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Más allá de las cifras: ¿por qué las mujeres sufren más depresión que los hombres?
CINTHYA MARTÍNEZLA VOZ DE LA SALUD
SALUD MENTAL
En el Día Europeo contra la Depresión analizamos por qué este trastorno es más frecuente en mujeres que en hombres. La Voz de la Salud
Analizamos todos los factores que explican por qué ellas tienen el doble de probabilidades de sufrir un trastorno depresivo
02 oct 2022. Actualizado a las 13:35 h.
Comentar · 1
«Los hombres no lloran». O por lo menos, lo hacen menos que las mujeres. Es una de las frases que, aunque se empieza a desvanecer poco a poco, aún persiste en el pensamiento colectivo. Lo cierto es que detrás de esas cuatro palabras se esconde una realidad avalada con datos: la incidencia de la depresión entre las mujeres duplica a la de los hombres. En el Día Europeo contra la Depresión, analizamos los factores que la explican.
Más concretamente, la última Encuesta Europea de Salud en España, realizada entre el 2019 y el 2020, apunta a que la prevalencia de los trastornos depresivos en mujeres duplica a la de los hombres: 7,1 % frente al 3,5 %. Además, los casos graves en mujeres triplican los que se dan entre los hombres: por cada caso de gravedad en hombres, se cuentan 3,5 entre mujeres. ¿Qué explicación tienen estas cifras? ¿Son realmente más «fuertes» los hombres y más «débiles» las mujeres? Damos respuesta a estas preguntas desde el punto de vista biológico, social y cultural.
Síntomas de una depresión:
«Se empeñan en decir que los hombres y las mujeres somos iguales, y no es así. Y una de las diferencias, es esta: la neurofisiología cerebral es diferente», afirma la doctora Laura Ferrando, psiquiatra y presidenta de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP). «En el funcionamiento cerebral existen diferentes neurotransmisores y hormonas en hombres y mujeres. Diferentes esteroides sensuales que actúan como neurotransmisores. El cerebro femenino, por así decirlo, es mucho más sensible a algunas enfermedades; mientras que para otras, es más sensible el cerebro masculino. Hay más factores, pero todo se basa en eso», añade.
Así, a día de hoy se conoce que las mujeres suelen recibir más diagnósticos de estrés postraumático, depresión o trastornos de ansiedad, mientras que los hombres suelen sufrir más de hiperactividad o esquizofrenia. Pero más allá de eso, tanto hombres como mujeres tienen diferentes niveles de hormonas que, además, varían a lo largo de toda la vida.
Esta serie de fluctuaciones hormonales de la mujer también explicarían por qué, según Ferrando, es casi 2,7 veces más frecuente la depresión en mujeres que en hombres: «Se basa en una serie de hormonas, estrógeno y progesterona, cuya supresión brusca o cambios radicales hacen que se produzcan problemas emocionales. Como por ejemplo, la depresión posparto. Durante el embarazo sube mucho la progesterona y cae completamente en el parto. Esta hormona tiene una serie de efectos a nivel cerebral cuya supresión brusca puede afectar a la neuromodulación y al funcionamiento cerebral», apunta Ferrando.
Algo similar sucede durante la menopausia. Una etapa donde «se alteran los niveles en sangre de estas hormonas y hasta que la mujer no se acostumbra y se equilibra, puede aparecer esta sintomatología emocional». Sin embargo, en todos los casos señalados cabe recalcar que una cosa es una bajada de ánimo puntual, que podemos sufrir todos, a una depresión. «Cuando esa alteración del ánimo altera nuestro día a día hay que empezar a pensar que va más allá de un pequeño bajón», matiza Ferrando.
Estas hormonas sensuales no solo influyen en las mujeres, también en los cuadros depresivos masculinos. «En el hombre, la testosterona está más asociada a la violencia, la agresividad y la impulsividad. Esto también se relaciona con otra realidad: aunque las mujeres llevan a cabo más intentos de suicidio, los hombres lo consuman con más frecuencia», explica Luis Gutiérrez Rojas, psiquiatra y vocal de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM). «El papel de las hormonas es muy importante. De hecho, hay un trastorno, el disfórico premenstrual, que son mujeres que tienen alteraciones los días previos a la menstruación. Al final ese choque hormonal también lleva relacionado más cambios de humor», añade.
«Se sabe que las mujeres son más propensas a sufrir episodios de estrés y traumáticos. Existen, entre ellas, unas mayores tasas de abusos, tanto psicológicos como sensuales, que pueden predisponer a sufrir depresión», apunta Gutiérrez. Y más allá del sesso, aunque no menos importante, dentro de los factores biológicos también hay que mencionar a la genética. Algunos estudios apuntan a que los familiares de primer grado de personas que sufren depresión muestran un riesgo aproximadamente tres veces mayor de desarrollar este trastorno.
Factores que influyen en la depresión
Como «los hombres no lloran», tampoco deben pedir ayuda
Aquí entraríamos en otra de las claves: la social. El manejo de un trastorno depresivo, según apuntan los expertos consultados, también suele ser diferente. No porque los síntomas difieran entre un sesso y el otro, sino porque la manera de afrontar la depresión parece ser distinta.
«En realidad es curioso porque existe más depresión entre las mujeres, pero la tasa de suicidios es más alta en los hombres. Ellos tienen más dificultad para pedir ayuda y además, es frecuente que cuando el hombre se siente mal opte por el aislamiento, el consumo de sustancias o el alcohol», asegura Gutiérrez.
«Yo no diría que entre hombres y mujeres exista una gran diferencia entre cómo evoluciona o cómo se presenta la depresión. Creo que eso va en función de la persona y de sus circunstancias. Pero sí que es verdad que ellas lo normalizan más. No les cuesta decir ni que vienen al psicólogo, ni si están tratando de superarlo. Ellos, en líneas generales, no suelen compartirlo tanto. Aunque hay de todo», comenta Belén Uzal, psicóloga en la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (antiestéticaFES) de Galicia.
Sin embargo, Uzal añade: «Sí es cierto que ellos tardan más en acudir al psicólogo y que, en consecuencia, cuando llegan, vienen un poco 'más bajos', por así decirlo. Acuden un poco más a última instancia. Sobre todo, cuanta más edad tienen».
En esta realidad social, también hay que tener en cuenta la otra parte. «Se habla de la mujer como una especie de 'superwoman' que siempre tiene que estar bien y que tiene que hacerlo todo. Ese cambio de paradigma de cómo la mujer ha dejado de ser una progenitora cuidadora de hijos a una mujer trabajadora. Es un gran avance social, pero también ha hecho que la mujer esté más presionada socialmente», advierte el psiquiatra Luis Gutiérrez Rojas. El doctor recalca que «parece que tienen que llevarlo todo para adelante y sin quejarse, y eso genera mucha insatisfacción».
¿Un cambio de tendencia?
La psicóloga Uzal asegura que empieza a notar un cambio de tendencia a la hora de pedir ayuda: «Ahora se ve cada vez más cómo se reparten funciones como los cuidado de la casa y de los niños en una pareja, algo que antes sí que recaía mucho en las mujeres. Y se empiezan a ver cambios en algunas franjas de edad. Por ejemplo, en la adolescencia. Yo ahí ya no veo ningún tipo de diferencia entre ellos y ellas. En el sentido de que no vienen a consulta diciendo "qué dirán si vengo al psicólogo"». De hecho, bromea: «Hasta parece que está más de moda decir "voy al psicólogo" que decir que no. Estamos casi en ese punto».
Algo que empieza a verse en otros grupos de edad, también en los hombres. «Veo gente que antes no se atrevería a decir que necesita ayuda e ir al psicólogo. Ahora mismo, son ellos incluso los que llaman. Antes era más la mujer, la hija o la progenitora las que decían que le notaban mal. La persona era un poco forzada a venir a consulta. Ahora no». Ante la pregunta de a qué podría deberse este cambio, Uzal, contesta: «Creo que tuvo que ver un poco la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. La visión que se dio de que, al fin y al cabo, todos en algún momento necesitamos ayuda».
SALUD MENTAL
En el Día Europeo contra la Depresión analizamos por qué este trastorno es más frecuente en mujeres que en hombres. La Voz de la Salud
Analizamos todos los factores que explican por qué ellas tienen el doble de probabilidades de sufrir un trastorno depresivo
02 oct 2022. Actualizado a las 13:35 h.
Comentar · 1
«Los hombres no lloran». O por lo menos, lo hacen menos que las mujeres. Es una de las frases que, aunque se empieza a desvanecer poco a poco, aún persiste en el pensamiento colectivo. Lo cierto es que detrás de esas cuatro palabras se esconde una realidad avalada con datos: la incidencia de la depresión entre las mujeres duplica a la de los hombres. En el Día Europeo contra la Depresión, analizamos los factores que la explican.
Más concretamente, la última Encuesta Europea de Salud en España, realizada entre el 2019 y el 2020, apunta a que la prevalencia de los trastornos depresivos en mujeres duplica a la de los hombres: 7,1 % frente al 3,5 %. Además, los casos graves en mujeres triplican los que se dan entre los hombres: por cada caso de gravedad en hombres, se cuentan 3,5 entre mujeres. ¿Qué explicación tienen estas cifras? ¿Son realmente más «fuertes» los hombres y más «débiles» las mujeres? Damos respuesta a estas preguntas desde el punto de vista biológico, social y cultural.
Síntomas de una depresión:
- Tristeza y llanto
- Incapacidad para disfrutar con lo que antes sí provocaba placer (anhedonia)
- Ansiedad
- Falta de concentración
- Insomnio o dificultad para conciliar el sueño
- Falta de energía y cansancio
- Cambios en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso
- Ideas de culpa
- Falta de esperanza en el futuro
- Pensamientos de fin o suicidio
«Se empeñan en decir que los hombres y las mujeres somos iguales, y no es así. Y una de las diferencias, es esta: la neurofisiología cerebral es diferente», afirma la doctora Laura Ferrando, psiquiatra y presidenta de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP). «En el funcionamiento cerebral existen diferentes neurotransmisores y hormonas en hombres y mujeres. Diferentes esteroides sensuales que actúan como neurotransmisores. El cerebro femenino, por así decirlo, es mucho más sensible a algunas enfermedades; mientras que para otras, es más sensible el cerebro masculino. Hay más factores, pero todo se basa en eso», añade.
Así, a día de hoy se conoce que las mujeres suelen recibir más diagnósticos de estrés postraumático, depresión o trastornos de ansiedad, mientras que los hombres suelen sufrir más de hiperactividad o esquizofrenia. Pero más allá de eso, tanto hombres como mujeres tienen diferentes niveles de hormonas que, además, varían a lo largo de toda la vida.
Esta serie de fluctuaciones hormonales de la mujer también explicarían por qué, según Ferrando, es casi 2,7 veces más frecuente la depresión en mujeres que en hombres: «Se basa en una serie de hormonas, estrógeno y progesterona, cuya supresión brusca o cambios radicales hacen que se produzcan problemas emocionales. Como por ejemplo, la depresión posparto. Durante el embarazo sube mucho la progesterona y cae completamente en el parto. Esta hormona tiene una serie de efectos a nivel cerebral cuya supresión brusca puede afectar a la neuromodulación y al funcionamiento cerebral», apunta Ferrando.
Algo similar sucede durante la menopausia. Una etapa donde «se alteran los niveles en sangre de estas hormonas y hasta que la mujer no se acostumbra y se equilibra, puede aparecer esta sintomatología emocional». Sin embargo, en todos los casos señalados cabe recalcar que una cosa es una bajada de ánimo puntual, que podemos sufrir todos, a una depresión. «Cuando esa alteración del ánimo altera nuestro día a día hay que empezar a pensar que va más allá de un pequeño bajón», matiza Ferrando.
Estas hormonas sensuales no solo influyen en las mujeres, también en los cuadros depresivos masculinos. «En el hombre, la testosterona está más asociada a la violencia, la agresividad y la impulsividad. Esto también se relaciona con otra realidad: aunque las mujeres llevan a cabo más intentos de suicidio, los hombres lo consuman con más frecuencia», explica Luis Gutiérrez Rojas, psiquiatra y vocal de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM). «El papel de las hormonas es muy importante. De hecho, hay un trastorno, el disfórico premenstrual, que son mujeres que tienen alteraciones los días previos a la menstruación. Al final ese choque hormonal también lleva relacionado más cambios de humor», añade.
«Se sabe que las mujeres son más propensas a sufrir episodios de estrés y traumáticos. Existen, entre ellas, unas mayores tasas de abusos, tanto psicológicos como sensuales, que pueden predisponer a sufrir depresión», apunta Gutiérrez. Y más allá del sesso, aunque no menos importante, dentro de los factores biológicos también hay que mencionar a la genética. Algunos estudios apuntan a que los familiares de primer grado de personas que sufren depresión muestran un riesgo aproximadamente tres veces mayor de desarrollar este trastorno.
Factores que influyen en la depresión
- Factores predisponentes: no causan un trastorno depresivo, pero sí hacen que una persona sea más vulnerable a poder experimentarlo. Algunos ejemplos son los eventos adversos en la infancia o adolescencia, así como sufrir la pérdida temprana de un progenitor.
- Factores precipitantes: los cambios vitales, la pérdida de una persona o algo que resultaba importante, o una enfermedad.
- Factores mantenedores: provocan que la depresión perdure más en el tiempo. Pueden ser el aislamiento social, o tener una actitud pesimista ante la vida.
- Factores protectores: evitan que se pueda desarrollar una depresión, o en el caso de que sufra, que esta pueda mejorar. Entre ellos, el apoyo social y posibles tratamientos.
Como «los hombres no lloran», tampoco deben pedir ayuda
Aquí entraríamos en otra de las claves: la social. El manejo de un trastorno depresivo, según apuntan los expertos consultados, también suele ser diferente. No porque los síntomas difieran entre un sesso y el otro, sino porque la manera de afrontar la depresión parece ser distinta.
«En realidad es curioso porque existe más depresión entre las mujeres, pero la tasa de suicidios es más alta en los hombres. Ellos tienen más dificultad para pedir ayuda y además, es frecuente que cuando el hombre se siente mal opte por el aislamiento, el consumo de sustancias o el alcohol», asegura Gutiérrez.
«Yo no diría que entre hombres y mujeres exista una gran diferencia entre cómo evoluciona o cómo se presenta la depresión. Creo que eso va en función de la persona y de sus circunstancias. Pero sí que es verdad que ellas lo normalizan más. No les cuesta decir ni que vienen al psicólogo, ni si están tratando de superarlo. Ellos, en líneas generales, no suelen compartirlo tanto. Aunque hay de todo», comenta Belén Uzal, psicóloga en la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (antiestéticaFES) de Galicia.
Sin embargo, Uzal añade: «Sí es cierto que ellos tardan más en acudir al psicólogo y que, en consecuencia, cuando llegan, vienen un poco 'más bajos', por así decirlo. Acuden un poco más a última instancia. Sobre todo, cuanta más edad tienen».
En esta realidad social, también hay que tener en cuenta la otra parte. «Se habla de la mujer como una especie de 'superwoman' que siempre tiene que estar bien y que tiene que hacerlo todo. Ese cambio de paradigma de cómo la mujer ha dejado de ser una progenitora cuidadora de hijos a una mujer trabajadora. Es un gran avance social, pero también ha hecho que la mujer esté más presionada socialmente», advierte el psiquiatra Luis Gutiérrez Rojas. El doctor recalca que «parece que tienen que llevarlo todo para adelante y sin quejarse, y eso genera mucha insatisfacción».
¿Un cambio de tendencia?
La psicóloga Uzal asegura que empieza a notar un cambio de tendencia a la hora de pedir ayuda: «Ahora se ve cada vez más cómo se reparten funciones como los cuidado de la casa y de los niños en una pareja, algo que antes sí que recaía mucho en las mujeres. Y se empiezan a ver cambios en algunas franjas de edad. Por ejemplo, en la adolescencia. Yo ahí ya no veo ningún tipo de diferencia entre ellos y ellas. En el sentido de que no vienen a consulta diciendo "qué dirán si vengo al psicólogo"». De hecho, bromea: «Hasta parece que está más de moda decir "voy al psicólogo" que decir que no. Estamos casi en ese punto».
Algo que empieza a verse en otros grupos de edad, también en los hombres. «Veo gente que antes no se atrevería a decir que necesita ayuda e ir al psicólogo. Ahora mismo, son ellos incluso los que llaman. Antes era más la mujer, la hija o la progenitora las que decían que le notaban mal. La persona era un poco forzada a venir a consulta. Ahora no». Ante la pregunta de a qué podría deberse este cambio, Uzal, contesta: «Creo que tuvo que ver un poco la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. La visión que se dio de que, al fin y al cabo, todos en algún momento necesitamos ayuda».