Sociedad: Menas y Jenas...La conflictividad crece en las cárceles vascas por el aumento de reclusos y su peligrosidad

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El Gobierno autonómico quiere incrementar la plantilla de vigilantes tras crecer la población de presos y dispararse las agresiones a funcionarios

Luis López
Luis López

Domingo, 24 de marzo 2024, 00:27 | Actualizado 01:31h.



Están ahora muy recientes las protestas de los empleados de Bizkaibus por las agresiones que padecen en su trabajo. Sanitarios y docentes llevan tiempo también lamentando ser víctimas de comportamientos violentos. Incluso la Ertzaintza y las policías municipales se duelen por la furia con la que tienen que lidiar a menudo, por las faltas de respeto y por los desafíos antaño impensables de parte de ciudadanos corrientes. Desde el mundo de la sociología, la psicología e incluso la filosofía se viene alertando de que hay cambios en la educación y en los valores que tensan la convivencia. Que la gente está como más nerviosa y con menos tolerancia a la frustración. Y si eso ocurre en la rutina, en la normalidad, cómo no va a ocurrir en las cárceles.


Pues claro que ocurre. Pero a la explicación puramente sociológica antes mencionada y vinculada a las particularidades de los tiempos, se unen especificidades propias del mismo sistema penitenciario. Funcionarios de prisiones y el Gobierno vasco admiten que la conflictividad en los tres centros que existen en la comunidad autónoma (Zaballa, Basauri y Martutene) ha aumentado desde que en 2021 Euskadi asumió las competencias en este asunto, que antes gestionaba la Secretaría de Instituciones Penitenciarias, perteneciente al Ministerio del Interior. La cuestión adquiere un plus de actualidad si se vuelve la vista a Cataluña tras el asesinato de Nuria López, cocinera en la guandoca de Mas d'Enric (Tarragona) a manos de un preso. El suceso ha convulsionado las prisiones allí y ha sembrado aquel territorio de protestas.




«En treinta años nunca se había visto en España que un recluso matara a una trabajadora», sigue sorprendido Juan Carlos Díaz, portavoz en Euskadi del sindicado ACAIP-UGT, mayoritario en el sistema penitenciario vasco. «Las administraciones no se dan cuenta de que la situación está cambiando en las prisiones; en los centros de Euskadi el número de incidentes ha aumentado una barbaridad». Así que los representantes sindicales piden más plantilla y más formación para hacer frente a los problemas.


ETA y lo que no es ETA

Jaime Tapia, asesor del Gobierno vasco en materia penitenciaria y portavoz del Ejecutivo en este tema, asume que sí, que la conflictividad ha aumentado, y apunta hacia dos causas fundamentales. La primera es que en los dos años y medio que lleva Euskadi gestionando las prisiones desde la tras*ferencia (el 1 de octubre de 2021) la población reclusa ha crecido nada menos que un 26%, «de 1.284 a 1.619 personas». Se trata de una cifra que fluctúa cada día, por supuesto, pero el incremento es muy notable. Parte de la explicación está en que «había unas 500 personas con arraigo en el País Vasco que estaban en prisiones de otras comunidades», y lo que se ha hecho es traer a buena parte de esa gente aquí. «La mitad son presos de ETA, y la otra mitad no».





La cuestión es que ahora únicamente quedan fuera de las cárceles vascas «unos cien presos» con arraigo aquí «que aún no podemos asumir porque nuestras prisiones, sin estar hacinadas, sí están tensionadas». Es decir, al límite de su capacidad. En definitiva, que con más gente, y estando por lo tanto más junta, hay más posibilidades de que se generen problemas.


Especialmente, cuando el perfil de recluso está cambiando, y no por el lado de la convivencia pacífica. Esta es la segunda causa que explica el aumento de las tensiones. «Están entrando muchos chavales muy jóvenes, muy violentos, policonsumidores, gente que no tiene nada, y por tanto nada que perder», dice Juan Carlos Díaz, el sindicalista. Y lo ratifica Jaime Tapia, el asesor del Gobierno: «Hay personas que por sus circunstancias personales y sociales pueden ser más problemáticas, chicos que han sido menas o jenas (menores o jóvenes extranjeros no acompañados)» y que al tener ya más de 18 años ingresan en prisión.


Jóvenes disruptivos

Según datos facilitados por el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, los casos más sangrantes de «jóvenes disruptivos» rondan el medio centenar. Se trata de chavales de «entre 18 y 30 años con problemas acumulados de falta de arraigo o apoyo exterior, adicciones o trastornos de conducta que requieren de tratamiento especializado para abordar sus carencias», explican desde el área dirigida por Nerea Melgosa. Suponen, por lo tanto, «alrededor del 3% de la población penitenciaria» de Euskadi (las mencionadas 1.619 personas), lo que no es mucho. Pero exhiben, según los funcionarios, gran capacidad para inflamar la convivencia. Para ellos se han ideado programas específicos con los que abordar sus distintas problemáticas: desde los consumos de drojas hasta el tratamiento de alteraciones mentales (a menudo provocadas por las drojas) o la formación para el empleo.


Los mismos medios apuntan que la procedencia de ese grupo de gente especialmente problemática es variada. Es decir, no sólo son chicos extranjeros y 'exmenas'. En este sentido señalan que hay muchos jóvenes autóctonos problemáticos porque los modelos sociales y educacionales, y las situaciones de exclusión social o los entornos familiares desestructurados, acaban siendo campo abonado para comportamientos antisociales y actitudes descontroladas.


Hasta aquí, los motivos a los que se achaca el aumento de la conflictividad. Pero, ¿de qué manera ha aumentado? En el mundo sindical, Juan Carlos Díaz asegura que desde enero de 2023 se han producido en Basauri «416 incidentes», que irían desde «agresiones a funcionarios hasta amenazas, autolesiones, resistencia activa o pasiva a órdenes...». A su juicio, la cifra es «una auténtica barbaridad para un centro como el nuestro, donde antes de la tras*ferencia se solían tener cien incidentes al año».


Negociación en curso

Desde el Gobierno vasco señalan que durante 2023 hubo en los centros penitenciarios vascos un caso de agresión grave a funcionario y nueve agresiones leves; el año anterior había habido 16 casos. ¿Es más o menos que antes del traspaso competencial? Mucho más. Porque según datos facilitados por Instituciones Penitenciarias del periodo anterior, en 2018, 2019 y 2020 hubo tres al año. Y en 2021, dos. En cuanto a las agresiones entre presos con lesiones, la estadística oficial refleja que se mantienen en cifras similares antes y después de 2022: no llegan a ochenta al año.


Sea como fuera, en lo que todas las partes están de acuerdo es en que las cosas se están complicando en las prisiones y la tendencia no va a mejor. Y en que hacen falta más plazas de funcionarios que las 622 actuales. De hecho, en estos momentos se están negociando las condiciones de la relación de puestos de trabajo (RPT) que está preparando Lakua para aumentar la plantilla de vigilantes. Los sindicatos piden, además, más formación y que se creen unidades específicas de intervención para hacer frente a un escenario que, aseguran, gana en complejidad.


En su contexto
  • 1.619 personas forman la población penitenciaria de Euskadi. Es un 26% más que en enero de 2021, año en el que el Gobierno vasco asumió la competencia en prisiones (lo hizo el 1 de octubre). Entonces había 1.284 personas presas.
  • 880 están en el centro alavés de Zaballa; en Basauri hay 420 y en Martutene, 319.
  • 31% de la población penitenciaria en Euskadi es de nacionalidad extranjera. Más que en el conjunto de España (27%) y que la media europea (25%).
  • Solo el 8% son mujeres La población penitenciaria en Euskadi es fundamentalmente masculina, ya que los hombres suman el 92% del total.
  • 13 agresiones a funcionarios ha habido de media cada año en los últimos dos ejercicios (16 en 2022 y 10 en 2023). Hasta ese momento había únicamente tres al año.
  • 622 plazas de personal funcionario hay ahora en las tres prisiones vascas. Casi la mitad (297) están en Zaballa. Hay que sumar a ellos 52 laborales.
  • En plena negociación de la nueva RPT El Gobierno vasco está preparando la relación de puestos de trabajo (RPT) para convocar oposiciones y aumentar la plantilla.

 
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Fijaos en una cosa, para saber lo que se cuece en las cárceles. Siempre se quejan de tener que lidiar con politoxicomanos, lo cual os explicará muchas cosas.
Para más información. Los jueces, en ocasiones ofrecen a drojatas una disminución o anulación de pena a cambio de pasar unas semanas en una unidad de patología dual (unidades de desintoxicación psiquiatricas), pero todos saben que es mucho peor que la guandoca y no aceptan o aceptan y cuando ven el percal, la lían para que los expulsen.
 
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