Memoria histórica y justicia. Recopilación de hechos.

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Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica

Jerónima Blanco | Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica

Exhumación Flores del Sil

Fosa: Flores del Sil (León)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: Andrés Crespo Prieto

Tras el golpe de Estado de julio de 1936 y el control por parte de los militares sublevados de buena parte de la provincia de León, se desató una desmedida represión violenta contra la sociedad civil. Como consecuencia directa de la misma y con el objetivo de salvar sus vidas, cientos de personas se refugian en las montañas de la zona, siendo sustentados en estos primeros meses por sus familiares y personas de máxima confianza. Y serán estos apoyos los que sufrirán, en muchos casos, las consecuencias de la represión.

En este caso, gracias a las labores de investigación llevadas a cabo por parte del personal de la ARMH y a diversos testigos, conocíamos la historia de Isaac Pérez Cabo y su familia. Isaac relató ante un juez militar lo acontecido: huyó a un monte próximo llamado Pajariel, desde donde algunas noches, ocultándose, bajaba a ver a su mujer y a su único hijo, de tres años de edad, llamado Fernando, hasta que en una de aquellas visitas vio, horrorizado, a la puerta de la casa los cadáveres de su esposa Jerónima Blanco Oviedo, de 22 años, dedicada a sus labores, sin filiación política ni sindical, y de su hijo, asesinados aquel día. Que de la misma forma murieron, por aquellos días: su padre, Demetrio Pérez, de más de 70 años, jornalero, sin filiación política ni sindical; su progenitora, Visitación Cabo González, de 60 años, también sin filiación política o sindical; su hermano Demetrio, de 34 años, casado, jornalero, afiliado a la UGT sin cargo directivo alguno, dejando viuda y dos hijos; su hermano Victorino, de 26 años, jornalero, que vivía con sus padres y también estaba afiliado a la UGT, sin que ostentara ningún cargo; y su hermano político Salvador Blanco, de 38 años y jornalero. Una auténtica tragedia familiar que comenzó con la fin de Jerónima Blanco Oviedo, de 22 años y en avanzado estado de gestación, y del niño Fernando Cabo Blanco, hijo de Isaac y de Jerónima y de tan sólo 3 años de edad. Ambos fueron enterrados, después de permanecer varios días “expuestos” junto a la antigua carretera Ponferrada-Ourense, junto a la casa familiar, en el barrio ponferradino de Flores del Sil, en un terreno por entonces destinado a huerta de labranza. Con el paso de los años, este terreno se convirtió en un cobertizo en el que vivían animales y se almacenaba material para las faenas del campo, habiendo sido removidos los restos en obras realizadas en el lugar. A pesar de esto, los trabajos arqueológicos sacaron a la luz algunos de los restos de Jerónima y Fernando, y su caso se presenta como uno de los más impactantes en los que ha trabajado la Asociación.

Desde el mismo mes de julio de 2008, en el momento en que se produjo la exhumación de los restos, la ARMH ha reivindicado el nombramiento de un espacio público con el nombre de Jerónima y Fernando. A día de hoy, el Ayuntamiento de Ponferrada, la ciudad en la que se cometieron estos asesinatos, sigue dejando obviando esta reclamación, mientras que el Ayuntamiento de León inauguró una calle en su nombre en febrero de 2009.

---------- Post added 03-sep-2018 at 00:32 ----------

El maestro republicano torturado y fusilado por querer enseñar el mar a sus alumnos | Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica

El maestro republicano torturado y fusilado por querer enseñar el mar a sus alumnos

La historia del profesor republicano asesinado por el franquismo por usar métodos modernos en la enseñanza.

elplural.com / Juan Luis Valenzuela / 05-08-2018

La historia cruel de la represión franquista durante la Guerra Civil y tras ella, deja capítulos de una inconmensurable demostración de los nobles sentimientos que anidaban en muchas de las víctimas. Muchos fueron esos casos de personajes vilipendiados, acosados, torturados y finalmente asesinados por la barbarie fascista. Un sector que destacó por sus principios generosos, que fueron objeto directo de la represión, fue el de los maestros republicanos. El franquismo siempre vio en la docencia y en la libre enseñanza a un enemigo a batir. Ya se sabe que la educación y la cultura hacen a la persona libre y crea mentes críticas. Y eso es incompatible con el fascismo.

Traemos el ejemplo de un maestro, Antonio Benaiges, al que la II República destinó en 1934 a un pequeñito pueblo de Burgos, Bañuelos de Bureba, 200 habitantes, 58 casas y 32 niños en la escuela, carente de agua, luz y ni tan siquiera caminos. Benaiges, hombre bueno y cabal donde los hubiera, fue torturado, fusilado y luego arrojado a una fosa común por el “gran delito” de haberse empeñado en que sus alumnos, sus niños de una población rural del interior de la Castilla profunda, conocieran el mar.

Métodos pedagógicos renovadores

Este joven maestro destinado a Burgos desde su Cataluña natal (Montroig) quiso inculcar a sus alumnos valores de modernidad y hacerlo además mediante la técnica pedagógica de Célestin Freinet, que mantiene la participación de los alumnos como eje de la enseñanza diaria y el uso de la imprenta como material de aprendizaje. Además introdujo también el baile. Para ambas actividades compró para la escuela pagándolo de su bolsillo un gramófono y una imprenta. En su revolucionario método pensaba que si los niños “se mueven en un ambiente de libertades, sutilidades y camaraderías, cargado de estímulos, provocador, veremos cómo chorrea de la infancia una vida todo hermosuras y promesas. Esto es la Escuela: ambiente y ocio. Libertad y espíritu”.

Su vida y ejemplo fue llevado a un documental, ‘El retratista’, por el fotógrafo Sergi Bernal y el italiano Alberto Bougleaux en el que entre otras detalles biográficos se recogen testimonios de alumnos que recuerdan que “lo mataron por enseñar a pensar”. En su colegio el centro de todo era la imprenta. Los niños y niñas redactaban e ilustraban los cuadernos convirtiendo el aula en una especie de minúscula redacción periodística y los cuadernos en diarios que recogían la actualidad. Un testimonio de un ex alumno recoge que sus alumnos estaban muy satisfechos con el nuevo maestro porque “cambiaron de un maestro que les pegaba con la vara y les castigaba duramente a éste que les llevaba de excursión, les enseñaba y hasta les compraba comida”. Y entre las promesas más bellas y más ilusionantes para la chiquillería, el compromiso de su maestro de llevarlos a ver el mar.
Promete a los niños llevarlos al mar

Se da la circunstancia de que el último cuaderno que realizaron los alumnos se tituló ‘El Mar’ y fue publicado en enero del año del golpismo español, 1936. En un tono emocionante y un estilo plagado de curiosidad, los niños redactaron cómo imaginaban el mar desde la lejanía geográfica y su desconocimiento. Los escolares en ese periódico-cuaderno plasmaron sus ansias y anhelos por ver el mar, algo que aun no habían tenido posibilidad de experimentar. “El mar es una zona muy alta llena de agua, donde viven las merluzas y las anguilas”, así tan bellamente ingenuo lo describía uno de los alumnos.
Los franquistas se acercan

Al llegar el verano del 36, Antonio renunció a sus vacaciones en su pueblo natal, Montroig. Se quedó en la comarca burgalesa de Bureba gestionando el sueño de sus niños y niñas de la escuela: el viaje al mar. Buscó un autocar para que los llevara a la costa catalana. Era julio de 1936 y el ejército franquista ya había tomado Burgos pero quien nada malo ha hecho nada malo debe de temer, pensaría inocentemente Antonio al quedarse en la zona. Pero Antonio tenía enemigos peligrosos. Al cura y a algunos jovenlandesalistas no le gustaba que el maestro no se dejase ver por la iglesia y no fuera a misa. Tampoco a los caciques de la zona les hacía gracias que les hablara a los niños de igualdad o de libertad. No aceptaban que se llevase a los alumnos a la montaña a darles clase
Detenido por los falangistas

El maestro había avisado a su familia para que preparasen su casa de Les Pobles y cumplir la promesa dada de que los niños conociesen el mar. Solo un día después del golpe militar franquista, el 19 de julio de 1936, los falangistas lo detienen en la Casa del Pueblo de Briviesca. Volvía de las vacaciones tras alquilar el autocar. Su afiliación al PSOE y el uso de métodos de enseñanza demasiados innovadores y revolucionarios, lo hicieron sospechoso y “peligroso”. Le acusaron oficialmente de “rojo, indigno, antisocial, inmoral, vicioso, comunista, anarcosindicalista”, de no ir a misa y de no dar clase en ocasiones para oír música en el gramófono y bailar con los niños y niñas.
Torturado sádicamente

En el tiempo en el que permaneció encarcelado fue objeto del sadismo de los falangistas del pueblo que, con saña, le sometieron a torturas, le arrancaron los dientes y en un coche descapotable, le pasearon desnudo por Briviesca para servir de mofa, además de escarmiento. Finalmente lo llevaron a en un camión a la Pedraja, la montaña a donde llevaba a sus niños a dar clase en la naturaleza. Lo acompañaban en ese último viaje más republicanos y militantes de izquierdas. Todos fueron pasados por las armas, fusilados tras bajarlos del camión y sus cuerpos echados a un hoyo.

Sus pertenencias relacionadas con la escuela fueron quemadas. Sus vecinos escondieron o eliminaron objetos que tuvieran relación con la escuela o con Benaiges para no correr su misma suerte. En 2010 se exhumó una fosa común en la Pedraja. Hallaron 600 casi cadáveres. Uno, del maestro que cometió el grave delito de querer llevar a sus alumnos a ver el mar.

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Fotografía destacada: El maestro, Antonio Benaiges, posa junto a sus alumnos.

Fuente:El maestro republicano torturado y fusilado por querer en...

---------- Post added 03-sep-2018 at 00:36 ----------

Olga Mayans, la española que sobrevivió a la masacre nancy de Tulle:

Olga Mayans, la española que sobrevivió a la masacre nancy de Tulle: “Si no les abrías, destrozaban la puerta con hachas”

Olga fue testigo de una de las mayores masacres de la II Guerra Mundial: 99 vecinos de Tulle fueron ahorcados y 149 deportados a campos de concentración.

Francia acaba de conmemorar el 74 aniversario de las matanzas perpetradas por las Waffen-SS en Tulle y Oradour-sur-Glane, donde al menos 24 españoles fueron asesinados.

eldiario.es / Carlos Hernández / 13-06-2018

“Aún me parece que oigo a aquellas bestias… gritando en alemán, aporreando la puerta de casa y amenazándonos con tirarla abajo si no la abríamos”. Su rostro se ha ido cubriendo de tinieblas a medida que su envidiable memoria retrocedía en el tiempo. Aunque su trabajado cuerpo apenas le permite moverse unos pasos por la casa de Perpiñán en la que vive sola desde que falleció su marido, su mente se encuentra ya a 370 kilómetros de distancia. Muy lejos en el espacio y en el tiempo. Olga Mayans ha dejado de tener 92 años y vuelve a ser la jovencita asustada que era aquel 9 de junio de 1944.

“Hui con mi familia de Barcelona cuando las tropas franquistas estaban a las puertas de la ciudad. Nos refugiamos en Francia y yo acabé en Tulle, acogida por un matrimonio que me dio trabajo cuidando de sus tres hijos”. Olga enseña las fotos que conserva de la que, desde entonces, siempre fue su segunda familia: los Tresallet. “Tenían dos gemelos, niño y niña, y otra hija mayor. Me querían como a una hermana”. Louis, el padre, regentaba un taller de relojes en la localidad. Como tantos otros franceses y también muchos exiliados españoles, no pudo quedarse de brazos cruzados ante la oleada turística alemana de Francia. “Era de la Resistencia. Como en la relojería entraba y salía mucha gente, podía trabajar de correo sin levantar sospechas. Entraba uno y le dejaba un papel que más tarde alguien recogía”, relata con admiración Olga.

La tensión se había disparado en la villa tras el inicio del desembarco de los Aliados en las playas de Normandía la noche del 5 al 6 de junio. Solo 24 horas después, los guerrilleros franceses habían lanzado una ofensiva contra Tulle en la que lograron liberar la ciudad. La alegría apenas duró unas pocas horas. El 8 de junio, efectivos de la División Das Reich de las Waffen-SS recuperaron el control de la localidad y perpetraron su sangrienta venganza. “El 9 por la mañana fueron, vivienda por vivienda, sacando a todos los hombres. Si no abrías, destrozaban la puerta con hachas. En nuestra casa solo estaba mi patrona, que se llamaba Denise, los niños y yo. Lo registraron todo y nos obligaron a encerrarnos, cerrando puertas y ventanas”.

Durante varias horas los alemanes, siguiendo las órdenes del general de las SS Heinz Lammerding, reunieron a los prisioneros y realizaron una macabra selección. “Estábamos muy asustadas, pero no sabíamos exactamente lo que pasaba. Oíamos disparos, golpes y gritos. Lo más desgarrador era oír gritar a las mujeres que suplicaban por la vida de sus padres, maridos o hijos. Como nuestra casa era una especie de barraca, había muchos agujeros por los que mirar. Delante teníamos un soldado alemán con una ametralladora que se encargaba de que nadie se asomara a las ventanas ni saliera a la calle”.

A solo unos metros de distancia comenzó la masacre. Los SS eligieron a 120 hombres y empezaron a ahorcarlos: “Con mucho cuidado para que no me vieran los soldados, yo miraba por las rendijas de las paredes de la casa. Y vi a los ahorcados. Los colgaban en todas partes… Yo los que vi estaban colgados de los balcones. La calle en que vivíamos fue una de la que más utilizaron para matarlos. Entonces se llamaba del Pont Neuf, Puente Nuevo; después de aquello la rebautizaron como calle de Los Mártires”. Finalmente fueron 99 los vecinos ahorcados aquel día: “Tres eran españoles. ¡Aquello fue horrible! De una sola familia colgaron a tres”. Los SS no se conformaron con ahorcar a ese centenar de vecinos en balcones y farolas; a otros 149 hombres los subieron a unos camiones y los enviaron a un campo de concentración. “Mi patrón fue uno de ellos. Se salvó de la horca, pero lo mataron en el campo de Dachau”. Louis Tresallet no fue la excepción, sino la regla. En el campo de concentración perdieron la vida 101 de los 149 vecinos deportados durante aquella aciaga jornada.
Matanzas con víctimas españolas

La misma división Das Reich perpetraría al día siguiente, 10 de junio de 1944, otra masacre aún mayor en la localidad de Oradour-sur-Glane. En esta ocasión los miembros de las Waffen SS asesinaron a 642 personas en un solo día. “Nos enteramos de esa matanza bastante tiempo después”, recuerda Olga mientras desempolva los periódicos que guarda de aquella época de color. “Allí no fueron ahorcados. Allí los ametrallaron y hasta los quemaron dentro de la iglesia”. Así fue. 239 mujeres y 213 niños perecieron en el templo religioso de la localidad después de que los nazis les encerraran allí, les tirotearan y les arrojaran numerosas bombas de mano.

Entre las víctimas de esta segunda matanza había al menos 21 españoles, incluidos varios niños de corta edad. Sus nombres aparecen en el conmovedor mausoleo erigido en el cementerio de la ciudad. Una ciudad que conserva todas y cada una de sus cicatrices abiertas aquel día. No fue reconstruida para que las generaciones venideras recuerden todo el horror. “No se puede olvidar. ¡No se debe olvidar!”, exclama Olga con el rostro tensado por la emoción. La lucha por conservar la memoria de las víctimas del nazismo ha sido, de hecho, uno de los pilares de su vida. A ello contribuyó que el destino y el amor hicieron que se casara, poco después de acabar la guerra, con Marcial Mayans, un superviviente barcelonés del campo de concentración de Mauthausen. Ambos prestaron su testimonio, hablaron acerca de los horrores provocados por el fascismo durante los cerca de 60 años que duró su matrimonio.

Desde que Marcial falleció en octubre de 2016, Olga no deja de decir a quien la visita que está deseando reunirse con él. Los recuerdos le duelen mucho más que la ristra de achaques que la mantienen postrada en un sillón durante la mayor parte del día. Aún así siente la obligación de seguir contando lo que vio en Tulle aquel día de junio de 1944. Cree que se lo debe a Louis Tresallet y al resto de víctimas de la masacre. Es por ello, es por ellos por quienes siempre está dispuesta a viajar en el tiempo… una última vez.

Fotografía destacada: Olga durante la entrevista, en su casa de Perpiñán

Fuente:https://www.eldiario.es/sociedad/Olga-Mayans-espanola-masacre-Tulle_0_781822746.html

---------- Post added 03-sep-2018 at 00:41 ----------

http://memoriahistorica.org.es/s1-n...stos-de-cuatro-jornaleros-asesinados-en-1936/

Localizados en Salamanca los primeros restos de cuatro jornaleros asesinados en 1936

La Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica exhuma en Boadilla los cuerpos de cuatro hombres que perdieron la vida a manos de las fuerzas falangistas.

elpais.com / Sara González Boutriau / 17-08-2018

Nadie molestaba a los vecinos de Robleda antes del 11 de agosto de 1936. Pero ese día, todo cambió. Un documento del Archivo Militar de El Ferrol, recuperado por la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, recoge el testimonio de un vecino de la localidad, ubicada en la provincia de Salamanca, a pocos kilómetros de Portugal. En él, declara que varios falangistas de Ciudad Rodrigo llegaron al pueblo y detuvieron a nueve personas. Dos de ellas se salvaron porque “tenían amistad con el Alcalde y el Médico”. Pero de las demás “no se ha vuelto a tener noticias, diciéndose que tres están enterrados en Castillejo de Huebra y cuatro en Boadilla”. 82 años después y a petición de las familias, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha encontrado los restos humanos de los cuatro individuos asesinados por las fuerzas falangistas.

“Las familias y los vecinos de Boadilla sabían que habían sido tiroteados y traídos con un carro a la parte civil del cementerio”, relata Marco González, vicepresidente de la asociación creada en el año 2000 para localizar a las víctimas de la represión franquista. “Hemos hablado con vecinos de 80 y 90 años que recordaban cómo gente mayor había traído los cuerpos hasta aquí”, asegura. Según el testimonio de los familiares de las víctimas, los hombres fueron detenidos en sus casas y tenían que ser trasladados a Muñoz, una localidad a 50 kilómetros de sus domicilios. Sin embargo, Esteban y Tiburcio Mateos Mateos, Emilio Gutiérez Pascual y Julio Calzada Blasco fueron asesinados por los falangistas a la altura de Boadilla y arrojados posteriormente a una fosa común del cementerio.

Los familiares de las víctimas han esperado años antes de que empiece la exhumación de la fosa, ubicada en la parte civil del cementerio. En el momento en el que se han encontrado los restos, estaban presentes las nietas de los hermanos Mateos, Isabel y Marisol. Esteban Mateos Mateos era labrador y concejal republicano. Tenía 32 años cuando fue asesinado. Su hermano menor, Tiburcio, era jornalero y responsable político o sindical. Cuando los falangistas entraron en el pueblo tenía 26 años. Son los familiares de estos dos hermanos quienes empezaron a investigar lo que pasó el 13 de agosto de 1936, con la ayuda de la Asociación de Documentación y Estudio de El Rebollar y la Asociación Salamanca Memoria y Justicia.

Así, descubrieron que Emilio Gutiérrez Pascual tenía 33 años cuando fue asesinado. También era jornalero aunque se piensa que tenía un cargo sindical al mismo tiempo. Su hijo, de 90 años, vive actualmente en Francia. “Lleva esperando este momento desde que tiene 10 años”, recalca González por vía telefónica. El otro vecino asesinado de Robleda era Julio Calzado Blasco, que tenía 18 años. “Su hermana falleció pero traía flores casi todos los días al cementerio”, recuerda el vicepresidente de la asociación.

Durante la exhumación, dirigida por el arqueólogo Serxio Castro y en la que participa una docena de voluntarios, se encontraron además dos casquillos de un fusil Mauser y suelas de albarcas. Según explica la asociación, la exhumación es la primera que se lleva a cabo en la región de Castilla y León desde que se aprobó este año el decreto de la memoria histórica y democrática. “El decreto supuestamente iba a agilizar los trámites pero se ha convertido en un laberinto burocrático”, denuncia González, que asegura que previamente solo era necesario el permiso del propietario del lugar a excavar, pero ahora se necesita el permiso del Ayuntamiento y también de un comité de expertos de Castilla y León. La asociación lamenta que el nuevo decreto haya servido para “retrasar la intervención” cuando llevan ya más de 140 actuaciones en la región, en las cuales han exhumado más de 800 cuerpos en 18 años.

Se espera que los trabajos se terminen a inicios de la próxima semana. Después, los restos serán trasladados al laboratorio de la Asociación en Ponferrada para poder estudiarlos y determinar el sesso, la edad y las causas exactas de la fin para poder identificar más fácilmente a las víctimas. “Si la técnica permite individualizar cada uno de los cuerpos, se entregarán los restos a los familiares”, explica González. En caso contrario, se hará una inhumación en conjunto en el lugar que ellos decidan.

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Fotografía destacada: Tres trabajadores de la Asociación de Recuperación de Memoria Histórica durante la exhumación de la fosa en Boadilla. ARMH

Fuente:https://elpais.com/politica/2018/08/17/actualidad/1534500213_806662.html
 
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JEREZ RECUERDA: DENUNCIAN QUE LA GUARDIA CIVIL MATÓ A INOCENTES DURANTE LA DICTADURA Y LOS HIZO PASAR POR ANTIFRANQUISTAS PARA LOGRAR ASCENSOS

Con el título “Muertos por condecoraciones. La exhumación de una fosa común en Lugo documenta el modo de proceder de la Guardia Civil del franquismo”, el Diario Público denunció el carácter violento y represivo de la Guardia Civil durante la dictadura franquista y la impunidad con la que actuó en la comisión de asesinatos.

Si alguien sintiera realmente la necesidad de conocer la verdadera historia de la Guardia Civil, no sería precisamente su página web, vinculada al Ministerio del Interior del Gobierno de España, la que objetivamente pudiera satisfacer sus deseos de información, debido principalmente a la falta de rigurosidad histórica y a la escasez de información –por no decir nula-, que se desprende de la lectura de algunos de sus pasajes en los que la interpretación de la identificación de esta institución armada con la represión de personas y movimientos emancipadores fue realmente un hecho que actualmente, y de forma no oficial, está generalmente más que asumido, salvo para los diseñadores de la página web en cuestión.
La opinión oficial que se pretende dar en la actualidad es, y citamos textualmente, que “después de más de 150 años de existencia, la Guardia Civil constituye uno de los patrimonios más queridos y estrechamente vinculados al pueblo español, que ha visto reflejadas en su trayectoria gran parte de sus señas de identidad”, obviando que en la imaginería popular española aún perviven ciertos miedos y recelos hacia este cuerpo armado como consecuencia de actuaciones del mismo al servicio de sistemas políticos e intereses económicos que han sido resaltados en la abundante literatura española, así como en la bibliografía existente sobre la Historia de España y en diversas investigaciones realizadas en zonas geográficas definidas y períodos históricos concretos.
Como muestra, el mismo Federico García Lorca, el gran poeta universal asesinado por los golpistas de julio de 1936 -entre los que se encontraba la Guardia Civil-, había escrito entre 1924 y 1927 su Romancero etniano en el que se incluía el “Romance de la Guardia Civil española”, captando con maestría esa imagen de los miembros del instituto armado a los que denomina “jorobados y nocturnos” con “capas siniestras” que avanzan “sembrando hogueras” en una ciudad que el autor identifica como Jerez de la Frontera -denominándola también “ciudad de los etnianos”- cuyas puertas son testigos de cómo “cuarenta guardias civiles entran a saco por ellas”. Del mismo modo, el genial novelista social Vicente Blasco Ibáñez, en su obra La Bodega (1905), realiza algunas referencias exponiendo el “repruebo” que los braceros del campo sentían por ella, o explicando su papel eminentemente represivo en algunos fragmentos de su obra como el que sigue: “comenzó por todo Jerez la cacería de hombres. Pelotones de Guardia civil y de infantería de línea guardaban inmóviles la entrada de las calles... y la fuerza armada sólo daba caza a las mantas, a los sombreros de campo, a los chaquetones rudos: a todos los que tenían aspecto de trabajadores...”
Visto de este modo, no es difícil pensar que el mencionado “pueblo español” de la página virtual referida sea un concepto algo ambiguo porque no acaba de definir exactamente a qué parte de la ciudadanía española alude, ya que según se interpreta de la justificación de la represión que se hace en dicho espacio, parece ser que aquella definición está bastante acotada. Prueba de ello son las palabras que preceden a la cita anterior en los siguientes términos: “A lo largo de su dilatada historia, la Guardia Civil ha prestado valiosos servicios en la lucha contra la delincuencia especializada, casi siempre con importantes resultados. Así lo demuestra el hecho de haber acabado con el bandolerismo del siglo XIX, el anarquismo de la mano de color, el anarquismo urbano, el fenómeno del maquis de la postguerra...”
Es decir, que en pleno siglo XXI, el estado español, que es incapaz todavía de asumir las responsabilidades en materia de derechos humanos, al no comprometerse directamente en la exhumación de las fosas comunes (dejándola en manos de entidades privadas dependientes de limitadas subvenciones), sí se puede permitir en cambio, y a través de la página oficial de marras, el difundir la infamia que supone la identificación de la delincuencia con los movimientos populares de liberación social, las organizaciones sindicales y las personas luchadoras por la libertad y la democracia. Al mismo tiempo, se observa un interés en mantener la existencia de mitos como el de la Mano de color, a pesar de que la mayoría de los investigadores e investigadoras coinciden en que ello fue un montaje político-policial –en el que también participó la Guardia Civil- para reprimir y desmantelar el movimiento campesino andaluz y acabar con las protestas que generaban el hambre, el trabajo basado en la semiesclavitud y las condiciones penosas de los trabajadores del campo.
Parecido trato es el que se dispensa a las víctimas de la dictadura cuando se cita ligeramente al “maquis de la postguerra”, asumiendo de esta manera la justificación de la represión de la dictadura surgida como consecuencia del golpe de estado: toda una muestra de la falta de compromiso con los derechos humanos y con los valores democráticos que se maquilla con la expresión “lucha contra la delincuencia especializada...”
Debemos entender, por tanto, que las víctimas inocentes muertas a manos de la Guardia Civil durante el franquismo –sin incluir las relacionadas con las del período 1936-1939 cuando, salvo excepciones, se involucró al máximo desde el primer momento del "putsch" militar de julio-, también estaban encuadradas en esa terminología tan especial que se escoge para esconder el verdadero fondo del asunto.
Asimismo, recientemente hemos sido testigos de una noticia relacionada que no ha llegado a tener la trascendencia y el espacio mediáticos que realmente correspondería a un asunto de estado como el que tratamos. Una cuestión que en realidad no interesa airear mucho, aunque conlleve intrínsecamente un énfasis por realzar sucesos con unos niveles de gravedad importantes, como son las violaciones sistemáticas de los derechos humanos por parte de los cuerpos de seguridad del estado español durante el período de la dictadura. Con el título “Muertos por condecoraciones. La exhumación de una fosa común en Lugo documenta el modo de proceder de la Guardia Civil del franquismo”, el Diario Público denunció el carácter violento y represivo de la Guardia Civil durante la dictadura franquista, y la impunidad con la que ésta actuó en la comisión de asesinatos.
Como consideramos que el contenido de esta información ha de ser difundido por la magnitud del tema, hemos preferido tras*cribirlo literalemente. El artículo en cuestión dice así:

“Desde hace algunos años, cada vez que aparecen cuerpos con signos de violencia en una fosa común del franquismo, se interpone con frecuencia la correspondiente denuncia en el juzgado pertinente.
Este modo de proceder se instauró a partir del año 2000, cuando se abrió la primera fosa con métodos científicos en Priaranza del Bierzo (León), pero nunca ha dado los resultados esperados. Por añadidura, desde que la Audiencia Nacional declarara a Garzón incompetente para investigar los crímenes del franquismo, pocos jueces se han atrevido a dar pasos que conduzcan al esclarecimiento de estos delitos.
En el caso de la fosa de la aldea de Vilavella (Lugo), en la que el pasado agosto se rescataron los cuerpos de tres guerrilleros antifranquistas procedentes de León, el juez que se personó en la exhumación decretó el sobreseimiento del caso alegando que 'no aparece justificada la perpetración de delito' y que el 15 de noviembre de 1943, tras 'la autopsia practicada', se procedió a un 'enterramiento legal', ya que la Guardia Civil dejó constancia de 'la inscripción de sus defunciones en el registro civil de Triacastela'.
'Se daban casos en que las muertes producían ascensos y condecoraciones'
Muertes sin combate
'En 1943 ya no había guerra y los asesinatos se daban amparándose en la legitimidad del régimen', explica Santiago Macías, vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que trabajó en la exhumación de los cuerpos de la fosa de Vilavella y planteó la denuncia ante el juzgado de Instrucción número 1 de Becerreá.
La documentación que obra en el expediente sobre esta fosa incluye el atestado que instruyó la Guardia Civil en 1943 en el que indicaba que las tres víctimas eran 'bandoleros buscados por sus delitos', de modo que su fin 'no fue extrajudicial', indica Macías: 'Los mataron directamente en lugar de detenerlos'.
La particularidad de este caso reside en que a la hora de enterrarlos, 'les identificaron mal'. 'En la fosa exhumamos los cuerpos de Pedro Voces Canóniga, Antonio Vega Guerrero y Félix Yáñez González, tal y como demuestran los informes de identificación, pero según el atestado de la Guardia Civil de 1943 en esa fosa figuraban enterrados: Salvador Voces (hermano de Pedro) y Ovideo Peláez junto con Pedro Voces (el único en el que acertaron)'.
El juez ha sobreseído la causa alegando que el enterramiento 'es legal' '
Lo que se traduce de esta confusión es que se daban casos en los que el cuerpo armado del franquismo 'mataba a gente que no era a quien buscaban con el objetivo de conseguir ascensos y condecoraciones', esclarece el vicepresidente de la ARMH. 'Este punto es el que debería aclarar el juez, el hecho de que en la fosa hubiera enterradas dos personas diferentes a las que figuraban en el atestado de 1943', denuncia Macías respecto al sobreseimiento del caso por parte del juez instructor de Becerreá.
Las dos personas que se encontraban enterradas en la fosa de Vilavella y que no coincidían con las del atestado de la Guardia Civil (Antonio Vega y Félix Yáñez) 'no debían figurar en ninguna lista o bien, pudo tratarse de guerrilleros de menor peso que aquellos que estaban en el atestado de 1943', razona Macías para aclarar el porqué de la identificación errónea de los cuerpos por parte de la Guardia Civil de la época.
Este episodio da cuenta una vez más del cruel modo de proceder de los artífices de la represión franquista. 'Cuanto más buscada era la víctima, mayor era la recompensa que recibía el responsable de su fin', indica Macías para dar mayor luz sobre estos episodios documentados.
Tras la exhumación, el juez de Becerreá recibió todas las pruebas recopiladas por el equipo que trabajó en la fosa y que constataban el error en las identidades de los cuerpos pero el titular del juzgado, 'que podía haber pedido las pruebas de ADN', recalca Macías, se ha limitado a indicar que el 'enterramiento es legal' y que 'no hay pruebas suficientes del delito'.
 
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