Miembros del PP: "El ambiente es depresivo..."después del ridículo de hoy, o cambia Feijóo o está muerto"

Vlad_Empalador

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Una mañana de cuchillos largos en el 'gallinero' de la bancada del PP: "Después del ridículo de hoy, o cambia Feijóo o está muerto"
Varios diputados relataron ayer el ambiente de depresión que se vivió en el grupo parlamentario del PP tras el pacto de Sánchez y la ruptura de Vox con el PP

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https://www.edatv.news/autor/2140725/javier-negre
Viernes, 18 Agosto 2023, 02:49
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La realidad actual en el PP no tiene nada que ver con la imagen que acompaña a este artículo de los aplausos impostados que le dedicaron los diputados del PP a Alberto Núñez Feijóo a su llegada al hemiciclo cuando ya sabían que Pedro Sánchez había llegado a un acuerdo para controlar la Mesa. De haber sabido en ese momento que Vox no apoyaría a sus candidatos algunos de ellos ni habrían aplaudido. Ésta es la historia real de lo que se coció ayer en las filas menos nobles de la bancada del PP entre los diputados que menos le deben a la dirección nacional y que son conocedores de los obstáculos que ha puesto Génova a sus jefes territoriales en sus pactos con Vox. También entre los veteranos que manifestaron su enfado por haber sido mandados al gallinero cuando hace años andaban en zona de primera plana.
Los rostros de los diputados del PP eran sonrientes pasadas las nueve de la mañana cuando comenzaron a aparecer en los pasillos del Congreso como si fuese el primer día del cole. Selfies, fotos en grupo, bronceados de las playas del sur de España y un ambiente de optimismo brutal. Alguien les había dicho que ERC iba a dejar tirado a Sánchez en la votación de la Mesa del Congreso, que el PNV podía darle un susto de última hora a Sánchez por una jugada maestra del equipo de Feijóo (vetar a Vox en la mesa del Congreso para convencer a los nacionalistas) y que lo de Coalición Canaria estaba hecho. La realidad es que les habían vendido, una vez más, mercancía averiada desde Génova como se hizo en el road trip de los dirigentes de Génova en la última semana de la campaña. Los fontaneros de los territorios, con casas de sondeos más conocedoras del terreno, no se creían los datos de GAD3 que manejaban con orgullo los hombres de Feijóo. Ya se conocía a esa hora que Junts tenía un acuerdo cerrado con Sánchez, pero aún así reinaba el optimismo. "Hay partido", insistían algunos diputados que aseguraban tener buenas noticias de la sede nacional. Nada más lejos de la realidad. Mientras tanto Yolanda Díaz acompañada de su jefa de gabinete aparecía por los pasillos del Congreso sonriente. El secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallés, y el dircom de Ferraz, Ion Antolin, aparecían triunfantes en los aledaños del hemiciclo e incluso este último se mostraba cortés con EDATV. Algo siempre de agradecer para un partido que ha vetado sistemáticamente a este medio durante la pasada legislatura.
Los altos dirigentes de Génova fueron de los últimos en aparecer. Antes veteranos diputados del PP, que habían tenido larga trayectoria en el PP y que habían ocupado posiciones de relumbrón en el Congreso y Senado, no dudaban en quejarse porque alguien del PP se había olvidado de reservarles los asientos en las tres primeras filas de la bancada del PP. La del tiro de cámara en la que ansían estar todos los representantes políticos para evidenciar su cercanía con el líder. Pasa en todos los partidos. Vox si había organizado bien la disposición de los asientos por la jerarquía y no hubo quejas. "No entiendo qué shishi hago en el gallinero", "Esto es un caos. Aquí nadie ha organizado nada", fueron algunas de las quejas que se pudieron escuchar.
Estos representantes estaban más preocupados por figurar en una posición de relumbrón que en las negociaciones de lo que pasaría poco después en la Mesa del Congreso. Una votación que abriría la primera crisis interna de Feijóo desde su llegada tras la caída en desgracia de Pablo Casado, entre otras razones, por su presión y la de otros barones descontentos por sus ataques a Isabel Díaz Ayuso y su forma de gestionar su relación con Vox.
Mientras los diputados del PP posteaban sus selfies en su Instagram en tiempo real en la sala de prensa del Congreso Gabriel Rufián avanzaba su acuerdo con el PSOE para apoyar la presidencia de Francina Armengol. Aquello caía como un jarro de agua fría en la bancada del PP. Una bofetada de realidad que hacía arder los grupos de whatsapp. El ambiente comenzó a enrarecerse. Algunos diputados salieron al pasillo con el rostro desencajado. Minutos antes de las diez de la mañana, hora de comienzo de la sesión, entraba con semblante serio el coordinador general del PP, Elías Bendodo, a quien Feijóo reprochó no haberse enterado del pacto exprés de Carlos Mazón con Vox en la Comunidad Valenciana y el fracaso de la campaña por la mala gestión de los sondeos. Una posición de debilidad aprovechada por el otro gallo del corral popular, Miguel Tellado, quien ahora domina internamente el partido teniendo en cuenta el carácter figurativo de la secretaría general de Cuca Gamarra en términos de poder orgánico. Ésta hacía acto de presencia con Feijóo poco antes de las diez de la mañana en compañía de Guillermo Mariscal y de Mar Sánchez, persona de la máxima confianza del líder del PP y ahora diputada. Todos forzaban sonrisa y Feijóo entró sorprendido por el corte de pelo del periodista que le sacó el titular contra Vox que iniciaría su semana horribilis en la recta final de la campaña. Es algo típico del líder del PP sacar temas banales cuando se está jugando algo importante para reducir la tensión. Lo cierto es que ya sabía que el PSOE lo tenía hecho con el independentusmo y el PNV a pesar de sus esfuerzos por vetar a Vox de la Mesa del Congreso para atraerse la gracia de unos nacionalistas convencidos de que no pueden dejar a Bildu como socios preferentes del PSOE cuando en unos meses necesitarán su apoyo para gobernar. Si no, Sánchez dará la Lehendakaritza a Bildu. Y en el PNV lo tienen claro, según aclaran fuentes jeltzales a EDATV.
Lo que no sabía en ese momento Feijóo es que Vox no apoyaría ni a sus candidatos y que la decisión de Abascal, cansado de sus menosprecios, de apoyar a su propio candidato dejaría noqueado a Feijóo de cara a pedirle al rey Felipe VI apoyo para que le encomiende su investidura. No sabía que iba a quedar desnudo. Fuentes del PP aclaran que el presidente del PP se enteró en el mismo momento de la votación de Vox porque sus negociadores con Vox no le habian avisado. La realidad, informan fuentes de Vox, es que los populares no les cogieron el teléfono. Querían pactar su apoyo a los candidatos del PP a cambio de un puesto en la Mesa al ser tercera fuerza parlamentaria del país y haberles dado Gobiernos casi gratis en comunidades como Baleares. No hubo forma.
Los estrategas del PP pensaban que ninguneando a Vox no iban a tener ninguna consecuencia y vaya si la tuvo. Las caras de Cuca Gamarra y Feijóo lo decían todo en el momento en el que el "emperador gallego y su corte", como algunos diputados y barones les llaman a él y a su núcleo duro gallego quedaban desnudos. A ojos de toda España. Y también delante de sus diputados que comenzaban a cruzarse whastapps con sus allegados. El ambiente tóxico llegó a la bancada del PP. El mal rollo. "Esto es un puñetero desastre. ¿Quién habrá tenido la genial idea para dejar a Alberto en ridículo", "Abascal nos ha dejado con el ojo ciego al aire y creo que nos lo merecemos", "Después del ridículo de hoy...o cambia Feijóo está muerto. A ver cómo nos sobreponemos de esto. Ha sido todo un despropósito", son algunos de los whatsapps que este medio ha podido leer y conversaciones que ha podido tener con representantes del PP en la Cámara Baja.
Los parlamentarios incondicionales de Gamarra también manifestaban su enfado porque Feijóo la hubiese quemado ayer sin tener los números. "Cuca no se merecía esto. Es una trabajadora nata. Está bien que no cuentes con ella en su equipo directivo, pero exponerla a una situación así con lo que ha trabajado y habiendo sido clave para su llegada a Génova no es justo", nos contaba una de sus leales. Gamarra sintió el cariño de mucha gente y al término de la sesión se la pudo ver en un restaurante colindante donde estaba también Armengol celebrando la presidencia del Congreso con sus asesores baleares.
Durante toda la mañana los fontaneros de Génova se afanaban en los pasillos del Congreso por tirar de argumentario y seguir echándole la culpa a Vox, incluso a los pactos del PP en la Comunidad Valenciana o Extremadura. "Nosotros después de Valencia y Extremadura, donde no debimos de pactar de esa forma con Vox, teníamos que demostrarle hoy al PNV que no somos socios con tal de que nos apoyen en la invesidura. No podemos ser ante ellos un bloque monolítico. Es la única opción que nos queda. Y Vox no se puede quejar de que le hayamos dejado fuera cuando no nos quieren dar el Gobierno de Murcia", aseguraba un asesor de Feijóo con la cara de asombro de periodistas bien informados que sabían el no rotundo del PNV a la investidura del presidente de PP. Éste abandonaba el hemiciclo con el rostro serio sin apenas intercambiar palabra con nadie.
Sus diputados se apresuraron en abandonar en el hemiciclo para no perder sus tras*portes a sus destinos de vacaciones con los grupos de whatsapp echando humo. "Esta tarde va a ser movida", nos avanzaba uno de ellos a la salida. Y vaya si lo fue. Génova convocó de urgencia un comité de dirección para analizar la actual situación y definiir estrategia. Una reunión muy tensa donde hubo cruce de reproches, según fuentes bien informadas, entre fontaneros del PP y dirigentes. La jefa de gabinete del PP, Marta Varela, sacó el látigo y sacó cuentas pendientes de la campaña. Es una persona muy temida dentro del PP. En quien más confia junto a Mar Sánchez Feijóo. Su equipo le convenció de que la mejor idea es convocar un congreso exprés para dinamitar cualquier tipo de rebelión interna. Mientras tanto aquéllos barones del PP que hicieron sus deberes y pactaron con Vox como les pidió su electorado observaban la primera gran crisis interna del PP desde la distancia. Algunos incluso a miles de kilómetros. Serán a partir de ahora quienes decidan el futuro de Feijóo con poder y recursos económicos. Tal y como vivió Casado. "Está probando de su propia medicina Alberto. Ahora no va a tener una Ayuso, va a tener seis a los que ha tratado de liar en sus negociaciones", resumía ayer a este medio un antiguo colaborador del ex presidente del PP.
 
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