Rafael Gómez Nieto tenía 99 años y ha muerto en una residencia de ancianos de Estrasburgo.
Rafael Gómez, Luis Royo y Manuel Fernández, miembros de La Nueve, reciben un homenaje en el Ayuntamiento de París, en 2010.
Gómez Nieto falleció esta madrugada en la residencia de ancianos de Estrasburgo donde vivía, según ha informado La Vanguardia.
Nacido en Roquetas de Mar el 29 de enero de 1921, se instaló en Badalona con su familia que había vivido en Cádiz y Madrid. Su padre y otros familiares formaban parte del cuerpo de aduaneros por lo que, al ser movilizado fue destinado a los Carabineros ciclistas. Tenía 15 años, pertenecía a la Quinta del Biberón.
Tomó parte en la batalla del Ebro y cuando cruzó la frontera, Francia lo internó como a casi todos los combatientes republicanos en un campo de refugiados. Cuatro meses después, su padre y él partieron para Argelia con documentación falsa. En la entonces colonia francesa, se alistó en el ejército de la Francia Libre que lideraba desde Londres el general De Gaulle quien siempre buscó legitimar su liderazgo con tropas propias. Por eso hubo pocos franceses integrados en los ejércitos aliados.
En el África colonial francesa, el general Philippe Leclerc organizó una división con lo que pudo: españoles, veteranos de las colonias, marroquíes, argelinos, tunecinos etc. Los neցros que le habían acompañado desde el Chad fueron licenciados o tras*feridos a la Primera División que desembarcó en Italia y en el sur de Francia. La Segunda División, que recibió instrucción en jovenlandia y Escocia, desembarcó en Francia en agosto de 1944, liberó París y alcanzó la guarida del Führer en Austria. Hasta allí llegó combatiendo Rafael Gómez Nieto. Durante años conservó un juego de té de plata y una cámara de fotos requisadas en el Nido del Águila.
Gómez Nieto formaba parte de La Nueve, una compañía de la Segunda División conocida por su nombre en castellano al estar integrada mayoritariamente por españoles. Para mandar a este grupo de compatriotas, Leclerc eligió personalmente al capitán Dronne. Funcionario de la Administración Colonial destinado en Camerún al comienzo de la guerra, hablaba alemán y comprendía bien el español y a los españoles.
Su viuda me contó en 1994, en un español impecable, que su marido, a quien conoció en 1928 en Burgos durante unos cursos de verano, estaba «impregnado del alma española». Profundamente antinazi, se ganó a sus hombres al hablar de la República en su primera arenga.
Hay dudas sobre si Leclerc le buscaba o se lo encontró por casualidad la tarde del 24 de agosto de 1944 en las afueras de París. Ambos estaban muy enfadados. El barbudo capitán por la sucesión de órdenes contradictorias, la última de la cual le obligaba a replegarse. Leclerc porque quería llegar a París antes de que los alemanes recibieran refuerzos y aplastaran la Resistencia y para evitar también que París cayera en manos de los comunistas.
El caso es que el general sacó de dudas a su subordinado sin discusión: «Nunca hay que ejecutar las órdenes petulantes. Siga recto hacia París. Entre en París. Con lo que sea. Rápido. Por donde quiera. Diga que mañana llega la División.»
Y así lo hizo con Gómez Nieto y otros 129 hombres, montados en camiones semiblindados y con apoyo de tres carros de combate. Sin encontrar casi resistencia, entraron en París por el sudeste. A las 20:45 llegaron a la plaza de Italia, rodeados de una multitud entusiasta que, al principio les tomó por americanos debido a sus uniformes suministrados por el Ejército de EEUU. Luego, a la estación de Austerlitz, sin rodeos.
Tras cruzar el Sena por el puente del mismo nombre, el grupo remontó por la orilla derecha del río. El reloj del Hotel de Ville (Ayuntamiento) marcaba las 21:22 pero aún no había anochecido porque los alemanes habían impuesto la hora de Berlín. Misión cumplida. Los jefes de la Resistencia en París, reunidos en el Hotel de Ville saben por boca del capitán francés que la División Leclerc entrará al día siguiente. Al comandante del «Gross Paris» (Gran París), Dietrich von Choltitz, le quedaba una noche de mando en el Hotel Meurice, a un tiro de cañón de la plaza del Ayuntamiento. Pasará a la historia por incumplir la orden del Führer de destruir París.
Mientras el capitán Dronne era agasajado con lo que más deseaba, un baño, abajo en la plaza tomaban posiciones sus vehículos. Llevaban pintados estos nombres: Guadalajara, Madrid, Don Quijote, Belchite, Gernika, Los Olvidados, Ebro, Brunete, Santander y Almirante Bruiza.
El hoy fallecido Rafael conducía el Gernika. Rememora La Vanguardia que pusieron una bandera republicana que llevaban en un balcón del ayuntamiento de la capital. Más tarde colgaron "la bandera tricolor en la embajada franquista en París y cantaron "Ay Carmela" durante toda la noche".
Luego la Historia les olvidó. En la España de Franco por razones obvias. En Francia porque distorsionaban el relato oficial de la liberación de París, en la que los héroes eran la Resistencia, controlada por los comunistas, la Gendamería sublevada tras años de colaborar con el invasor nancy y el Ejército mandado por De Gaulle que entrando en París impuso su independencia a los Aliados.
En 1994, con motivo del 50 aniversario de la Liberación pude hablar con cuatro de aquellos soldados, aunque no con Gómez Nieto. Me contaron sus azarosas vidas y su amargura por tantos años de olvido. Un sargento francés, Marc de Possesse, que mandaba el Guadalajara en el 44, me prestó sus memorias mecanografiadas.
Rafael Gómez Nieto, tras ser desmovilizado, regresó a Orán (Argelia). Allí se casó, tuvo cuatro hijos y trabajó como zapatero. Se instaló en Estrasburgo en 1955 donde vivió y terminó sus días ayer, víctima del el bichito-19. Fue condecorado ¡en 2012! Con la Legión de Honor. Su historia fue recogida en el libro "La Nueve. Los españoles que liberaron París" de Evelyn Mesquida.
El Ayuntamiento de París les rindió homenaje ya en este siglo. Rebautizó como Jardin des Combattants de la Nueve un espacio verde de 1.600 metros cuadrados adyacente a su imponente sede, en el lado del Sena. Fue inaugurado en 2015 por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, en presencia de los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, y de dos supervivientes españoles.
Muere por cobi19 el último superviviente de los españoles que liberaron París de los nazis
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Gómez Nieto falleció esta madrugada en la residencia de ancianos de Estrasburgo donde vivía, según ha informado La Vanguardia.
Nacido en Roquetas de Mar el 29 de enero de 1921, se instaló en Badalona con su familia que había vivido en Cádiz y Madrid. Su padre y otros familiares formaban parte del cuerpo de aduaneros por lo que, al ser movilizado fue destinado a los Carabineros ciclistas. Tenía 15 años, pertenecía a la Quinta del Biberón.
Tomó parte en la batalla del Ebro y cuando cruzó la frontera, Francia lo internó como a casi todos los combatientes republicanos en un campo de refugiados. Cuatro meses después, su padre y él partieron para Argelia con documentación falsa. En la entonces colonia francesa, se alistó en el ejército de la Francia Libre que lideraba desde Londres el general De Gaulle quien siempre buscó legitimar su liderazgo con tropas propias. Por eso hubo pocos franceses integrados en los ejércitos aliados.
En el África colonial francesa, el general Philippe Leclerc organizó una división con lo que pudo: españoles, veteranos de las colonias, marroquíes, argelinos, tunecinos etc. Los neցros que le habían acompañado desde el Chad fueron licenciados o tras*feridos a la Primera División que desembarcó en Italia y en el sur de Francia. La Segunda División, que recibió instrucción en jovenlandia y Escocia, desembarcó en Francia en agosto de 1944, liberó París y alcanzó la guarida del Führer en Austria. Hasta allí llegó combatiendo Rafael Gómez Nieto. Durante años conservó un juego de té de plata y una cámara de fotos requisadas en el Nido del Águila.
Gómez Nieto formaba parte de La Nueve, una compañía de la Segunda División conocida por su nombre en castellano al estar integrada mayoritariamente por españoles. Para mandar a este grupo de compatriotas, Leclerc eligió personalmente al capitán Dronne. Funcionario de la Administración Colonial destinado en Camerún al comienzo de la guerra, hablaba alemán y comprendía bien el español y a los españoles.
Su viuda me contó en 1994, en un español impecable, que su marido, a quien conoció en 1928 en Burgos durante unos cursos de verano, estaba «impregnado del alma española». Profundamente antinazi, se ganó a sus hombres al hablar de la República en su primera arenga.
Hay dudas sobre si Leclerc le buscaba o se lo encontró por casualidad la tarde del 24 de agosto de 1944 en las afueras de París. Ambos estaban muy enfadados. El barbudo capitán por la sucesión de órdenes contradictorias, la última de la cual le obligaba a replegarse. Leclerc porque quería llegar a París antes de que los alemanes recibieran refuerzos y aplastaran la Resistencia y para evitar también que París cayera en manos de los comunistas.
El caso es que el general sacó de dudas a su subordinado sin discusión: «Nunca hay que ejecutar las órdenes petulantes. Siga recto hacia París. Entre en París. Con lo que sea. Rápido. Por donde quiera. Diga que mañana llega la División.»
Y así lo hizo con Gómez Nieto y otros 129 hombres, montados en camiones semiblindados y con apoyo de tres carros de combate. Sin encontrar casi resistencia, entraron en París por el sudeste. A las 20:45 llegaron a la plaza de Italia, rodeados de una multitud entusiasta que, al principio les tomó por americanos debido a sus uniformes suministrados por el Ejército de EEUU. Luego, a la estación de Austerlitz, sin rodeos.
Tras cruzar el Sena por el puente del mismo nombre, el grupo remontó por la orilla derecha del río. El reloj del Hotel de Ville (Ayuntamiento) marcaba las 21:22 pero aún no había anochecido porque los alemanes habían impuesto la hora de Berlín. Misión cumplida. Los jefes de la Resistencia en París, reunidos en el Hotel de Ville saben por boca del capitán francés que la División Leclerc entrará al día siguiente. Al comandante del «Gross Paris» (Gran París), Dietrich von Choltitz, le quedaba una noche de mando en el Hotel Meurice, a un tiro de cañón de la plaza del Ayuntamiento. Pasará a la historia por incumplir la orden del Führer de destruir París.
Mientras el capitán Dronne era agasajado con lo que más deseaba, un baño, abajo en la plaza tomaban posiciones sus vehículos. Llevaban pintados estos nombres: Guadalajara, Madrid, Don Quijote, Belchite, Gernika, Los Olvidados, Ebro, Brunete, Santander y Almirante Bruiza.
El hoy fallecido Rafael conducía el Gernika. Rememora La Vanguardia que pusieron una bandera republicana que llevaban en un balcón del ayuntamiento de la capital. Más tarde colgaron "la bandera tricolor en la embajada franquista en París y cantaron "Ay Carmela" durante toda la noche".
Luego la Historia les olvidó. En la España de Franco por razones obvias. En Francia porque distorsionaban el relato oficial de la liberación de París, en la que los héroes eran la Resistencia, controlada por los comunistas, la Gendamería sublevada tras años de colaborar con el invasor nancy y el Ejército mandado por De Gaulle que entrando en París impuso su independencia a los Aliados.
En 1994, con motivo del 50 aniversario de la Liberación pude hablar con cuatro de aquellos soldados, aunque no con Gómez Nieto. Me contaron sus azarosas vidas y su amargura por tantos años de olvido. Un sargento francés, Marc de Possesse, que mandaba el Guadalajara en el 44, me prestó sus memorias mecanografiadas.
Rafael Gómez Nieto, tras ser desmovilizado, regresó a Orán (Argelia). Allí se casó, tuvo cuatro hijos y trabajó como zapatero. Se instaló en Estrasburgo en 1955 donde vivió y terminó sus días ayer, víctima del el bichito-19. Fue condecorado ¡en 2012! Con la Legión de Honor. Su historia fue recogida en el libro "La Nueve. Los españoles que liberaron París" de Evelyn Mesquida.
El Ayuntamiento de París les rindió homenaje ya en este siglo. Rebautizó como Jardin des Combattants de la Nueve un espacio verde de 1.600 metros cuadrados adyacente a su imponente sede, en el lado del Sena. Fue inaugurado en 2015 por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, en presencia de los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, y de dos supervivientes españoles.
Muere por cobi19 el último superviviente de los españoles que liberaron París de los nazis