MAESE PELMA
me gusta depilarme los huevones y tocármelos
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El alcalde de Valencia calca el rito católico en el estreno de sus 'bautizos civiles'
El alcalde de Valencia oficia la primera 'Ceremonia civil de bienvenida a la ciudadanía', un acto sin efectos legales
La celebración laica, que no ha calado en otros municipios, también cuenta con dos padrinos y distintas lecturas
A la abuela materna de Roc esta «fiesta, ceremonia o presentación» –no sabía como definirlo– le pilló por sorpresa, aunque fue bien recibida y no escondía su alegría. La veintena de invitados que asistieron este lunes a la misma también sentían curiosidad. Más todavía cuando advirtieron las cámaras de televisión que aguardaban la llegada del protagonista a las puertas del Palacete de Monforte, un edificio del siglo XIX con unos bonitos jardines que se prestan a cualquier celebración.
A sus dos meses de edad, cumplidos justo este lunes, Roc se convirtió en el primer niño 'bautizado' por un alcalde en Valencia. Joan Ribó ofició la primera 'Ceremonia civil de bienvenida a la ciudadanía' en la capital del Turia, un acto sin efectos jurídicos que se erige como el sustituto laico al sacramento católico sin cruces, sin cirio, sin agua bendecida y sin pila, pero con el concepto base de incorporación a una comunidad.
Pese a que el primer edil de Compromís rechazó hablar de «bautizo civil» porque no quiere «competir con nadie», en la práctica, copia el modelo de la celebración tradicional hasta en la disposición de la pequeña sala en la que se llevó a cabo: un ceremoniante frente a los asistentes, los padres sentados en primera fila junto a dos padrinos y la lectura de varios escritos.
Los padres de Roc y el alcalde de Valencia, Joan Ribó MIkel Ponce
«El 38% de la ciudadanía de Valencia se considera atea, agnóstica o laica. Es la segunda forma de entender la religión más importante de la ciudad», señaló Ribó para justificar la razón de ser de lo que definió como un «acto de recibimiento». Todo ello enfocado a que personas sin convicciones religiosas «puedan hacer una fiesta de bienvenida a ese nivel», en la que, como en las bodas civiles, «recordamos los derechos de las personas». En este caso, según establece el protocolo aprobado por el Gobierno local de Compromís y PSOE en abril, se leerán la Declaración de los Derechos del Niño y los artículos de la Constitución Española que versan sobre esta materia.
Ribó abrió la ceremonia privada, que duró unos veinte minutos, con la lectura de dos poemas: 'Cançó de bressol per a despertar consciències', del poeta valenciano Marc Granell, y 'Cómo se dibuja un niño', de Gloria Fuertes. A esa intervención le siguieron sendos parlamentos del padre y del tío de la criatura, que ejerció como padrino e interpretó con el violín el tema central de la película 'La vida es bella'. La abuela paterna fue la madrina de un acto que concluyó con la firma de la Carta Municipal Ciudadana. El Ayuntamiento obsequió al recién nacido con cuentos y un peluche, que sus progenitores, Andreu Soler y Candela Perpiñá, agradecieron a la salida, animando a otros padres a seguir sus pasos.
Candidatos de Compromís
Se da la circunstancia de que ambos tienen vínculos con Compromís. Él es componente de la lista de la coalición por la provincia de Valencia en las próximas elecciones autonómicas, mientras ella es cabeza de lista por el mismo partido en la localidad alicantina de Balones.
«No queríamos bautizar al niño, pero sí hacer alguna celebración. Vimos que lo anunciaba el Ayuntamiento y lo pedí la semana pasada sin saber que seríamos los primeros», aseguró Andreu. El martes por la tarde realizaron la solicitud pensando que habría lista de espera y el miércoles por la mañana tenían ya la confirmación de la fecha la cumplir los requisitos: que uno de los solicitantes esté empadronado en la ciudad y que los niños o niñas no superen los dos años, aunque se contemplan excepciones para circunstancias especiales, como una adopción.
«Ha sido más complicado reservar el restaurante para comer después», bromeaba Candela, progenitora de la criatura tras una ceremonia «bonita y familiar». No fue la única de las dificultades con la que afrontaron el acto, realizado un lunes a mediodía.
Si la demanda no crece, solo se celebrará el primer lunes de cada mes. «Por suerte, la mayoría están jubilados y han podido venir», indicó el progenitor, que llegó muy apurado de tiempo, directo desde el trabajo. «No es una sala fría del juzgado, es un palacete del siglo XIX con unos jardines preciosos», apuntó Andreu, sobre un entorno que calificó de «idílico». «Como ha sido improvisado no nos ha dado tiempo de preparar gran cosa», comentó el padre, que destacó que el niño se portó muy bien y no había llorado en ningún momento.
Decidir
«Yo no estoy bautizado. Sería hipócrita hacerlo por mi parte», confesó. Por el contrario, la progenitora sí que recibió este sacramento, aunque matizó que su familia lo hizo «por tradición». «Cuando tenga uso de razón, ya decidirá», zanjó.
De momento, el volumen de peticiones es manejable: se han registrado tres solicitudes más para el mes que viene en una ciudad con 800.000 habitantes. Tras el 'estreno' junto antes de los comicios del 28 de mayo, el alcalde, como ocurre en las bodas, delegará su competencia en los concejales, que serán los encargados de dirigir el acto protocolario.
La iniciativa no es ni mucho menos novedosa, aunque ha tenido una acogida tibia en los alrededor de 170 municipios –según datos recogidos por la organización Cullera Laica– en los que se ha implantado a lo largo de la geografía española desde que se produjo el primero, en el año 2004, en la localidad catalana de Igualada. De hecho, en otras poblaciones valencianas su incidencia es residual.
En Benidorm no constan registros salvo una aparición en prensa en 2010 y en Paterna suman nueve desde 2018. En Elche, en los quince primeros meses desde que se implantó en julio de 2021, se registraron trece solicitudes, mientras que en Alzira llevan siete en ocho años. Cifras pobres para ciudades con multitud de residentes. Por contra, fuera de la región, en Vigo, se contabilizó una por semana en 2018, tal y como esgrime la hemeroteca.
Eso sí, a diferencia de lo ocurre en otros sitios, donde se abona la misma tasa que en una boda civil, en Valencia la ceremonia es gratuita. Los gastos de ocupación del espacio –propiedad del consistorio– y del personal responsable del mismo corren a cargo de las arcas municipales.
El alcalde de Valencia oficia la primera 'Ceremonia civil de bienvenida a la ciudadanía', un acto sin efectos legales
La celebración laica, que no ha calado en otros municipios, también cuenta con dos padrinos y distintas lecturas
A la abuela materna de Roc esta «fiesta, ceremonia o presentación» –no sabía como definirlo– le pilló por sorpresa, aunque fue bien recibida y no escondía su alegría. La veintena de invitados que asistieron este lunes a la misma también sentían curiosidad. Más todavía cuando advirtieron las cámaras de televisión que aguardaban la llegada del protagonista a las puertas del Palacete de Monforte, un edificio del siglo XIX con unos bonitos jardines que se prestan a cualquier celebración.
A sus dos meses de edad, cumplidos justo este lunes, Roc se convirtió en el primer niño 'bautizado' por un alcalde en Valencia. Joan Ribó ofició la primera 'Ceremonia civil de bienvenida a la ciudadanía' en la capital del Turia, un acto sin efectos jurídicos que se erige como el sustituto laico al sacramento católico sin cruces, sin cirio, sin agua bendecida y sin pila, pero con el concepto base de incorporación a una comunidad.
Pese a que el primer edil de Compromís rechazó hablar de «bautizo civil» porque no quiere «competir con nadie», en la práctica, copia el modelo de la celebración tradicional hasta en la disposición de la pequeña sala en la que se llevó a cabo: un ceremoniante frente a los asistentes, los padres sentados en primera fila junto a dos padrinos y la lectura de varios escritos.
Los padres de Roc y el alcalde de Valencia, Joan Ribó MIkel Ponce
«El 38% de la ciudadanía de Valencia se considera atea, agnóstica o laica. Es la segunda forma de entender la religión más importante de la ciudad», señaló Ribó para justificar la razón de ser de lo que definió como un «acto de recibimiento». Todo ello enfocado a que personas sin convicciones religiosas «puedan hacer una fiesta de bienvenida a ese nivel», en la que, como en las bodas civiles, «recordamos los derechos de las personas». En este caso, según establece el protocolo aprobado por el Gobierno local de Compromís y PSOE en abril, se leerán la Declaración de los Derechos del Niño y los artículos de la Constitución Española que versan sobre esta materia.
Ribó abrió la ceremonia privada, que duró unos veinte minutos, con la lectura de dos poemas: 'Cançó de bressol per a despertar consciències', del poeta valenciano Marc Granell, y 'Cómo se dibuja un niño', de Gloria Fuertes. A esa intervención le siguieron sendos parlamentos del padre y del tío de la criatura, que ejerció como padrino e interpretó con el violín el tema central de la película 'La vida es bella'. La abuela paterna fue la madrina de un acto que concluyó con la firma de la Carta Municipal Ciudadana. El Ayuntamiento obsequió al recién nacido con cuentos y un peluche, que sus progenitores, Andreu Soler y Candela Perpiñá, agradecieron a la salida, animando a otros padres a seguir sus pasos.
Candidatos de Compromís
Se da la circunstancia de que ambos tienen vínculos con Compromís. Él es componente de la lista de la coalición por la provincia de Valencia en las próximas elecciones autonómicas, mientras ella es cabeza de lista por el mismo partido en la localidad alicantina de Balones.
«No queríamos bautizar al niño, pero sí hacer alguna celebración. Vimos que lo anunciaba el Ayuntamiento y lo pedí la semana pasada sin saber que seríamos los primeros», aseguró Andreu. El martes por la tarde realizaron la solicitud pensando que habría lista de espera y el miércoles por la mañana tenían ya la confirmación de la fecha la cumplir los requisitos: que uno de los solicitantes esté empadronado en la ciudad y que los niños o niñas no superen los dos años, aunque se contemplan excepciones para circunstancias especiales, como una adopción.
«Ha sido más complicado reservar el restaurante para comer después», bromeaba Candela, progenitora de la criatura tras una ceremonia «bonita y familiar». No fue la única de las dificultades con la que afrontaron el acto, realizado un lunes a mediodía.
Si la demanda no crece, solo se celebrará el primer lunes de cada mes. «Por suerte, la mayoría están jubilados y han podido venir», indicó el progenitor, que llegó muy apurado de tiempo, directo desde el trabajo. «No es una sala fría del juzgado, es un palacete del siglo XIX con unos jardines preciosos», apuntó Andreu, sobre un entorno que calificó de «idílico». «Como ha sido improvisado no nos ha dado tiempo de preparar gran cosa», comentó el padre, que destacó que el niño se portó muy bien y no había llorado en ningún momento.
Decidir
«Yo no estoy bautizado. Sería hipócrita hacerlo por mi parte», confesó. Por el contrario, la progenitora sí que recibió este sacramento, aunque matizó que su familia lo hizo «por tradición». «Cuando tenga uso de razón, ya decidirá», zanjó.
De momento, el volumen de peticiones es manejable: se han registrado tres solicitudes más para el mes que viene en una ciudad con 800.000 habitantes. Tras el 'estreno' junto antes de los comicios del 28 de mayo, el alcalde, como ocurre en las bodas, delegará su competencia en los concejales, que serán los encargados de dirigir el acto protocolario.
La iniciativa no es ni mucho menos novedosa, aunque ha tenido una acogida tibia en los alrededor de 170 municipios –según datos recogidos por la organización Cullera Laica– en los que se ha implantado a lo largo de la geografía española desde que se produjo el primero, en el año 2004, en la localidad catalana de Igualada. De hecho, en otras poblaciones valencianas su incidencia es residual.
En Benidorm no constan registros salvo una aparición en prensa en 2010 y en Paterna suman nueve desde 2018. En Elche, en los quince primeros meses desde que se implantó en julio de 2021, se registraron trece solicitudes, mientras que en Alzira llevan siete en ocho años. Cifras pobres para ciudades con multitud de residentes. Por contra, fuera de la región, en Vigo, se contabilizó una por semana en 2018, tal y como esgrime la hemeroteca.
Eso sí, a diferencia de lo ocurre en otros sitios, donde se abona la misma tasa que en una boda civil, en Valencia la ceremonia es gratuita. Los gastos de ocupación del espacio –propiedad del consistorio– y del personal responsable del mismo corren a cargo de las arcas municipales.