Religión: Mies van der Rohe era catalán

Eric Finch

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Mies van der Rohe era catalán | El blog de Santiago González

Mies van der Rohe era catalán

Publicado en Viernes, 18 octubre 2013

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La Vanguardia publica hoy esta foto del acto de los empresarios catalanes que fue boicoteado por Artur Mas, que no aceptó la posición que en el mismo iba a tener Soraya Sáenza de Santamaría en tanto que presidenta en funciones, por viaje del titular a la Cumbre Panamericana. Hay otra foto en la portada del segundo periódico de Barcelona, en la que la silla vacía está ocupada por el conseller Felip Puig, asistente delegado de Mas por razones protocolarias http://www.elperiodico.com/es/noticias/politica/mas-planta-soraya-portada-periodico-catalunya-2759551.

El asunto en sí sería perfectamente irrelevante, si no fuera porque el protocolo es la principal razón de ser de los nacionalismos. En días pasados hemos visto cómo una cuestión protocolaria (donde manda lehendakari no cabe saludo en video de alcalde donostiarra) estuvo a punto de privar a la fiesta de conmemoración de la Casa Vasca en Nueva York, de la presencia de Urkullu, en un acto que, después de todo, pagaba él, aunque fuera con el dinero de todos los españoles.

Al ver la otra foto, la de Puig sentado en el lugar que correspondía a Mas, me pareció que la representación de la Comunidad Autónoma había ganado con el cambio. Entiéndanme, no es que Puig sea Churchill o Adenauer; es que por comparación, cualquiera se viene a más. Por eso me pareció que era más pertinente esta foto, la de la silla vacía, que es donde de verdad se ve la ganancia. En 1945, tras la derrota del nazismo, a la que Churchill había colaborado con tanta eficacia y entereza, el electorado británico lo mandó a su casa, eligiendo primer ministro al laborista Clement Atlee. El derrotado ajustició al irrelevante vencedor con una frase lapidaria: “Frente al número 10 de Downing Street para un taxi vacío y de él sale Clement Atlee”.

Jamás estuvo mejor representada la presidencia actual de la Generalitat que en esta foto, contra lo que pretendía su honorable titular. Es ahora cuando cobra todo su sentido el lema con el que el gran arquitecto alemán, Mies van der Rohe, proclamó el minimalismo: “Menos es Mas”. Mi querido Parmenio sacaba una conclusión pertinente del plante:

“La huida del señor Mas de la entrega de los premios de Foment ante la presencia de la señora Sáenz de Santamaría demuestra lo obvio, que la simple voluntad del Gobierno de existir en Cataluña es suficiente para poner en fuga al travestismo regional. Voluntad, don Mariano, voluntad.”​

No se descarta que el president, deslumbrado por esa mejora de su imagen reflejada en la foto, haya encargado al historiador de la cuarta dimensión, Jordi Bilbeny, un estudio para demostrar que Mies van der Rohe era catalán.
 
Y Einstein era de Mollerusa, en realitat se llamaba Oriol Eins Tein, y los hermanos Marx eran de Igualada nacidos de una tal Neus, panadera/fornera ella en si misma y los hermanos pinzones de Barna capital, pero de la capital , capital, res del extra radiu, y continuaría pero me se quema el all i pebre, catalan tambe por supost.
 
El ayuntamiento de Barcelona ha vetado la foto del torero Padilla en las banderolas que anunciarán el World Press Photo. A mí me ha extrañado mucho esta decisión de la ciudad antitaurina por excelencia.



Al fin y al cabo se trata de un torero tuerto. Es decir. Como si hubiesen puesto la radiografía de un pulmón canceroso para mostrar los peligros del fumar. Algo completamente procedente. Salvo. Siempre hay un salvo... Que uno piense con la profundidad requerida. Porque lo que realmente sería pedagógico para los antitaurinos es mostrar la foto de un toro tuerto. Eso sí que es estropeado.

Los destrozos del nacionalismo, y el principal su insoportable cursilería, su melifluo modo de ser y estar, no se han apreciado en ningún otro lugar como en Barcelona. Han bastado dos años para apagar el brillo de la ciudad gobernada por el espléndido diseño socialista --aunque hay que reconocer que en los últimos años aquella tensa manera de comunicarse desvarió con demasiada frecuencia hacia formas disneylándicas. Pero la ciudad del alcalde Trias va emergiendo como literalmente espantosa y solo hay que remitirse, un ejemplo entre mil, a esas banderolas Viure/Lliure (Vivir/Libre) que cuelgan de sus farolas, y que evocan la idílica vida de 1714, avant la lettre.

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Hasta qué punto semejante iconografía no estará actuando sobre el cerebro catalanufo (de catalán y magufo) lo detalla con prodigiosa nitidez la pregunta que un payo le hizo el otro día, en público y solemne, a Pujol:

--Presidente, ¿la Europa de 1714 era mejor o peor que la de ahora?

La ciudad del diseño inteligente.

1714: diario del año de la peste
 
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