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¿Milei o Sánchez?
Empezaré por confesar que no soy muy partidario de fantasías, modelo que un jefe de Estado vaya a otro país a un acto electoral de partido, creo que lo general debe primar sobre lo particular y lo …
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¿Milei o Sánchez?
Publicado el lunes, 20 May 2024 por Santiago González
Empezaré por confesar que no soy muy partidario de fantasías, modelo que un jefe de Estado vaya a otro país a un acto electoral de partido, creo que lo general debe primar sobre lo particular y lo institucional sobre lo partidario. Dicho lo cual es preciso reconocer que la visita de Milei y otros a Madrid ha sido un éxito rotundo para Abascal y Vox y ha asentado entre nuestros empresarios que Argentina es un buen país para invertir. Milei llenó a rebosar el Palacio de Vistalegre, (13.500 personas) mientras Sánchez lo calificaba de “uno de los líderes principales de la internacional ultraderechista” y la ministra jovenlandesant, -su cabeza es hermosa pero sin seso-, lo calificaba de defensor “de los regímenes fascistas”. El criterio de Sánchez, un líder que no puede pisar la calle y su ministra, solo era secundado por dos centenares de manifestantes. Milei tuvo un recado para él, al recordar que no lo felicitó por su gran triunfo electoral y luego, sin dar nombres, añadió: “Hay calaña que tiene a la mujer corrupta y se toma cinco días para pensar”. Era más de lo que Sánchez podía tolerar. Por eso salió el pobre Albares a eso de las seis y media a decir que ha llamado a consultas a la embajadora española en Buenos Aires ‘sine die’ y exige disculpas a Milei. Es un paripé de ruptura de relaciones sin ruptura de relaciones. De momento.
Mientras, el doctor y la catedrática están ocupados con asuntos de familia, por no hablar del hermano. También está ocupado Sabiniano Gómez, suegro y padre, respectivamente, amén de hospedero del amor. Que el amor sea venal, como el de sus saunas, o verdadero como el que alojó a Begoña y a Pedro en un piso que él tenía en Pozuelo es cuestión adjetiva y a mí en esto de las saunas me pasa un poco como con las supuestas irregularidades de la catedrática. No sabría yo decir si hay delito en ello. Doctores (estos sí) tiene la judicatura que lo sabrán enjuiciar, pero salvo que los efebos de Saunadán y establecimientos homólogos fueran víctimas de trata, menores de edad y estuvieran allí contra su voluntad, nada tengo que decir. Bueno sí, un poco. ¿Se imaginan ustedes hace diez años pensando que íbamos a tener de presidente al yerno de lo que en Chile llaman ‘un canaca’ o ‘cafiche’?
Al doctor habría que aplicarle el tratamiento que él prescribe o aplaude en casos ajenos. Recuerden sus palabras en la moción de censura: «Lo que hay en Europa son Gobiernos donde, como en Alemania, personas que han desempeñado responsabilidades ministeriales y se les ha descubierto que han plagiado una tesis, lo que han hecho ha sido dimitir». Él también la había plagiado, o por ser más rigurosos, se la habían plagiado, pero no estaba obligado a dimitir, porque, como diría Carmen alopécico, Pedro no era un ministro alemán.
Otro tanto ocurre con los hechos que censura. Durante su entrevista con Ferreras, Sánchez incurrió al describir lo que en su opinión era violencia: «violencia política es decir que ‘me gusta la fruta’ y que los medios lo aplaudan». Añadía nuestro héroe que “cuando se sepa (la verdad de Begoña), (y) se archive(n) estas cuestiones, el PP va a continuar en el ataque a mi pareja, yo lo tengo muy claro”. Aquí resplandece la alteridad del felón, imputar a otros lo que él perpetra en mayor grado que nadie. Lo que Ayuso masculló entre dientes en la tribuna de invitados fue, con toda probabilidad ‘me gusta la fruta’ y era en respuesta a lo que acababa de hacer Sánchez: acusarla de corrupción por el caso de su hermano que había sido archivado dos veces, por la Fiscalía Anticorrupción y por la Fiscalía Europea. Justo lo que hacía él al acusar al PP de que seguirá atacando a la catedrática cuando la justicia lo archive, asunto que está por verse. Que la justicia lo archive, quiero decir. De momento y en espera de la ruptura (o no) de las relaciones, no descarten que sea un gesto electoral para las europeas.