“Miento” global: La increíble manipulación de las temperaturas

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26 Oct 2016
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Cuando las generaciones futuras miren hacia atrás y lean sobre el miedo que causó el calentamiento global del planeta, lo que realmente les causará sorpresa no será la enorme campaña mediática y política al respecto, sino la increíble manipulación de los registros de temperatura oficiales, sobre los que en definitiva se basa toda esta oleada de pánico y que fueron sistemáticamente “ajustados” y manipulados para mostrar que la Tierra se estaba calentando mucho más de lo que los datos reales mostraban.
Para empezar, hay una cosa que debemos saber.

Gráfico con los datos manipulados
La creencia en el calentamiento global se ha basado por completo en cinco registros de datos oficiales: tres de ellos se basan en mediciones realizadas en la superficie de la Tierra, datos compilados por el Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS), por la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de Estados Unidos (NOAA) y por la Unidad de Investigación Climática de la Universidad de East Anglia, trabajando conjuntamente con el Centro Hadley para la Predicción del Clima, que forma parte de la Oficina Meteorológica del Reino Unido.
Los otros dos registros derivan de las mediciones realizadas por satélites, y luego compilados por los Sistemas de Teledetección (RSS) en California y la Universidad de Alabama, en Huntsville (UAH).
En los últimos años, estas dos formas tan diferentes de medir y recopilar la temperatura global han mostrado resultados muy diversos entre sí: el registro de superficie ha mostrado una tendencia creciente de temperaturas. Sin embargo, el RSS y el UAH por su parte no han registrado ningún cambio significativo en las tendencias de temperatura en los últimos 18 años.
Los tres registros de superficie son dirigidos por apasionados creyentes en el calentamiento global causado por el hombre y lo más sorprendente es que, de hecho, obtienen la mayor parte de sus datos de temperaturas de superficie de la tierra de una sola y única fuente. Esa fuente es el Global Historical Climate Network del gobierno estadounidense (GHCN), administrado por el NOAA de los EE.UU., que depende del Departamento de Comercio de Estados Unidos.

Gráfico con los datos reales
Hay dos aspectos en todo este sistema de medición de temperaturas de superficie que durante mucho tiempo ha preocupado a un creciente número de estadísticos, meteorólogos y expertos bloggers del mundo de la ciencia. Uno de estos aspectos, es que la red de estaciones que supuestamente cubre toda la superficie del planeta y de la que extrae sus datos GHCN es realmente precaria. Hasta el 80% de la superficie de la Tierra no está cubierta de forma fiable por estaciones de medición.
De hecho, desde 1990, el número de estaciones de registro en superficie se ha reducido a la mitad, pasando de 12.000 a menos de 6.000 y la mayoría de ellas se sitúan en zonas urbanas o lugares donde los estudios han demostrado que gracias al “efecto de isla de calor urbano”, las lecturas pueden ofrecer registros de hasta 2 grados centígrados más que en aquellas zonas rurales en las que se han eliminado estaciones de registro de datos.
Para llenar estos enormes vacíos en recopilación de datos, se ha recurrido a recreaciones informatizadas para simular las temperaturas en las zonas no cubiertas, de manera que las temperaturas más altas registradas por las estaciones urbanas conducen a una previsión de temperaturas más elevadas en aquellas zonas donde realmente no se han registrado las temperaturas, contribuyendo con ello, a la creencia de un calentamiento global.
Pero aún resulta más preocupante la evidencia de que incluso estos datos extrapolados, se han sometido a nuevos “ajustes” para aún aumentar más el registro de temperaturas, de forma artificial.
Los investigadores asiduos han desenterrado un sin número de ejemplos en todo el mundo, desde los EE.UU. y Rusia a Australia y Nueva Zelanda.
En Australia, un enfriamiento de 1 grado centígrado producido durante los últimos 80 años, se convirtió mediante la manipulación de los datos, en una tendencia al calentamiento de 2,3 grados. En Nueva Zelanda, se produjo un escándalo académico cuando los datos que mostraban que entre 1850 y 1998 no se producían cambios significativos, fueron “ajustados” para mostrar una tendencia al calentamiento de 0,9 grados por siglo.
Uno de los ejemplos de manipulación más descarados y comprobables nos los muestra Paul Homewood. Quien, en su blog Notalotofpeopleknowthat, Homewood, se dedicó a comprobar las gráficas de temperatura publicadas oficialmente y referentes a tres estaciones meteorológicas en Paraguay, comparándolas con las temperaturas que originalmente se habían registrado en el lugar. Homewood se centró en esas estaciones paraguayas porque entre 1950 y 2014, según datos del GISS, habían registrado un aumento de temperatura particularmente elevado de más de 1.5 grados Centígrados: el doble del aumento global aceptado para el conjunto del siglo XX.
Sin embargo, en cada caso, Homewood pudo comprobar como la tendencia mostrada por 60 años de datos reales se había invertido drásticamente de modo artificial, de modo que lo que en realidad era una tendencia hacia el enfriamiento, fue reescrito para tras*formarse en una tendencia que mostraba un calentamiento muy marcado.
Esto es solo uno de los muchos ejemplos de una larga práctica reconocida por observadores expertos de todo el mundo y que plantea grandes interrogantes sobre los registros oficiales de temperatura en la superficie del planeta.
Homewood no se limitó a verificar los datos de las estaciones paraguayas, sino que se dedicó a repasar los de otras estaciones meteorológicas de América del Sur, encontrándose con los mismos ajustes sospechosos en el mismo sentido, es decir, en el de reescribir las temperaturas originalmente tomadas en los registros y cambiarlas por temperaturas más altas.
El primer reajuste de las temperaturas fue realizado por el GHCN, que es una base de datos de varios registros climatológicos de todo el mundo. Posteriormente, esos
“reajustes” o manipulaciones de los datos, fueron amplificados por dos de los principales registros oficiales de temperaturas de superficie, el Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS) y el Centro Nacional de Datos Climáticos (CNDC), que utilizan las supuestas tendencias de calentamiento para estimar la evolución de las temperaturas en las amplias regiones de la tierra donde no se toman mediciones. stos son los registros de datos que al final los científicos y los políticos usan para fundamentar su creencia en el “calentamiento global”.
Homewood también ha demostrado las manipulaciones de la temperatura en las estaciones meteorológicas de gran parte del Ártico, entre los 51 grados oeste en Canadá y el corazón de Siberia, a 87 grados Este. Homewood demostró que la fusión del hielo del ártico, no es causada por el aumento de las temperaturas globales en absoluto, sino por los cambios en las corrientes atlánticas que impulsan agua más caliente hacia esa zona.
Lo que resulta extremadamente grave en todo este asunto es la forma en que esta manipulación al por mayor de los datos oficiales de temperatura, algo perpetrado por el GHCN y el GISS por razones aún no explicadas, se ha convertido en una enorme manipulación científica y en el que empieza a ser el mayor escándalo científico de todos los tiempos.

Gráfico con los datos reales
Si el mundo científico es capaz de perpetrar manipulaciones de este tipo por intereses que aún desconocemos, ¿cómo y por qué deberíamos seguir confiando en ellos?
Así pues, cuando en las noticias de la tele, alguno de esos pseudo-periodistas que se dedican a repetir las instrucciones como loros, os digan que el calentamiento global es “la mayor amenaza que enfrenta la humanidad”, pensad en cómo se están manipulando los datos para vendernos, una vez más, una gran y enorme mentira.
¿Alguna vez nos dirán la verdad sobre algo?
Fuentes:
 
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