionados, vemos un caso normal de madres que cuidan bien de sus hijos, aún teniendo su típica mentalidad femenina posesiva de “pobrecito mi hijo, que no le vaya a pasar nada, porque si no yo me muero”. Y yo pienso en general, dirigiéndome a todas las madres: “no, señora progenitora, si le pasa algo malo a su hijo, usted se va a sentir muy triste, pero no se morirá; su hijo y usted, son dos personas distintas”. Así pues, vemos que la ligazón o apego entre progenitora e hijo o hija, es bastante mayor al apego entre padre e hijo o hija.
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