Oro: Millonarios latinitos, a la compra de casas de lujo en Madrid

harrysas

Madmaxista
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15 Oct 2020
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Los millonarios no gustan de repartir, gustan de amasar, por lo que cuando tienen que repartir parte del pastel son más de escabullirse que de trocear. Por ello los millonarios venezolanos evadieron hace una década cuantos capitales pudieron para obtener el máximo rendimiento económico y, de paso, sabotear a su propio país siguiendo la lógica de 'cuanto peor, mejor'. Una caída venezolana y un empobrecimiento generalizado se convirtieron en el sueño de incontables familias millonarias. Personas pasando hambre, el país en bancarrota y el desastre de millones sería una oportunidad inmejorable para ellos de derrocar el gobierno. Todo lo que fuera y sea necesario para erosionar, y hasta dinamitar, cualquier régimen que impida que cada día sean más ricos de lo que ya son. Son millonarios que abrazan públicamente la bandera del país, como la familia Capriles, mientras invierten cientos de millones de euros en Madrid. Antes lo hicieron en Miami, la otra capital del patriotismo latinoamericano. Y a los venezolanos se le han unido los mexicanos, que entran con fuerza en el mercado inmobiliario elitista de Madrid.

La empresa de la familia Capriles, Grupo San Roque –igual que otros grupos, como Lemon Prime, controlada por los venezolanos Manuel y Federico González Weil–, tiene casi una decena de proyectos inmobiliarios de lujo en la capital de España, principalmente en los elitistas barrios de Salamanca y Chamberí, donde el precio del metro cuadrado se sitúa sobre los 10.000 euros –unos 9.000 euros tras el descenso por la esa época en el 2020 de la que yo le hablo– y el precio total de las viviendas oscila entre uno y diez millones de euros.

El negocio es muy sencillo, si tiene usted varios millones de euros de ahorro mientras sus conciudadanos las pasan canutas y su dinero local no vale ni para encender un brasero en un bidón de combustible, pues consiste en la compra de viviendas por debajo de su precio de mercado debido a la antigüedad –el barrio de Salamanca fue proyectado como un ensanche en Madrid a mitad del siglo XIX por el Marqués de Salamanca– y su posterior venta una vez rehabilitado el edificio. Es un negocio muy seguro en el que se compra por unos 5.000 euros el metro cuadrado y se vende por el doble o incluso por encima.


En Madrid se frotan las manos. Quienes llegan no son esos 'Sudamericanos' a los que se explota todo lo se puede y después se les expulsa de una forma 'elegante', sino aquellos que vienen con los millones arrebatados a los que malviven en Latinoamérica y después tendrán que emigrar para ganarse la vida.

Pero no solo de Capriles vive Madrid, al que se le recibe con gran reverencia en la Capital, que para algo paga, sino que se trata de un fenómeno extendido entre la élite latinoamericana, incluyendo a colombianos y peruanos. Y en los últimos meses, los mexicanos. Que huyen despavoridos ante la inestabilidad política del país. Porque México ahora, gobernado por Andrés Manuel López Obrador, es un país inestable para las élites. No lo era cuando los gobiernos practicaban de la corrupción y el crimen organizado, cuando los estudiantes desaparecían para ser torturados y ejecutados o cuando los periodistas aparecían tiroteados. Pero sí lo es ahora, que se pretende un modelo de mayor redistribución de rentas. La sensación de inestabilidad de los millonarios es casi tan singular como la fortuna que atesoran.

Y en Madrid se frotan las manos. Porque esos que vienen con millones y que hasta cierran negocios por videoconferencia, sin ni siquiera viajar, no sea que se les puedan arrebatar el chollo en el último instante, no son esos Sudamericanos a los que se explota todo lo se puede y después se les expulsa de una forma elegante, e incluso se les criminaliza y se les responsabiliza de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo –Isabel Díaz Ayuso acusó a los latinoamericanos de ser la causa de los altos índices de contagios en el sur de Madrid por su forma de vida–. No son esos Sudamericanos que vienen con la intención de arrebatar las ayudas a los españoles y aprovecharse de su sistema sanitario –cuando en realidad lo que están haciendo es pagar las pensiones de millones de españoles con trabajos míseros en interminables jornadas laborales–. No, esos que vienen con los millones arrebatados a los que malviven en Latinoamérica y después tendrán que emigrar para ganarse la vida –a Madrid, por ejemplo–, son elegantes y distinguidos señores y señoras latinoamericanos. Y señoritos y señoritas, claro está.

Estos distinguidos latinoamericanos se juntan con lo más granado de Madrid. Con lo más racista de Madrid. Con esos que detestan a los latinoamericanos y los tachan de Sudamericanos, vagos, criminales o garrapatas. Con los que insultan a sus propios conciudadanos y les responsabilizan de la expansión de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo por su forma de vida. Eso es lo que lleva haciendo años el grupo inversor de la familia de Henrique Capriles –liderado por Axel y Miguel Ángel Capriles–, que en 2017 facturó más de 50 millones de euros con sus inversiones en España y Portugal tras constituir Cadena Capriles Corp. en 2014. Justo un año después de perder las elecciones –entre 2011 y 2017 la familia Capriles tuvo una sociedad en Panamá, faltaría más–. Obviamente, hay muchos Capriles en España, como lo demuestra que el también venezolano Juan Carlos balcónt controle el grupo bancario Abanca.


Los millonarios latinoamericanos harían bien en invertir en sus propios países para, generando empleo y dinamizando la economía, seguir obteniendo beneficios. Pero entonces las cosas irían mejor para todos. Y mejor para todos es peor para ellos.

Así, los latinoamericanos adquieren más del 70% de las viviendas de obra nueva en el barrio de Salamanca, lo que se prevé que suponga una inversión de cientos de millones de euros, pues en los últimos siete años se estima que se invirtieron más de 500 millones de euros en los barrios elitistas de Madrid. Más de 500 millones de euros salieron de América Latina, la misma que hoy agoniza ante un devastado sistema sanitario, para beneficio de unas pocas familias. Y es que el liberalismo no es nada más que la libertad de hacerse rico a costa del padecimiento, la enfermedad y el sufrimiento de los vecinos. Si a los vecinos les explotan en Madrid, les insultan y les desprecian, qué más da si podemos hacernos ricos y aumentar nuestra fortuna. Este es el patriotismo de las élites venezolana, colombiana o mexicana. Es el patriotismo de Capriles, que llama al pueblo a levantarse en armas. A coger las armas, que ellos ya cogen los millones.

Los grupos mexicanos que se encuentran tras las nuevas inversiones son la familia Díaz Estrada, María Asunción Aramburuzabala, la mexicana más rica en 2019 según Forbes, que lidera el grupo Abilia, y el grupo Lasuto. Los Díaz-Estrada, por ejemplo, pusieron a la venta en 2019, pocos meses después del triunfo de AMLO, el emblemático edificio de la Puerta del Sol –centro histórico de Madrid– en el que se encuentra en régimen de alquiler la tienda más importante de Apple en España. Su precio de salida: 150 millones de euros. No es casualidad, por tanto, que cuando la cadena hotelera Hyatt decidió abrir un hotel en Madrid lo hiciera en un edificio propiedad de la familia Díaz Estrada.

Los millonarios latinoamericanos harían bien en invertir en sus propios países para, generando empleo y dinamizando la economía, seguir obteniendo beneficios. Lo que siempre es posible y en situación de crisis, más todavía. Pero entonces las cosas irían mejor para todos. Y mejor para todos es peor para ellos.

 
todo el articulo viene a ser: que malos son que huyen de estercoleros y no mantienen su dinero en monedas que se devaluan para que el gobierno pueda robarles con tranquilidad...
 
Cuando trabajaba en el Caribe, me las tenía que ver con muchos millonarios latinitos. Algunos mulatos, otros neցros, otros con cara de sudamericano indisimulable, por no hablar del acento, que siempre te echa para atrás.

Gente que, por mucho dinero que tenga, siempre será mal vista en Europa. Y ellos también lo saben.
Por eso me hacía tanta gracia verlos en sus países de origen, con una opulencia fuera de lo normal. Y con un ego rozando el ridículo.

Yo me solía descojonar en su cara, educada e irónicamente. Les pedía que me contaran sus éxitos, en las comidas de negocios.
Ver como su ego crecía al contarle a un blanco europeo directivo, que ellos eran alguien, y que no tenían que ver nada con la gente de sus conciudadanos. Grandes veladas he pasado (y grandes negocios le dí a mi ex-empresa allá, gracias a ello, todo sea dicho).

Resumen: Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
 
Es un artículo de RT. Podrías haberlo avisado al principio para no leerlo.

Al autor se le ha olvidado decir que la familia Capriles, a la tanto menciona, es judía. Tienen mucho más de judíos que latinitos.
 
Y si hubiese ciertos valores españoles y no la guano anglocabrón con todo lo que conlleva con un toque frances a mas de uno se le prohibiría la entrada hasta ver de donde ha salido dicha fortuna

Pero claro para eso habría que derrocar el regimen y eso a los que viven de ello no le interesa para luego instaurar uno a lo starship trooper donde la etica REAL (filosofia católica vamos) sea la base de la cual se hagan las leyes civiles así como no aceptar ralea anti-catolica y menos todavía jovenlandeses y demás gente
 
pon fotos para ver de que raza son
Aqui esta, saca conclusiones.

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Un país a tope de deuda, con la demografía hecha cosa, gobierno de cosa, oleada turística jovenlandesa, leyes pro-okupas, delincuencia en aumento, gente rica huyendo, y ellos vienen a invertir en propiedades de lujo en España.

Qué sabiondos, oye.
 
Un país a tope de deuda, con la demografía hecha cosa, gobierno de cosa, oleada turística jovenlandesa, leyes pro-okupas, delincuencia en aumento, gente rica huyendo, y ellos vienen a invertir en propiedades de lujo en España.

Qué sabiondos, oye.

Bastante inteligentes, de hecho, ya que invertir en propiedades de lujo en España les proporciona lo siguiente:
1. Acceso a nacionalidad a partir de cierta cantidad (via visado de inversor).
2. Poder lavar su dinero.
3. Como España sigue perteneciendo a Europa, les abre las puertas a otros paises donde ciertos delitos económicos en sus paises de origen no serían perseguidos, o al menos pueden ocultar ciertos beneficios.
4. La posibilidad de obtener todos los parabienes de poder vivir tanto en europa como en sudamérica.
 
Los millonarios no gustan de repartir, gustan de amasar, por lo que cuando tienen que repartir parte del pastel son más de escabullirse que de trocear. Por ello los millonarios venezolanos evadieron hace una década cuantos capitales pudieron para obtener el máximo rendimiento económico y, de paso, sabotear a su propio país siguiendo la lógica de 'cuanto peor, mejor'. Una caída venezolana y un empobrecimiento generalizado se convirtieron en el sueño de incontables familias millonarias. Personas pasando hambre, el país en bancarrota y el desastre de millones sería una oportunidad inmejorable para ellos de derrocar el gobierno. Todo lo que fuera y sea necesario para erosionar, y hasta dinamitar, cualquier régimen que impida que cada día sean más ricos de lo que ya son. Son millonarios que abrazan públicamente la bandera del país, como la familia Capriles, mientras invierten cientos de millones de euros en Madrid. Antes lo hicieron en Miami, la otra capital del patriotismo latinoamericano. Y a los venezolanos se le han unido los mexicanos, que entran con fuerza en el mercado inmobiliario elitista de Madrid.

La empresa de la familia Capriles, Grupo San Roque –igual que otros grupos, como Lemon Prime, controlada por los venezolanos Manuel y Federico González Weil–, tiene casi una decena de proyectos inmobiliarios de lujo en la capital de España, principalmente en los elitistas barrios de Salamanca y Chamberí, donde el precio del metro cuadrado se sitúa sobre los 10.000 euros –unos 9.000 euros tras el descenso por la esa época en el 2020 de la que yo le hablo– y el precio total de las viviendas oscila entre uno y diez millones de euros.

El negocio es muy sencillo, si tiene usted varios millones de euros de ahorro mientras sus conciudadanos las pasan canutas y su dinero local no vale ni para encender un brasero en un bidón de combustible, pues consiste en la compra de viviendas por debajo de su precio de mercado debido a la antigüedad –el barrio de Salamanca fue proyectado como un ensanche en Madrid a mitad del siglo XIX por el Marqués de Salamanca– y su posterior venta una vez rehabilitado el edificio. Es un negocio muy seguro en el que se compra por unos 5.000 euros el metro cuadrado y se vende por el doble o incluso por encima.


En Madrid se frotan las manos. Quienes llegan no son esos 'Sudamericanos' a los que se explota todo lo se puede y después se les expulsa de una forma 'elegante', sino aquellos que vienen con los millones arrebatados a los que malviven en Latinoamérica y después tendrán que emigrar para ganarse la vida.

Pero no solo de Capriles vive Madrid, al que se le recibe con gran reverencia en la Capital, que para algo paga, sino que se trata de un fenómeno extendido entre la élite latinoamericana, incluyendo a colombianos y peruanos. Y en los últimos meses, los mexicanos. Que huyen despavoridos ante la inestabilidad política del país. Porque México ahora, gobernado por Andrés Manuel López Obrador, es un país inestable para las élites. No lo era cuando los gobiernos practicaban de la corrupción y el crimen organizado, cuando los estudiantes desaparecían para ser torturados y ejecutados o cuando los periodistas aparecían tiroteados. Pero sí lo es ahora, que se pretende un modelo de mayor redistribución de rentas. La sensación de inestabilidad de los millonarios es casi tan singular como la fortuna que atesoran.

Y en Madrid se frotan las manos. Porque esos que vienen con millones y que hasta cierran negocios por videoconferencia, sin ni siquiera viajar, no sea que se les puedan arrebatar el chollo en el último instante, no son esos Sudamericanos a los que se explota todo lo se puede y después se les expulsa de una forma elegante, e incluso se les criminaliza y se les responsabiliza de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo –Isabel Díaz Ayuso acusó a los latinoamericanos de ser la causa de los altos índices de contagios en el sur de Madrid por su forma de vida–. No son esos Sudamericanos que vienen con la intención de arrebatar las ayudas a los españoles y aprovecharse de su sistema sanitario –cuando en realidad lo que están haciendo es pagar las pensiones de millones de españoles con trabajos míseros en interminables jornadas laborales–. No, esos que vienen con los millones arrebatados a los que malviven en Latinoamérica y después tendrán que emigrar para ganarse la vida –a Madrid, por ejemplo–, son elegantes y distinguidos señores y señoras latinoamericanos. Y señoritos y señoritas, claro está.

Estos distinguidos latinoamericanos se juntan con lo más granado de Madrid. Con lo más racista de Madrid. Con esos que detestan a los latinoamericanos y los tachan de Sudamericanos, vagos, criminales o garrapatas. Con los que insultan a sus propios conciudadanos y les responsabilizan de la expansión de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo por su forma de vida. Eso es lo que lleva haciendo años el grupo inversor de la familia de Henrique Capriles –liderado por Axel y Miguel Ángel Capriles–, que en 2017 facturó más de 50 millones de euros con sus inversiones en España y Portugal tras constituir Cadena Capriles Corp. en 2014. Justo un año después de perder las elecciones –entre 2011 y 2017 la familia Capriles tuvo una sociedad en Panamá, faltaría más–. Obviamente, hay muchos Capriles en España, como lo demuestra que el también venezolano Juan Carlos balcónt controle el grupo bancario Abanca.


Los millonarios latinoamericanos harían bien en invertir en sus propios países para, generando empleo y dinamizando la economía, seguir obteniendo beneficios. Pero entonces las cosas irían mejor para todos. Y mejor para todos es peor para ellos.

Así, los latinoamericanos adquieren más del 70% de las viviendas de obra nueva en el barrio de Salamanca, lo que se prevé que suponga una inversión de cientos de millones de euros, pues en los últimos siete años se estima que se invirtieron más de 500 millones de euros en los barrios elitistas de Madrid. Más de 500 millones de euros salieron de América Latina, la misma que hoy agoniza ante un devastado sistema sanitario, para beneficio de unas pocas familias. Y es que el liberalismo no es nada más que la libertad de hacerse rico a costa del padecimiento, la enfermedad y el sufrimiento de los vecinos. Si a los vecinos les explotan en Madrid, les insultan y les desprecian, qué más da si podemos hacernos ricos y aumentar nuestra fortuna. Este es el patriotismo de las élites venezolana, colombiana o mexicana. Es el patriotismo de Capriles, que llama al pueblo a levantarse en armas. A coger las armas, que ellos ya cogen los millones.

Los grupos mexicanos que se encuentran tras las nuevas inversiones son la familia Díaz Estrada, María Asunción Aramburuzabala, la mexicana más rica en 2019 según Forbes, que lidera el grupo Abilia, y el grupo Lasuto. Los Díaz-Estrada, por ejemplo, pusieron a la venta en 2019, pocos meses después del triunfo de AMLO, el emblemático edificio de la Puerta del Sol –centro histórico de Madrid– en el que se encuentra en régimen de alquiler la tienda más importante de Apple en España. Su precio de salida: 150 millones de euros. No es casualidad, por tanto, que cuando la cadena hotelera Hyatt decidió abrir un hotel en Madrid lo hiciera en un edificio propiedad de la familia Díaz Estrada.

Los millonarios latinoamericanos harían bien en invertir en sus propios países para, generando empleo y dinamizando la economía, seguir obteniendo beneficios. Lo que siempre es posible y en situación de crisis, más todavía. Pero entonces las cosas irían mejor para todos. Y mejor para todos es peor para ellos.


El problema no son los millonarios venezolanos sino los comunistas venezolanos.

El Sabio señala la Luna y el necio mira el dedo.


Tengo familia política que en los 90 regresó arruinada a España. Después de tener una próspera empresa en Caracas con más de 100 empleados.

Al marcharse de Venezuela, no pudieron ni vender la maquinaría que habían comprado durante décadas. Allí sigue oxidándose en un descampado.

Saludos,
 
Un país a tope de deuda, con la demografía hecha cosa, gobierno de cosa, oleada turística jovenlandesa, leyes pro-okupas, delincuencia en aumento, gente rica huyendo, y ellos vienen a invertir en propiedades de lujo en España.

Qué sabiondos, oye.

España es un pais que con dinero se vive de pilinguisima progenitora. El mejor diria
 
Publirreportaje para pillar a los últimos incautos, era cierto en 2017-18 ahora están intentando vender a toda prisa
 
Un país a tope de deuda, con la demografía hecha cosa, gobierno de cosa, oleada turística jovenlandesa, leyes pro-okupas, delincuencia en aumento, gente rica huyendo, y ellos vienen a invertir en propiedades de lujo en España.

Qué sabiondos, oye.

El a tope de deuda es la tendencia general, es que puede se endeuda y el que ademas puede imprimir pues pedal de impresora a fondo.

Cuando estas en el medio de todo es normal que ricos venga y otros se vayan, cada uno compara con lo que puede.

Lo único que no deberían permitir que uno se vaya rico y vuelva de pobre, porque el gente parasitaria como el rubius volverán cuando se les acabe el chollo, y vendran a absorber del resto sanidad, carreteras y demás. Paguiteros de alto standing.

Sin querer defender el sistema, creo que algunos generalizais demasiado y reducis las comparaciones a 5 o 6 paises.
 
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