Massoud Zandi Goharrizi, socio de Juan Luis Cebrián y amigo del ex presidente socialista Felipe Gonz

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Los estafados millonarios del conseguidor iraní recomendado por Felipe González | Cronica Home | EL MUNDO

Utilizó al hijo de Gadafi como garantía y hasta llegó a financiar la alianza de civilizaciones de Zapatero

"O le pegan un tiro o se lo pega él. Se ha reído de muchos y ya le han dado algún susto", dice un socio

Planta 20 de un edificio del distrito financiero de la capital. Madrid está a nuestros pies. "Te gustan las vistas, ¿eh?", nos pregunta nuestro interlocutor mirando por el ventanal de su despacho como si fuese el relleniton Gekko de Wall Street. Tiene el rostro cansado y demasiados pleitos abiertos. Es uno de los hombres más poderosos de este país. Su nombre ha sido habitual en los titulares de prensa y ahora se siente "estafado" por Massoud Zandi Goharrizi, socio del mandamás de Prisa, Juan Luis Cebrián, y amigo del ex presidente socialista Felipe González. Le ha levantado "30 millones de euros" que desconoce dónde están. Pero en su lista de presuntos engañados no sólo figura él. También han caído en su "trampa" curtidos empresarios como Alberto Cortina, Javier Merino (ex de Mar Flores) o Andrés Piedrahita, el que fuera hombre de Madoff en España. "Si ha engañado a un estafador de la talla de Piedrahita, ¿cómo no iba a hacerlo conmigo?", se justifica. Su capacidad de persuasión era tal que llevó a meter al ex madridista Luis Figo en un negocio ruinoso en Sudán del Sur.

-¿Pero cómo fue capaz de engañar, según dice, a tantos magnates?

-Él montaba una parafernalia como si fuese un jeque de los que veranean en Marbella. En Dubai recogía a sus posibles socios en un Rolls Royce blanco y los llevaba a su suite en el mejor hotel del mundo, el Burj Al Arab, de siete estrellas. También usaba avión privado. ¿Cómo vas a desconfiar de alguien que lleva ese tren de vida?" -se pregunta nuestro hombre, quien tardó en descubrir la táctica empleada durante décadas por Zandi.


"Se acerca a personalidades para usarlas en su beneficio y atraer a inversores que se confían al ver sus contactos y su poderío. Siempre te decía que era muy amigo de uno, o de otro, que acababa de llevar a Rato a Teherán o que le disculpases unos minutos para hablar con Cebrián", explica esta misma fuente. Zandi vivió de la apariencia desde que llegó a España con 19. Era hijo de un funcionario de ferrocarriles de Irán que a principios de los 80 se encontraba en España comprando material a la empresa CAF. Pero esta realidad no la contaba Zandi en el reservado de la discoteca Pacha. Allí se presentaba como Farshad, el hijo de un dirigente que jugó un papel destacado en el Gobierno del Sha de Persia, y fanfarroneaba con que podía ser el futuro presidente iraní. Para mantener su de derechasda, se agenció un coche de importación al alcance de muy pocos.

Zandi (54 años) comenzó a compartir salidas con empresarios notables de este país. "Usaba la noche para contactar con gente importante. Era un encantador de serpientes. Tenía don de gentes, siempre iba engominado y con trajes italianos. Se esforzaba en dejarse el dinero que le prestaba su padre en rendir pleitesía a hombres influyentes. Su filosofía era invertir en millonarios a los que años después les sacaría el dinero de forma sutil. Les llamaba hermanos", recuerda un amigo.


A la izquierda, Felipe González con Zandi y un ministro del Chad
En 1997 consiguió la nacionalidad española y en 1999 inició su periplo empresarial. Aquel año logró que el Wall Street Journal le describiese como el "inventor" de una máquina expendedora de pizzas. Le dio tanto bombo al producto que interesó a un vecino suyo cuando vivía en la calle Espronceda. Se trataba del fundador de Telepizza, Leopoldo Fernández Pujals, con quien montó Vending Pizza, con la que pretendían distribuir 9.000 máquinas. Zandi le sacó a Telepizza 11 millones de euros y fue un fracaso. Pero el hispanoiraní no se vino abajo y comenzó a ofrecerse como conseguidor de negocios en Irán. A cambio de un 10% de la operación.

"Contaba que era íntimo del entonces presidente iraní Rafsanyaní, pero nada más lejos de la realidad", cuenta un empresario sobre Zandi, quien también se vio salpicado por el escándalo financiero de Gescartera en 2001. Zandi fue la última persona a la que llamó el presidente de la agencia de valores, antes de la intervención, para que intermediara en su venta. El hispanoiraní tenía amistad con el entonces vicepresidente de la CNMV, Luis Ramallo, con quien abrió un restaurante asiático que fue un desastre.

Divorciado de una española y con dos hijos, Zandi quiso acercarse al poder político y lo hizo a través de Felipe González. Éste fue quien le introdujo en las esferas del PSOE durante el Gobierno de Zapatero. Para agasajar a este último montó la Fundación Atman para financiar su Alianza de Civilizaciones. Puso al frente a Teresa Aranda, la mujer de Cebrián con el que iba estrechando lazos. Uno de los clásicos de Zandi era cuidar a las esposas de sus presas. A la señora de un ex socio le regaló un móvil Vertu de 7.000 euros.

El presidente de Prisa entró en el patronato y González participó en el estreno de la Fundación Atman. Con éste llegó a labrar una relación tan cercana que viajó con él a Teherán a conocer al presidente Mahmud Ahmadineyad en tiempos en los que este último amenazaba al mundo con su bomba atómica.

Espoleado por esos contactos, Zandi decidió lanzar su proyecto más ambicioso para competir en el negocio del oro neցro. Se trataba de crear "la nueva Repsol", compañía para la que llegó a trabajar hasta 2005. Con ese ánimo creó Star Petroleum, domiciliada en Luxemburgo, y con la que pretendía controlar yacimientos de petróleo en el Mar Caspio (donde no llegó a hacer nada) y en Sudán del Sur, país en constante guerra. A esa aventura invitó a sumarse a otros empresarios, como Javier Merino, hablándoles de rentabilidades estratosféricas. Según un informe del iraní, el margen que prometía a sus socios era de 5.100 millones de dólares. "Su clave es que jugaba con la ambición de gente muy codiciosa. Les hablaba de miles de millones, de competir con las grandes petroleras cuando sabía que era imposible", cuenta un conocido de Zandi, que llegó a pedir a Felipe González una recomendación para triunfar en África.

El ex presidente socialista firmó en 2009 sendas cartas dirigidas a los líderes de Sudán del Norte, Omar Al-Bashir, y Sudán del Sur, Salva Kiir, para facilitar que Zandi se hiciera con un yacimiento petrolífero. El llamado bloque E, un terreno de 45.000 kilómetros cuadrados con entre 500 millones y 2.000 millones de barriles de petróleo estimados y un coste de extracción de ocho dólares por barril. "Puedo asegurar que es una persona honorable, seria, trabajadora...", escribió González. Años más tarde y, cuando necesitaba más capital para resucitar el negocio, volvió a recurrir a Felipe. Éste le grabó un vídeo en el que dijo que Zandi era "un creativo irrepetible" y que usó para enganchar nuevos inversores.

"Fíjate la capacidad embaucadora que tiene el personaje para hacer que un ex presidente como González hiciese algo por él que no ha hecho por ninguna empresa del Ibex 35", subraya un socio. A Cebrián también le pidió apoyo para que le buscase inversores y gracias a él entraron en Star Petroleum Roberto Alcántara, el mexicano que aportó 100 millones a Prisa, Alain Minc, consejero del mismo grupo editorial, y Antonio Navalón, comisionista próximo al PSOE. Por ello, le regaló, según El Confidencial, acciones valoradas en seis millones de euros de una empresa que tenía el 89% de su capital controlado por una firma situada en el paraíso fiscal de Seychelles y que fue montada por el bufete Mossack Fonseca. Esto provocó que el nombre de Zandi apareciese en los papeles de Panamá. Cebrián llegó a formar parte del consejo de administración de Star Petroleum en 2015, pero apenas duró seis meses. Fuentes cercanas a Cebrián, que llegó a pasar un fin de año en Dubai con Zandi, aseguran que se ha distanciado de él después de verse implicado en el escándalo por su culpa. "Sólo le ha traído dolor de cabeza y desprestigio porque las acciones que le dio no valen nada. La empresa no ha tenido ni un ingreso", dice un amigo.

Pasaron los años y el negocio de Zandi en Sudán del Sur seguía sin carburar. A pesar de ello continuó buscando nuevos inversores y pidiendo a los socios más capital. Y Zandi era tan ambicioso que incluso llegó a vender más participaciones de Star Petroleum que su capital social. El hispanoiraní tenía las reuniones en el lujoso hotel Villa Magna de Madrid, en el reservado del restaurante Santceloni (siempre con vino Vega Sicilia encima de la mesa) o en su mansión de La Finca de Pozuelo de Alarcón, ubicada a escasos metros de la de Cristiano Ronaldo. Según el informe del registro al que ha accedido Crónica, la propiedad tiene 9.348 metros cuadrados y cuenta, entre otras comodidades, con sala de cine, discoteca, sala de danza, spa y piscina exterior con un mosaico bañado en oro.

Uno de los empresarios que se sumó a Star Petroleum recuerda cómo le convenció el iraní. "Me llevó a un barco en Cerdeña y me sentó con el hijo de Gadafi. Al ver ese poderío no tuve dudas. Y ahora reconozco que fui un incauto. Nos hizo creer que la empresa contaba con más recursos de los que realmente tenía, pero la verdad es que no estábamos preparados para competir en la Champions League de las grandes petroleras. Decía que estaba usando el dinero para los intereses de la empresa, pero no aportaba ningún justificante porque decía que esos países no funcionaban así. Ahora sospecho que se lo gastó en mantener su nivel de vida", recuerda. Para engatusar a Merino usó la misma estrategia. Incluso le llegó a pedir su jet privado para sus desplazamientos. Otra de sus víctimas fue el ex futbolista Luis Figo, a quien sedujo para que financiase una escuela de fútbol en Sudán del Sur e inyectase dinero en Star Petroleum. Figo viajó hasta la capital Yuba en 2013 acompañado de Zandi y éste se ganó el aplauso de los mandatarios sudaneses, a los que supuestamente pagó "recompensas" para lograr el bloque de petróleo.

El iraní emplazó las oficinas de Star Petroleum en dos plantas del número 42 del Paseo de la Castellana. "Eran 1.000 metros con mármol", explica un ex trabajador, que no recibió por Navidad una de esas latas de medio kilo de caviar iraní de beluga de 1.000 euros que enviaba Zandi a sus aliados. "Los seis que éramos nos fuimos sin cobrar", dice su ex empleado. Uno de los impagados fue Martin, un geólogo australiano que tenía una vida feliz en Senegal cuando fue contratado por Zandi. "Me timó. Me había traído a toda mi familia. La Justicia me dio la razón pero no cumple con los pagos que tiene que hacer. Me debe 100.000 euros".

La misma cantidad que dejó a deber a un directivo que había fichado del fondo de inversión Rothschild. "Llevaba 20 años trabajando ahí, tenía todo, pero Zandi me convenció y la cagué. Me ha destrozado la vida porque ahora no me quieren contratar por haber trabajado con él. Llegamos a un acuerdo para no ir a juicio pero no me ha hecho ni el primer pago de 10.000 euros que acordamos y ya paso de gastarme más dinero en abogados", dice este banquero. Zandi tuvo que dejar las oficinas por no pagar el alquiler.

En la aventura del sur muy sur también quedaron atrapados Guillermo Mesonero Romanos, que hizo fortuna con Ebro Puleva; Ignacio Yufera, hijo del fundador de Seur; Joaquín Arespacochaga, hijo de un ex alcalde de Madrid; Miguel Ángel Remón, ex directivo de Repsol, o Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España. La compañía ha pasado de valer 300 millones a prácticamente nada. Zandi sigue controlando la empresa porque el resto de 40 socios no se ponen de acuerdo para desbancarle. "Lo de Sudán está en vía muerta porque a él no le dejan ni entrar allí. Ha firmado talones falsos y no ha construido los hospitales que prometió por el bloque de petróleo", asegura un socio.

No es la única empresa de Zandi que no genera ni un euro. En 2012 logró convencer a Alberto Cortina, propietario del holding Alcor, de que se sumase en una nueva empresa: SP Mining, domiciliada en el paraíso fiscal de Singapur, que tenía licencia para explotar minas en el Chad y Sudán del Sur. A aquel proyecto se sumó Andres Piedrahita, el que fuera representante en España del estafador Bernad Madoff. La compañía murió por falta de capital y ahora esas minas no valen nada, razón que llevó a Cortina a reclamarle a Zandi en los tribunales 18 millones de euros. Piedrahita, que invirtió cinco millones, aún le pide ese dinero cuando se lo encuentra en el hotel Villa Magna, donde se dejó ver Zandi hace meses en estado de embriaguez y deteriorado.

No son momentos fáciles para él. Aparte de sus pleitos con particulares, el pasado enero se sentó en el banquillo por un presunto delito fiscal y se negó a declarar. Hacienda le reclama 3,3 millones de euros que él trata de evitar tratando de probar que ha vivido en estos últimos años en Dubai y que no tenía obligación de tributar en España. Sin embargo, todas las fuentes consultadas aseguran que Zandi ha residido todo este tiempo en su casa de La Finca, que llegó a ser registrada por efectivos de la Agencia Tributaria. Sus conocidos coinciden en el neցro futuro que le espera. "O se pega un tiro, o se lo pegan", subraya un empresario.

-¿Corre riesgo su vida?

-Ya le han dado algún susto. Se ha reído de muchos.

Él, mientras tanto, sigue paseándose por Madrid con su Ferrari Scaglietti dorado de 300.000 euros.

Su larga lista de engañados VIP
La lista de víctimas de los engaños de Zandi es larga. Ahí sobresalen Alberto Cortina, propietario junto con su primo Alberto Alcocer (de ahí el apelativo de "Los Albertos"), de Alcor Holding. Invirtió 18 millones de euros en la empresa de Zandi SP Mining, que ha reclamado en los tribunales. Los otros grandes damnificados de las tropelías del iraní son Javier Merino (40 millones de euros inyectados en Star Petroleum), Genís Marfà, ex presidente de la inmobiliaria Aisa (30 millones) y Andrés Piedrahita, que fue el hombre de Madoff en España (5 millones). Otras personas atrapadas en las operaciones de Zandi son Roberto Alcántara, mexicano que invirtió 100 millones en Prisa; Alain Minc, consejero del mismo grupo; el 'lobbista' Antonio Navalón; la familia Polanco; Guillermo Mesonero Romanos, que hizo fortuna con la compraventa de Puleva; Ignacio Yufera, hijo del fundador de Seur; Joaquín Arespacochaga, hijo de un ex alcalde de Madrid; Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España... A estos nombres hay que sumar otros inversores y ex empleados de Star Petroleum y SP Mining a los que adeuda varios meses de sueldo. Algunos le han demandado mientras que otros han arrojado la toalla. "Me dijeron que no tenía nada a su nombre, que era insolvente, así que decidí no meterme en pleitos", cuenta un ex trabajador.
 
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Dios los cría y ellos se juntan.

Es verdad, qué fácil es timar a alguien con una ambición desmedida. Poca pena y tal que seguro que a ninguno le falta para comprar el pan.
 
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