Chapapote1
Madmaxista
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El colaborador de Sardá confesó en directo un suceso que ocurrió hace dos años
Coto Matamoros: vividor». Esta leyenda aparece casi a diario en las pantallas de televisión, bajo la figura de un tipo de calva brillante y sonrisa cínica, cada vez que comienza esa ruidosa tertulia para noctámbulos en el Crónicas Marcianas de Javier Sardá. El pasado lunes, Matamoros cambió su habitual papel de freak al lado de Enrique del Pozo o la no menos extravagante Carmen Hornillos por el del personaje estrella que es entrevistado al comienzo del programa. Una curiosa circunstancia que, según aclaró Sardá, tuvo su origen en las «numerosas peticiones» de los televidentes, deseosos de conocer «más detalles de su vida privada». Y, desde luego, Coto no defraudó a los adictos al late night show más cañero de la historia de la televisión española. Entre historias de un pasado más o menos audaz, en el que incluyen cinco matrimonios, una etapa en la guandoca por tráfico de drojas y un timo a su propio padre («le pedí dinero para un negocio y luego me marché en moto a la Costa Azul») el tertuliano de Crónicas Marcianas confesó que hace dos años sufrió un infarto de miocardio después de esnifar cinco gramos de cocaína en la hora y media anterior a que comenzase el programa. Aquella era la primera vez que Coto acudía a Crónicas y, según apuntó con la mordacidad que le caracteriza, lo tuvieron «tanto tiempo» sentado en una sala antes de salir al plató, que, para apiolar «el aburrimiento», decidió ponerle un poco de alegría a la espera. Acabó la noche en el hospital. Otra de las revelaciones de Matamoros fue su pasado como estudiante de Náutica en A Coruña, a principios de los setenta. Sobre su estancia en la ciudad gallega, el tertuliano de Sardá aseguró que vivía en el «piso de arriba» de un prostíbulo y que «las señoritas pilinguis nos hacían la comida». «Lo gastábamos todo en juergas y cuando no había dinero cazábamos palomas en La Marina: al final decidí que el mar no era lo mío». Su destino estaba en Marte.
La noticia es del 2001. Pero tiene tela. Este hombre tiene un pasado muy oscuro. Curioso, porque ahora es un disidente. Ha cambiado totalmente. Ya no cree en este sistema. Se vaticinó por parte de mucha gente, que este hombre tendría que haber muerto hace años. Pero no es así. Se equivocaron.
Coto Matamoros: vividor». Esta leyenda aparece casi a diario en las pantallas de televisión, bajo la figura de un tipo de calva brillante y sonrisa cínica, cada vez que comienza esa ruidosa tertulia para noctámbulos en el Crónicas Marcianas de Javier Sardá. El pasado lunes, Matamoros cambió su habitual papel de freak al lado de Enrique del Pozo o la no menos extravagante Carmen Hornillos por el del personaje estrella que es entrevistado al comienzo del programa. Una curiosa circunstancia que, según aclaró Sardá, tuvo su origen en las «numerosas peticiones» de los televidentes, deseosos de conocer «más detalles de su vida privada». Y, desde luego, Coto no defraudó a los adictos al late night show más cañero de la historia de la televisión española. Entre historias de un pasado más o menos audaz, en el que incluyen cinco matrimonios, una etapa en la guandoca por tráfico de drojas y un timo a su propio padre («le pedí dinero para un negocio y luego me marché en moto a la Costa Azul») el tertuliano de Crónicas Marcianas confesó que hace dos años sufrió un infarto de miocardio después de esnifar cinco gramos de cocaína en la hora y media anterior a que comenzase el programa. Aquella era la primera vez que Coto acudía a Crónicas y, según apuntó con la mordacidad que le caracteriza, lo tuvieron «tanto tiempo» sentado en una sala antes de salir al plató, que, para apiolar «el aburrimiento», decidió ponerle un poco de alegría a la espera. Acabó la noche en el hospital. Otra de las revelaciones de Matamoros fue su pasado como estudiante de Náutica en A Coruña, a principios de los setenta. Sobre su estancia en la ciudad gallega, el tertuliano de Sardá aseguró que vivía en el «piso de arriba» de un prostíbulo y que «las señoritas pilinguis nos hacían la comida». «Lo gastábamos todo en juergas y cuando no había dinero cazábamos palomas en La Marina: al final decidí que el mar no era lo mío». Su destino estaba en Marte.
Matamoros sufrió un infarto en Crónicas por esnifar coca
El colaborador de Sardá confesó en directo un suceso que ocurrió hace dos años
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La noticia es del 2001. Pero tiene tela. Este hombre tiene un pasado muy oscuro. Curioso, porque ahora es un disidente. Ha cambiado totalmente. Ya no cree en este sistema. Se vaticinó por parte de mucha gente, que este hombre tendría que haber muerto hace años. Pero no es así. Se equivocaron.