Miedo y ardor de estomago en la burocracia.

Tenia que ir a hacer unos papeleos... Por supuesto voy tarde, no muy tarde pero salgo de casa a eso de las once de la mañana. Lo de siempre: me paso la mañana preparándolos pese a que podría haberlos preparado el domingo o incluso antes. Pero ñeeee la procastinación y lo demás.

Salgo y hace un día esplendido, claro; recordemos: son las once de la mañana de un tres de marzo, no tiene porque hacer mal tiempo. El autobús llega justo quince minutos después de mi llegada a la parada. ¡Hoy es mi día!.

Subo al bus y todo el mundo tosiendo, incluso toses mocosas. poco agradable. En esos momentos me lamento de no llevar ni una perversos bufanda. ¡Hacia buen día! ¿Porque la iría a llevar? También podría haber ido con mascara antipolvo FP3; que la tengo, guantes de vinilo (¡Solo un par! pero los tengo), gafas de protección para proyección de partículas y caperuza de licra. ¡Pero no! ¡A PELITO!

La paranoia no se llega a intensificar puesto que son solo tres paradas.

Mimimimi. Los royalties de @querido líder no se gastan solos, minduguis.
El caso es que me bajo muy aliviado. La parada estaba en una zona sombreada por edificios haciendo que el viento fuera mas fresco: todo un cantar de las valkirias.
Llego a la puerta del edificio y por suerte estaba entre-abierta permitiéndome empujarla con el antebrazo para entrar.

Una vez dentro me encuentro un mostrador de información previa a mi derecha y mas allá, en el recodo: un técnico en control de accesos con su correspondiente uniforme. Mas alto que yo pero no muy imponente, le note algo en la voz, no me fijé muy bien.
La JOSEFINA del mostrador me pregunta a que vengo, se lo digo.

Me quedo *tó empranoiao* con tocar esa pantalla táctil.

¡cosa! Tengo que coger el tiquet con la mano siendo que en el bus he ido jugando con la espalda y los hombros para no tocar nada. No es que este hombre en concreto me de ardor de estomago: ¡Pero jorobar! hay cobi19. Se podrían inventar otro sistema. Este año es el cobi19, otros: la aviar, la porcina o su querida progenitora; todos los años gripe común. Todo el mundo lleva smartphones. ¿No podrían poner un sistema de logging por bluetooth o wifi? ¡Por el amor de Dios! ¿Hasta que no muramos todos no pararan?
Lo tomo muy a mi pesar.


¡Tócate el shishi¡ Me paso horas buscando el documento de petición de platanos en vinagre, rellenándolo, buscando datos en recónditos lugares, imprimiendo a todo tonalidad con mi impresora personal y hago tres versiones diferentes con ligeras diferencias por que esto de la burocracia ya se sabe y ahora resulta que no sabe para que es esa marca de agua en un documento que ofrece en su web la institución que alimenta a sus hijos.

*Güeno pos ná* espero mi turno con un cultivo de patógenos en la mano. Por suerte la cosa va rápido. Apenas tengo que esperar unos minutos y el jovenlandes que espera conmigo esta a varias sillas de distancia. Tendría huevones que el medico me diagnosticara cobi19 y por cuestiones de trazabilidad tuviera que reconocerle que he estado en contacto con un jovenlandés. En lugar de en cuarentena me arroja donde el llanto y el crepitar de dientes. ¡Con razón!

Me aparece el turno en pantalla que para lo poco que tardó se podrían haber ahorrado ponerme esa herrumbre biológica en la mano. No estamos hablando de un absoluto despropósito obviamente pero es de sentido común no loggear informaticamente las peticiones de entrevista cuando no hay acumulación. Doy por hecho que estamos todos de acuerdo.

Me atiende un *JOSEMANUÉ* con una cinta rojigualda en el teclado y una pulsera del equipo local en la muñeca. Nada en contra de estos símbolos. Pero la pedida de mano en el islam es mediante pulsera y no anillo. Esta sumisión a algo tan *naif* como una sociedad privada con fines económico me resulta absolutamente reprochable. Muchos pensaran que esto es preferible a una *CHARO* pero lo cierto es que la misma rendirá capitulaciones simbólicas como mucho a un feminismo salchichero y cartonero que no me negareis que es mucho mas digno poniéndonos en las botas de la misma.

Resulta que para la gestión no requería mas que de enseñar el DNI. Tiempo perdido preparando los formularios. ¡Como si mi tiempo fuera barato! ¡O me regalaran el toner! Consigo el documento y se lo exijo por duplicado para poder ir directamente al otro *lao* sin volver a casa a fotocopiar. Va el lumbrera y vuelve a introducir mis datos a mano en lugar de hacer una simple fotocopia. Todo por no levantarse. Si me lees te agradezco el duplicado, maquinote.

Me voy *tó fresh* de ahí cogiendo el mismo bus hasta la rotonda del *shishi de la Bernarda*. Una vez en el bus la cosa no es tan *fresh*, mas bien todo lo contrario: una sinfonía dantesca que perfectamente podría ser a lo que se refiere la alegoría de las trompetas del apocalipsis. Combinación de toses secas de no fumadores con el sonido del moco golpeando en el paladar desde la garganta.

Cuando salgo de ese contenedor de fin estoy ya aterrorizado. Doy unas vueltas por la zona buscando carteles. Me encuentro con la delegación de Hacienda y pego media vuelta de un respingo. Contra mas me aleje del sanedrín vampirico mas seguro estare. Me encuentro un grupo de cortesanaflautas. Acompañadas de varios canes (ni otros hippies, ni votantes de ciudadanos). Les pregunto por lo que voy buscando: la vetanilla unica de la comunidad autonoma. A una distancia prudencial por supuesto: ya no por el cobi19 si no por el shishivirus. Me viogenizan, me hachacan una parternidad, me ponen un agravante de odia, denuncia por derecho al honor, denuncia por derecho a la propia imagen, una queja a su psiquiatra, una entrada en la ficha del CNI por terrorista incel, una queja a su lider espiritual, una denuncia por agresión sensual, otra por acoso y un corro de la patata en B'nai Brith antes de tocar el suelo. Me contesta la unica presumiblemente heterosexual que iba escoltada por tres marimachos, uno de ellos parecido a Danny DeVito.


Recientemente me entere de que me dio una respuesta de quirúrgica certeza. Esta genial esto de tener futuras *CHAROS* burócratas dispuestas a orientarte. ¿Porque habra tantos observatorios feministas? Señalar que la susodicha era una post chortincita delgada y absolutamente *stuning*, apuesto que con unos pechitos perfectamente respingones con sus aureolitas rosas, culito suave sin un solo poro contaminado por *estafilococo aéreo* y un cachopín bajo en pavo con dilatación moderada. Eso sí: pie tarantiniano. Como el de Margaret Qualey en *Erase una vez...*: una cosas es ser fina y femenina, otra perder el tiempo cumpliendo fetiches machunos; la que es *jipi es jipi*. Obviamente no tengo la vista bionica de *CHUPERMEN* pero uno es un humilde aficionado a la fisionomía y con ver la cara y un golpe de vista al cuerpo de una mujer sé como es su desnudez.


Una vez dentro tuerzo a la izquierda por un pasillo ensortijado *paco* en un pobre intento de procerismo que resulta en un leve aullido contenido. Lo primero que me encuentro es cartelería feminista, no resulta sorpresivo: me asustare el día que me encuentre arengas anti-abortistas. ¡Ese día ME-CA-GO! Traspasando una puerta de doble hoja abierta me encuentro con una gran sala sin ningún otro peticionario de miradas de desprecio e indolencia.
La primera división a la izquierda: un mostrador, encima de este un cartelon con el rezo *recepción* y en medio asoman *JOSEMANUÉ* escoltado por *MAPI* y *PILI*.

Les pregunto donde es esto de la ventanilla única.

Me manda probar con su compañera.

Me acerco a ese cubículo. Su escritorio (triple, ojito) está encima de una tarima no me queda claro si tengo que subirme para acercarme o esperar que me diga algo. Pasan unos segundos en vano.


Le digo que *patatin patatón*.

Le digo el nombre de la institución.


Vale, esto es culpa mía debí darme cuenta que en la documentación no constaba la dirección.

Después de poner vocecita suplicando como cuando una quinceañera cuando pide un cigarrillo: accede.

Que conste que nunca accedo a sus peticiones disolutas; en sustitución les brindo una corta charla sobre cáncer de pulmón, cardiopatias y distracciones al volante.

Salgo tan contento de ese atrapa-almas cuando en la parada del bus me doy cuenta que en mi copia ha puesto una pegatina con el rezo *registro de -comunidad autónoma- SANIDAD*

**¡JA ME MATEN! ¡PORCA MISERIA!**

Es tarde y da *tol lache* volver. Ya reare los papeles he ire mañana al otro sitio que me han indicado.

En la vuelta en bus otra vez sinfonía madmaxista y encima me pide el asiento de al lado un hombre con manchas rojas en la piel estilo borrelia. Recuerdo que los bicheros tienden a ser contenedores de todo tipo de dolencias contagiosas y pido el teletransporte mentalmente.

Tras permitirle pasar al otro asiento no vuelvo a tomar el mio si no que me intento alejar hacia la parte trasera del bus. Una chica joven (no voy a narrar su aspecto, me da pereza) me bloquea el pasillo. Le hago un gesto indicándole que se retire al posterior del autobús. Lo entiende y accede. Una vez se ensancha el pasillo por el umbral de una de las salidas deja de caminar permitiendo que la adelante. Así lo hago. Una vez estoy posicionado en lugar ligeramente mas seguro (NO, recordemos la sinfonía: continua) la observo: a vuelto a donde estaba antes, mas cerca del *pulgas*. ¿Estas chicas las hacen tan progres que resultan lesivamente sencillas?

Es tal la sinfonía que me veo obligado a bajar antes y continuar caminando. Me bajo antes de la altura de la segunda ida de autobus, figuraros el mal rato que pasé.

Me espero a la serie.