Monte Alto, de barrio marginal de La Coruña a enclave gentrificado de Inditex: "Es un caso de manual"

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Monte Alto, de barrio marginal de La Coruña a enclave gentrificado de Inditex: "Es un caso de manual"
El extremo norte de la ciudad, un lugar estigmatizado durante décadas, simboliza el impacto de la compañía en la economía y el modo de vida de la ciudad. "Es un pequeño SoHO", dicen los expertos en urbanismo

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  • LUIS ALEMANY | La Coruña
  • Fotografías: ANTONIO HEREDIA
26/10/2023 16:25
La mejor anécdota para explicar el impacto de un grupo empresarial gigantesco y relacionado con las industrias creativas (Inditex) en el modo de vida de una ciudad de 245.000 habitantes que es capital de sí misma y poco más y no está en medio de ningún gran eje económico (La Coruña) la cuentan Míriam Pérez Vilaseco y Carolina Núñez en la Galería de Arte Vilaseo: "Se supone que en el arte todo el mundo se conoce, que nos conocemos, ¿verdad? Pues hace poco se convocó en La Coruña una de esas jornadas open space para que los artistas abran sus estudios al público durante un día y se promocionen un poco. Lo que esperábamos era que las cuatro figuras conocidas de siempre se apuntasen. Pues no: resultó que aparecieron 80 artistas que mostraban su espacio. Y nosotras, asombradas, claro. ¿Hay 80 artistas con estudio en La Coruña? ¿Quiénes son, de dónde salen? Investigamos un poco y vimos que muchos de esos artistas eran chicas jóvenes, sobre todo mujeres, que vienen de la Escuela de Diseño, algunas también de Arquitectura y de Diseño Textil, y que se dedican a lo suyo pero que hacen collages y dibujos como una extensión de su trabajo. No viven de vender arte, porque eso es muy raro antes de los 30 años, pero venden arte. Y casi todas estaban en Monte Alto".
Monte Alto, barrio de La Coruña, hogar de 29.000 habitantes. Para los que sólo conozcan la ciudad de visita, hay una referencia sencilla: Monte Alto es la cabecera de la península en la que se asienta La Coruña, es todo lo que queda más allá de la Parte Vieja, lo que no se visita nunca y que, si acaso, se mira de lejos, desde la playa de Riazor o desde un autobús o un taxi, camino de la Torre de Hércules. Monte Alto, antigua residencia de la emigración rural en la segunda mitad del siglo XX, fue un barrio pobre, primero y marginal, después. Y en los últimos 20 años, se convirtió en lo que tantos barrios pobres pero bien emplazados del mundo: en un refugio con coartada bohemia para la clase media que ya no cabe o no puede pagar una casa en sus barrios tradicionales. Lo particular de Monte Alto es que ese proceso está condicionado por la riqueza y el cambio sociológico que Inditex trajo a La Coruña.
Una aclaración importante: en Monte Alto hay restaurantes y librerías fotogénicas, pero el conjunto se sigue pareciendo más a cualquier pueblo grande de Galicia que a otra cosa. "No es un sitio pintoresco al estilo del Barrio Alto de Lisboa. No es un lugar de arquitectura popular bonita ni lo ha sido nunca", cuenta el arquitecto coruñés Carlos Quintans, León de Oro de la Bienal de Arquitectura de Venecia 2016. "Si tenía algún encanto era que había cierta uniformidad en la trama, pero en la época de Paco Vázquez en el Ayuntamiento aumentaron la edificabilidad y destruyeron lo que podía haber de valioso en Monte Alto".
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  • Redacción: LUIS ALEMANY Costa del Silencio (Tenerife)
  • Redacción: FOTOGRAFÍA: BERNARDO DÍAZ
"Lo que sí existía en el barrio era una cultura muy evocadora", continúa Quintans. "Viene de la época de Manuel Rivas y de Xurxo de [el grupo de rock] de Os Diplomaticos de Monte-Alto. ¿Se acuerda que entonces se hablaba siempre de ser locales y globales a la vez? Bueno, pues en La Coruña encontraron un modelo en los marineros de Monte Alto, que eran unos señores a los que veíamos en una taberna y que a veces te hablaban en castellano con dificultad... Entonces, uno se tomaba una cerveza con ellos y salía que estos paisanos habían viajado por América y por África y que hablaban un poco de islandés de faenar el bacalao y que tenían más mundo que nadie. Xurxo y Manuel construyeron en esa época una cultura de lo que llamaban el koruño, que reivindicaba su mundo y lo idealizaba un poco".

"Bueno, yo tengo 42 años y m acuerdo de que cuando era crío atravesaba Monte Alto en autobús para ir a entrenar. Y, la verdad, más que idealizarlo, a mí me daba un poco de miedo aquello", cuenta Jorge Muiños, director del Colegio Obradoiro, un centro privado e internacional que también podría ilustrar esa Coruña milanesa del siglo XXI. Y María Sánchez, economista local, cuenta que "en las familias de-Coruña-de-toda-la-vida, las madres te decían: 'Siéntate erguida, que pareces de Monte Alto'. Yo conocí en el trabajo a dos colegas que eran de ese barrio desde niñas, pero a nadie que estuviese en el mundo de los profesionales liberales o de la universidad se le ocurría irse a vivir allí. Ahora los pisos nuevos en Monte Alto salen por 400.000 euros y se venden sobre plano".

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Hace ocho años, la Escuela de Arquitectura de La Coruña ya acogió un taller sobre la gentrificación de Monte Alto, una especie de juego del Cluedo diseñado por el colectivo de activistas Left Hand Rotation: "Hicimos un taller en la Escuela de Arquitectura de La Coruña hace unos años sobre Monte Alto porque nos pareció un caso de manual. El barrio había pasado por todas las fases: primero la sobrepoblación en los 60, luego la degradación y el estigma de la droja a partir de los años 70, el éxodo en los 90, y, después, la llegada de las clases creativas: llegó la gente digamos que bohemia de la ciudad, los estudios de artistas, los colectivos LGTBI... Hasta 2011 hubo un centro social okupado muy activo, pero lo cerraron. Después empezaron a hacer viviendas de más estatus y la ciudad y las empresas con intereses empezaron a vender el barrio como otra cosa, como un pequeño SoHo. Hubo una campaña de los comerciantes que se llamaba SoHo Orzán [en realidad, la calle Orzán llega hasta los límites de Monte Alto pero no entra en el barrio] con mercadillos y actividades culturales. El taller que hicimos era como el Cluedo porque preguntaba ¿quién le ha robado Monte Alto a sus vecinos? ¿El Ayuntamiento? ¿Los promotores? ¿Amancio Ortega?".

Tuvo que salir el nombre de Amancio Ortega, porque es imposible explicar La Coruña sin considerar el impacto de Inditex. Siempre hay una explicación que tiene que ver con Inditex para todo: para la gentrificación de sus antiguos barrios pobres, para la rehabilitación de la Ciudad Vieja, para el aspecto de sus suburbios burgueses, para la oferta de hostelería, de educación y sanidad privada, para el éxodo de las clases medias y trabajadoras que se hoy buscan vivienda en lugares tan lejanos como Ferrol, a 53 kilómetros de La Coruña... "La vivienda en Ferrol es muy barata, de modo que ya es una opción realista irse a vivir allí y trabajar en La Coruña", cuenta Sánchez.

"Al principio, el primer impacto fue que apareció una nueva burguesía que no tenía nada que ver con la gente bien de toda la vida del Ensanche. Era los empleados que habían acompañado a Amancio Ortega, eran todos gallegos menos algún catalán, y eran más bien currantes. O sea, que no eran ingenieros ni tenían MBA ni nada por el estilo. Y ganaban muchísimo. Muchísimo y, aún más importante, en forma de sueldo. No eran como los empresarios que ingresan mucho pero que siempre se están preparando para las vacas flacas: ellos sabían que cada mes iban a cobrar lo mismo", cuenta la economista. "Y gastaban con mucha alegría. Los llamabas un día y te decían: 'Estoy en Barcelona, que ayer vi que había un concierto que le gustaba a mi hija y cogimos un avión sobre la marcha'".

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¿De cuánta gente estamos hablando? ¿De 20 personas? "Así, a ojo, de 150. Y su riqueza se drenó a la ciudad. Claro, te venían a la sucursal a pedir una hipoteca, veías que tenían ingresos mensuales del equivalente de 15.000 euros y un bonus anual de 80.000... Y no había ni que hacer la evaluación de riesgos. Ese dinero salía del banco y se convertía entonces en inversiones, en consumo...".

La generación de fundadores de Inditex no incidió mucho en el aspecto de La Coruña, al menos al principio. "Casi todos se hicieron casoplones en las urbanizaciones de las afueras", cuenta Sánchez. "Oleiros, aquí al lado, sigue siendo el municipio con el PIB per cápita más alto de Galicia", dice la galerista Míriam Pérez Vilaseco. "Yo creo que ni siquiera se hicieron tantos casoplones", añade Carlos Quintans. "Desde luego que, salvo muy contadas excepciones, no dejaron arquitectura buena. Y tampoco decidieron vivir lujosamente porque en Inditex había una idea muy clara que decía que si el jefe vivía discretamente, los empleados también tenían que ser discretos. No tenían Porsches, sino Audis, por decirlo de otra manera. Los Porsches los empezamos a ver ahora que el jefe se ha retirado. Y las casas de los directivos de Inditex siempre eran un poco menos de lo que uno hubiera esperado. Luego descubrías que se habían gastado dinerales un poco extravagantes en poner sanitarios de lujo, En los sanitarios, sí pero en las cocinas, no".

La burguesía fundadora de Inditex tenía códigos muy complejos. En parte, actuaba como se supone que actúan los nuevos ricos y en parte, imitaba las maneras monacales de Amancio Ortega. "Vestían de Zara pero los bolsos los compraban en el Loewe de la plaza de Mina y en una tienda que había al lado que traía todo de Italia, de las mejores marcas de lujo", cuenta Sánchez. Y, cuando la compañía salió a Bolsa, el 23 de mayo de 2001, los contemporáneos de Amancio Ortega hicieron caja y pasaron de ser profesionales bien pagados a ser capitalistas inversores. Entonces sí empezaron actuar en el centro de La Coruña, a incidir en la ciudad burguesa que hasta ese momento les había sido ajena.

"Primero invirtieron en restauración. Por eso La Coruña está llena de bares y, aún así, que no se le ocurra a nadie salir a cenar esta noche sin reservar antes", cuenta Quintans. "Y eso que a esta ciudad llega muy poco turismo. Los turistas van a Santiago, no a La Coruña", añade Míriam Pérez Vilaseco. El rumor era que, por esa época, en la década de 2000, Inditex empezó a llenar la ciudad de profesionales extranjeros que, acostumbrados a los refinamientos de Milán y de Londres, se quejaban de que en La Coruña no hubiese servicios como restaurantes tailandeses buenos. De modo que la empresa fomentó este tipo de proyectos como una manera de retener el talento. "Ahora pueden encontrar los restaurantes que quieran, de donde sea", dice Sánchez. "Lo mismo se puede decir de la educación, de la oferta cultural, "o de las clínicas donde ponen bótox".

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Jorge Muiños toma el relevo: "El Colegio Obradoiro lo fundaron en los años 70 un grupo de profesores para ofrecer una alternativa para las familias de profesionales que ya no querían llevar a sus hijos a los colegios religiosos de siempre. Y, en realidad, es el mismo tipo de público que tenemos hoy. Creo que damos la educación más cara de la ciudad, pero no diría, ni mucho menos, que somos el colegio de las élites tradicionales. Obviamente, cuando apareció Inditex un colegio así, con educación internacional y no clasista, casaba bien con el tipo de gente que trabajaba en el grupo. Muchos directivos trajeron a sus hijos al Obradoiro. Ahora hay otros tres colegios más o menos internacionales en La Coruña que van a un tipo parecido de familias, además de los colegios tradicionales de prestigio. Ninguna ciudad de Galicia tiene una oferta comparable".

"Después de invertir en restaurantes, los directivos originales de Inditex empezaron a comprar pisos en el Ensanche y a reformarlos", continúa Quintans. "En realidad, es lo normal. Como todo el mundo, yo también pienso a veces en eso de '¿si fuera muy rico, dónde viviría?'. Y no se me ocurre ningún sitio mejor que la de derechasda marítima de la ciudad tradicional. Ni en La Coruña ni fuera". Y Sánchez completa "Amancio se hizo su casa en Ciudad Vieja y también hubo un efecto imitación y muchas inversiones... Pero, por el camino, Inditex cambió. La generación de los directivos fundadores se retiró y los profesionales que los sustituyeron se encontraron con sueldos más normales. Vino mucha gente de fuera de Galicia a trabajar a Inditex, mucha gente joven. Y los hijos de la burguesía de siempre empezaron a entrar en el grupo".

¿Y entonces llegó la gentrificación de Monte Alto? Sí, pero no. Si alguien quiere buscar el efecto del dinero de Inditex en La Coruña, la respuesta más obvia está al otro lado de la ciudad, en los antiguos muelles en los que se ha instalado la Fundación Marta Ortega con sus exposiciones de fotografía y moda, y en el entorno de Plaza de Lugo, donde se acumulan las tiendas de las marcas de Inditex. "Y se nota en la gente. Hay algo que no se puede medir bien que es la manera de estar y de vestir de muchos coruñeses, la seguridad con la que se ven a sí mismos", añade Jorge Muiños.

Monte Alto es parte de ese cambio y es, a la vez, otra cosa: "Monte Alto es el sitio al que se van a vivir los veinteañeros recién licenciados que empiezan su carrera en Inditex o que trabajan en empresas que trabajan para el grupo o que van a su rebufo de la manera que sea. Tienen sus restaurantes y sus estudios y les funciona bien hasta que tienen hijos, porque no hay muchos colegios y puede ser un poco incómodo con tantas cuestas", cuentan Míriam Pérez Vilaseca y Carolina Núñez. Monte Alto no es el enclave de las élites de Inditex, como alguna vez se ha dicho, sino su barrio bohemio, el lugar en el que sus juniors conviven con los supervivientes del viejo barrio de marineros e pagapensiones rurales de los 60.

Aunque puede que les queda poco: Idealista.com cifra en un 9,2% la inflación anual (de septiembre de 2022 a septiembre de 2023) de la vivienda en el área de Monte Alto-Zalaeta-Atocha. Para el conjunto de la ciudad de La Coruña, esa misma tasa es del 2,2%. No es fácil entender una inflación así en un barrio que, en el fondo, se sigue pareciendo más a un pueblo grande que a Berlín.

"Hemos hablado de cómo es La Coruña de hoy para las clases medias y para la burguesía. Para un trabajador con una cualificación baja, esta ciudad tiene una gran ventaja que es que lo va a tener bien para encontrar empleo. Yo he visto a una persona a la que despidieron con 58 años y de la que pensaba que nadie la iba a volver a contratar pero que encontró algo relativamente pronto. Pero también hay una parte mala en La Coruña: esa persona lo va a tener muy difícil para encontrar vivienda", dice María Sánchez.

"La carencia de vivienda es la que lo marca todo", termina Carlos Quintans. "Fíjese en que siempre hay muchos arquitectos gallegos en los premios nacionales de arquitectura, pero que si se da un paseo por la ciudad no va a ver mucha obra contemporánea buena". ¿Y eso es porque todos esos coruñeses tan bien vestidos y tan seguros de sí mismos que se ven por la calle y que todos esos diseñadores que también venden arte no demandan arquitectura buena? "En parte es por eso pero lo más importante es porque hay tanta falta de vivienda que cualquier cosa que se ponga en el mercado se va a vender en seguida. Y, como todo se vende, los promotores no necesitan invertir en arquitectura".
 
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